El «Four Seasons Caracas» no es solo un reputado hotel cinco estrellas de nivel internacional, sino un conjunto arquitectónico ubicado en la urbanización Altamira, frente a la plaza Francia, en el municipio Chacao de la gran metrópoli de Venezuela.
Pocos saben que se trata de un desarrollo mixto ("multi history building", en inglés) que integra 115 apartamentos residenciales de lujo; tres plantas de 1.000 metros cuadrados cada una, para oficinas comerciales; y el área del hotel, cuyo nombre fue cambiado a «Caracas Palace».
Su belleza arquitectónica y estructura funcional no son la noticia hoy, lamentablemente. Sí lo es que en el «Four Seasons Caracas» lleva por dentro una cadena de estafas contra propietarios de apartamentos y locales comerciales, cuya amalgama supuestamente delictiva corre hasta el Poder Judicial y registros y notarías, utilizados para plasmar los ilícitos mercantiles, a los cuales han sumado sobornos y otras pillerías de funcionarios que debieron velar por el estricto cumplimiento de las leyes, pero prefirieron enriquecerse venalmente como cómplices necesarios en los timos que supuestamente afectan a propietarios de decenas de apartamentos y oficinas, en tan selecta zona capitalina.
Esta árida historia involucra al «International Bank» de Curazao y propietarios del venezolano Banco Nacional de Crédito (BNC) y otras personas jurídicas y naturales vinculadas con la posesión o propiedad de inmuebles en el referido «Four Seasons Caracas».
Uno de los litigios tocó las puertas del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en su Sala de Casación Civil y Mercantil.
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