Existe un peligro real de ataque estadounidense a territorio venezolano, incluso hasta el 30 de diciembre, según fuentes de inteligencia europea con presencia en territorios coloniales en el Caribe. Por supuesto, es una posibilidad que no deseamos, pero me ha sido transmitida confidencialmente por un compatriota con acceso a información reservada creíble.
No es una especulación, tampoco una certeza definitiva. Es un alerta, que me atrevo a transmitir públicamente por su importancia y con la responsabilidad política y ciudadana que amerita.
Podría ser el comienzo del inicio de una agresión ascendente por tropas y medios del Comando Sur del Ejercito de EEUU, ahora jefaturado de hecho por el general Francis Donovan, vicejefe del Comando de Fuerzas Especiales estadounidense a nivel global, después de la temprana renuncia del almirante Alvin Holsey, quien estuvo en desacuerdo con la política criminal en el Caribe y el Pacífico del presidente Donald Trump, su secretario de Estado, Marco Rubio, y el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, denominado 'secretario de Guerra' sin autorización del Congreso.
El pasado 19 de agosto comenzó la intensificación de la avanzada naval, aérea y con complejidad estratégica de lo que a partir del 13 de noviembre llamarían «Operación Lanza del Sur", supuestamente contra el 'narcotráfico', después cambiado a 'narcoterrorismo' del 'Tren de Aragua' y del 'Cartel de los Soles', dizque dirigidos por Nicolás Maduro, cuyo régimen terminó siendo calificado de 'terrorista' por el gobierno de Trump, sin pruebas ni mayores explicaciones o fundamentaciones.
Apenas comenzando el segundo mandato de Trump, «el pasado 28 de enero -según reporte de la agencia AFP-, la Cuarta Flota de la Armada de Estados Unidos anticipó una nueva operación bajo el nombre 'Lanza del Sur'. Entonces, indicó que se llevaría a cabo en el Comando Sur de Estados Unidos (Southcom), que abarca más de 30 países de Suramérica, Centroamérica y el Caribe». Los periodistas de France Press, indicaron que «la Armada subrayó como objetivo poner en funcionamiento el denominado Sistema de Alerta de Reconocimiento (RAS)».
En ese marco ascendente de concentración y articulación de fuerza militar, comenzó el hundimiento de lanchas en el Caribe, el 01 de septiembre, cuando fueron asesinados once (11) lancheros venezolanos que partieron de la peninsula de Araya, en el estado oriental de Sucre, colindante con Trinidad y Tobago, ruta habitual de traslado de personas, comercio legal y contrabando, y tráfico de drogas, principalmente cocaína y marihuana, procedentes de Colombia. A partir de esos once homicidios, Trump, Hegseth y Rubio cargan con 103 seres humanos asesinados tanto en el Caribe como en el Pacífico. Desde la ONU hasta Human Raight Watch (HRW), pasando por decenas de gobiernos de todo el mundo, los han calificado de «ajusticiamientos extrajudiciales», crímenes al margen de las leyes internacionales y nacionales, incluyendo las de Estados Unidos de América, cuyo gobierno actúa a lo malandro con la impunidad que le garantizan la fuerza bruta y el silencio cómplice de factores de factores de poder políticos, comunicacionales, económicos y hasta religiosos. Y claro, también abonan el silencio y las manipulaciones de quienes han aplaudido los atropellos a los migrantes venezolanos humillados por Trump y Rubio al enviarlos ilegalmente al CECOT de Bukele, el genocidio del sanguinario Netanyahu en Gaza y, por supuesto, una posible agresión militar a territorio venezolano por parte de EEUU.
Esa articulación imperialista y cipaya ha facilitado la agresiva locura -literal- de Trump, Hegseth y Rubio, que hoy conlleva tanto poder destructivo como para arruinar material y humanamente a Venezuela.
Entre insensatez e ignorancia, no pocos venezolanos y venezolanas han sido adoctrinados en la mentira ruín de que los gringos vendrán por Maduro y su entorno, con «mínimos daños colaterales... como hicieron con Bin Laden», y ¡ya! La realidad es muy distinta: vienen a colonizar Venezuela, con su petróleo, gas y otras tantas riquezas, instaurando un gobierno títere, como nunca jamás.
Es un sueño del delincuente Donald Trump y sus cipayos, que no ocurrirá en tierra bolivariana, cuna de Libertadores anticolonialistas y antiimperialistas.
A Bin Laden lo localizaron, rodearon y atacaron, practicamente indefenso, aislado en una casona amurallada, en un pais extranjero y sin potentes sistemas de armas para resistir un ataque, como sí tiene y dispone Venezuela, con diversos elementos bélicos aportados durante las últimas dos decadas por Rusia, China, Bielorrusia e Irán, a través de sucesivos convenios binacionales, absolutamente legales.
Esa diferencia -que no admite habladera de pistoladas- anuncia una confrontación bélica de importancia. No sabemos de su real dimensión ni intensidad, pero si se produce será una guerra de Estados Unidos contra Venezuela, Latinoamérica y el Caribe. Seguramente, es lo que Trump, Hegseth y Rubio evalúan con sus generales y almirantes. Y deben calcularlo bien: todos los analistas estadounidenses, europeos, asiáticos y latinocaribeños que hemos leído y escuchado, coinciden en que será "una guerra", que políticamente arruinará al delincuente homicida Trump y su entorno, que ya suficientes problemas internos confrontan en suelo estadounidense, los cuales ameritan un análisis especial. Comenzando por la negativa de más del 70% de la opinión pública estadounidense, a una guerra de agresión contra Venezuela.
Espero, con ánimo profundo y sentido patriótico, que esta alerta quede en su fase más temprana, ante un posible holocausto que no debe ocurrir. Sin embargo, reitero mi estima y alta valoración a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), que junto con los organismos de seguridad e inteligencia, y la sociedad venezolana se ha preparado para resistir la locura asesina imperialista.
Frente al agresor externo, unión nacional, firmeza patriótica y solidaridad activa en el corazón del pueblo venezolano, tantas veces traicionado, hoy saqueado y empobrecido por los delincuentes de la corrupción, el cohecho y el abuso de poder; y maltratado por el «bloqueo criminal Trump/Guaidó» impuesto durante el primer gobierno del actual inquilino de la Casa Blanca, hoy extendido hasta la pirateria en el Caribe, el asesinato de más de cien lancheros y el robo de nuestro petróleo.
A Maduro, siendo culpable principalísimo de esta crisis prebélica, le corresponde volver a la Constitución, liberar a todos los presos políticos, dar paso a un acuerdo de interés nacional y abandonar el cargo que usurpa, después de haberse robado la elección presidencial de 2024 y de la juramentación írrita del 10 de enero de 2025.
Esta compleja situación requiere soluciones complejas, valientes, sensatas y en el marco de la Constitución, sin saltos al vacío ni violencia fratricida impuesta desde el exterior.
Así despedimos este tumultuoso 2025 y recibiremos al Año Nuevo 2026, entre muchas dificultades, pero con optimismo y voluntad de lucha y servicio al prójimo. Nuestra patria, la paz regional y el desarrollo armónico que deseamos la abrumadora mayoría de venezolanas y venezolanos, tanto aquí como en el exterior, requieren de las mejores y más honestas voluntades, sapiencia, valentía y esmerada dedicación para superar esta tragedia histórica. Soy optimista, sí, en medio de las complejidades referidas, que hoy motivan desesperanza, confusión y hartazgo. Con amor patrio y cristalina solidaridad, les invito a reflexionar con disposición al cambio inteligente por la justicia social y la reconstrucción moral y etica de la función pública. Solo así será posible que lo logremos juntos con pluralidad ideológica, política y religiosa, en democracia participativa, volviendo a la Constitución, nuestra Carta Magna, la ley de las leyes, la casa de los deberes y derechos de todos los ciudadanos y ciudadanas.
Reciban mi abrazo fraterno, al desearles un feliz y prospero año 2026, junto a mis familiares, amistades y demás seres queridos.
manuelisidro21@gmail.com
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