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I. Con
retraso de varios años, el Banco Central de Venezuela (BCV) informó de los
catastróficos desempeños económicos durante el lapso 2013-2018, que abarca el último bienio del primer período
presidencial de Nicolás Maduro, una
radiografía estadística que no refleja los sufrimientos humanos ni genera
confianza en los ámbitos políticos y económicos nacionales e internacionales,
dadas la opacidad y ausencia de rigor técnico.
II. Los
diálogos de Noruega aportaron un espacio para construir compromisos que el
gobierno del PSUV y la oposición dominada por el "G4" difícilmente
coronarán con éxito, mientras otros sectores no sean
incorporados a las pláticas.
III. Frente a las posiciones mineralizadas de
gobierno y oposición, ha surgido la potencialidad del "referendo
consultivo" como propuesta constitucional para la renovación
electoral de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
IV. El
entorno internacional propicia una solución negociada a la crisis política que
impacta gravemente lo económico, social, institucional y moral en la sociedad
venezolana. El gobierno de
EE. UU. se ha quedado aislado con su amenaza de uso de la fuerza militar
como "opción" para Venezuela.
V. Un gobierno con disminuida base
popular y un archipiélago político que no encuentra cómo enfrentarlo
eficazmente, seguirán marcando el paso errático de este rico-pobre país
suramericano.
DESARROLLO.-
I. Con retraso de varios años, el Banco
Central de Venezuela (BCV) informó de los catastróficos desempeños económicos
durante el lapso 2017-2018, que abarca el último bienio del primer período
presidencial de Nicolás Maduro, una radiografía estadística que no refleja los
sufrimientos humanos ni genera confianza en los ámbitos políticos y económicos
nacionales e internacionales, dadas la opacidad y ausencia de rigor técnico.
Nadie en Venezuela cree en las
cifras que recurrentemente suministra el BCV después de lapsos de opacidad
total e inactividad estadística confiable, bajo estricto control por parte del
gobierno. Tampoco los organismos multilaterales le asignan mucho crédito:
recientemente, el Banco Mundial excluyó a Venezuela de sus estimaciones
económicas para el ejercicio 2019, precisamente por ausencia de cifras
confiables.
Ese aspecto no es exclusivo del
BCV: la opacidad se hizo "política de Estado" desde la era Chávez, y
abarca al Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el otro organismo nacional
otrora reconocido por su competencia técnica y probidad estadística. Lo mismo
ocurre con los resultados y estimaciones aportados tardíamente por el
ministerio de Energía y Petróleo y Petróleos de Venezuela, S. A. (PDVSA), el
corazón económico del país; o por los despachos de Interior, Justicia y Paz, de
Educación, de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, de Salud y de
Agricultura y Tierras, igual que casi todos los organismos públicos nacionales,
regionales y municipales bajo el manto de censura y manipulación de resultados
y proyecciones establecido. Por ello, los altos funcionarios tienen tan poca
credibilidad en el país y el exterior.
Según el informe publicado por el
BCV el 04.06.2019 (www.bcv.gob.ve), la variación del Índice de Precios al
Consumidor (INPC)
cerró 2017 en 862,6 % y en 130.060 % para 2018. En contraste, son conocidas
las estimaciones -tampoco confiables- que han sido dadas a conocer por la
Asamblea Nacional (AN),
cuya Comisión de Finanzas calculó índices de inflación de 2.616 % y 1.698.488,2 % durante
2017 y 2018, respectivamente.
Ese contraste entre unas y otras
cifras -ambas no confiables por sus motivaciones políticas conocidas-, aporta
una idea de las dificultades para evaluar y comprender el estado real de la
economía venezolana y sus potencialidades u opciones, a la hora de revertir las
tendencias negativas. Ejemplo de ello son las estimaciones de la inflación acumulada de 2019: para el BCV es de 1.047
%, y para la Comisión de Finanzas de la AN es 666 %.
En ese mar de dudas, el BCV lanzó
una estimación que no deja de ser alarmante: entre el tercer trimestre del 2013 y el tercer trimestre del 2018, la
economía cayó 52,37 %,
lapso comprendido en el primer período del presidente Nicolás Maduro (abril 2013-enero
2019). Solo en 2017
-año de inicio de las agresivas acciones ilegales del gobierno de Donald Trump
contra la economía venezolana- la caída
del producto interno bruto (PIB), según el BCV, fue de 18,6 %. Otros datos
oficiales del BCV son altamente negativos:
-El consumo privado cayó 16,2 % en 2017 y 18,7 % en 2018.
-La inversión de capital disminuyó
45,3 % en 2017 y 47,8 % en 2018.
-Sector construcción perdió 89,3 %
-Sector comercio bajó 74 %.
-Sector finanzas y seguros se contrajo 73,6 %.
-Sector manufacturas descendió
68,8 %.
-Sector minería declinó 44,2 %.
No obstante ese delicado cuadro
económico registrado hasta 2018, el bolívar parece haberse estabilizado en el
lapso mayo-junio 2019, pues el mismo portal web del BCV, para el 06.06.2019,
anunciaba el "Tipo de Cambio de Referencia":
EURO
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YEN
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YUAN
|
RUBLO
|
DÓLAR
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Bs. 6.654,05
|
Bs. 856,83
|
Bs. 1.034,25
|
Bs. 90,66
|
Bs. 5.919,24
|
Este sostenimiento del bolívar en
+/- Bs. 6.000 por US$ y +/- Bs. 6.600 por Euro, etc., revela un relativo éxito del abandono del
control de cambio hacia las "mesas de cambio" en la banca pública y
privada, pero también sugiere la posible existencia de un "mercado negro de divisas"
proveniente de dos fuentes delictivas con alta incidencia en la vida
venezolana: la corrupción administrativa
(saqueo del erario y descapitalización de la economía venezolana mediante
exprtación de capitales sucios) y el narcotráfico
(100 % proveniente de las mafias colombianas, tanto para consumo interno
como para re-exportación hacia Europa, Norteamérica, Centroamérica y el Caribe).
A ello se deben sumar otras fuentes de enriquecimiento ilícito como el comercio formal especulativo con
evasión de impuestos nacionales y municipales; y el comercio ilegal de productos traídos del exterior vía contrabando o
sustraidos de los organismos públicos con políticas sociales como en
alimentación y salud ("bachaqueo" de alimentos y fármacos subsidiados
por el Estado, como también ocurre con la gasolina
y otros derivados de los hidrocarburos prácticamente "regalados" por
PDVSA).
Otro rubro importante de sostenimiento del bolívar
frente al dólar estadounidense y el euro en Venezuela, es el envío de "remesas" personales a familiares y
amigos desde el exterior, tanto en la modalidad de efectivo en dólares y euros,
como en la generalizada transferencia de bolívares a cuentas personales, previa
transacción de dólares y euros en el exterior. Estos mecanismos, aun no
cuantificados oficialmente o por equipos profesionales privados confiables y
reconocidos, han servido también para
auxiliar a millones de venezolanos y venezolanas sin capacidad de compra en el
país, empobrecidos, que de otra forma deambularían famélicos por calles de
ciudades y senderos de zonas rurales:
"Yo medio vivo por lo que me
envían mis hijos..." desde el exterior, se escucha habitualmente en todas las
regiones del país. Y no es para menos, simplemente los ingresos laborales en
bolívares están pulverizados por el especulativo-delictivo costo de la vida,
igual que los ingresos familiares incluyendo los provenientes de trabajos por
cuenta propia (no contabilizados estadísticamente) y los aportes de
jubilaciones, pensiones y otras bonificacion oficiales.
Cada día más, las transacciones se hacen en
"dólares" (o por su equivalencia en bolívares), a la hora de adquirir
bienes de todo tipo, pagar servicios privados (mecánica automotriz,
reparaciones del hogar, mantenimiento industrial, etc.) y hasta las
consultas médicas y odontológicas
privadas. En esta materia, el cambio ha
sido radical y parece haber llegado para quedarse, mientras la dinámica
política no permita el necesario proceso de reconstrucción de la economía y la
disciplina social que le es consustancial.
En este contexto,
la caída de la producción petrolera y las exportaciones de hidrocarburos, clave
para el ingreso de divisas al país, es un dato duro de la realidad venezolana
actual, materia que abordaremos en próximo informe confidencial, pero hacemos
notar que va aparejada con la abrupta caída de las importaciones de gasolina y
aditivos indispensables para los procesos locales de producción y refinación de
hidrocarburos.
La evidente
escasez de gasolina y gasoil en el mercado interno es un síntoma grave e
inocultable, que en mayo y lo que va de junio 2019 comenzó a golpear la
economía en general y al transporte público y privado de personas y mercancías,
ralentizando más al sistema económico nacional y a la sociedad venezolana.
Si bien la
tendencia negativa se viene observando desde 2013 abiertamente -tanto por impericia y corrupción en el desempeño
público como por la conflictividad
política con impactantes picos de violencia opositora contra el gobierno del
presidente Maduro durante los años 2013, 2014, 2017, 2018 y 2019, incluidos
el magnicidio frustrado del 04.08.2018 y los acontecimientos del 23.01 al 30.04
del año en curso-, necesario es resaltar
el impacto adicional, in crescendo,
del bloqueo financiero, económico, comercial y petrolero impuesto por el
gobierno del presidente Trump contra la economía venezolana, a partir del
segundo semestre de 2017, aunque desde 2014 la administración Obama comenzó
la aplicación de sanciones individuales contra funcionarios venezolanos y el 9
de marzo de 2015 decretó "emergencia nacional" caracterizando a Venezuela como "amenaza inusual y extraordinaria a la
seguridad nacional y a la política exterior de Estados Unidos". Dicha "orden
ejecutiva" (decreto) ha sido prorrogada sucesivamente en 2016 (Obama), 2017,
2018 y 2019 (Trump), base política y legal para todo el tinglado estadounidense
contra el gobierno y la sociedad venezolana en su conjunto, con medidas cada
vez más duras y extorsivas durante los últimos once meses.
Desde octubre de 2017, este cerco incluye la grave
amenaza de intervención militar por parte de EE. UU., cuando Trump preguntó a
varios de sus asesores de seguridad y defensa por qué no se podía invadir
Venezuela. "Todas las opciones
están sobre la mesa", ha dicho el presidente estadounidense en
varias oportunidades, en su afán por derrocar al gobierno de Maduro, quien
hasta ahora ha sabido superar muchas de las dificultades generadas por Trump y
las corrientes opositoras nativas que trabajan coordinadamente con Washington y
sus asesores de seguridad, defensa y cancillería, como nunca antes había
ocurrido en Venezuela por colectividad política alguna.
Sin embargo, Caracas resiente el peso sobre la
economía de la andanada de agresiones políticas, económicas, financieras,
comerciales y petroleras de EE. UU., a pesar del apoyo efectivo –coyuntural y
estratégico- de potencias aliadas como Rusia y China, en primer plano, y
también India, Turquía y varios otros importantes países.
II. Los
diálogos de Noruega aportaron un espacio para construir compromisos que el
gobierno del PSUV y la oposición dominada por el "G4" difícilmente
coronarán con éxito, mientras otros sectores no sean
incorporados a las pláticas.
No ha sido, el mandatario venezolano, un hueso fácil
de roer, como el mismísimo Trump lo reconoció recientemente, después del fiasco
del golpe de Estado frustrado del 30 de abril pasado, según reportó The Washington Post citando fuentes confidenciales de
la Casa Blanca.
Maduro, aprovechando la situación post 30-A,
autorizó la prórroga de sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente
(ANC) hasta el 31 de diciembre de 2020, y anunció la propuesta de elecciones
legislativas adelantadas, materia que dejó en manos del Consejo de Defensa de la Nación (Art. 323 CRBV), una
velada forma de comprometer a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
(FANB) en los próximos pasos políticos de su gobierno.
Con su conocida estrategia de "máxima
presión" sobre sus competidores en los negocios, contrincantes políticos
en EE. UU. o enemigos en el plano internacional, Trump ha desplegado todo su
furor contra el gobierno venezolano, al extremo de lanzar sucesivas acciones
económicas y financieras que están afectando a la sociedad venezolana entera,
desde bloqueos financieros y petroleros hasta la suspensión de vuelos civiles
directos Venezuela-Estados Unidos y la prohibición de aterrizaje de aviones con
siglas venezolanas en territorio estadounidense.
Las consecuencias de ese bloqueo contra Venezuela se
están sintiendo fuertemente en la industria petrolera y en el suministro de gasolina,
gasoil y otros derivados de los hidrocarburos al mercado interno, pero también
en la importación regular de medicamentos y alimentos, lo que está generando
malestar en la población y rechazo popular a tales males, procurados ante la
administración de Trump por los líderes más radicales de la oposición
venezolana.
El gobierno de Maduro ha desplegado una campaña de
denuncias en el país y el exterior, sobre estos enojosos aspectos que
parecieran apuntar al desprestigio de los opositores venezolanos que aplauden
el bloqueo, y contra el bloqueo mismo impuesto por Washington:
"Desde el año
2017 el gobierno de Estados Unidos dirigido por Donald
Trump reconoce
haber aplicado 150 medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela,
con el propósito de derrocar al
Gobierno Constitucional del presidente de la República, Nicolás Maduro, reelecto el pasado 20 de mayo con más del 67% de los
votos.
La cifra se
desprende de un informe publicado por el Departamento de Estado del gobierno
norteamericano el 24 de abril que fue eliminado al día siguiente. A manera de
confesión asumen haber impuesto no menos de 150 medidas coercitivas contra el
país, las cuales afectan no solo al Ejecutivo Nacional, sino la cotidianidad de sus
habitantes".
Fuente:
Cancillería de Venezuela
Por su impacto y naturaleza, el bloqueo de EE. UU.
contra Venezuela va teniendo un efecto adicional: políticamente, deja a la
dirigencia opositora venezolana de turno como subsidiaria de la política
estadounidense, lo que afecta su prestancia y vigor entre la población,
cada día más comprometida por los fracasos del gobierno, los errores de la
oposición y el "bloqueo gringo", como se le comienza a llamar
coloquialmente.
En medio de esta tensa situación venezolana, los
"Diálogos de Oslo" se han producido bajo la conducción del experto
negociador Dag Nylander, reconocido por su alto desempeño durante arduas
tratativas entre israelíes y palestinos (1993) que concluyeron en los
"Acuerdos de Oslo"; y entre representantes del gobierno de Colombia y
la guerrilla de las FARC que abrieron camino a los "Acuerdos de paz de La
Habana" (2016).
Washington parece haber sido sorprendido por los
diálogos de Oslo, que ciertamente alejan la "opción militar" contra
Venezuela, que desde el 23 de enero pasado -cuando el diputado Juan Guaidó se
autojuramentó en plaza pública como "presidente encargado de Venezuela"-,
hasta el golpe frustrado del 30 de abril, estuvo acechando al cuadro político
venezolano. En efecto, los diálogos de Noruega aportaron un
espacio para construir compromisos entre el gobierno del PSUV y la oposición
dominada por el "Grupo de los 4" ("G4"), pero difícilmente coronarán con éxito, mientras
otros sectores no sean incorporados a las pláticas. No se comprende cómo los principales dos corresponsables de
la crisis, puedan ser ahora los únicos generadores de un acuerdo político de
paz, electoral y constitucional.
Los "Diálogos de Oslo" son hoy el principal mecanismo de paz
para superar democráticamente la crisis política venezolana, y así abrir paso a
la reconstrucción integral de Venezuela, pero no el
único. Incluso el Grupo de Lima y la
Unión Europea con su "Grupo de
Contacto", se han pronunciado recientemente desde su reunión conjunta en
Washington, contra una intervención militar sobre Venezuela, lo que deja en
solitario las amenazas en ese sentido: ninguno de los gobiernos aliados de Trump
en América y Europa se ha inclinado por la "opción militar", quedando
ahora como lejanos ecos algunas expresiones del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y de su colega
colombiano Iván Duque, que no encontraron apoyo entre los militares de
ambos países, temerosos de involucrarse en un potencial holocausto en el país
vecino, cuya capacidad de respuesta está diseñada para resistir una invasión
en términos de "guerra asimétrica" y "guerra de todo el
pueblo".
Hasta ahora, se
puede inferir -a pesar del secreto convenido- que la paz es interés común de
las delegaciones venezolanas reunidas en Oslo por la cancillería noruega; y en
todo caso, es el gobierno de EE. UU. el único que la ha contrariado como
"opción", junto con sectores extremistas de la oposición venezolana,
cada vez con menos audiencia.
También es
comprensible que ambas partes hayan planteado sus tesis-base:
1.- Permanencia
de Maduro en Miraflores hasta enero de 2025 y elección este año de nueva
Asamblea Nacional, por el lado gubernamental; y 2.- "Cese de la
usurpación, gobierno de transición y elecciones libres", por parte de los
opositores.
Ambas son inaceptables para las partes, por lo que una opción
alternativa sería factible, pero no fácil de lograr.
III. Frente a las posiciones mineralizadas de
gobierno y oposición, ha surgido la potencialidad del "referendo
consultivo" como propuesta constitucional para la renovación electoral
de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
La Alianza por el Referendo Consultivo (ARC)
ha solicitado al gobierno de Noruega, que sean incorporados a las
conversaciones otros factores políticos y representantes de sectores
económicos, sociales, académicos y culturales, con la finalidad de ampliar las
opciones, más allá de la exclusiva competencia de los dos principales
corresponsables del atolladero. Específicamente, le han pedido que la
alternativa de un Referendo Consultivo
para consultar al pueblo directamente sobre la elección simultánea de Presidente y Asamblea Nacional, sea
incorporada al menú de opciones para los "Diálogos de Oslo".
Esta opción ha
sido presentada formalmente en Caracas a las delegaciones diplomáticas de
México, Uruguay, Unión Europea y Naciones Unidas; y últimamente, a la de
Noruega por vía epistolar, ya que el embajador con competencia para Venezuela
está radicado en Bogotá, Colombia. Es decir, el planteamiento es conocido por
los gobiernos mencionados arriba, y por el Secretario General de la ONU.
El Referendo Consultivo así propuesto se
basa en el espíritu democrático y participativo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y en sus
artículos 2, 5, 70 y 71 que preservan la soberanía en el pueblo,
intransferible, siempre por encima de los poderes constituidos. Y visto el
fracaso de las partes como actores políticos, es hora de llamar a expresarse a la voluntad nacional mediante
referendo.
Claro, los "Diálogos de Oslo" llevarán
su tiempo: nada indica que sus réditos serán inmediatos, lo cual tampoco
los anula como camino de paz y entendimiento nacional.
IV. El
entorno internacional propicia una solución negociada a la crisis política que
impacta gravemente lo económico, social, institucional y moral en la sociedad
venezolana.
El contexto
internacional facilita una solución negociada, a pesar del particular empeño
del gobierno de Trump de asfixiar al gobierno y a la sociedad venezolana con el
bloqueo y la amenaza de intervención militar, rechazada por todos los países del planeta con excepción de EE. UU. que
la mantiene como "opción".
El bloqueo
estadounidense contra Venezuela genera aversión en muchos países, por su
naturaleza y consecuencias: en el entorno latinoamericano y caribeño se teme un
incremento del éxodo venezolano, en la medida en que se compliquen más las
condiciones internas económicas y sociales; y Europa no oculta sus
preocupaciones ante una escalada que se saldrá de control en caso de una
intervención militar comandada por Estados Unidos, la única posible.
Aunque parezca contradictorio, esto facilita la opción de paz y
negociación, internacionalmente. Entre tanto, unos 140 países y la
ONU siguen manteniendo relaciones normales con Venezuela, dada la
mineralización de 52 países que han reconocido al diputado Guaidó como
"presidente encargado de Venezuela" y a un supuesto
"gobierno" suyo que en realidad no existe: solo el ímpetu coactivo del gobierno de Trump a favor de esa posición,
motivó esos reconocimientos y la aceptación de "embajadores"
designados por el autoproclamado.
Desde Moscú,
recientemente los presidentes de Rusia y China han reiterado su firme
reconocimiento al gobierno de Maduro, y Vladimir Putín llegó a ridiculizar la
forma en que Guaidó se autoproclamó para intentar ejercer el poder, alerta a la
comunidad internacional que presentó en rueda de prensa mundial. Ambas potencias mantienen serias
diferencias con el gobierno de Trump por múltiples e importantes intereses en
conflicto, y a la vez sostienen estrechas relaciones políticas, económicas y
estratégicas con Caracas, lo cual le provee a Maduro una cierta estabilidad y
capacidad de maniobra en los campos diplomático, económico, científico,
tecnológico y militar, además del poder de veto en el Consejo de Seguridad
de la ONU por parte de Pekín y Moscú.
V. Un
gobierno con disminuida base popular y un archipiélago político que no
encuentra cómo enfrentarlo eficazmente, seguirán marcando el paso errático de
este rico-pobre país suramericano.
Ese entorno
internacional favorable a la paz y el entendimiento, permite exigir del
gobierno y la oposición la responsabilidad de construir soluciones viables por encima de sus intereses parciales:
un gobierno con disminuida base popular y un archipiélago político que no
encuentra cómo enfrentarlo eficazmente, seguirán marcando el paso errático de
este rico-pobre país suramericano, si no
cambian sus prácticas y concepciones, algo harto difícil.
La calidad de las
capacidades del actual liderazgo político venezolano, está más que en duda, no solo por sus ejecutorias conocidas y modos de
pensar sino por la tesitura ética de muchos de sus actores más destacados.
Ello genera una crisis de confianza que únicamente
pudiera ser superada a partir de un pronunciamiento popular democrático que
altere el ritmo actual de la política y la vida en Venezuela. Si los
negociadores de Oslo no toman en cuenta estos factores críticos, difícilmente
estarán en capacidad de lograr acuerdos viables.
CONCLUSIONES PROSPECTIVAS.-
a) Las complicaciones económicas se mantendrán
durante el resto del año 2019, con énfasis en la actividad petrolera e
industrial, debido al bloqueo de EE. UU., la falta de financiamiento y la
pésima gestión pública con grados de corrupción y arbitrariedades
despreciativas del talento laboral, la productividad y los niveles de responsabilidad.
b) Por
conveniencia política, el gobierno de EE. UU., parece obligado a esperar los
resultados de los "Diálogos de Oslo",
sin ablandar el bloqueo extorsivo desplegado contra Venezuela.
c) Las posibilidades reales de una
intervención militar de EE. UU. contra Venezuela han aminorado en este
segundo trimestre, pero esa "opción" se mantendrá en el esquema de
asfixia de Washington.
d) China y Rusia mantendrán sus compromisos
estratégicos con Venezuela frente al empuje de EE. UU. y su política
dirigida a defenestrar a Maduro.
e) La instalación
por el presidente Maduro del Consejo de
Defensa de la Nación en sesión permanente, involucrará directamente
a la FANB en la toma de decisiones políticas del gobierno, una forma de sellar
"la unión cívico-militar" y la cohesión de los militares en torno a
Miraflores.
QUO VADIS Consultoría Estratégica *
Junio 2019
DIRECTOR: Manuel Isidro Molina
@manuelisidro21
manuelisidro21@gmail.com
DIRECTOR: Manuel Isidro Molina
@manuelisidro21
manuelisidro21@gmail.com
* Este informe confidencial circula entre abonados privados e institucionales, la primera semana de cada mes. Las evaluaciones, conclusiones prospectivas y recomendaciones se basan en análisis político de coyuntura con metodologías cualitativas y cuantitativas profesionales y no vinculadas a intereses partidistas o económicos. Está diseñado para satisfacer especialmente los requerimientos de información crítica de los actores políticos, económicos y sociales, las representaciones diplomáticas y multilaterales, así como centros públicos y privados de investigación y desarrollo de políticas públicas.
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