ENTREVISTA /
Vicepresidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional
MANUEL ISIDRO MOLINA
@manuelisidroXXI
manuelisidro21@gmail.com
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Firme en sus apreciaciones, Jesús Faría aborda los más
espinosos temas de la vida venezolana, con tranquilidad, desde la situación
económica –entre la crisis inflacionaria
y la corrupción mafiosa- hasta las exigencias éticas y estratégicas del PSUV.
“No hay un solo problema estratégico de la revolución, que se pueda resolver
sin un partido revolucionario. Lamentablemente,
hay gente que no entiende eso, todavía; pero la inmensa mayoría del pueblo
chavista intuye, al menos, que esa es la
única posibilidad de avanzar en estas tareas estratégicas”.
-En entrevista anterior, Alí
Rodríguez Araque, que está saliendo de la Unasur, confesó que escribirá un
libro sobre el “partido de la revolución venezolana”, de lo que venía
conversando con el presidente Chávez. ¿Qué está por hacerse en el PSUV en
cuanto a su transformación, recuperación ética, reafirmación ideológica y
programática?
-Comparto cada uno de sus planteamientos. Un partido
revolucionario exige, al menos, tres condiciones: La conciencia, una ideología
muy sólida, ahí estamos trabajando, me dieron la responsabilidad de dirigir la
Escuela de Cuadros, y ahí hay déficit, obviamente; el tema organizativo
interno, establecer una estructura organizativa es sumamente difícil, aunque
hemos avanzado; y el vínculo con el pueblo, no se puede estar alejado de las masas,
ahí también hay progresos significativos, sin embargo, todavía no podemos estar
satisfechos. Estamos en trabajo sistemático de construcción de este proyecto,
porque tenemos claro que sin partido revolucionario y de masas no habrá
revolución. En este momento, ese partido revolucionario lo estamos
construyendo.
-¿El PSUV está más cerca de las
estructuras de gobierno, que de las organizaciones de masas?
-Hay debilidades, como partido de gobierno y como
partido de masas, y eso es parte solo de
un proceso de construcción de un partido sino de la reconstrucción de la
sociedad. Un estado omnipresente, omnipotente, que lo absorbe todo, por
supuesto que tiende a absorber las estructuras partidistas. Pero si caemos en
eso y permitimos que el partido se convierta en un apéndice del estado, será el
final de este partido revolucionario, porque si alguna misión tiene el partido
revolucionario, según las tesis de Lenin, es abolir el estado burgués y
construir un nuevo estado.
-¿Se queda como reproductor del
estado burgués?
-Nos quedamos como reproductores de toda la lógica
capitalista, incluyendo el estado burgués. El gran esfuerzo que estamos
haciendo nosotros es tratar de que el partido sea la expresión de un gran
movimiento popular.
-¿Las elecciones recurrentes no
conspiran contra esa búsqueda?
-Las elecciones han absorbido todos los esfuerzos
partidistas, impidiendo avanzar en los temas estratégicos; pero en este
momento, estamos realizando procesos de formación ideológica en plena
pre-campaña, lo que antes era impensable. En estos momentos el PSUV tiene
trabajo directo con la clase obrera, que se había descuidado, por lo que existe
una serie de elementos que la apartan de su misión, con serios problemas
organizativos, de conciencia ética y moral, y todo lo que significa el lastre
de arrastrar toda la hegemonía adeca que durante décadas repercutió
negativamente en su actuación.
-¿Y la coyuntura económica?
-Estamos viviendo la coyuntura más compleja de la
revolución en catorce años, además de lo que ocurrió en el año 2002-2003,
obviamente. Hay que identificar las causas de lo que estamos viviendo: rebrote
inflacionario, muy peligroso; una situación de escasez que obedece tanto al
acaparamiento como al desabastecimiento; y un problema muy complejo de
especulación cambiaria. Hay problemas estructurales en nuestra economía, que es
subdesarrollada, dependiente, netamente especulativa y con comportamientos
parasitarios innegables.
-¿Cuánto le pone la corrupción
a todo eso?
-La corrupción es un flagelo, un ejercicio
absolutamente despreciable, que atenta contra las bases morales y éticas de la
República. Esta revolución nace sobre la base de la lucha contra la corrupción.
¿Se ha avanzado? Obviamente, no se ha avanzado lo que nosotros aspirábamos, es
un sistema muy poderoso, y tenemos ese enorme reto, ese desafío. Lo decía
Chávez, y lo reafirma el presidente Nicolás Maduro: “O derrotamos a la
corrupción o la corrupción hunde a esta revolución”.
-No se puede cuantificar en términos numéricos cuál es
el impacto que tiene, pero cualitativamente juega un papel fundamental en cada
uno de estos problemas, y esa estructura hace vulnerable a nuestra economía a
ataques que tienen un fin económico pero también, un fin político. Los grandes
grupos económicos que gobernaron, que se hicieron de privilegios, que amasaron
fabulosas fortunas, quisieran restaurar ese sistema de poder que disfrutaron a
lo largo del siglo veinte y harán todo lo posible, como lo hicieron en 2002,
utilizando su poder económico con fines políticos para derrocar el gobierno y
recuperar su enorme absorción de la renta.
-¿Por qué el gobierno, con
mayoría parlamentaria, no ha podido dominar un fenómeno que golpea tanto a la
población como la inflación?
-Será muy difícil que la inflación baje del cuarenta
por ciento (40 %), este año. La inflación obedece a razones estructurales, en
el caso venezolano: Tenemos casi treinta años con inflación importante. Si
tomamos los últimos doce años del puntofijismo (1986-1998) la inflación
interanual fue del 54 %, con picos de ochenta y cien.
-103 % fue el pico más alto
durante el gobierno del presidente Caldera…
-Sí. Y en el caso nuestro, en revolución, ha tenido un
promedio de 24/25 por ciento, con un pico que se registrará este año, de algo
más de 40 %.
-¿En cuánto lo tiene estimado?
-Cuarenta y tres por ciento (43 %).
-¿No es muy duro, eso?
-Es duro, y es una situación compleja, porque la
inflación, por naturaleza, golpea el presupuesto familiar. Pero, nosotros hemos
podido acumular un músculo social muy importante con las políticas sociales, y
eso ha logrado amortiguar el impacto que, sin lugar a dudas, genera la
inflación. Tenemos las políticas salariales y las políticas de inversión
social, que aminoran y absorben el impacto inflacionario. Sin esas políticas,
sin un gobierno revolucionario, con todo lo que se está viviendo en el país, se
hubiera producido un sacudón, un verdadero sacudón social. Ahora, la inflación,
por sí sola, no mide la calidad del gobierno, y no mide el avance de la gestión
pública.
-¿Por qué, las fallas productivas?
-Algunas fallas productivas obedecen a lo mismo.
-Algunos sectores empresariales
dice que obedecen a razones restrictivas de las políticas públicas, amenazas,
expropiaciones, lo que se llama en el mundo neoliberal “excesivos controles”…
-Sí, ellos recurren a esa tesis; pero, nosotros
podemos observar que en los últimos treinta años, no estaba Chávez en el poder,
ya se hablaba de “empresarios prósperos y empresas quebradas”, una clase
empresarial voraz, que no invierte pero aspira las máximas ganancias, que no
compite pero por la vía de la especulación establece las mayores tasas de
ganancias que hay en el planeta. Es decir, que no es porque exista un gobierno
que establece reglas claras, no en función de los intereses del capitalismo, sino
en función de los intereses del desarrollo nacional, que ellos no invierten.
-Ellos han tenido esa actitud de abstinencia crónica
de inversión, y por eso es que tenemos un rezago tecnológico de décadas, una
economía muy atrasada, dependiente de las importaciones, que no es nuevo, con
una dependencia del petróleo muy profunda, que tampoco es un fenómeno nuevo. De
lo que se nos puede acusar a nosotros es de no haber avanzado lo suficiente en
la transformación económica, pero no de ser responsables de una estructura
económica que nosotros heredamos.
-¿Y por qué no lograron
revertir la exportación de capitales o la descapitalización económica de la
nación?
-Sí se ha logrado. Si nosotros no hubiésemos tenido el
control de cambio, no tuviésemos reservas internacionales por más de veinte mil
millones de dólares; no hubiésemos tenido los recursos para invertirlos en el
área social.
-Hay quienes dicen que las
reservas operativas están en el orden de los tres mil millones de dólares…
-Las operativas no son las únicas que establecen las
reservas internacionales. Para nosotros fue una estrategia la repatriación del
oro, en medio de una crisis terrible que experimentó el capitalismo mundial
(2008-2009), que todavía se mantiene en términos sistémicos. Es muy difícil
avanzar en el tema económico, cuando los agentes que hacen vida en el área
económica, fundamentalmente los grandes grupos económicos, no solamente están
en lo que acabo de describir, sino que también tienen una posición política contraria,
sus decisiones económicas obedecen a criterios políticos, que son tumbar a un
gobierno como ya lo hicieron en 2002.
-¿Se puede producir nuevamente,
como en 1989 y 1996, un proceso de “desregulación laboral” que afecte los
intereses de los trabajadores?
-Toda revolución confronta desafíos, y en sus avances
hay un abanico de opciones. Opciones que no se definen solo a partir de la
voluntad ni de la determinación de la dirección política, sino de las
correlaciones de fuerzas nacionales e internacionales. La revolución puede ser derrotada
y restituirse el viejo régimen; una revolución puede naufragar en el mar de las
reformas, al abandonar las grandes transformaciones; una revolución puede
fracasar también, por la vía de los extremismos, propuestas totalmente alejadas
de la realidad; y nosotros estamos tratando de llevar esta revolución por la
vía de la visión dialéctica de la realidad, y creo que hemos tenido éxito.
Lenin decía que el marxismo es el análisis concreto de la situación concreta, y
a partir de ahí se plantean las decisiones de una revolución para avanzar.
-¿De ahí, la inamovilidad
laboral?
-La clase empresarial viene con un ataque, una guerra
de diferente naturaleza, y dice ahora que el problema son las leyes laborales.
La inamovilidad laboral tiene una década, para proteger a los trabajadores ante
los despidos masivos que se desataron para tumbar al presidente Chávez en 2002.
Pero, durante esa inamovilidad laboral, aquí se han creado más de cuatro
millones de puestos de trabajo, la mayoría de ellos en el sector privado. ¿Qué
buscan? Reconquistar el poder para preservar sus intereses y someter a la clase
obrera a una súper explotación, porque de ahí provienen sus ganancias. Es
decir, reducir al trabajador a una simple mercancía, por cierto, muy barata,
para ellos obtener enormes ganancias. Nosotros le estanos ofreciendo a los
trabajadores, donde se dignifiquen no solo desde de el punto de vista material,
sino donde ellos pasen a conducir esta sociedad.
-¿Cuáles son los puntos
prioritarios para reorientar la economía nacional?
-Hay dos niveles, el coyuntural y el estructural. De
manera muy resumida, en lo primero, atacar rigurosamente la especulación, pero
eso no va a resolver el problema, va a arreglar el efecto del problema. En el
acaparamiento, la escasez, el desabastecimiento, tenemos trámites burocráticos
muy pesados que realmente impiden el desarrollo de las actividades económicas,
y eso es una tentación también para la corrupción.
-¿Será que no se comprende
realmente, la necesidad de impulsar una economía mixta?
-No creo. Ahí está en el Programa de la Patria
(2013-2019), claramente definido, en la vía al socialismo convergen la empresa
estatal que se debe dedicar a las áreas estratégicas, no a las pequeñas y
medianas empresas que no tienen ningún peso específico; después viene el sector
privado que tiene un espacio amplísimo para desarrollar sus actividades con
ganancias, eso sí, razonables; el sector privado extranjero, como están decenas
de compañías en la zona petrolífera del Orinoco, por ejemplo; y tenemos las empresas
de carácter socialista, en cada una de sus modalidades. Ahora, el estado debe
desarrollar mecanismos altamente eficientes, poco complejos, para que con una
visión clara de seguimiento y control, se estimule la inversión y el desarrollo.
-¿Por qué el estado venezolano
tiene políticas de coinversión con empresas privadas extranjeras y
transnacionales, pero no con empresas venezolanas, en petróleo, gas o
electricidad?
-Se abrió, recientemente, la posibilidad para que la
empresa privada nacional también participe en este tipo de esfuerzos. Esto es
muy importante.
-¿Quedaron “pica’os de culebra”
con los acontecimientos de 2002-2003-2004?
-No, todo lo contrario. Nosotros, a pesar de eso, que
la cúpula empresarial arrastró a una tremenda aventura al resto del
empresariado, mantuvimos financiamiento para los empresarios privados, como
nunca se había visto en el país. ¿Quiénes se benefician de los esquemas de
integración? Eso está abierto, nuevos mercados, para los productores
nacionales. Hay un problema: Aquellos que siempre hablaron de la política
neoliberal, de “apertura”, y pensaron en los Estados Unidos, ahora pegan el
grito al cielo; sólo les gusta la política de sumisión. Nosotros entendemos, y
los hemos invitado, que esos sectores son indispensables para la solución de
fondo, para los avances estructurales, con el desarrollo industrial, la
industrialización. No será posible la transición al socialismo, sobre una base
material enclenque, débil; necesitamos capacidad productiva para satisfacer crecientemente
las necesidades del pueblo, garantizar la defensa del país, para consolidar una
soberanía plena.
-¿Eso es lo estratégico?
-Sí, y solo lo haremos con todos los sectores
generando riqueza, a partir de la inversión, fundando miles de empresas que
estén en capacidad de sustituir importaciones, promover exportaciones distintas
al petróleo, impulsar el procesamiento de la materia prima en nuestro país. En
pocas palabras, enterrar los lastres de un modelo rentista, un modelo
capitalista dependiente que nos hundió en el atraso y en el subdesarrollo.
-¿Cómo “repatriar” los
capitales exportados? Los empresarios que han sacado miles de millones de
dólares, dicen que no los traen porque no hay sinceridad en la paridad del
bolívar ni garantías para el desarrollo de la empresa privada...
-Las cifras son escandalosas. Son trescientos mil millones
de dólares, que se han fugado durante las últimas décadas, fundamentalmente en
los años ochenta y noventa. Eso es el PIB (Producto Interno Bruto) de un año,
en Venezuela. ¿Cómo salieron esos capitales? Por la visión parasitaria,
especulativa, de una clase empresarial que en lugar de invertir en Venezuela
sacó esos capitales. Ellos pueden alegar, en estos momentos, que “no hay
confianza”, “el gobierno no genera credibilidad”, “no hay garantías”, pero eso
ocurrió en el pasado también.
-¿Desde el “viernes negro” de
1983?
-Por supuesto. Eso generó un envión tremendo, una
conducta cultural del empresario venezolano. Por otra parte, hay que decir,
nosotros estamos interesados en que esos recursos vuelvan, estamos creando espacios,
tratando de generar expectativas positivas, porque esta guerra económica tiene
un componente sicológico innegable. Quienes generan expectativas negativas, son
los mismos que en el año 2002, crearon el mayor descalabro económico en nuestra
historia venezolana; en 2002-2003, nuestra economía se contrajo veinte por
ciento (20 %), como si un cuerpo humano perdiera un brazo, y cuando se hace un
análisis de las desindustrialización en Venezuela, se habla de que hay dos
períodos: Los años noventa, neoliberales, y el gobierno de Chávez; pero es una
verdad a medias, porque cuando tú analizas los períodos del comandante Chávez,
vas a observar que el único período de desindustrialización no fue en el total
del gobierno del presidente Hugo Chávez, sino en ese proceso traumático en el
que la economía se subordinó a una política insurreccional y se perdieron miles
de empresas y puestos de trabajo.
-Es una tremenda mentira decir que este gobierno ha
generado un proceso de quiebra masiva de empresas, pero eso alimenta la tesis
de que no hay confianza y está en peligro su dinero. Nosotros, para bajar ese
dólar paralelo, que se encuentra en niveles insospechados y habla mucho también
del carácter especulativo de nuestros empresarios, aspiramos que esos recursos
vuelvan a un mercado paralelo transparente, en el cual todos los que demanden
dólares puedan conseguirlos.
-¿Está de acuerdo con legalizar
el mercado paralelo?
-Las leyes se tienen que ajustar a la realidad. La
economía es un organismo sumamente dinámico, frágil. Si mantenemos una visión
rígida y no la vamos adecuando, ese es el camino a la quiebra, el comienzo del
camino al fracaso. Tenemos que ir ajustándonos a esas situaciones, sin perder
de vista cuál es el objetivo: No vamos a entregar el poder a los grupos económicos
que reclaman de nosotros eliminar las leyes laborales que tantos beneficios le
generan a los trabajadores; sencillamente, ellos quieren “el botín”, es decir,
sin mayor inversión, maximizar sus ganancias. Tampoco vamos a renunciar a la
política petrolera, que ellos quisieran entregársela a las compañías
transnacionales, supuestamente para “generar confianza”.
-Eso no lo vamos a perder de vista, pero los
mecanismos, los instrumentos y las regulaciones se tienen que ir ajustando a
las condiciones actuales. Pero, nuestro principio fundamental en materia
económica es tratar de elevar al máximo la riqueza generada para invertirla en
función de los grandes propósitos: La soberanía del país, muy vinculada al
desarrollo; y la distribución de la riqueza de forma cada vez más equitativa.
Nadie nos puede decir que no hemos tenido éxito en la disminución de la pobreza
y la miseria, y en la construcción de la sociedad más equitativa de todo el
continente.
-¿Observa por buena camino, las
relaciones con China, Bielorrusia, Irán, Alba y Mercosur, que fue lo que diseñó
esencialmente el gobierno del presidente Chávez, y el de Maduro le da
continuidad?
-Uno de los mayores méritos del comandante Chávez, ha
sido precisamente sus políticas internacionales. Y cuando hablamos de que con
Chávez y sin Chávez ahora, con el gobierno del presidente Nicolás Maduro, en
estos momentos, hay un peligro real para nuestra revolución, eso aplica también
para el campo internacional. Con Chávez al frente, la región latinoamericana
rompió el esquema de dependencia y subordinación, generó una nueva geopolítica
en la que el imperialismo perdió muchos espacios de dominación, y los gobiernos
de izquierda, democráticos y progresistas de América Latina se cohesionaron en
función de un propósito compartido: El desarrollo sobre la base de la
autodeterminación y la soberanía, y ahí hemos tenido un éxito extraordinario; y
el mismo gobierno de Estados Unidos se resiente de esa situación, un verdadero
cambio geopolítico, y con China tenemos
una alianza estratégica fundamental.
-Gente opositora dice que es
una venta a futuro de petróleo a precios viles, que China es un neo
imperialismo y que las tecnologías y los desarrollos industriales de China
están muy por debajo estándares de Europa y Estados Unidos…
-Curiosamente, los que entregaron el país al Fondo
Monetario Internacional y a las compañías transnacionales, y derrumbaron los
precios del petróleo a siete dólares, querían privatizar PDVSA, ahora critican
la política de cooperación internacional y la política petrolera de Venezuela.
Todo sobre la base de mentiras. ¿Qué está planteado, ahí? Que vendamos a
precios internacionales el petróleo, y a cambio de esa venta a futuro, un
negocio comercial, ahora –como decía Keynes, “quizás, en el futuro estemos
muertos”-, ahora podemos aprovechar recursos para impulsar proyectos de
naturaleza industrial, agroindustrial, energética, eléctrica y tecnológica.
-Ahí, tenemos enormes desafíos que solos no los
podemos afrontar, pero con la diferencia entre los acuerdos internacionales de
sumisión, de distracción de nuestros recursos, de explotación inescrupulosa de
nuestras riquezas por parte de las compañías imperialistas y de parte del
gobierno de Estados Unidos, y lo que hay ahora con transferencia tecnológica,
respeto a nuestras decisiones, se toman en cuenta nuestras condiciones y vienen
acá dispuestos a cooperar cómo se hacen empresas, vehículos, computadoras,
satélites, ferrocarriles, viviendas, etcétera. ¿Cuándo se había visto eso, que
las relaciones internacionales tuvieran un saldo positivo para el bienestar y
el desarrollo del país? ¡Nunca! Y sobre esa base, vamos a desarrollar el país,
y con ese desarrollo vamos a pagar deuda que estamos adquiriendo con una gran
diferencia: En el pasado el endeudamiento se tradujo en despilfarro y fuga
masiva de capitales. ¿Qué ocurrió? Que como resultado de esa deuda se le
entregó la economía al Fondo Monetario Internacional, que nos imponía las
políticas económicas y sociales. Aquí, hoy, no ocurre eso; ocurre un
endeudamiento que, por lo demás, es un endeudamiento responsable, que no ha
llegado a los niveles que ellos están diciendo. Ellos sí colocaron al país en
una situación de ruina.
-Pero dicen que “PDVSA está
quebrada”, que “no tiene flujo de caja”…
-PDVSA es la principal empresa del país, administra la
mayor reserva petrolera de todo el planeta, de manera que tiene un patrimonio
incalculable. PDVSA es una plataforma que sirve para la integración nacional.
No hay ni un solo indicio de que una compañía tan grande como PDVSA esté
“quebrada”; ellos acostumbran a decir eso, pero no han dado una sola muestra o
cifra sensata que evidencie lo que afirman. Eso es parte de toda una campaña
que es parte de la guerra económica, en la que el componente sicológico es muy
importante porque genera expectativas. Imagínate, un país donde la principal
industria “está quebrada”, ¿qué vamos a pensar nosotros o qué se puede pensar
en el exterior? ¿Qué pueden pensar socios internacionales, vendrían aquí, a
vincularse con PDVSA? ¿Alguien vendría a vincularse con PDVSA si nuestra gran
empresa estuviera “quebrada”, como ellos plantean? Si eso fuera cierto,
estuvieran esperando que este gobierno cayera como cae un mango maduro.
-¿Ha cuantificado el aporte al
PIB de estas alianzas estratégicas?
-No lo tengo cuantificado, pero se puede hacer. Ahora,
es una ayuda muy importante por la dimensión de los desarrollos, obras y
empresas que se están recuperando, Alcasa, por ejemplo, que estaba en la ruina.
Allí está el “Fondo Chino” aportando recursos para reactivar líneas de
producción. Pero desde el punto de vista cualitativo, esas alianzas
estratégicas son fundamentales, porque nosotros durante todo este período hemos
hablado de crecimiento de la economía, sólo hemos logrado crecimiento. Chávez
planteó muchas veces, la necesidad del desarrollo, pero es muy difícil pasar al
desarrollo, a la transformación, que ese organismo enfermo creciera, que es una
hipertrofia, un crecimiento enfermizo, sino que logre impulsar grandes
transformaciones para que ese desarrollo sea sustentable. Ese es el gran reto
nuestro, a largo plazo.
-Chávez lo planteó en el Programa de la Patria. Ahora,
tú sabes lo difícil que es ocuparse de un tema tan complejo como la economía,
en medio de una situación política de profundas contradicciones,
conflictividad, que no sólo están impulsadas por factores internos, que son de
menor peso, sino que son impulsados por factores internacionales. ¿Tú sabes lo
que significa Venezuela, para Estados Unidos? ¡La mayor reserva petrolera del
mundo! Estados Unidos, un país que en veinte años volverá a entrar en una
situación de insuficiencia energética. Y significa (Venezuela) el bastión
fundamental de toda una corriente que se está desatando en América Latina, que
ya se ha revelado al dictado y al tutelaje del imperialismo. Ellos mismos lo
han reconocido, somos un estorbo para sus propósitos.
-¿Qué le diría, desde el punto
de vista de la confianza, a esa amplia porción, nada desdeñable, de la
población venezolana que siente irritación, malestar por el impacto de la
inflación, la escasez y por algunos entuertos estructurales como la
delincuencia, la corrupción?
-No lo percibo así, pero nosotros debemos procurar una
base social, popular, mucho más sólida. En un proceso de transformación
socialista, es inconcebible que una derecha que tiene posiciones neoliberales
pero hábilmente no se atreve a manifestarlas -más bien tienden a mimetizarse
hacia el chavismo, no dicen lo que en verdad pretenden-, tenga una base
electoral tan amplia como la que registró en la últimas elecciones (14 de abril
2013).
-¿Qué le diría yo, a esos compatriotas, sobre todo a
sectores populares que votan por la propuesta de la derecha, una derecha de
corte fascistoide? Le diría que la única posibilidad que tiene esa población de
superar la pobreza definitivamente y construir futuro, es que este proceso
revolucionario se mantenga vivo y se profundice a favor del pueblo. Y quienes
tenemos responsabilidades de gobierno, tenemos una enorme responsabilidad en
eso, porque esa reflexión no va a llegar sola a través de los medios o por
inercia, sino a partir del ejemplo que le demos a nuestros compatriotas para
convencerlos de que ese pueblo sea el protagonista del proceso de
transformación hacia el socialismo. Debemos desarrollar una ofensiva política,
ideológica y popular para conquistar a la mayoría determinante.
-¿Y desde el punto de vista
ético?
-Para nosotros, el tema ético es trascendental,
fundamental para la revolución, en estos momentos. No es posible hacer una
revolución sin revolucionarios; y ser revolucionario significa no solamente ser
un militante y activista en los diferentes sectores populares, o tener un grado
de claridad política a través de la lectura y la observación de la realidad,
sino que requiere también un altísimo grado de moral y de ética, honestidad irreductible.
-Si no tenemos esos componentes, va a ser imposible
formar revolucionarios y, por tanto, va a ser imposible desarrollar una
revolución. En estos momentos, hay deficiencias muy importantes en el tema
ético. Esta revolución nace con banderas de lucha contra la corrupción y las
hemos mantenido, pero nos hemos encontrado un sistema muy poderoso que alimenta
esto y se compone de las riquezas que han acumulado y permiten corromper a los
funcionarios públicos, un estado diseñado para las corruptelas y que nosotros
no hemos podido sustituir por un estado
revolucionario. Es todo un problema, como tú lo dices, ético, de conciencia, en
el ámbito espiritual, en el ámbito cultural, que tenemos que superar. Es el
tema más complejo y el tema más importante. Yo lo veo generacionalmente, con
objetividad. No lo vamos a resolver en lo inmediato, pero sin lugar a dudas,
que podemos avanzar, estamos obligados a avanzar.
-En esto se plantea más que nunca, una guerra a muerte
contra la corrupción. Es inconcebible que en las filas de la revolución militen
personas que estén altamente comprometidas con prácticas asquerosas de
corrupción, despreciadas por nosotros. Eso desmoraliza al pueblo
revolucionario.
-¿El planteamiento contra la
corrupción del presidente Maduro, ha calado en el PSUV?
-Sin lugar a dudas. Lo que dice Maduro es consecuencia
de lo que venía aportando el comandante Chávez. Nosotros, todos, estamos
comprometidos con eso. Hay una resistencia sistémica, estructuras que reportan
fabulosas ganancias.
-¿Tienen vida propia?
-Sí, tienen vida propia y, además, individualidades
que hacen vida en la revolución y hacen mal uso de su poder.
-¿Se han aprovechado?
-Sí, se
han aprovechado y hacen uso del poder de
sus posiciones y de la riqueza que han acumulado, para resistirse. Es, en definitiva, el planteamiento de la
revolución dentro de la revolución, que tiene un componente ético fundamental,
la lucha contra la corrupción, un proceso de adecentamiento de esta sociedad,
que se inició en 1998 y tiene como objetivo rescatar las bases morales y éticas
de la República. No es posible construir el socialismo con procesos de
descomposición moral, como los que se viven en Venezuela.
”Trato de seguir
los pasos de mi padre”
-¿Qué es lo que más le marcó del viejo Jesús Faría, su
padre homónimo, líder sindical petrolero y secretario general del Partido
Comunista de Venezuela durante varias décadas?
-Una gran
admiración y respeto por una vida y lucha dedicada con pasión y enteramente, a
la causa del socialismo, de la clase obrera, de la independencia nacional.
Sintió amor por el ser humano e indignación contra las injusticias.
Mantuvo una vida ejemplar en lo moral, en lo ético, firmeza absoluta
en sus ideas comunistas. Emergió de lo más profundo de la pobreza que
azotaba a nuestro pueblo a comienzos del siglo XX, convirtiéndose en un ejemplo
para sus hermanos de clase. Fue de una línea inquebrantable, siempre
leal, siempre honesto, austero, amoroso con su familia y su revolución. Fue un
hombre de una pieza; y a mí, por supuesto, me compromete muchísimo todo eso,
porque no solamente llevo su nombre sino que trato de seguir sus pasos.
-¿Y por qué ese salto sorpresivo de Jesús Faría hijo,
del PCV al PSUV, atendiendo el llamado del presidente Hugo Chávez en 2007?
-Nosotros entramos
a la Dirección Nacional del PCV, y dimos un debate. Y la tesis nuestra era
precisamente, que el comunismo es la fusión de las ideas comunistas con el movimiento
obrero, y no había otro espacio más adecuado para concretar ese planteamientos
sino en un gran partido revolucionario de masas en gestación. Entonces,
decidimos irnos al PSUV a sembrar la conciencia revolucionaria, a organizar al
pueblo trabajador y a preparar un gran partido de vanguardia, pero como decía
Lenin, de masas con un carácter revolucionario.
-¿Cómo les ha ido, ahí?
-El balance es
complejo, porque formar, construir un partido así, es sumamente difícil. El
PSUV es u n proyecto en construcción: Está pasando de ser un gran movimiento
electoral a constituirse en un partido revolucionario.
PERFIL
Nacimiento: 12 de abril de 1966, Caracas
Economista (Berlín) con estudios de postgrado en economía
internacional (UCV), relaciones internacionales y ciencias políticas (Universidad
de Constanza-Alemania)
Profesor en la Universidad Central de Venezuela y Universidad Bolivariana
de Venezuela
Fue militante del Partido Comunista de Venezuela y
miembro de su Dirección Nacional hasta 2007, cuando se incorpora como delegado
al Congreso fundacional del PSUV.
Diputado por el Distrito Capital a la Asamblea Nacional, vicepresidente
de la Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico
Coordinador de la Escuela Nacional de Cuadros del PSUV y miembro de su Dirección Nacional
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