sábado, 19 de agosto de 2023

19 de agosto: Día del Fotógrafo

«La ayuda del padre»:
La icónica fotografía de 1962 tomada durante «El Porteñazo»


***En el país hay una larga lista de dignos representantes de tan importante oficio

Por Luis Carlucho Martín

Este 19 agosto se celebró el Día del Fotógrafo, un oficio que va de la mano del periodismo para, entre ambos, hurgar en el pasado y presente y dejar constancia de la historia y la vida social contemporánea.

Además, existieron y existen fotógrafos por hobbie, por diversión, para el recuerdo, para hacer homenajes, para documentar fiestas y eventos, así como quienes desde su trabajo le han dado realce a las características artísticas de sus objetivos, que nada y mucho tienen que ver con la función periodística.

A todos ellos, nuestro humilde reconocimiento, ya que sus innumerables clicks nos llevan a un  inevitable lugar común: una fotografía habla más que mil palabras. Viva el lenguaje visual.

Desde el viejo daguerrotipo ideado y perfeccionado a partir de 1839 por Louis Daguerre en Francia, hasta la máquina más moderna y sofisticada con la que nos podemos topar hoy día gracias a los adelantos tecnológicos, todos esos equipos fueron y son operados por una mano humana, alguien que con su visión muy particular acciona su obturador para plasmar el detalle, el momento o el suceso según su punto de vista. Y así se difunde. Así se ha hecho la historia. Negarlo no pasaría de una mera necedad. Subjetividad gráfica o criterio comunicacional. Da lo mismo a la hora de evaluar tan determinante y valioso oficio.

Pioneros en el país

Le damos crédito al estudio acerca de la historia de la fotografía en Venezuela, presentado por Aglaia Berlutti en unas líneas tituladas “ABC del fotógrafo curioso: Fotógrafos Venezolanos que deberías conocer”.

Allí se destaca entre los pioneros de la actividad fotográfica en el país a Pal Rosti, Federico Lessmann, Henrique Avril, Ignacio Manrique, Luis Felipe Toro, Alfredo Boulton, Ricardo Razetti, Grazziano Gasparini, Sebastián Garrido, José Sigala, Bárbara Brändly, Paolo Gasparini, Héctor Rondón, Luis Brito, Ricardo Armas, Alexis Pérez Luna, Vladimir Sersa, Nelson Garrido, Thea Segall, Antolín Sánchez.

De ellos se nos antoja realzar al apureño Héctor Rondón, quien se hizo ganador del Premio World Press Photo of the Year en 1962 y el Premio Pulitzer de fotografía periodística del año siguiente por su destacado y valiente trabajo reconocido a nivel mundial como “Ayuda del padre”, fotografía efectuada durante El Porteñazo (dramática imagen que le dió la vuelta al mundo: un cura rescatando a un soldado herido de muerte).

Entre los contemporáneos de dedicación periodística noticiosa, que incluso han servido para apoyar investigaciones policiales destaca la labor de Jesús Castillo y de Álex Delgado. Sus hermanos (nuestros primos) Ramón (+) y Henry Delgado también sobresalieron, pero en el área deportiva, donde después del maestro Vicente Correale y Francisco Mata (+) y sus compadres Larry Azuaje y José NOGUERA, entre otros, tenemos a generaciones intermedias como Marcos Colina, Américo Morillo, Alex Schemberg y Héctor Castillo, entre otros. En aspectos sociales estuvo nuestro tío Juan Quijano (+) y su legado. En la fotografía artística está Félix Gerardi, quien además es un maestro de la fotografía denuncia. También destacan Javier Campos, Vladimir Méndez, Bernardo Suárez y Luis Angulo.

Subjetividad en el click y en las teclas. Disculpen los obviados. Felicidades a todos; especialmente a mis compañeros de labores en Ciudad Ccs y Épale y a excompañeros, eternos amigos del camino...


A Mata se le olvidó ponerle el rollo a la cámara ese día...

Nacido en su querida Macarapana, por allá cerquita de Carúpano, Francisco de Paula Mata Rivero, dejó huella en el periodismo gráfico deportivo caraqueño y nacional, por su accionar como laboratorista fundador del Bloque De Armas y del departamento de fotografía del Instituto Nacional de Deportes.

Se nos fue hace unos años. Llegó al IND gracias a sus condiciones como ciclista, que fueron demostradas al ganar un clásico ciclístico caraqueño especial para repartidores de farmacias (evento ya desaparecido), y refrendadas con su inclusión en la selección distrital y luego nacional de calapedismo, con la que destacó en varios ciclos olímpicos.

Inició en la fotografía al dejar la bicicleta. Recibió apoyo de un periodista directivo del ciclismo, Jesús Eduardo Lizarraga, para estudiar en Munich, Alemania, donde además perfeccionó ciertas técnicas del bell canto y desde entonces Pancho o Matica, demostró sus dotes como el tenor de la fotografía deportiva y de la Coral ienedista.

Así comienza su carrera "Granada", otro mote, en honor a la pieza maestra del mexicano Agustín Lara, que este hijo adoptivo de Care, La Guaira, entonaba en cualquier reunión social de sus días de fotógrafo raso o de directivo del Círculo de Reporteros Gráficos, donde escaló posiciones por su tesonero trabajo gremialista.

Como buen oriental, era apostador, echador de cuentos, libador y buen pico, sin llegar a sibarita. Le hacía swing a cualquier rumba, y si era de cantar donde sea y hacer cada día más amigos él era el número uno. Sin mezquindad alguna compartía no solo sus conocimientos sino los trucos aprendidos y perfeccionados en los laboratorios de fotografía donde laboró por casi 40 años.

En las, tristemente, desaparecidas olimpiadas venezolanas (juegos nacionales juveniles) era el encargado de armar los laboratorios, cuyos cuartos oscuros para el revelado preparaba cuidadosamente con bolsas plásticas negras y como por magia todo salía bien.

Eran los días del arte fotográfico en blanco y negro, y de la cámara de rollos, de 24 o 36 exposiciones.

Una jornada de esas estuvimos en una tasca de La Candelaria jugando caballos. No ganamos ni una carrera lo cual afectó nuestro presupuesto etílico. Mata se las ingenió. Cantó Granada, Júrame y Desesperanza. Arrancó aplausos. Impresionó al dueño, quien a cambio de otras canciones y unas  fotos nos exoneró la cuenta.

De repente Matica me dice, Luis vámonos pal carajo: Se me olvidó ponerle rollo a esta vaina. Y nos fuimos a contarle eso a la negra Ana, el amor de su vida...


Sobre la fotografía cotidiana

***Diversas funciones y objetivos tienen los aspectos gráficos en el mundo informativo

Cuando usted asume que su rol en la vida es estar detrás de una cámara fotográfica adquiere una responsabilidad de orden social, histórica, artística y, por supuesto, periodística.

Cada captura de cada imagen servirá para corroborar un hecho de la historia, para apoyar actos de diversión, para entretener como hobbie o para comprobar versiones periodísticas, incluso investigaciones policiales.

Son muy diversas las tendencias de este oficio que cada día cobra más importancia en la sociedad moderna plagada de comunicación alternativa.

Desde el fotógrafo de plaza (hoy, una especie en peligro de extinción) hasta el documentalista de la naturaleza o de las ciencias criminalísticas o el recabador de datos gráficos de la historia, tienen sus particulares puntos de vista que hacen de cada exposición una pieza única y con una valoración diferente pero determinante en la construcción del informe final que no es más que el registro de la historia, no necesariamente con carga periodística, pero siempre aporta.

De distintos matices

Hace unas cuantas lunas, en las plazas de Caracas, no faltaba un caballito de juguete, un sombrero de charro o cualquier otra figura que simpatizara a los niños para hacerle una fotografía con cámara instantánea (como la desaparecida Polaroid) que el fotógrafo en tiempo récord tenía lista para la venta.

Su producto era casi un souvenir obligado u obligatorio de esos paseos dominicales en familia. Los que no lograban convencer a los austeros padres acerca de la importancia de aquella gráfica (que por más que la cuidaras se decoloraba en unos quince días) te perseguían con aquellas minilupas piramidales plásticas, con una diapositiva en su interior, que te podías colgar como llaverito. Eso llegó a ser un boom, excelente para el recuerdo familiar y muy bueno como sustento para el encargado de esos clicks instantáneos.

De igual manera, otra especie que ha disminuido (más por situación país) es el fotógrafo de fiesta. Ahora la tendencia es contratar equipos completos con videos y efectos especiales, lo cual limita al fotógrafo nato.

Tú estabas en tu rumba y al salir había una pared full de fotos y te buscabas allí. Señor deme esa y por favor póngame el contacto --foto miniatura-- en el visor-llaverito, le decía uno al fotógrafo, igual que en las fiestas de graduación.

Estudios de renombre

En Caracas no había casa en la que no existiera un retrato del o los hijos predilectos, de 1 metro por 60 cms, firmado por Foto Zerda’s (los más caros) o Foto Monges (su competencia).

Se trataba de unos estudios que se popularizaron, porque además tenían el talento suficiente para maquillar y peinar elegantemente a los más pequeños de casa, que aunque fueran pelones salían con unos bucles bien definidos y una sonrisa que denotaba el placer de un logro, sentimiento contrario al de los padres al momento de cancelar.

Todo eso era en blanco y negro. Lo entregaban forrado en papel plástico transparente, que con el tiempo pasaba a ser el protector contra las deposiciones de las moscas y otros insectos que tomaban como vivienda aquella figura enmarcada en esa madera barata.

Fotomatón

Hubo un momento en medio de la bonanza de la Venezuela saudita en que muchos negocios importaron unas máquinas que hacían fotos instantáneas. Cinco fotos diferentes, cuyas poses las moldeaba el propio cliente en el intervalo de cinco segundos entre flash y flash. Eso dio pie a que jóvenes parejas pagaran el paquete doble y se hacían foticos románticas de besitos sencillos y respetuosos típicos de la época, cuando se pedía empate. Ahora es otra vaina.

La calidad de esas fotos era terriblemente mala. La gente comenzó a decirle Fotomatón. Pero lejos de afectar a sus dueños, la clientela iba in crescendo. (Dicen que unos franceses estaban tras ese negocio).

Falta de repuestos de las grandes cámaras, rollos y otros materiales atentaron contra aquel negocio que llegó a ser tan próspero como los fotoestudios que proliferaron en todo el país. 

Reportero gráfico

No por último es menos importante. Nos referimos al reportero gráfico en esta gama multifuncional de oficios y objetivos de quien con su click se queda con un instante, un paisaje, un personaje, un hecho, que es noticia y que pasa a ser historia.

Su función, la del reportero gráfico, es sagrada. Es equipo indisoluble del periodismo impreso. Una nota sin gráficas es como un chamo sin padres o viceversa. Ambos se complementan.

El reportero gráfico, en muchas ocasiones no solo se encarga de su obturador y de la perfección de la imagen sino que en ocasiones conduce y orienta al reportero de impreso.

Esa compenetración cada día debe ser más fuerte, sobre todo ante los retos de las nuevas tecnologías, de los fakenews y de los laboratorios de manipulación desinformativa.

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