miércoles, 31 de enero de 2018

PASANDO LA HOJA / La derrota de Maduro



MANUEL ISIDRO  MOLINA

El presidente Nicolás Maduro y el PSUV están cavando su propia tumba. Están incurriendo en lo que denomino la sobre confianza del delincuente. Se creen invulnerables e invencibles, vistas las desventuras, torpezas, corruptelas y falta de un proyecto político fiable por parte de la oposición/MUD.

La incompetencia de esa oposición neoliberal y pro imperialista, les hace creer que la inmensa mayoría del pueblo venezolano que detesta al gobierno autoritario y corrupto de Maduro -más del 80 por ciento según todas las encuestas de opinión-, no puede desplazarlos del poder democráticamente.

Ya en 2016, escribí que “el gobierno del presidente Nicolás Maduro está muerto históricamente”. Pocos entendieron; y otros, simplemente desestiman todavía, esa evaluación crítica. Sin embargo, es lo que se está evidenciando, dolorosamente para nuestro pueblo empobrecido y desesperanzado, en medio de una caótica economía desestructurada y hundida en sostenido decrecimiento durante los últimos cuatro años (2013-2017).

Al dictador Marcos Pérez Jiménez le ocurrió en dos oportunidades: 1952, con la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, cuando la derrota obligó a los militares a imponer un descarado fraude e instaurar una dictadura abierta; y en 1957, cuando la mayoría lo revolcó en el plebiscito. Maduro y sus acólitos creen que “se la están comiendo”, que “se las saben todas”; se sienten prepotentes, actúan con toda impunidad bajo el manto de la ANC monocolor, el Tribunal Supremo de Justicia mañoso, el CNE obediente y el Poder Ciudadano genuflexo.

Han impuesto inconsultamente, las elecciones presidenciales para finales de abril o en todo caso, antes del 30 de ese cuarto mes de este año. Confían en la mayoría desorientada y pésimamente conducida que les permitió ganar 18 gobernaciones y 308 alcaldías, así como una ANC monótona, gris y unanimista, sumisa.

Maduro se lanza a la reelección sin consulta con el PSUV ni a sus amantísimos aliados; desconoce a todos los demás pretendientes, los despacha como inexistentes, entre ellos Diosdado Cabello –el jefe del clan- y Rafael Ramírez, quien le plantó pelea después de ser defenestrado sucesivamente de PDVSA y el ministerio de Energía y Petróleo, la vicepresidencia económica del gobierno y la jefatura de la representación diplomática en la ONU. Tampoco tuvo remilgos con el generalato y el almirantazgo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, cuya jefatura en jefe ejerce con el autocratismo impuesto en 1999 por los constituyentes, a satisfacción del ego militarista de Hugo Chávez, padre de la criatura.

La mayor falla de esta operación politiquera de Maduro y su entorno a través de la ANC, es que carece de la justa evaluación de la posibilidad de derrota. Tanto, que dicho plan prevé una elección presidencial, a más tardar el domingo 29 de abril, sin pasearse por la eventualidad de que gane un candidato distinto al reeleccionista: ¿qué harán con un presidente electo distinto a Maduro, entre abril de 2018 y febrero de 2019? ¿Maduro y su 100% en la ANC aceptarán recortarse el período presidencial para facilitar la transición o encerrarán en La Viñeta al electo, durante diez meses?

La derrota de Maduro es una posibilidad cierta, vistos los desprendimientos y desacuerdos en el seno del PSUV y aún en el pomposamente llamado Gran Polo Patriótico, la alianza más indigna y mediocre que haya existido en Venezuela y seguramente en América Latina y el Caribe. Pero sobre todo, por el enorme rechazo social que han acumulado el gobierno y personalmente Nicolás Maduro, como principal heredero político de Hugo Chávez. 

Si se construye una política alternativa confiable y respetable, digna y transparente, sin bandidos en su seno, pues la muerte política de Maduro puede sellarse en abril próximo, aunque él no lo crea.


·      LOS 335 COMITÉS MUNICIPALES CONSTITUYENTES anunciados hace dos semanas por Darío Vivas (PSUV) serán –aún indefinidos- los sustitutos de los 335 concejos municipales no elegidos en 2017. Es cuestión de improvisación e imposición, mediante decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente, con el agravante de que ese cambio violenta la Constitución vigente, en todo cuanto estatuye el Poder Público Municipal y especialmente en su artículo 175.

·      LES PUEDE RESULTAR UN DISPARATE HISTÓRICO, conociendo el primitivismo político y la insuficiencia democrática de Vivas y muchos de sus compañeros de bancada monocolor. No les bastará el plumazo que le dieron a las alcaldías metropolitanas y consejos metropolitanos de Caracas y Alto Apure, aunque soy consciente de las ganas que le tienen a las cámaras municipales, como ya lo hicieron en la era Chávez con las juntas parroquiales, que tanto les incomodaban. 

·      MÁS ATRÁS VENDRÁ LA EXTINCIÓN DE LOS CONSEJOS LEGISLATIVOS de los 23 estados, dependiendo de lo que el pueblo venezolano decida en la elección presidencial adelantada para abril por la ANC, bajo las órdenes reeleccionistas de Nicolás Maduro.

·      COMO SE LOS DIJE Y REITERÉ ARGUMENTALMENTE, el diálogo bipartidista estaba destinado al fracaso, no importa quienes lo promuevan nacional e internacionalmente: mientras el esquema sea bipartidista PSUV-MUD, no habrá “humo blanco”. Ese liderazgo corresponsable de la crisis, carece de valores éticos y racionalidad confiable para actuar como lo exige nuestro pueblo. Su deshonestidad, los iguala. Mientras tanto, Venezuela se hunde más y más, día por día, para asombro del mundo y profundo sufrimiento de nuestro pueblo.

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