miércoles, 30 de julio de 2014

Elecciones internas y III Congreso del Psuv

RAFAEL IRIBARREN

*Unas votaciones sin resultados oficiales

El CNE a más de una semana de realizadas, y ya en desarrollo el evento, no ha dado resultados ni informado nada de las votaciones  para delegados del al IIIer Congreso del PSUV. 

Previsiblemente, como en otras ocasiones, por similares motivos,  no las dará nunca. Cabello, fue quién informó en algún momento que era porque se estaba contando. Voceros chavistas hicieron públicas, sin referencia a fuentes concretas, cifras globales,  solo estimativas. Hay la idea de que  las cúpulas chavistas  convinieron en manejar públicamente que la participación estuvo alrededor del 20%, de los 7.253.691 votantes militantes inscritos; o sea, unos millón y medio. La máxima cifra manejada por algún chavista fue la de unos dos millones; que Maduro asumió en el congreso. 

Siendo evidente que si en las cúpulas chavistas tuvo que convenirse  manejar esa cifra global; y que ni siquiera ese 20% lo asume y anuncia el CNE; es porque todavía está demasiado inflada; que, o no tiene cómo  justificarla creíblemente; o, que,  por cualquier circunstancia dentro de la lucha interna entre chavismos, opta por no involucrarse apareciendo a favor del criterio de uno u otro. Mismos chavistas  sostuvieron que no se llegó ni al millón de votos. 

Por lo demás los recorridos el domingo 20 por los centros de votación  a cualquier hora, los mostraron  vacíos. En relación a lo que un diputado chavista de los más bocones, comentó que era porque la votación estaba “siendo muy fluida” porque “los votantes chavistas estaban muy familiarizados con el procedimiento de votación” Lo que ni corresponde a los resultados asumidos oficiosamente por los voceros chavistas; ni con la generalidad de los comentarios recogidos de mismos chavistas de base, de que no habían votado; y de que nadie iba a votar, aparte “la gente de los alcaldes y gobernadores”.

De tal forma que, no habiendo resultados oficiales; asumiendo la estimación oficiosa de que habrían votado 1.500.000; solo un 20% del listado; comparativamente, sería solo algo más del 40% de la votación que, según, esa sí cifra oficial del mismo CNE, hubo en febrero del 2012 en  las Primarias de la MUD, que fue de 3.200.000. 

*La derecha endógena  convocó un congreso sin elección de nueva dirección y sin debate

Según, la convocatoria al IIIerC PSUV, fue una decisión no consultada en ninguna instancia, tomada por la derecha endógena chavista, que controla la dirección nacional; y que anunció oficialmente en enero pasado. Alcance y momento de hacer dicho anuncio; que es importante contextualizar en la crisis interna de los chavismos, porque; uno, se trata de una dirección absolutamente cuestionada internamente; considerada ilegítima por las bases chavistas, incluso desde el momento en que Chávez impuso sus principales integrantes; dos, se toma la decisión y se produce su anuncio, cuando las cúpulas psuvistas, ya confrontaban abiertamente las políticas generales y particularmente de diálogo, del gobierno de Maduro; y, tres, lo hicieron solo días antes de desatar, con los primeros  muertos del SEBIN el 12F, su “ofensiva fulminante antifascista”; que arrastró al gobierno a la represión fuera de su control, de varias semanas, por la GNB, que produjo las decenas de muertos, centenares de heridos y miles de presos de febrero y marzo; de los que es responsable. A pesar de la retórica inculpatoria de la oposición.

 Al hacer la convocatoria para julio, los  voceros del PSUV , establecieron que en el congreso no elegirían nuevas direcciones  a ningún nivel. Y que se desarrollaría en tres días, con una agenda de tal volumen, que de entrada era evidente que  su convocatoria  y realización no tenía nada que ver con ningún tipo de debate. Días antes de su instalación el sábado 26, se anunció que duraría  tres días más. Pero, como luego se vio; tal  ampliación de su duración no tuvo nada que ver con ningún debate; que  por lo demás, en ningún momento hubo; sino que fue para aumentar la sucesión de  espectáculos y ceremonias mediáticos, de interminables y repetidas retóricas y gigantografías. Con Maduro, pero también con  Diosdado, como figuras centrales.

*El madurismo y la derecha endógena se legitiman mutuamente

Convocar abruptamente, decidiendo inconsultamente las condiciones de su desarrollo, como si Chávez siguiera vivo y fuera quién decide, un congreso en el que no se renovaría la dirección nacional ni a ningún nivel; y en el que tampoco se debatiría nada y en ninguna forma. Pero que está enmarcado en una lucha interna sin cuartel por el Poder; no iba a ser  para “un saludo a la bandera”. Sino que respondió a un propósito político concreto; clave. De acuerdo a opiniones, inicialmente la intención de la derecha endógena al convocarlo al rompe en enero; al imponerlo; era aparecer ella promoviendo formalmente a Maduro, sí, pero achatando su liderazgo. Equiparando el gobierno con la dirección nacional partidista, 4-febrerista; y a él con sus principales jefes, particularmente con Cabello. Lo que, según, habría tenido que replantearse sobre la marcha, cambiado por la orientación actual de concretar en el congreso una alianza con él y el madurismo que gobierna. Una negociación, más que una  alianza; un intercambio de legitimación mutua, entre los dos principales chavismos; el madurismo y el 4-febrerismo, o la derecha endógena. 

Las cúpulas chavistas que manejan al PSUV a todos los niveles, además del obvio reconocimiento de Maduro como presidente constitucional; aclamándolo como  presidente, del partido; lo reconocen, formalmente, como el líder máximo de todos los chavismos, sucesor y continuador del “legado de Chávez”, etcétera. Algo que  no tiene nada que ver, ni con la realidad; ni  con la opinión general, tanto interna como externa. 

A cambio de tal reconocimiento, Maduro y el madurismo, y por proyección, las demás cúpulas chavitas, psuvistas y no-psuvistas, de hecho reconocen y legitiman a la en general descalificada burocracia partidista actual,  identificada internamente como “derecha endógena”, acusada de anticomunista y fascista, aceptándola como legítima dirección del partido de “la revolución”.   

* Un congreso descalificado y deslegitimado por las bases chavistas

Desde que Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello, y luego Aristóbulo Istúriz, en enero, a nombre  del PSUV anunciaron que el  congreso sería en julio, la agenda y los procesos y condiciones  de selección de delegados, se sucedieron continuadamente pronunciamientos de dirigentes y activistas chavistas medios y de base, psuvistas y del Gran Polo Patriótico; rechazando y cuestionando los aspectos concretos principales de dicha convocatoria. De hecho, cuestionando su convocatoria en sí y las condiciones en que se hizo, hasta el punto de que algunos voceros chavistas, llegaron  a plantear su  suspensión. Entre los aspectos de rechazo, ni siquiera de controversia porque la burocracia chavista nunca se dio por aludida, estuvieron la exigencia de designar nuevas direcciones a todos los niveles, especialmente al nacional; que haya un amplio y verdadero debate, particularmente sobre la corrupción y la gestión gubernamental; y que la designación de delegados no fuera  por el método de la “cooptación”. Por parte de los aliados del GPP plantearon el reconocimiento de su derecho a participar en el gobierno; junto a que el Polo se estructure realmente y haga funcionar el espacio político de la alianza chavista.

Tales cuestionamientos, recogidos resbalosamente en su parte fundamental en las cartas de Navarro a la dirección nacional  del PSUV y al congreso mismo, lo niegan y deslegitiman radicalmente, de fondo, en su desarrollo y perspectiva.          

*Burócratas  delegados natos y delegados electos  cooptados por los burocratas

La respuesta a  las exigencias y cuestionamientos de los sectores medios y de base chavistas, fue  retórica y evasiva; en nada participativa ni dialogal; al contrario. Se declaraba al PSUV como el más grande partido de la historia nacional, con cerca de ocho millones de militantes; el más unido democrático y “participativo” que ha habido, según, demostrado precisamente en este proceso de selección de delegados al congreso; y, según,  el único en que hay verdadero debate. Todo, dentro de la motivación de que se trataba  de un congreso “histórico”; que trazaría las líneas de desarrollo de la revolución para los próximos 20 o 30 años. Y del cual ,el partido, las fuerzas revolucionarias, etcétera saldrían fortalecidas y más unidas que nunca.

Las cosas  fueron manejadas totalmente al contrario de tal retórica. Las UBCH, según,  unas 13.700, habrían propuesto unos 22.000 pre-candidatos a delegados; en promedio un candidato y medio por cada UBCH; de los que, la dirección nacional, discresionalmente, descartó el 75% y “cooptó” solo 5.500, estos sí candidatos; entre lo que las bases votaron finalmente por 537. El resto, hasta sumar 906, hacia 400 delegados, cerca  del 45%  del total, fueron “delegados natos”. 

El resultado fue  que ni los delegados cooptados ni los natos, lo fueron por la voluntad soberana de las bases; sino impuestos y/o, seleccionados, “cooptados”, por una dirección y una burocracia partidista-gubernamental, cuestionada precisamente por mismas las bases a nombre de las que ella impone los candidatos. 

El remate fue que  gobernadores y acaldes chavistas, a través de funcionarios que manejan nóminas gubernamentales, de hecho con quinos, fueron quienes activaron y monitorearon la votación de las bases chavistas.     

Como resultado de un proceso tan anti-“participativo” y anti-“protagónico”; tan oscuro como el de una cooptación manipulada a discreción y sin consulta alguna por una dirección cuestionada por las bases; no queda nada sin explicar sobre la exigua participación de esas bases en las elecciones de delegados al congreso. Y nada que esperar ni que las bases esperaran, ni esperan, de él.

* El III Congreso psuvista, imagen de alta resolución del chavismo

Desde el 2005 y el 2006 ha sido notoria la merma creciente de las bases chavistas, su desmotivación y clientelización crecientes, y la dependencia cada vez mayor del chavismo del fraude electoral, del CNE-SARTMATIC para legitimar su permanencia en el poder. 

Estas votaciones internas  incluso  sobrestimadas,  muestran su real dimensión y calidad concretas actuales. Aparte cualquier análisis; un millón y medio, que hubieran votado; de un listado de siete y medio millones de “militantes inscritos” seria el 20%. Y, que corresponde a  no más del  8% de la población electoral nacional. Lo que significa que el chavismo de base, hoy, realmente, no es más que un  8% o 10% máximo del país; algo que se ve en la calle. Una realidad a la que sin una intención política clara,  y sin claridad de a donde apuntaban, Jaua se refierió en unas curiosas declaraciones sobre “lo más que habrían votado…” que sería, según, solo algo más de un millón; y que sin embargo, tal resultado “está bien”, pues, según, el núcleo concreto de activistas del PSUV, ¿”la vanguardia”?, sería de unos 300.000.  

Si de tales bases votantes consideramos, su condición tarifaria y clientelar; que fue  una  votación monitoreada y “quinada”, además, por delegados “cooptados” por la burocracia; disponemos de una  imagen de alta resolución del chavismo psuvista. O, de los chavismos que todavía se suman dentro del PSUV; hoy como siempre, una entelequia. Aparte los que siguen en la expectativa de agruparse en esa otra entelequia que es y siempre fue el GPP. Y aparte de que haya alguna intención e impulso  hacia tratar de convertir tales entelequias en alguna forma de estructura partidista concreta que al menos se parezca a lo que es un partido o a un frente.

De hecho,  lo único que hoy sustenta una cierta identidad común a los chavismos, psuvistas y polo-patriotistas; a cada grupo y a ambos  sumados; aparte la retórica chavista  común, cada vez más hueca; es el gobierno, la burocracia, y el aparato clientelar nacional; el manejo de la renta y el presupuesto nacionales y de la violencia institucional; el poder fáctico; hasta ahora, determinantemente bajo control del madurismo; del gobierno central. Ya ni siquiera los discursos anti-puntofijistas y anti-oposición, ni anticapitalista ni antimperialista, funcionan como inductores unitarios;  ensordinados tales discursos como están por la crisis nacional total, la incoherencia, la incapacidad absoluta y la omnipresente corrupción de la burocracia gubernamental y partidista, cívico militar chavista. Y por  la lucha interna a muerte, sobre todo entre los dos principales chavismos psuvistas que tienen las mayores cuotas de poder, fáctico e institucional. Y que protagonizaron en el congreso su teatral alianza. Un triunfo completo de la derecha endógena que amarra a Maduro a su estrategia y a través de él se legitima y legitima su control del PSUV; que ahora tiene dos líderes máximos; uno civil y otro militar.

*Diosdado en Guayana, la segunda fase de la “ofensiva fulminante  antfascista”

No es un detalle, que el día en que Diosdado Cabello, el sábado 26 proclamó a Maduro por aclamación presidente del PSUV; los trabajadores de SIDOR en asamblea masiva, en buena parte de chavistas, en el “Portón 3” de Matanzas; convocaron una marcha para el lunes 28, tercer día del congreso; una marcha masiva de rechazo y condena a Diosdado Cabello y  a sus agresiones y  amenazas fascistizantes. Y, a pesar de la retórica pseudo-anticapitalista oficial, que no se calan; para exigir la firma de su contrato, vencido y congelada su discusión desde hace cuatro años, tres con Chávez, y el último con Maduro. Ni puede verse como coincidencia que Cabello, precisamente en la semana previa al congreso en que se aclamaría, y se aclamó, a Maduro,  se haya presentado en Guayana con el general Padrino López, a provocar, descalificar y amenazar  a los trabajadores sidoristas movilizados por su contrato. Y que rechazara, a nombre del gobierno, sin que le correspondiera hacerlo, sus exigencias salariales. Igual que se presentó, sin nada que ver, en el Zulia y Táchira en enero, con actuaciones y retóricas similares, provocando situaciones que  se continuaron con la conflictividad y movilizaciones locales, dimensionadas nacionalmente luego, el 12 de febrero con los muertos del SEBIN y los heridos y presos de la GNB de ese día; inicio de la “ofensiva fulminante antifascista”, anunciada por Ameliach; el golpe chavista contra Maduro de la “derecha endógena” que  el madurismo “frenó” en marzo. Propiamente, la primera fase de esa “ofensiva”, de la que una segunda, estaría  impulsándose, precisamente  en Guayana, ahora no contra los estudiantes y vecinos, sino contra los trabajadores. A los que, por como van las cosas, consciente o inconsciente, y voluntaria o involuntariamente, volverán a hacer que toque a Maduro reprimir, y cargar con los muertos heridos y presos que haya.    

*Un PSUV cada vez menos chavista; unos chavismos cada vez menos psuvistas

La simultaneidad y el mismo protagonismo, entre la movilización masiva de trabajadores en Guayana, de rechazo, con nombre y apellido a Cabello; y la proclamación por aclamación de Maduro, por él como vicepresidente en el congreso del PSUV; por una parte muestra en lo que realmente se  concreta la unidad en el congreso psuvista; en el post-chavismo hace rato, la unidad, no del “chavismo” que ya no existe, sino de algunos chavismos. Y por otra, apunta a la que en un futuro, previsiblemente inmediato, será su relación, del PSUV, con las dinámicas sociopolíticas  en desarrollo.

La retórica es que del congreso del PSUV como su máxima dimensión político-organizativa,  el chavismo sale más unido y  fortalecido y con mayor definición acerca de la revolución, la construcción del socialismo, etcétera. Pero realmente, luego de cinco días de espectáculo retórica y gigantografías, lo que en realidad resulta, su verdadero objetivo concreto, con la proclamación de Maduro como presidente del partido, es  la alianza entre los dos principales chavismos, el madurismo y la derecha endógena, con la participación, casi solo de relleno, de otros chavismos, psuvistas, menos importantes, atenidos a dicha alianza pero sin peso en ella. Una unidad entre dos cúpulas, y en principio y “por ahora” de dos liderazgos,   que no significa ninguna variante de unidad general del chavismo, ni de los chavismos. 

Todo lo contrario, Los delegados al congreso, como muestran los números hechos arriba, de la muy baja votación el 20J; no representan sino una parte bien minoritaria del chavismo o los chavismos medios y de base. De forma que las bases chavistas en general se identifican con los resultados y su alcance concretos, en igual proporción y densidad con que participaron.

Como ha sido evidente aunque atemperado, desde la muerte de Chávez, durante el 2013, y abiertamente desde las elecciones locales de diciembre pasado, más allá de la indispensable para sobrevivir, no hay tal unidad chavista. Al contrario, al gobierno de Maduro, sectores chavistas, particularmente la derecha endógena, encabezada por Cabello y Ameliach, desde enero, continuadamente lo saboteó y colocó en situaciones comprometidas de alto costo político. Hasta el congreso, su estrategia fue poner a Maduro y al madurismo “en tres y dos”, empujándolos a situaciones críticas, armadas expresamente para forzarlo a  posiciones opuestas a las políticas que intentó implementar. Desde su proclamación como presidente del partido, puesto de igual a igual con su dirección nacional controlada por Cabello y los antimaduristas;  partidistamente como un miembro más, y en minoría; a pesar de tener el control concreto del poder fáctico; necesariamente se le hará más difícil y políticamente muy costoso, no asumir y encabezar la ejecución de sus decisiones y trazados impuestas por ellos. Por ejemplo e inmediatamente, la de  remilitarizar Guayana, e irse a fondo contra los trabajadores y el movimiento sindical, como promueve la derecha endógena.

Sin resultados oficiales, y sin que se conozcan las listas generales de candidatos y de delegados, no se conoce cuántos de los cooptados electos  y de los natos, son sindicalistas o trabajadores. Lo que sí es evidente es que ni los trabajadores de Guayana, ni los de ningún sector de la economía nacional, estuvieron en la proclamación por aclamación de Maduro en el Teresa Carreño. 

Los discursos y la retórica del congreso no tuvieron nada que ver con las luchas y movilizaciones de los trabajadores en todo el país, ni con las de ningún sector nacional, por sus derechos y reivindicaciones.

Este desentendimiento entre las cúpulas chavistas y el país, ya casi total, tanto que hasta Hinterlaces tiene quelaba registrar;  viene acumulándose de atrás y es de fondo; previsiblemente va a profundizarse y a intensificarse, precisamente a partir y a raíz de este III Congreso, con la entrada de Maduro, en la trampa de la derecha endógena, de legitimarse convirtiéndolo en su máximo representante; al ser ella a través de Cabello, quién lo proclama. 

En contra de lo que se pretende, o  parece, con la retórica y la gigantografía, el PSUV representará cada vez menos a los chavismos. Mientras que los chavismos se deslindarán cada vez más del PSUV. 


Caracas 28.07.14      

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