domingo, 2 de marzo de 2025

AQUÍ, AHORA / Trump, el emperador global


Manuel Isidro Molina

La humillación que Donald Trump y su vicepresidente James David Vance hicieron al maltrecho presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, en la Casa Blanca frente a medios de comunicación internacionales y la opinion mundial, es una muestra más de la brutalidad en el ejercicio del poder con ánimo imperialista y supremacista, que distingue este segundo ejercicio presidencial del mandatario estadounidense. El mundo quedó estupefacto: solo altos representantes del Kremlin reaccionaron con inusitado y repugnante gozo. 

No ha sido un episodio más de la política internacional. Estamos ante un hecho inaudito de consecuencias impredecibles en un mundo regido crudamente por el poder político, económico y militar de una gran potencia en decadencia pero trasnochada, tanto como su predecesor imperio colonial británico, hoy deshilachado. Sueña Washington desplegarse como elefante en cristalería, sin límites ni contrapesos, echada a un lado la subalterna Europa occidental (Unión Europea+Reino Unido). 

Solo tienen cómo resistir los desproporcionados antojos imperiales y expansionistas de Trump y su entorno,  Rusia (con enorme poder militar, reconocido por los mandos del Pentágono, y negado por ignaros fanáticos trasnochados) y China (real amenaza competitiva económica, científica, tecnológica y militar, por ser la potencia emergente del siglo XXI, también menospreciada por algunos despalomados pero «designada» como «enemigo estratégico principal» por EEUU).

Trump es un tipo despiadado, como él mismo se esmera en demostrar con sus desplantes, insultos y amenazas de «máxima presión». Cree que la Casa Blanca es la «Trump Tower», donde el único que manda es él, no solo sobre su país sino sobre el planeta: «MAGA» (Make America Great Again / Hagamos a América grande otra vez) no es solo un eslogan de campaña ni un proyecto nacional de desarrollo sino una añoranza imperialista, expansionista, supremacista y racista, que conecta con el espiritu «WASP» (White Anglosaxon Protestan / Blanco Anglosajón Protestante) de los colonialistas británicos y los pioneros de «las trece colonias» independizadas de Londres en 1776 para crear los Estados Unidos de América. Por eso su apego a la fanática creencia religiosa ancestral del «destino manifiesto" (escrito así por John L. O'Sullivan, 1845, para justificar la anexión de Texas, arrebatada a México) y a su versión política contenida en la «Doctrina Monroe» de 1823. Ambas le han servido a Washington para subalternizar y despellejar a la Europa de los imperios colonialistas; y someter a los paises de América Latina y el Caribe, despues de haber exterminado y sometido a los pueblos indigenas norteamericanos.

En ese contexto, encaja la brutal visión expansionista/imperialista de Trump sobre Canadá, Groenlandia, México y el Canal de Panamá, para comenzar. En su lunática visión política -aderezada con su despiadado concepto de los negocios privados-, el actual Presidente estadounidense, rodeado de fanáticos tan primitivos y brutales como él, trata a los países europeos como solares que puede adquirir, condicionar y someter a gusto, igual que haría con la destruida Franja de Gaza por el sanguinario genocidio de Israel sobre el pueblo palestino: sin un reproche al asesino Netanyahu, sobre la destrucción material total de la infraestructura gazatí y unos 50.000 cadáveres de seres humanos -en su mayoría niñas, niños, mujeres y ancianos-, a Trump se le ocurre decretar la expulsión de por vida de la población víctima del genocidio y la segregación fanático-religiosa y racista de los sionistas, y la construcción de un «desarrollo turístico privado» (algo así como la criptoestafa de Milei en Argentina, grotesco episodio que merece un análisis especial).

Este truhán con suerte -"malandro con suerte", diríamos en Venezuela- es quien gobierna EEUU a las patadas, y cree que puede imponerse en el mundo entero, a su manera. Trump es un gobernante inescrupuloso, delincuente condenado judicialmente y con decenas de causas pendientes. Por eso, y todo lo anterior, trata a Zelenski como lo ha tratado, hasta la humillación y el desprecio politico y humano. Creo que la llave Trump/Vance ha humillado y despreciado a la Humanidad y a todos los países y gobiernos del mundo. ¿Qué carajo se cree ese malandro con suerte? No solo es un autócrata sino un patán, todavía alabado y hasta adorado por frustrados e incompetentes, tanto en EEUU como en otros países, por supuesto, incluida Venezuela.

En fila, recientemente, hizo algo parecido -aunque con algo de contención- al primer ministro de Polonia, Donald Tusk; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; y el primer ministro britanico Keir Starmer. Antes de juramentarse, ya lo había hecho con el primer ministro canadiense Justin Trudeau, a quien insultó llamándolo «gobernador de Canadá». 

Falta por ver, pero nunca se mostrará maltratando verbal y gestualmente a Xi Jinping, presidente de la República Popular de China; ni a Vladimir Putin, presidente de la Federación de Rusia. Trump solo entiende de cañones, dinero y, claro está, fuerza tecnológica y control comunicacional, áreas en las que China y Rusia han igualado, superado o están por alcanzar a EEUU, en la Tierra y el espacio. 

Ucrania es un territorio semidestruido como Gaza, y allá va por negocios. Zelenski apenas es un estorbo, hasta que prosternado firme lo que tenga que firmar. 

Después vendrá por Venezuela y su petróleo: ya tiene en el bolsillo a los llamados «opositores» que le menean la colita, y falta tarifar a los «robolucionarios» a «máxima presión» bajo amenazas y chantajes como delincuentes que son. Así son y se entienden, por lo que Maduro está ansioso de negociar con el energúmeno de la Casa Blanca, a ver a qué llegan. Triste, la Venezuela que sufrimos, engañada y traicionada.

manuelisidro21@gmail.com

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