«¿Cómo llegará Maduro al 10 de enero próximo, y quiénes se inmolarán política e institucionalmente con él?» |
«Por primera vez, entrado diciembre -mes de Navidad, amistad y encuentros familiares- Venezuela vive tal estado de angustia general, debido a que un gobierno claramente minoritario desconoció la soberanía popular»
Manuel Isidro Molina
Terminó noviembre, y aumenta la incertidumbre entre los venezolanos hacia el próximo 10 de enero, en Año Nuevo. Por primera vez, entrado diciembre -mes de Navidad, amistad y encuentros familiares- Venezuela vive tal estado de angustia general, debido a que un gobierno claramente minoritario desconoció la soberanía popular expresada en la elección presidencial, este año, el 28 de julio. Esa nueva minoría abortó el proceso de escrutinio, lo secuestró judicialmente y tomó definitivamente la vertiente dictatorial, imponiendo un esquema represivo brutal para silenciar la protesta ciudadana ante los manejos fraudulentos en el Consejo Nacional Electoral (CNE), cuyo presidente anunció unos "resultados" chimbos para favorecer al presidente reeleccionista Nicolás Maduro Moros.
«Más de 2.220 detenidos, en su mayoría jovenes en diversas regiones del país, entre ellos menores de edad, son muestra del talante represivo del gobierno del PSUV, sus satélites y testaferros»
Más de 2.220 detenidos, en su mayoría jovenes en diversas regiones del país, entre ellos menores de edad, son muestra del talante represivo del gobierno del PSUV, sus satélites y testaferros, con obsesivo encono policial y parapolicial. Los muchachos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) involucrados en el Plan República -es necesario reconocerlo- se mantuvieron al margen de la ola represiva, centrándose en su labor profesional de resguardo de la elección presidencial en las más de 30.000 mesas electorales en todo el país, y dando soporte logístico confiable al CNE, con distintivo celo a la hora de portar el "Sobre Nro.1" con las actas de votación emitidas por las maquinas de votación y validadas por los miembros y testigos de mesa.
Conocida esta historia reciente y en desarrollo a pesar de la arremetida represiva gubernamental que mantiene en la cárcel y bajo juicios amañados a miles de venezolanos y venezolanas, surgen varias interrogantes que facilitan la comprensión de los distintos escenarios posibles:
1. ¿Pretende el gobierno de Maduro, perpetuar el sistema represivo impuesto?
2. ¿Cómo llegará Maduro al 10 de enero próximo, y quiénes se inmolarán política e institucionalmente con él?
3. ¿Someterán a Venezuela, a un nuevo período regresivo de turbulencia política y destructuración económica con nefastos efectos de mayor empobrecimiento social?
4. ¿Cuáles podrían ser las opciones reales que impidan un nuevo desastre nacional?
«El gobierno de Maduro viene perdiendo legitimidad política por motivos conocidos, pero a su pésima gestión se agregó el catalizador del fraude electoral del 28 de julio y su imposición represiva y judicial con descaro pendenciero»
Por supuesto, estas cuatro preguntas van dirigidas a todos los venezolanos y venezolanas, pero especialmente a los factores de poder enceguecidos por fanatismos y animos de venganza. A fin de cuentas, somos un solo país, con su diversidad, virtudes y defectos.
El gobierno de Maduro viene perdiendo legitimidad política por motivos conocidos, pero a su pésima gestión se agregó el catalizador del fraude electoral del 28 de julio y su imposición represiva y judicial con descaro pendenciero: cada preso político es una voz de denuncia y una herida palpitante en el ser venezolano, hoy. No podrán sus ejecutores convertir a Venezuela, definitivamente, en un recinto carcelario a cielo abierto. Primer reto de conciencia para la cúpula del PSUV.
Individualmente, como político, Maduro se acerca al 10 de enero próximo, en su peor momento, así se la pase haciendo muecas de fortaleza y autosuficiencia: su partido está en proceso de degradación orgánica y moral; parte importante de su dirigencia ha estado asociada a censurables hechos de corrupción, abuso de poder y fracaso político-administrativo. Ésta no es cualquier debilidad, aunque traten de morigerarla con autoritarismo, control y amenazas en el cada vez menos leal campo burocrático: ya no hay coacción que logre obligar a los hombres y mujeres de la Administración Pública a engrosarles mitines y marchas, cada vez más convertidas en "caminatas escuálidas". El grueso social y laboral del otrora poderoso "chavismo" se les rebeló, no se afilian al llamado "madurismo/cabellismo" y detestan las torceduras gubernamentales. Este creciente -e irreversible- abandono de las filas del PSUV, es un poderoso dato de la realidad que debilita al oficialismo sin engrosar las corrientes neoliberales y proimperialistas que lograron dominar a la oposición orgánica, tan fracasada como el PSUV y sus satélites.
«La fortaleza del PSUV es el férreo e inconstitucional control del poder; y la de la oposición neoliberal, el rechazo popular mayoritario al gobierno y el determinante voto castigo del 28 de julio pasado»
Esa variable ubica en grados similares de debilidad a los tradicionales bandos extremistas en pernicioso conflicto por el control del poder en Venezuela. Es como ver a dos agotados boxeadores en el décimo segundo asalto de una pelea, con moretones, fracturas y sangramientos. La fortaleza del PSUV es el férreo e inconstitucional control del poder; y la de la oposición neoliberal, el rechazo popular mayoritario al gobierno y el determinante voto castigo del 28 de julio pasado. Sus debilidades, en ambos casos, son conocidas y sería redundante repetirlas.
«No cabe más empobrecimiento del pueblo y los trabajadores, más negación de derechos sociales y laborales, ni más imposiciones represivas violatorias de los derechos politicos constitucionales»
El descreimiento y la desconfianza social son otro dato de la realidad, que deber ser considerado al momento de analizar escenarios y opciones.
Lo cierto es que hoy en Venezuela, no cabe más empobrecimiento del pueblo y los trabajadores, más negación de derechos sociales y laborales, ni más imposiciones represivas violatorias de los derechos politicos constitucionales. Tampoco son aceptables los ánimos de retaliazación o venganza. El país está constreñido y semidestruido, tanto material como moralmente, con colapsos insostenibles en los sistemas de educación y salud, las empresas del Estado y el Sistema de Justicia, uno de los más corrompidos de America Latina y el Caribe.
Todo esto nos lleva a intentar algunas breves consideraciones sobre la cuarta interrogante:
Que se juramente Maduro el 10 de enero, es tan probable como improbable es que lo haga Edmundo Gonzalez Urrutia. Y ambas opciones generarán, sin duda, perturbaciones políticas importantes en Venezuela, con efectos significativos hacia el entorno exterior regional-continental. ¿Quién puede negarlo? ¿Diosdado Cabello y María Corina Machado? Aquí, es clave rechazar la insensatez como herramienta para la conducción de lo público.
En consecuencia, hace falta una alta dosis de responsabilidad histórica para superar esta crisis terminal del bipartidismo del siglo XXI. La confrontación no puede plantearse a muerte o a "suma cero".
«Ética y legalmente no existe "presidente electo", debido a lo inconcluso del escrutinio, abortado por el fraude electoral impuesto por el PSUV... se juramentaría provisoriamente quien esté ejerciendo la Vicepresidencia Ejecutiva de la República o la Presidencia de la Asamblea Nacional»
Comprendiendo que el 10 de enero no se afianzará el 'poder total' que añora el madurismo en acelerada decadencia, ni se producirá el 'cambio total' que imaginan los extremistas opositores neoliberales y proimperialistas, pues queda el planteamiento alternativo de aceptar realistamente:
1. Ética y legalmente no existe "presidente electo", debido a lo inconcluso del escrutinio, abortado por el fraude electoral impuesto por el PSUV.
2. Al concluir el período presidencial el 10 de enero de 2025, sin 'presidente electo', con base en la Constitución, debe juramentarse provisoriamente quien esté ejerciendo la Vicepresidencia Ejecutiva de la República o la Presidencia de la Asamblea Nacional, por falta absoluta del Jefe de Estado y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
3. Inmediatamente, se convocaría a una elección presidencial en lapso no mayor de 30 días, etc.
Sobre estos temas hay que reflexionar responsablemente, con sentido patriótico y civilista, humanista.
manuelisidro21@gmail.com
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