Manuel Isidro Molina
Hace una semana que el gobierno de Donald Trump «designó» a Nicolás Maduro como «líder del Cartel de los Soles, organización terrorista de alcance global». Fue el sábado 26 de julio, un día antes de la segunda simulación electoral de 2025. El 27 de julio, el secretario de Estado, Marco Rubio, le clavó una puñalada trapera: «Nicolás Maduro no es presidente de Venezuela, es líder del Cartel de los Soles», dijo pendenciero.
Pasaron horas y días, y el aludido ha hecho mutis: habla todos los días, perorata y perorata, todo está bien y lo que vendrá será una maravilla, cada día mejor, en Venezuela, no importa que el salario mínimo mensual esté en US$1,02 y la pensión del Seguro Social esté congelado en 130 bolívares desde el 15 de marzo de 2022.
A la fecha, ni una palabra miraflorina sobre la nueva «designación»: antes lo habían voceado en Washington, pero no era oficial, por escrito y definitivo, estratégico, que es el problema real. Tampoco se han pronunciado Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez, Vladimir Padrino López o Delcy Rodríguez. Mucho menos, Cilia Flores, quien manda más que un dinamo y está en todas las jugadas del apartheid político impuesto, calladita siempre, no habla pero decide e impone, controla.
Me permito advertirles, amigas y amigos lectores, que el asunto es muy grave por peligroso para la cúpula del régimen que se robó las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, y desató un inédito arrebato represivo que encarceló a más de 2.200 venezolanos y venezolanas en solo 48 horas, que fue el inicio de una oscura noche represiva que nos arropa hasta hoy, con más de 10.000 familias victimizadas y aterrorizadas por la injusta prisión de sus seres queridos, pisoteándoles sus derechos constitucionales, incluyendo a más de 9.000 excarcelados mas no liberados plenamente. Maduro, sin saber lo que le podia venir desde Washington, muy envalentonado e irresponsablemente llamó «terroristas» a aquellos primeros 2.200 encarcelados, remoquete que ahora le calzaron a él, Trump y Rubio, un año después. Pero hay diferencias notables, sin entrar en mayores consideraciones.
Lo que Maduro le endilgó a nuestros compatriotas presos por protestar contra el macrofraude electoral, fue una brutal agresión, desmedida y criminal, por parte de quienes se sienten dueños del país, lo han saqueado a su antojo y desde su riqueza podrida han empobrecido a la mayoría de nuestro pueblo, traicionado y hambreado.
En cambio, lo de ser «designado líder del Cartel de los Soles, organización terrorista de alcance global» es algo muy serio, proviniendo de la potencia imperialista más injerencista y expansionista de la historia desde el inicio de la posguerra en 1945, a la derrota de los nazis y fascistas europeos y los sanguinarios japoneses imperiales.
Y más, cuando EEUU está al mando de un psicópata senil que se cree rey del mundo, capaz y libre de bombardear, invadir y destrozar países en nombre de la «paz» mientras defiende a capa y espada al genocida Netanyahu que ha diezmado Gaza, donde sus soldados han asesinado a más de 55.000 seres humanos, en su mayoría niñas niños, mujeres y ancianos palestinos.
Lo saben en Miraflores, el PSUV y Fuerte Tiuna, y lo temen también sus testaferros saqueadores. ¿Qué ocurrirá? Nadie sabe, pero la amenaza es real:
* Comenzó durante el gobierno de Barak Obama, que «designó» injusta y agresivamente a Venezuela como «amenaza inusual y extraordinaria». La orden ejecutiva declaró «emergencia nacional» por los riesgos «a la seguridad nacional y a la política exterior de EEUU» causados por la situación en Venezuela, según el gobierno estadounidense, el 9 de marzo de 2015.
«Lo que viene ya está planificado y debemos decirlo, son ataques sobre nuestra tierra, sobre nuestro país, ataques militares», advirtió Diosdado Cabello en aquella oportunidad. Ahora no ha dicho nada, siendo no solo secretario general del PSUV sino ministro de Interior. Justicia y Paz. ¡Chito! ¿Por qué?
* Obama abrió la senda 'extraordinaria' pero no tan 'inusual' a las vías de hecho que acostumbra consumar EEUU con todo su poder disuasivo y destructivo, en cualquier latitud del planeta. Lo acaba de hacer bombardeando a Irán, mientras Washington negociaba con Teherán. Vietnam, Laos, Camboya, Dominicana, Granada, Panamá, Libia, Irak, Afganistán o Yemen son pruebas fehacientes de su accionar, en los últimos sesenta años, los últimos 40 del siglo XX y lo que va del XXI. No contamos las decenas de golpes de Estado en América Latina, ni atrocidades como el robo de más de la mitad del territorio de México, todo un prontuario criminal internacional, que los cipayos gustan 'olvidar'.
Quiero significar que la nueva orden ejecutiva de Trump, cierra el círculo de asfixia posible -lamentable para la paz en Venezuela y América Latina y el Caribe- al régimen represivo, ladrón e ilegítimo que encabeza Nicolás Maduro Moros, después de robarse tan descaradamente la elección presidencial del 28 de julio de 2024. No sé si existe el «Cartel de los Soles» como tal, pero es suficiente para la política injerencista de Donald Trump, Marco Rubio y cuanto cipayo la anime desde y en torno a Venezuela.
Acá, nos corresponde seguir luchando contra el robo, el abuso de poder, la represión y el apartheid político impuestos por el régimen de Maduro, el PSUV, sus satélites y testaferros. No es fácil, claro está, pero nos toca empinarnos por encima del miedo, la traición de los limosneros de la politiquería, y el cipayismo neoliberal, oligarca y antiobrero, que en el fondo y tras bastidores comparten con la comandita de Miraflores el despojo de los derechos laborales constitucionales, la pulverización del salario mínimo nacional y la tramposa política de bonificación del salario.
Maduro está contra la pared: sin base social suficiente ni legitimidad de origen por el robo de la elección presidencial del 2024; temeroso y escondido en Miraflores o Fuerte Tiuna; en un país con la inmensa mayoría de su población empobrecida; y ahora tensado por la «designación» como «líder» de una «organización terrorista global». ¿Qué le queda, aparte de lucir sus Rolexs?
* Primero, puede resistirse y seguir montado en el castillo de naipes que armó de consuno con los Poderes Públicos que fraguaron el fraude electoral presidencial y han articulado el regimen represivo actual.
* Segundo, dejarse de pendejadas y asumir la realidad adversa que lo asfixia, sin auctóritas ni respaldo popular. En consecuencia, renunciar al cargo que ejerce fraudulentamente.
Así lo propusimos públicamente, hace meses, desde el Movimiento Popular Alternativo (MPA), única vía constitucional para superar la enorme crisis de legitimidad existente.
El extremismo de los cabezacalientes de todos los colores y hasta los incoloros, impide la consideración seria de esta opción pacífica y constitucional, la única que abre paso a una nueva elección presidencial, con nuevo CNE fiable, un vicepresidente ejecutivo o vicepresidenta ejecutiva de consenso nacional que asuma la Presidencia de la República y garantice la paz interior durante el lapso de 30 días dispuesto por la Constitución para solventar electoralmente la falta absoluta del Presidente de la República.
La «designación» estadounidense que comentamos, es seria y poderosa. También, estratégica, definitiva. Maduro y su entorno civil y militar lo saben. Por eso callan, nadie dice 'esta boca es mía': absortos, están calculando. No tienen escapatoria. Nadie les cree ni los va a defender cuando se desaten los demonios que bien saben articular el departamento de Estado, el Pentágono, la CIA y sus socios del Mosad israelí y del MI-6 británico, bajo la dirección de la Casa Blanca. Demasiadas historias recientes y no tanto, presagian un posible violento desenlace, que no depende de nadie en particular. Está en marcha y tendrá consecuencias serias.
manuelisidro21@gmail.com
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