miércoles, 20 de agosto de 2014

TSJ / Promesa incumplida

Carlos Arturo Craca Gómez

 

“La tinta más pobre de color vale más que la mejor memoria”

 

En el marco de la celebración de los 231 años del natalicio del Libertador Simón Bolívar, desde la caraqueña ciudad de la patria grande, redacto estas líneas, a quien vivió para la inmortalidad.

En el mes de noviembre de 2005, el Magistrado Alejandro Angulo Fontiveros, logró que la Fundación Lecuna donara al Tribunal Supremo de Justicia, los derechos para publicar la obra completa de Bolívar, compilada por el insigne historiador venezolano, Vicente Lecuna. A propuesta del distinguido hombre de leyes, se estableció una cláusula, según la cual, si en el lapso de dos años no se publicaban las correspondencias del Padre de la Patria, le devolvieran la obra a la fundación. En ese momento, el Dr. Omar Mora, presidía el T.S.J.; luego, la Dra. Luisa Estela Morales. Ninguno de los dos, en sus respectivos mandatos, mucho más largo el de ésta, cumplió con el encargo estipulado.

El acuerdo fue objeto de un acto protocolar en el T.S.J., con la junta directiva y el presidente de la Fundación, Antonio Lecuna.

El propósito para lograr la publicación no ha sido posible. No obstante la perseverancia del Magistrado Angulo Fontiveros.

Algunos magistrados, al menos teóricamente, tienen una presunta afinidad bolivariana, pero sólo en el discurso, no en los hechos. Hasta hoy, el tribunal se mantiene firme en su negativa de difundir las misivas del caraqueño universal, a pesar de decir que “sí” por “cortesía” institucional. “El General Bolívar no tiene sino una sola palabra”. (Dijo Bolívar)

Seguro estoy, conociendo las cualidades ético-morales, que tanto la magistrada Gladis Gutiérrez, Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, como los Magistrados Fernando Vegas Torrealba y Deyanira Nieves, actual junta directiva, lograrán influir en el cuerpo colegiado para dar a conocer tan noble doctrina. Sería extraordinario que la obra de Bolívar, una vez publicada, fuese entregada a las escuelas, colegios, bibliotecas públicas y privadas, sendas colecciones, para difundir las ideas del Genio de América. Esto haría realidad el acuerdo originario.

La publicación de tan importante y fundada documentación, constituye una herramienta para el aprendizaje, es un medio indispensable para promover el conocimiento de la historia y de los escritos fundamentales de la gesta libertadora. Adicionalmente, permite construir espacios de diálogos para la tolerancia, la solidaridad, la justicia, la igualdad y el reconocimiento del otro. Una verdadera tarea pedagógica y educativa.

Bolívar no puede seguir reposando en estatuas ecuestres, ritual sin destino, pronunciándose en discursos sin contenidos ni sentir, con frases altisonantes y fuera de contextos, debe hacerse pensamiento vivo, reflexión crítica, práctica ciudadana: “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”. Es obligante el reclamo de los tiempos.

Las nuevas generaciones no pueden ser privadas de este hermoso privilegio intelectual. En este sentido, el Quijote de América es premonitorio: «Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia».

En todo caso, las palabras del Dr. Omar Mora, con ocasión de la entrega de la obra completa del Libertador a la Casa de las Leyes, no fueron más que un juego retórico sin consecuencias, y, hoy, no sabemos siquiera si un tal Diógenes, anda todavía, por ahí, con una lámpara colgada del cuello, buscando los libros olvidados, arrumados en algún lugar del recinto tribunalicio. Queda patente que el Magistrado Alejandro Angulo Fontiveros, la Fundación Lecuna y quien suscribe, queremos escuchar, de la junta directiva, la exclamación: “lo haremos”, “publicaremos” las cartas del hombre de las dificultades. No es mucho pedir. “La imprenta es tan útil como los pertrechos en la guerra y ella es la artillería del pensamiento”. (Simón Bolívar)

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