HCR perdió nacional y regionalmente, y esa derrota es suya porque asumió las elecciones municipales como un plebiscito contra el presidente Nicolás Maduro, quien emergió triunfador del 8D.
Ello no niega que la MUD haya logrado resistir el fuerte empuje del chavismo en Maracaibo y la alcaldía metropolitana de Caracas; ni que Táchira y Mérida hayan arrasado por los garrafales errores de los gobernadores chavistas José Gregorio Vielma Mora y Alexis Ramírez, respectivamente; o que por fracturas en las corrientes oficialistas, hayan copado ciudades emblemáticas como Barinas y Barquisimeto.
La oposición no pudo sellar el 8D, la "deslegitimación"de Maduro, a quien atacaron ferozmente desde el día de su elección, 14 de abril de 2013, incuyendo la violenta arremetida que produjo 15 asesinatos en diversas regiones de Venezuela, luego del llamado de Capriles a "descargar la arrechera".
El gobierno salvó la honra, con su habitual e insólito abuso de poder y peculado de uso para el ventajismo electoral más pasmoso del continente, pero no las tiene todas consigo. La inconformidad en la sociedad venezolana está en pleno desarrollo. Nada está en calma. El chavismo no obtuvo un cheque en blanco. Por el contrario, la crisis económica espuelada por la voraz corrupción de las mafias financieras "chavistas", sigue presionando a la población con escasez, inflación y especulación; la inseguridad, con alto componente de consumo y tráfico de drogas, cuya máxima expresión está en el horror de las cárceles venezolanas, sigue maltratando a la población, en todos los estratos y regiones, nadie está a salvo; el bochorno de la corrupción se afinca como principal amenaza para la credibilidad del gobierno y del propio presidente Maduro; y el conflictivismo politiquero del cepo chavismo-antichavismo, genera desinterés entre la población, que busca sosiego, paz, trabajo productivo y desarrollo armónico.
La ausencia de elecciones en 2014 y buena parte de 2015, cuando habrá comicios parlamentarios, ofrece un espacio muy valioso para la reflexión fecunda y el desarrollo de nuevas corrientes políticas opuestas al chavismo y al antichavismo, que tanto daño nos han causado.
MANUEL ISIDRO MOLINA
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