Advertencia número 50
Después de muchos años de excusas, de rabietas en el CU, de eludir el tema electoral utilizando distintos argumentos, de catalogar de enemigos de la institución a quienes mencionaban la necesidad de renovar a las autoridades universitarias, de tener los decanos y las autoridades los períodos largamente vencidos, de conformar al Consejo Universitario con encargados de encargados, violando abiertamente la Ley de Universidades, y sin planes y programas discutidos con sus comunidades para el mejoramiento de las mismas dependencias, de aplicar la conseja: “queremos elecciones, pero el gobierno no nos deja”, la comunidad universitaria de la ULA decidió desde distintos grupos de opinión, desde APULA y desde la seccional de profesores jubilados, insistir ante el CU en la necesidad de la reinstitucionalización de la universidad a todos los niveles, comenzando por las autoridades universitarias y los decanos.
La máxima instancia de gobierno universitario (el CU) decidió meses atrás, nombrar una comisión para que estudiara si era factible o no, este llamado a elecciones en la universidad. Después de consumir el tiempo respectivo, dicha comisión le indica al CU que sí es factible hacer las elecciones universitarias y el CU decide que la comisión electoral (CE) debe hacer una consulta al “claustro originario” para conocer su opinión sobre el ejercicio del voto por parte de los empleados y los obreros. La CE elabora varias comunicaciones e informes sobre la dificultad técnica y de logística para realizar dicho mandato. La seccional de profesores jubilados decide consultar a la comunidad universitaria en general, para preguntarle si era necesaria la renovación de las autoridades mediante un proceso electoral, casi 1700 universitarios dijeron que sí era necesario, el punto estuvo en agenda y el CU no lo discutió por un tecnicismo legal de funcionamiento del cuerpo.
Curiosamente, ese día hubo una protesta simbólica y pacífica de un conjunto de unos 70 universitarios que fue calificada por el rector como una payasada, negando la realidad afirmando que la mayoría de los presentes no eran miembros de la colectividad universitaria. Tristemente, algunos miembros novísimos del CU la calificaron de “un burdel”, que por razones conocidas por la comunidad universitaria no comentaré en lo que han convertido a ese honorable recinto del “hall del rectorado”, sin mencionar, como se expresa en criollo: que no dijeron ni dirán, esta boca es mía.
Afortunadamente y por arte de magia, desde la oficina de prensa de la universidad se hace una consulta relámpago y en términos claros sobre la necesidad de realizar elecciones universitarias. Los resultados fueron contundentes: más del 85% se expresa positivamente. Inexplicablemente, a la semana siguiente, las instancias técnicas de la universidad en conjunto con la comisión electoral, cumplen con el cometido encomendado por el CU a la comisión electoral meses antes y el resultado es abiertamente favorable a la inclusión de los empleados y los obreros en el padrón electoral.
Todos estos movimientos evidencian dos asuntos importantes que la vanidad y el deseo de permanecer en el poder no habían querido reconocer:
1.- No era “un grupito” el que en el transcurso del tiempo ha estado pidiendo a gritos las elecciones universitarias y;
2.- El voto de los empleados y los obreros, que negaron en diferentes declaraciones pensando que ese era el pensar de los egresados, los estudiantes, y los profesores, debe ser considerado en el reglamento electoral y en función de términos porcentuales.
Le corresponde ahora al consejo universitario asumir la responsabilidad histórica, que se ha negado a asumir hasta ahora, de cumplir con el ordenamiento jurídico vigente, de ejercer la autonomía universitaria que pareciera que solo se defiende a “gritos y zapateos” para la materia electoral, porque para los otros asuntos universitarios importantes es inexistente (y a las pruebas me remito), para elaborar un reglamento electoral transitorio, que bastante modelos tiene, para que la comisión electoral llame a elecciones tan pronto como sea posible, y poder renovar las autoridades de la institución, y para salir de la condición de ilegalidad e ilegitimidad en que se encuentra el cuerpo. El caso del secretario es patético y no los eximirá de responsabilidades por acción u omisión. Hay varias clases de mentirosos, pero el más peligroso es el que miente conscientemente.
Lamentablemente, hoy 27 de julio de 2023, (en un acto que se puede considerar de una burla, de viveza criolla, o a la ausencia de espíritu universitario, y al desconocimiento del legado de Perucho que en discursos dicen admirar), el CU nombra una comisión integrada por gente de absoluta confianza “del jefe”, para que, en treinta días hábiles de acuerdo al calendario universitario, presente un informe preliminar al cuerpo sobre el reglamento electoral. Esta desacertada decisión, continúa poniendo en grave riesgo a la institución universitaria.
Léster Rodríguez Herrera
Ex rector de la ULA
Ex alcalde la ciudad de Mérida
Mérida, 27 de julio de 2023
Mes del centenario del nacimiento del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez
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