Manuel Isidro Molina
La situación en Venezuela se complica, cada día más. Es una tragedia histórica que se profundiza, en medio de la desesperanza, el empobrecimiento social, lassss represión creciente y la amenaza de agresión militar de Estados Unidos desde el Caribe y el Atlántico, si sumamos a Trinidad y Tobago y Guyana, cuyos gobiernos no han dudado al plegarse a los planes imperialistas de Trump, Rubio y Hegseth contra territorio venezolano, con el aplauso suicida de María Corina Machado y quienes como ella han procurado tal despliegue potencialmente letal.
Es inocultable la depauperación de los pobres y el empobrecimiento de la clase media, que algunos medían o calificaban como 'alta, media y baja' para distinguirlas de los escasísimos ricos del país: hoy los súper ricos -civiles y militares- son los encumbrados corrompidos del PSUV y sus testaferros, auténticos «pudrimillonarios», expertos en el saqueo a la nación sostenido desde 1999 hasta el presente, sin solución de continuidad. Estos pillos y pillas defraudaron -traicionaron- a la mayoría que confió en los postulados y compromisos del original «Polo Patriótico» de 1998 (el de hoy, es un pésimo chiste migajero, adosado al erario), cuando eligió democráticamente a Hugo Chávez Frías a la Presidencia de la República para el período constitucional 1999/2004. Muchos de ellos -no todos- se dedicaron a robar con un frenesí patológico, demencialmente codicioso, haciendo de los gobiernos de Chávez y Nicolás Maduro Moros, los más corruptos e inmorales de toda nuestra historia. Hoy se ven los resultados: les horroriza que el pueblo venezolano conozca las cuantías y procedencias de tales fortunas materiales y dinerarias, uno de los más asquerosos secretos de este primer cuarto del siglo XXI.
Los males empobrecedores del pueblo y la economía se fueron acumulando en Venezuela, con el mal gobierno y la pésima 'oposición' que comenzó fraguando el golpe del 11 de abril de 2002, que se les revirtió como búmeran. De ahí en adelante, el duelo irresponsable fue aumentando hasta la irracionalidad y la irresponsabilidad histórica: el gobierno robando y abusando del poder de mil maneras; y los llamados genéricamente 'opositores' con todas las mañas heredadas de la decadencia del bipartidismo con marcadas tendencias derechistas, 'godas' y macartistas que fueron copando los espacios de inconformidad politica y social, estrechamente asociados a lo peor de las oligarquías latinoamericanas y al submundo del exilio cubano de Florida y lo más rancio e imperialista del bipartidismo estadounidense, en calidad de subalternos unos y cipayos otros.
Eso es lo que hay. Es el maldito entrampamiento que venimos denunciando desde hace años, y que ha sometido al país a grados fratricidas de irracionalidad e irresponsabilidad. Nos someten un gobierno ladrón, represivo e ilegítimo, que pretende perpetuarse en el poder contra la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano, por un lado; y, por el otro, una 'oposicion' cada día más cipaya y desvergonzada que ruega por un zarpazo imperialista de las cañoneras de Trump, Rubio y Hegseth, ofertando a Venezuela como neocolonia y espacio para el reino monroísta y macartista, que sueñan los locos y locas que hoy gobiernan al decadente Estados Unidos de América, apegados fanáticamente al supuesto «destino manifiesto» expansionista sobre los territorios y mares del continente, desde la Patagonia de Chile y Argentina hasta Canadá y Groenlandia. Ni más ni menos.
Ya van más de 70 lancheros asesinados por el Ejército de EEUU en el mar Caribe y el Pacífico, bajo órdenes directas de Donald Trump. Salvo los cipayos y el genocida Netanyahu, desde EEUU y la ONU hasta la CELAC y el Caricom han llovido condenas a esos crímenes descarados e inmorales: menos la OEA panamericanista bajo control de EEUU, y María Corina Machado, flamante Premio Nobel de la Paz, partidaria de los horrendos crímenes de los sionistas en Gaza y de los arbitrarios secuestros de más de 250 venezolanos en las cárceles de Bukele en El Salvador y de EEUU en Guantánamo, espacio militar colonial ocupado en Cuba. En Venezuela, nunca habíamos sufrido tal grado de traición a la patria, desde 1811 hasta el presente, ¡nunca!
Hoy, existe un real peligro de agresión militar estadounidense contra territorio venezolano. La fuerza desplegada en el Caribe es brutal. Su capacidad de fuego es tal, que solo la estatura moral de los pueblos y los riesgos geopolíticos que le hacen resistencia por diversas razones, podrían impedir la tragedia anunciada y 'soñada' por no pocos ignorantes o dementes condicionados por manipulaciones ideológicas muy malignas y hasta genocidas. No es casualidad que algunos venezolanos y venezolanas partidarios de la agresión gringa contra su propia patria, sean también ciegos cómplices del genocidio sionista en Gaza.
Cuando comiencen a caer los primeros misiles gringos sobre dizque «objetivos narcoterroristas», les veremos las caras en medio de la destrucción y la matanza propia de todas las guerras.
El exasesor del Pentágono, Douglas Macgregor (Youtube) lo está advirtiendo muy bien: después de las bombas y la destruccion material, vendrá la ocupación por infantes, marines y fuerzas especiales, que serán repelidos fieramente por los venezolanos y venezolanas en armas, y derrotados como en Vietnam, Laos, Cambodia, Irak y Afganistán.
Entre las muchas complejidades de la realidad venezolana, está una que no entienden ni los gobierneros ni los cipayos: la inmensa mayoría de los venezolanos y venezolanas rechazamos simultáneamente al régimen ladrón y represor de Nicolás Maduro, el PSUV y sus testaferros; y la amenaza imperialista de agresión militar ordenada por el psicópata senil Donald Trump, apoyada por los cipayos de acá y las oligarquías de America Latina y el Caribe.
Quien no haya sido cipayo ni quiera convertirse en uno, que reflexione. Las primeras bombas partirán a Venezuela en dos, y no habrá vuelta atrás: nos tocará sufrir los estragos de una guerra civil terrible durante años, en un bando los patriotas, y en el otro los cipayos junto al agresor extranjero. Después, nos encargaremos de Maduro, el PSUV y sus testaferros.
Están a tiempo de parar la guerra. Después, no lloren ni se lamenten.
Paz, solidaridad y democracia deben nutrir el buen compromiso para el desarrollo armónico de Venezuela, sobre la base de respeto a la Constitución, ética y moral en la función pública y respeto absoluto a los derechos humanos, la justicia social y la independencia y soberanía nacional.
manuelisidro21@gmail.com



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