El triunfo del joven abogado y ex dirigente estudiantil progresista Gabriel Boric en las elecciones del domingo 19 de diciembre en Chile, es una posibilidad cierta, frente a la resistencia conservadora del pinochetista José Antonio Kast.
El propio candidato de la ultra derecha oligárquica y los restos del sanguinario pinochetismo, lo anunció a su manera:
"Esta elección va ser estrecha. Cuando hablo de estrecha quiero decir que, incluso, puede que esto no se resuelva el domingo, que la diferencia de votos sea tan minúscula que finalmente esto pueda ir a los tribunales electorales".
No obstante, las encuestas recientes varían desde un empate en torno al 50% de los votos válidos hasta un triunfo de Boric sobre Kast por tres puntos porcentuales. La historia y el movimiento popular y juvenil chileno que ganó la Convención Constituyente, harán lo demás. Es un desenlace que veremos en horas.
En el contexto latinoamericano, este sexto balotaje presidencial tiene al pueblo chileno como protagonista, abriéndose paso entre las fuerzas macartistas que junto con EEUU lanzaron el oprobioso régimen militar de Augusto Pinochet en 1973 sobre un manto de asesinatos, torturas y secuestros de niños traficados con pudientes nacionales y extranjeros, aliado con la excluyente política neoliberal. A 48 años de aquel sanguinario zarpazo, la mayoría democratica, popular y progresista volverá a triunfar sobre la ignominia.
Kats es un hombre fanático y retrógrado, primitivo en su visión de vida y religión. Boric, por el contrario, es un joven con reconocido arraigo popular por sus luchas y concepciones liberadoras contemporáneas.
En América Latina -Chile y Venezuela no son excepciones-, el enorme peso de los intereses de EEUU nos mantiene atascados en el siglo XX. Presidente tras presidente, Washington ha mantenido su visión dominante emergida de la II Guerra Mundial frente al casi extinto mundo soviético y sus variantes asiáticas y latinoamericanas.
Esa absurda política ha alimentado a las izquierdas dogmáticas y ultristas, que tampoco han sabido evolucionar en estos 21 años del siglo XXI.
En Chile, se observa un proceso distinto que simboliza Gabriel Boric, en tanto candidato presidencial de la alianza "Apruebo Dignidad". El proyecto político nacional chileno que triunfará este domingo 19 de diciembre, es honesto, contemporáneo y futurista, de ruptura democratica con el "siglo XX" que todavía lanza sombras de incertidumbre sobre el siglo XXI.
Muy importante -porque escribimos desde Venezuela- es destacar que esa refriega tipo siglo XX, nos ha hundido en la corrupción más atroz de la historia latinocaribeña, el fracaso, la traición y la irresponsabilidad política. Nunca habíamos involucionado tanto en la patria del Libertador Simón Bolívar: Dos fuerzas corrompidas y mediocres, que en sus diferencias han terminado por ser cómplices de la destrucción nacional.
El nuevo empuje del pueblo chileno será aleccionador y estimulante para quienes proponemos una nueva política -progresista y futurista-, para la reconstrucción ética y moral de Venezuela y su relanzamiento como alternativa cierta -viable- frente al fracaso de las disminuidas fuerzas del "chavismo" y el "antichavismo", ancladas en el siglo XX.
Volverá Chile a contribuir a los procesos de dignidad y justicia social en América Latina y el Caribe.
Manuel Isidro Molina
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* Especialista en Ciencia Política
* Ex presidente del Colegio Nacional de Periodistas
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