viernes, 15 de noviembre de 2024

Nuestro bello Lago de Valencia, maltratado por el capitalismo y por los malos gobiernos

Algunas zonas urbanizadas aledañas al lago de Valencia están siendo afectadas por inundaciones de sus aguas contaminadas.

Mariano Crespo Colina 

En el presente escrito nos vamos a referir a las características físicas del Lago de Valencia, o Lago Los  Tacariguas, como también lo llamaban sus  etnias vecinas. También nos referiremos a sus aspectos de orden social y ambiental: es el segundo lago de mayor importancia en Venezuela,  después del Lago de Maracaibo, es el tercer cuerpo de agua más importante del país, después del lago de Maracaibo y de la represa del Guri, esta última construida por el hombre, mientras el Lago de Valencia es un Lago natural. Lo conforma un cuerpo de agua dulce sin salida al mar, debido a su condición endorreica, su espejo de agua posee una superficie de 344 kilómetros cuadrados, aproximadamente,  ubicado a unos 420 mts de altitud  sobre el nivel del mar; su profundidad promedio es de 38 mts., posee 22 Islas e islotes, entre las cuales citaremos:  El Burro, Otama, Burrito y El Zorro. Desembocan en él, 22 afluentes tributarios, entre ríos y quebradas, los cuales integran esta cuenca hidrográfica; posee dos aliviaderos  construidos artificialmente en los años '60, los cuales son utilizados para sistemas de riego en plantaciones adyacentes. Nos referimos a los embalses de Zuata, entre las poblaciones de San Mateo y la Victoria; y de Taiguayguay, entre las ciudades de Cagua y Villa de Cura. El 80% del Lago en cuestión corresponde al estado Carabobo y el 20 % restante al estado Aragua;  varias  ciudades de ambas entidades, son aledañas a sus riberas, entre ellas  Maracay, capital aragüeña, Mariara, Guacara, San Joaquín, Palo Negro, Magdaleno, Yuma y Guigue. 

Numerosas industrias tanto  de Aragua, como de Carabobo, construidas en zonas industriales desde hace décadas cercanas al lago, o a  sus afluentes, han venido vertiendo sus desechos  contaminados: algunos contienen  metales pesados como, por ejemplo, mercuriales, sulfurados, azufrados y con plomo, de alta capacidad contaminante. De un tiempo para acá se han venido instalando plantas de tratamiento para el control de estos agentes  contaminantes, sobre todo en los afluentes tributarios, pero el mal está hecho, estos contaminantes se encuentran en el fondo del lago. Sin embargo, se podría descontaminar, pero  para ello se requeriría el empleo  de una avanzada  tecnología que no posee el país, y que sería de un alto  costo,  lo cual no está al alcance del Estado venezolano, que ni siquiera tiene el dinero para pagar sueldos dignos a los trabajadores del sector público. 

Debemos afirmar que los sucesivos gobiernos regionales de Aragua y Carabobo, y sobre todo las alcaldías adyacentes, de manera irresponsable, concedieron permisos de construcción y habitabilidad de urbanismos en las riberas del lago, ocupando extensas zonas que antes eran de  vocación agrícola de primera, por su composición edafologica,  ricas en nutrientes y micronutrientes, y por consiguiente aptas para un alto nivel de productividad agrícola. Pero fueron sustituidas   por zonas  urbanas, como ya dijimos, y cuyas redes de aguas servidas van a desembocar  al lago de Valencia, incrementando los niveles de  contaminación. Todo ello afecta severamente la fauna, la flora, y también a los seres humanos que poblamos  esta cuenca hidrográfica, cercanos a los 3 millones de habitantes.

Aún así, el paisaje de este lago es realmente bello. Muchos de ustedes, seguro lo han observado desde la autopista Regional del Centro, cuando circulan entre Maracay y Valencia. Bien pudiera utilizarse  el Lago de Valencia para una sana política de  turismo, como vía de comunicación lacustre, entre los estados Aragua y Carabobo, mejorar los sistemas de riego para incrementar la producción agrícola, y para la recreación, pero pareciera que pensar así es una utopía. 

Solo un profundo cambio del modelo económico, político, social y ambiental de la Venezuela actual, podría convertir esa utopía en realidad. Eso es posible, y para ello debemos luchar. ¡Ese es el desafío!

(*) Miembro de la Plataforma Ciudadana en defensa de la Constitución.

mcrespo48@gmail.com

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