MANUEL ISIDRO MOLINA
Como él mismo lo ha dicho, el entonces ministro de
Relaciones Exteriores nunca pensó en asumir la Presidencia de la República.
Cuando el presidente Hugo Chávez lo nombró Vicepresidente Ejecutivo, el país –y
seguramente el mismo Nicolás Maduro- pensó que se trataba de un enroque más de
los que durante sus quince años de gobierno realizó inconsultamente. Lo
posicionaba previendo un desenlace fatal, como luego lo confesó el 8 de
diciembre de 2012, cuando pidió a sus seguidores asumir su encargaduría
presidencial y elegirlo en una eventual crisis por falta absoluta del Jefe del
Estado. Y así fue, el 19 de abril cumplirá dos años en el cargo.
La era Chávez concluyó históricamente, aquel 8 de
diciembre de 2012, dando paso a la era Maduro, primero como encargado de la
Presidencia, y luego titular elegido el 14 de abril de 2013. En eso andamos.
Aturdido –sin duda- por la gravedad e inmediata muerte
de su mentor, Nicolás Maduro no ha tenido un minuto de sosiego en su mandato,
tanto por las arremetidas políticas (esperadas) y acciones criminales
(condenables) de factores de oposición; como por sus propios errores,
insuficiencias y falencias.
Su mensaje anual o Memoria y Cuenta de la gestión
2014, ante la Asamblea Nacional, fue un acto de propaganda política en tiempos preelectorales.
Deslució desde el comienzo, cuando intentó, con poco eco nacional, ensalzar la
memoria del diputado vilmente asesinado Robert Serra, como ejemplo para la
juventud venezolana y el ejercicio digno de la política. Pudo haber sido menos
sectario y, sobre todo, escoger mejores ejemplos, como los once venezolanos
vilmente asesinados por motivaciones políticas, la noche del 14 de abril de
2013, debido al llamado del derrotado candidato Henrique Capriles Radonski, a
“descargar la arrechera”; y los 43 hombres y mujeres caídos a manos de
psicópatas homicidas “chavistas” y “antichavistas”, durante las llamadas
“guarimbas” de 2014, a propósito de “la salida” planteada contra la estabilidad
institucional por Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, entre
otros.
El presidente Maduro hubiese sido así, más
convincente, como Jefe de Estado, en su llamado a la paz y en la condena
institucional a la violencia fratricida que ha maltratado la dignidad de
nuestro pueblo, y ha destruido valiosa infraestructura pública y privada. No
logró zafarse del sectarismo monopartidista que ha animado al modo chavista de
gobierno, que a su vez ha alimentado el sectarismo excluyente del antichavismo,
cuyo cepo nos asfixia con la extrema polarización político-ideológica
existente.
Por ese desvarío sectario, Maduro fue incapaz de
rendir cuenta de la obra gubernamental en 2014 –que la hubo-, y trató de
esconder sus saldos negativos. Con la complicidad del directorio del Banco
Central de Venezuela, mintió descaradamente sobre índices económicos
primordiales: Producto interno bruto (PIB), inflación y ruina productiva de
empresas estatales como Sidor, Minerven, Alcasa y otras de la zona minera de
Guayana.
Tampoco dijo palabra sobre la pasmosa corrupción que
ha enervado a la economía venezolana (pública y privada), y que fue motivo
primordial de su petición de la ley habilitante en 2013, que abarcó casi todo
2014. Trató infructuosamente de soslayar la caída brutal de sectores
productivos de la economía (automotriz, manufactura, aviación comercial y
turismo internacional, comercio y servicios, etc.), con el propósito de
fundamentar la tesis de “guerra económica”, cuyo componente esencial son la
corrupción y la codicia de muchos de los altos cargos del gobierno, sus
testaferros y también no pocos seguidores del Psuv que sucumbieron a la
tentación del abuso de poder y el tráfico de influencias.
No se atrevió a exponer la dimensión real de la caída
de los precios petroleros, por ser el nuestro uno de los pocos países Opep que
no cuenta con reservas internacionales para enfrentar exitosamente la crisis.
Muy al estilo Chávez, Maduro prefirió cubrir su
desnudez con hojas de parra, en tiempo futuro: promesas sobre mentiras. No
entiende que la mentira, siempre, tiene piernas cortas, que el país real sigue
sufriendo los errores, insuficiencias y falencias de su gobierno. Sus errores
han tendido una red que aprisiona a la sociedad, sus insuficiencias impiden
resolver la crisis, y sus falencias le restan credibilidad ante la nación. Es
su drama.
* ESTATISMO Y CORRUPCIÓN seguirán generando desabastecimiento, inflación, especulación,
producción insuficiente y distribución ineficiente: “La crisis de desabastecimiento y carestía de productos básicos
continuará, a pesar de las interminables cadenas y anuncios del gobierno. La
razón fundamental es que no hay dólares suficientes para cubrir este año
compromisos de deuda pública, deudas comerciales y de servicios privados
internacionales, y para garantizar un ritmo eficiente de importaciones de
alimentos, productos terminados, repuestos de todo tipo y materias primas y
otros insumos para la producción de bienes y servicios en el país”.
* ALTOS JERARCAS DEL NUEVO EQUIPO DE MADURO “pretenden crear
‘empresas’ y poner a sus amigos y familiares a monopolizar las importaciones,
triangular negociaciones internacionales y enriquecerse con sobreprecios”.
* LA PARÁLISIS DE LA “NUEVA” POLÍTICA CAMBIARIA anunciada por el presidente Nicolás Maduro en su mensaje anual ante la
Asamblea Nacional, está causando severas afectaciones a la economía venezolana.
Pasó enero, y ni los viajeros saben de qué se trata. Igual, están en ascuas los
empresarios de todos los sectores, incluyendo el turístico, cuyo desempeño va
en picada.
* LA ARROGANCIA DE ASESORES CUBANOS en el ministerio de Alimentación, CASA y Pdval atropella a los
funcionarios venezolanos. “Actúan más como agentes policiales”, según los
afectados, quienes sostienen que “en materia de abastecimiento, los cubanos no
tienen sino fracasos en su país”.
* ADELIS CHÁVEZ “estuvo muy grave, fue
hospitalizado la semana pasada en sala de terapia intensiva de la clínica
Baryná, en la urbanización Alto Barinas, bajo fuertes medidas de seguridad”.
Sus amigos han comentado entre barineses, que el hermano menor del fallecido
presidente Hugo Chávez, “se estaba
recuperando de la ‘chicongunya’ y se tomó unos tragos 18 años, lo que le
produjo graves consecuencias; la rápida intervención de los médicos lo salvó”. Para
el viernes 30, se esperaba le dieran de alta en cuidados intensivos, aunque
seguiría en la clínica hasta un punto de recuperación que le permita irse a
casa, afortunadamente.
* GUERRA ENTRE FÉMINAS EN MONAGAS: La gobernadora Yelitze Santaella (PSUV) está cercando a la alcaldesa
de Caicara de Maturín, Wilma Carvajal (PSUV), hermana del general “Pollo”
Carvajal, caído en desgracia después de ser jefe de Inteligencia Militar (DIM)
y uno de los militares de mayor confianza del fallecido presidente Hugo Chávez.
Santaella es pieza del clan Cabello, cuyos jerarcas tampoco las tienen a su
favor.
* EMPRESA DE ALQUILER DE
VEHÍCULOS CHINOS es investigada en Margarita, por el Sebin. Financiada por
el Estado con dólares a Bs. 6,30 (Cencoex), sus “dueños” serían testaferros de
altos cargos del gobierno, quienes ahora se hacen “los locos”, porque se
presume que sus socios han incurrido en fraude al fisco, legitimación de
capitales y pago de comisiones (enriquecimiento ilícito de funcionarios).
@manuelisidroXXI
* Ex presidente del Colegio Nacional de Periodistas de Venezuela
* Licenciado en Comunicación Social - Universidad Central de Venezuela
* Especialista en Ciencia Política - Universidad Simón Bolívar
* Columnista del semanario LA RAZÓN
* Asesor en análisis de entorno político y social.
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