MANUEL ISIDRO MOLINA
Espero ansioso, que el presidente Nicolás Maduro anuncie muy pronto sus
líneas fundamentales de lucha contra la corrupción existente en su gobierno,
magna herencia del fallecido mandatario Hugo Chávez Frías. No sólo porque la
sociedad venezolana está agobiada y nuestra economía, destartalada; o por
aquella fundamentación inicial (Nov. 2013) de la vigente ley habilitante, sino
también por el más reciente y unánime acuerdo de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Me refiero a la “Declaración de La Habana”, cuya
importancia genera perspectivas estratégicas inéditas para nuestros países, y la
celebro grandemente. Destaco un punto decisivo para Venezuela, a ver cómo lo
materializan –sin pedirle “peras” a la Asamblea Nacional- el presidente Nicolás
Maduro; la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, Gladys Gutiérrez; la
Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz; y la Contralora General de
la República, Adelina González:
“42. Reafirmamos la
Declaración de Santa Cruz, denominada ‘Ama Qhilla, Ama Llulla y Ama Suwa’ (no robar, no mentir y no ser flojo), de
la Primera Reunión Especializada de las Ministras, Ministros y Altas
Autoridades de Prevención y Lucha contra la Corrupción de la CELAC (08.11.2013)… en la cual se establece… que los delitos de corrupción deben
combatirse de forma rigurosa y sin impedimentos para su investigación,
enjuiciamiento y sanción con respecto a las legislaciones nacionales y a los
acuerdos internacionales vigentes; asimismo, celebramos la creación de un Grupo de Trabajo
especializado en la Prevención y Lucha contra la Corrupción, que elaborará
un Plan de Trabajo con el fin de promover e impulsar las líneas de acción según
las bases y prioridades establecidas en la Declaración y en el Plan de Acción
de CELAC para 2014, optimizando recursos, complementando los trabajos desarrollados
en otros mecanismos y foros multilaterales y evitando la duplicación de
esfuerzos.” (Subrayados MIM)
Junto a la mayoría de venezolanos y venezolanas, por encima de fronteras
politiqueras, asqueados con los niveles de impunidad que encubren a las mafia
financieras y matraqueras “chavistas” que han pulverizado el bolívar y
destartalado nuestra economía, exijo que asuman el compromiso firmado en La
Habana, con la unanimidad de treinta jefes de estados y gobierno, más las altas
autoridades representantes de otros tres países de América Latina y el Caribe.
Me intriga qué hará Maduro, con ese punto 42 de la “Declaración de La
Habana”; aunque puedo imaginarlo, si aplica la tradición chavista de impunidad
total para sus corruptos.
Sin muchas expectativas, a estas alturas, le pido públicamente, al
Presidente, que no se le vaya a ocurrir incluir en los “equipos de trabajo”
para esta materia pendiente, a los siguientes “líderes” y altos funcionarios y
ex funcionarios:
Diosdado Cabello, José David Cabello, Nelson Merentes, Alejandro
Merentes, “El Pelón” Capriles, José
Vielma Mora u otros gobernadores similares a él, José Vicente Rangel Vale, José
Vicente Rangel Ávalos, Darío Vivas, Pedro Carreño, Elvis Amoroso, “El Chino”
Ferrer, Manuel Barroso, Tomás Sánchez Rondón, Ronald Sánchez Mejías, Hernán
Grüber Odreman, Juan Barreto, Alfredo Peña y tantos otros que han dejado huella
indeleble en la vida de la República, desde que el presidente Hugo Chávez juró
luchar a brazo partido contra la corrupción, aquel histórico 2 de febrero de
1999, hace quince años, que todos celebramos ilusionados con la posibilidad de
lograr el rescate moral de la nación.
No es mi estilo, pero vale transcribir lo escrito en esta columna, el 30.06.2013: “NO HACE FALTA ‘MANDAR A
FUSILAR’ a nadie, presidente Maduro, lo necesario –que es su obligación
constitucional y legal- es superar la enorme complicidad con la corrupción que
usted ha heredado del ejercicio presidencial de Hugo Chávez, quien durante
14 años protegió a sus pudrimillonarios mafiosos enquistados en las más
diversas áreas del gobierno y de la vida nacional, con gigantescas fortunas
exportadas a paraísos fiscales y países de América Latica, el Caribe y
Norteamérica. Familias enteras se han enriquecido, Presidente, y usted conoce a
muchas de ellas, cuyos capos de cada clan dicen ser ‘chavistas,
‘antiimperialistas’ y ‘socialistas’, ‘rodilla en tierra’ y defensores de ‘los
pobres’… DE LO QUE SÍ ESTOY SEGURO
es que la corrupción, antes de ‘tragarse a la patria’, se tragará a su gobierno,
a menos que usted dé más y firmes pruebas de verticalidad frente a los pillos”.
·
LOS MAFIOSOS COLOMBIANOS operan impunemente desde territorio del vecino país, en lavado de
dinero (pesos, bolívares, dólares), contrabando de gasolina, alimentos y todo
cuanto desde Venezuela puede ser extraído, a punta de corrupción de
funcionarios civiles y militares, en las zonas fronterizas de Zulia, Táchira,
Apure y Amazonas. Es una peste, que nos asfixia. Son circuitos delictivos
organizados y firmemente estructurados, que incluyen los tentáculos de
paramilitares, “guerrilleros” y narcotraficantes protegidos por unos y otros.
Las autoridades colombianas no pueden seguir evadiendo sus responsabilidades,
victimizando a Venezuela. La verdad es que nos chulean como les da la gana,
corrompiendo, extorsionando y asesinando salvajemente. Los modos delictivos que
sufrimos en Venezuela, tienen un alto componente de las impunes prácticas
delictivas colombianas, que han infectado el cuerpo social latinoamericano.
Cualquier estrategia antidelictiva seria, pasa por asumir ese nefasto
componente colombiano del delito internacional que nos agobia. De la mejor
manera, por supuesto, pero con firmeza y decisión ante las autoridades y otros factores
de poder de Colombia. Ellos no pueden seguir escurriendo el bulto. ¿De eso fue
que hablaron en La Habana, nuestros presidentes Nicolás Maduro y Juan Manuel
Santos?
¿CÓMO PASAN LA GASOLINA? Puede haber otras formas, pero ésta es una: “Camiones Silverado,
Chevrolet, con dos tanques de gasolina y sistema de inyección de gas. Sus
dueños, ya no trabajan al servicio del agro merideño, ni en transporte de
mercancía seca para el comercio; cargan gasolina y la llevan hasta Cúcuta, la
entregan a Bs. 15 por litro, y se regresan con el sistema de gas”. Quien me
reveló esta práctica delictiva, me contó que un conocido suyo le confesó que
ahora se dedica a traficar gasolina: “Eso me deja como ochenta ‘palos’
(millones de bolívares) mensuales”. También lo hacen algunos buseteros, cuyas
unidades tienen doble tanque, creo que de sesenta litros cada uno.
·
OTRO “NEGOCIO” CON MAFIOSOS COLOMBIANOS es la venta de bolívares en billetes de cien: “Por
cada diez mil bolívares que llevan, ellos dan catorce mil, pero en pesos”. ¿Por
qué, así? “Porque ellos necesitan más bolívares para comprar todo lo que se
llevan de Venezuela”. Serio problema, caballeros del gobierno: una peste, en
realidad. Los desgraciados mafiosos colombianos son tan enemigos de Venezuela,
como de la podrida por ellos, sociedad colombiana. Este es un tema muy serio
para discutir, tan serio como la peste delictiva que nos agobia desde Colombia.
Si la sociedad colombiana es prisionera de sus mafiosos y los detesta, ¿por qué
en Venezuela, no vamos a tomar el toro por los cachos? Una cosa es la hermandad
bolivariana, que cultivo y defiendo, y otra, muy distinta y perniciosa, es la
tolerancia de la acción impune de las mafias colombianas en contra de
Venezuela, que ha corrompido a parte importante de nuestro pueblo y de nuestras
autoridades civiles y militares.
·
OTIS VENEZUELA no representa a la reconocida empresa alemana de ascensores OTTIS, por
lo que no ha podido responder en mantenimiento y repuestos centenares de mecanismos elevadores en edificaciones públicas y
privadas. Ahora se sabe que la venezolana “Otis”, cuyos dueños decían
representar a la mencionada corporación germana, presuntamente han incurrido en
estafa a sus clientes, pues se cree compraba ascensores y repuestos usados, en
mercados paralelos, y los vendía como si fuesen de fábrica. Por eso, no tiene
repuestos ni capacidad de mantenimiento, lo que podría desembocar en un
“cementerio de ascensores”, en Venezuela.
·
ASÍ FUNCIONAN NUESTRAS POLICÍAS: “En la Policía
Municipal de Mariara (Carabobo), todas las patrullas que acaban de llegar de la
Misión a Toda Vida Venezuela, estuvieron estacionadas afuera, ni una
patrullando… los policías viendo el juego Magallanes-Caribes de Oriente”.
Definitivamente, como se dice en
criollo, “estamos jodidos”.
·
ES NOTORIO, un hecho público y comunicacional, la indisciplina y el peculado de
uso en el que incurren los agentes motorizados de diversos cuerpos de seguridad
del Estado. Circulan sin placas en los vehículos asignados para el patrullaje;
faltando a los reglamentos, transportan a familiares, amistades y hasta niños,
no solo descuidando sus tareas de patrullaje y custodia, sino cayendo en la más
riesgosa situación de imposibilidad de atacar o defenderse de la delincuencia
armada. Es parte del desorden inoculado en la sociedad venezolana por
autoridades irresponsables, corrompidas y autoritarias. Y claro, hoy nadie
tiene la culpa, “todos somos culpables”, una pretensión incalable, inaceptable.
Lo peor es que estos cínicos y cínicas gozan de impunidad política y legal, con
tanto descaro que ahora pretenden actuar como parte de la solución, sin asomo
de vergüenza.
·
ULA TV es un magnífico
ejemplo de buena televisión universitaria, dedicada a la vida académica de la
Universidad de los Andes, sita en Mérida, con núcleos regidos por
vicerrectorados en San Cristóbal y Trujillo. Reportajes, documentales y series
ecologistas dan soporte a la difusión de ciencia, tecnologías y valores
culturales y humanísticos. Sinceras felicitaciones y apoyo para que sus
autoridades y trabajadores refuercen su programación.
@manuelisidroXXI
* Licenciado en Comunicación Social - Universidad Central de Venezuela
* Especialista en Ciencia Política - Universidad Simón Bolívar
* Columnista del semanario LA RAZÓN
* Asesor en análisis de entorno político y social
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