jueves, 26 de marzo de 2020

LITERATURA / Esos ojos oscuros


 
 
 
 
 
 
 
 

 
La primera vez que lo vi, no tuve dudas: él era para mí. Sus ojos oscuros me hablaron, me contaron en segundos de un pasado triste y solitario mezclado con la chispa de la certeza de un futuro increíble. Y simplemente lo supe. 

Eso que él visualizaba tan apasionadamente era nuestra vida juntos, ni más ni menos. Todavía no sé por qué me eligió. Qué hay en mí que lo hizo seguirme hasta aquel estacionamiento una tarde de viernes. Nunca se lo he preguntado, y aunque lo haga, lo más probable es que no me sepa responder. Yo no era la única en aquel mercadito al aire libre, pero me eligió a mí. 

Para siempre me sentiré extremadamente afortunada y agradecida con él por haberlo hecho, porque estoy segura que yo no hubiera tenido las agallas de dar el primer paso. 

Fue difícil acostumbrarnos a las rutinas de cada uno, no voy a mentir. La construcción de toda relación requiere de tiempo y esfuerzo, sin sentirse nunca como una carga. Debe darse fácil, igual que un bebé hambriento agarra la teta de la madre. Y así es con nosotros. Fácil. 

Somos diferentes, pero he ahí el condimento de toda relación, ¿o no? Él prefiere estar al aire libre, yo prefiero estar en casa. A mí no me gusta compartir, a él le encanta pedirme comida de mi plato. Yo puedo pasar todo un domingo en cama, él prefiere ejercitarse. ¿Pero cuál es el problema? Los opuestos se atraen, así lo dice la ciencia. Estamos en un mundo regido por la física, y ¡menos mal! Así fue como terminamos el uno con el otro. 

Cuando estamos juntos no hay necesidad de palabras bonitas ni gestos grandiosos. Con solo verlo, entiendo lo que quiere, lo que siente. Y aunque nunca me lo ha dicho, sé que él me comprende de la misma manera. Eso es una certeza, solo con mirarlo, lo sé. Sus ojos oscuros me hablan, y yo le respondo con los míos, tal vez menos transparentes pero igual de francos. 

Después de muchos kilómetros recorridos y tantos abrazos compartidos, puedo decir que soy feliz. Sé que nuestro tiempo juntos está contado, que él no estará toda la vida a mi lado, pero no me importa. Sonará trillado, pero hay que sacarle provecho al tiempo que sí tenemos garantizado. 

El universo movió toda su maquinaria para hacer que nos encontráramos, tal y como lo pedí. La vida lo trajo a mi lado, a él, el de los ojos oscuros y la mirada sincera. Siempre que me dicen que no puedo amarlo tanto, me pregunto ¿será que no conocen el amor verdadero? Es un sentimiento fuerte, profundo, algo que no puedes arrancarte del pecho sin más. Está ahí y hay que aprender a vivir con él o esperar que pase, pero tengo la certeza de que será eterno.

Él es inteligente, sabe cómo obtener lo que desea. Es noble, incapaz de engendrar malos sentimientos. Divertido, le puede sacar una carcajada a quien sea. Cariñoso, sabe exactamente qué hacer para hacerme sentir mejor. Es realmente un alma transparente, capaz de enamorar con sus encantos a cualquiera que conoce. 

Así es Fito, mi compañero, mi mejor amigo, el mejor perro del mundo. 


Valentina Hidalgo Sánchez 

valentinax3000@gmail.com

 

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