Este "Tiburón Mayor" es cultor del retrato, y amante del deporte y de sus nietos
Por Luis Carlucho Martín
CNP 7365
Preludio
Pensé que sería muy fácil cumplir con esta entrega, a pedido de un hermano de la vida, José Manuel Serrano, quien de alguna manera está dando un abrazo de reconocimiento al gran cantante venezolano, Rodrigo Mendoza.
Tampoco es que la pesquisa se volvió cuesta arriba, pero sí de mayor demanda que la prevista. ¿Por qué? Porque sin ánimos de comparar, se trata del sonero venezolano al que considero más versátil. Y no es que él lo pretenda ni que yo trate de imponer estigmas. Para mí es así, con el debido respeto a otros excelentes soneros que forman parte de la élite cantoral salsera de la mata criolla. Son opiniones…
En plena investigación la cosa se puso mejor, porque hay otros tantos, músicos, coleccionistas, locutores, melómanos, que coinciden con mi apreciación. Espero agraden y sean de utilidad estas líneas, maestro del canto, don Rodrigo Mendoza, El Señor Sonero.
Ensayos
¿Sabía usted, amigo lector, que la salsa logró quitarle al rock y a la percusión al que es considerado, por muchos, el mejor intérprete de la música bailable latina, Rodrigo Mendoza?
¿Sabía usted, que, de seguir los pasos familiares, el excelso vocalista se pudo haber dedicado de lleno al digno oficio de la albañilería o la zapatería –como sus hermanos– y quién sabe si jamás hubiese desarrollado su talento musical?
¿Acaso es Rodrigo Mendoza el mejor sonero en la historia de la salsa nacional? Entre una lista de duros del canto y de la clave venezolana siempre han destacado Watusi, Tabaco, Dimas, Perucho Torcat, Calavén, José Rosario, Oscar, Vladimir, Edgar “El Abuelo” Rodríguez, Carlín, Leo, Jorge “Mayito” Arellano, Marcial, Edgar Dolor, Nano Grant, Carlos Daniel Palacios, Joe Ruiz y algunos de la actualidad como Wilmer Lozano y otros tantos... No ha habido tarima que ellos no dejen echando candela. A todos, nuestros respetos.
No obstante, consideramos que lo de Rodrigo Mendoza es especial. Por su dominio de los diversos registros que, aunque pueden asemejar a otros cantantes, son auténticos. Su adecuación a cualquier agrupación. Su amplio y casi perfecto abanico de notas, le permite pasearse de tonos agudos a graves; de son o de montuno a bolero, de gaita tradicional a tamborera, de guaracha a guaguancó. Versiona sin intención ni necesidad de imitar porque iguala o supera al original…
Su timbre, como solista y en los coros, identifica en cualquier escenario la cadencia de su acrisolado canto zuliano-caraqueño, de su venezolanidad salsera… Por eso, ¡Óyelo que te conviene! (Esta es una versión, con Bailatino, en la cual muestra sus dotes de gran sonero. Dicta una clase maestra acerca de cómo se canta salsa dura, cómo se sonea).
Decisiones
Cuando, junto a sus padres y hermanos, llegó a Caracas, para asentarse en el 23 de Enero, y casi de inmediato en Macayapa, allá arriba, bien alto, en Los Frailes de Catia, Rodrigo, quizás ya se imaginaba triunfando en el ambiente artístico, pero no se había decidido entre el canto y la percusión. Una tumbadora era su pasión.
Tú gustas de la percusión, pero ella no gusta de ti. Cada vez que te pongo un ejercicio para que toques no tocas, pero tarareas el ritmo. Y lo haces muy bien. Así que olvida esa tumbadora y dedícate a cantar… palabras más, palabras menos, le dijo el maestro musical, director de orquestas y hacedor de figuras de la salsa, don Nico Monterola. Recomendación que hoy, no solo debe agradecer Rodrigo Mendoza sino el mundo entero. Ustedes se imaginan la clase de sonero que nos hubiésemos perdido. Posiblemente la percusión tuviese a un buen conguero, pero dónde hubiese quedado tanto talento vocal. Dónde andarían Maibá, El Borracho, Fanfarrón, Te Hice Mujer…y miles más.
Eso fue a inicios de los años 70, allá en Los Frailes. Monterola había acondicionado un local como oficina de su naciente orquesta La Renovación –previamente había dado los primeros pasos de lo que luego fue La Dimensión Latina–. Allí sucedió el episodio de la gran decisión.
Entonces Rodrigo hace vida musical con un grupo muy bueno, pero sin recorrido profesional liderado por Manuel “El Chofer” García, en la zona del Mirador de Los Frailes, donde también destacó la presencia de Rhay Herrera. De esos días queda la experiencia de un hermano de Rodrigo, Carlitos, quien mostró un excelente timbre, aunque, a decir de los expertos, se ponía ronco muy rápido y eso le restó oportunidades.
“Me sorprendió verlo cantar con la Caribean Boys, cuando alternaron con nosotros (La Renovación) y con El Gran Combo en La Guaira. No dudo que es el mejor cantante salsero del país. Maduró una voz bastante pesada. Ya no tiene la voz chillona de sus inicios”, aseveró Monterola, en coincidencia con muchos expertos. “Rodrigo interpretó un tema mío llamado Sonero de cuatro esquinas, que nadie lo hubiese cantando mejor. Extraordinario. Es una persona que sigue siendo el mismo, sencillo, llevadero. No tenemos mucho contacto, pero cuando nos vemos el cariño es el mismo”, aseguró.
Permiso para cantar
Por el innato talento que mostró desde su llegada al barrio, cantando gaitas, fue captado por el baterista Ray He lorrera, del sexteto Los Zeniths, donde dio unos de sus pasos iniciales Rodrigo Mendoza como cantante de música latina bailable, junto a “El Mocho” Rafael, Freddy “Bembón” Bogado, guitarrista; José Torres, bajista; dirigidos por Julio César Villasana, quien ejecutaba el órgano. Herrera explica que de los 50 bolívares que cobraba cada músico, 5 eran para Rodrigo quien se acreditaba 25 bolívares por toque.
“Yo le sacaba permiso con sus padres para que los dejaran ir a cantar a él y su hermano Carlitos. Esas voces talentosas. Un timbre privilegiado parecido a doña Mayra Martí. No femenino sino exquisito. Y desde entonces nuestra relación a través de la música, siempre con mucho respeto”, expuso.
El propio Herrera, como secretario de cultura de la zona, montó La Descarga de Los Compinches, donde cantaba Miguel Araujo y de vez en cuando alternaba Rodrigo porque ya estaba en Los Satélites.
Cantó además con Man-Álex. “Así se llamaba ese grupo que también le abrió cancha a Rodrigo en esos inicios. No era Manuel y sus muchachos. Era Man Álex…”, expuso el maestro baterista, aun activo, quien también halaga la calidad vocal de Mendoza.
Por cierto, eso de pedir permiso a los padres ante cualquier decisión –valores hoy casi en peligro de extinción– hubo de ponerse de manifiesto cuando el trompetista Gustavo Zambrano (+) lo recomendó con Los Satélites y lo mismo sucedió cuando Rodrigo iba a debutar con la Dimensión Latina.
Apóstol de la humildad
Roberto “El Continental de la Salsa” Rodríguez. (Locutor, coleccionista, melómano): Mi primera imagen de Rodrigo Mendoza es la canción Fanfarrón, pienso que por una diatriba con Oscar De León. Cada uno en su estilo y en lo suyo. La de Rodrigo es una voz privilegiada y que gustó desde siempre.
En esos años 70, recuerdo que viajó a Estados Unidos con la Dimensión Latina y el impacto en esa exigente plaza de Nueva York no la causó la orquesta, ni Andy Montañez que venía del Gran Combo, sino Rodrigo, con su estilo. Fue deslumbrante. Aun brilla.
Además, su personalidad con la humildad a flor de piel, pude corroborarla. Una vez se presentaba en Bongós, en Las Mercedes, el local del gran amigo, tristemente desaparecido, Rufo John. Allí conversé con Rodrigo como si nos conociéramos de años. Destacó su amabilidad y su sentido del humor. Le pedí nos complaciera con una de sus piezas emblemáticas, Maibá…y luego de reírse a carcajadas, espetó: “Estás loco, vale. Ya no llego a ese tono”. (Risas).
Hablando de tonos y de humildad, el propio Rodrigo, sin mezquindades ni ápice de complejos reconoce que aprendió a afinar la voz gracias a consejos de sus grandes amigos y colegas Nano Grant, Freddy “El Bembón” Bogado y Orlando José Castillo “Watusi”, quien lo reconoce como Señor Sonero.
Lealtad desde siempre
Salvador García, El Supersónico e La Salsa, fundador de Asocosalsa, destaca que luego del éxito de Rodrigo en el Madison Square Garden, le llovieron ofertas, entre la que destacó la de La Típica 73, pero la rechazó so pretexto de que nunca se iría de la Dimensión Latina, donde estaban no solo sus amigos sino sus hermanos de vida…
Pero por vueltas de la música, tiempo después, junto al pianista Chuito Narváez, funda La Amistad, de gran impacto en el gusto salsero.
A decir de García, ha sido una productiva carrera la del vocalista zuliano-fraileño, que lo ha llevado a compartir tarima, además con Héctor La Voe, Tito Gómez, Luis Perico Ortiz, Oscar De León, La Salsa Mayor, Los Generales de La Salsa, César Monjes y su Pandilla, Rumberos del Callejón, entre otros, siempre marcando la diferencia en el manejo de los tiempos y su soneo, lo que lo ubica, sin dudas, entre lo máximo del patio.
Un fullero salsero
Joel “Pibo” Márquez (músico, percusionista): Aunque ya lo conocía por su interpretación de Maibá, fue muy emocionante alternar por vez primera en un toque de gaitas. Siempre me pareció increíble su tonalidad, muy melódico, afinado y a la vez metálico, su registro de notas altas con cuerpo. En El Ánfora de Oro lo vi con Los Fulleros, con Daniel Alvarado y Jorgito “Fullerito” Medina. Impresionante verlo con su capacidad cantando gaita que iba pasando a tamborera, a gaita-salsa. Después hicimos trabajos con La Descarga Criolla. Me grabó un tema que aún está guardado esperando su momento. Faltan unos detalles técnicos. Rodrigo es una referencia importante de la canción en Venezuela. Aunque internacionalmente suena entre salseros duros se merece mucho más reconocimiento.
Mucho melao
Fidel Antillano, director del Combo Antillano: El registro de la voz de Rodrigo es sencillamente único. Tanto que su talento es bien ponderado entre personajes importantes de la música dentro y fuera del país.
El compositor Jhonny Ortiz, autor de Lluvia de tu cielo, Ojos, La Raza Latina le da cabida en la Orquesta Taiborí. Destaca, además, en infinidad de coros con grandes grupos y cantantes como Tito Nieves o Gilberto Santa Rosa con quien, en compañía de La Sonora Sanjuanera, hizo el tema “La rumba no se acabó”.
En una entrevista en la revista Swing Latino, Héctor La Voe elogia a Rodrigo, quien lo conoció en sus viajes con la Dimensión Latina. Buena amistad. Además de su faceta como solista, la de Rodrigo es una de las voces que identifica los coros venezolanos en el exterior, así como Yayo El Indio es Nueva York. Donde destaca Rodrigo con su voz en el coro, el melómano dice, eso es Venezuela.
Hizo trabajos con Naty, Hildemaro, Combo Antillano. Su oído es privilegiado: Cuando grabo los coros debo tener un piano para orientar las diferentes voces. Con Rodrigo no hace falta porque tiene una afinación certera. No falla su educado oído. Igual que Cheo Valenzuela o Miguelito Araujo.
Sin comparación
Crisanto Romero, músico y coleccionista: Hablar de Rodrigo Mendoza es hablar de lo máximo entre los soneros venezolanos. No hay que compararlo con nadie. Su registro, naturalidad, variación de ritmos con dominio único. Además, supo hacer de una adversidad su punto de impulso para demostrar que las zancadillas son para superarlas. Mostró madurez, seriedad y dedicación. Venezuela y el mundo saben de su gran condición humana, fuerza de voluntad y profesionalismo. Su voz y proyección no tienen límites. Por eso, para mí, es el mejor.
Humor excepcional
Pecle Alcalá (La Charanga 90): Recuerdo que, al salir de un toque en Puerto Cabello, donde Rodrigo fue nuestro solista, abordamos un bus que se quedó accidentado en un tramo muy peligroso de la autopista. El gruero que nos asistió recomendó montarnos todos en esa unidad debido al riesgo que representaba quedarse en aquel sitio a esa hora de la madrugada. Veníamos apiñados, unos arriba de otros. Y Rodrigo rompió el estrés: “El pavoso como que soy yo. Primera vez que me invitan y mira lo que sucedió”. Risas. Afortunadamente no hubo nada que lamentar. “Tremendo cantante, compañero y amigo es ese caballero”, afirmó el joven flautista.
Apoyos vocalistas
El exitoso camino de Rodrigo lo ha llevado a cumplir compromisos, en coros y solos, con mucha gente de alta factura. La página de Asocosalsa registra entre otros: con Changuito, “Telegrafía sin hilo”, (2006); Naty y su Orquesta, “25 Aniversario”, (2008); El Combo Antillano, “Háblame de melao”, (2008); Víctor Quintana, “Pa Que bailen”, (2008), Los Rumberos del Callejón, “De la nada”, (2008), Elio Pacheco y su orquesta, “50 Aniversario” (2008) … Previo a lo reseñado, y desde entonces, no ha detenido su arrolladora marcha.
Voz oficial: Hombre de familia
Cuando sus padres Laurencio Antonio Mendoza y doña María Graciela Aceituno de Mendoza (ambos difuntos), dejaron Maracaibo en busca de superación en la capital del país, poco o nada podían vaticinar el éxito y la fama que iba a adquirir, gracias al dominio de sus cuerdas vocales, el mayor de sus nueve retoños, Rodrigo, a quien le suceden en orden cronológico Iris, Jorge (+), Carlos, Esther, Julio, Gerardo, Beatriz y Vivian.
Esa prolijidad la replicó en su primer matrimonio en sus hijos Giovanni Alberto, las gemelas Yenalvis y Yenaidis (fallecida de niña esta última), Marvin Rodrigo (honor a Marvin Santiago), Ronan Rodrigo y Greidi, y de su segunda unión con Iraima Hidalgo (+) nacieron Zurinán y Adriana del Valle.
A decir de Zury –diminutivo– Rodrigo no solo es un gran padre sino un excelente abuelo que sabe repartir por igual el cariño y sus buenos consejos entre sus hijos, sus 20 nietos y sus 7 bisnietos. “Además, es el esposo que toda esposa desea, según mi mamá, que fue la que con su amor incondicional logró la unión de todo el grupo familiar. Fue un premio para ella”, expresó emocionada.
Continúa: “A finales de los años 60, su compadre, el bajista Rolando Alfonzo (fallecido en 2020 por Covid 19), inició formalmente a mi papá cantando rock con el grupo Fermentación, en Altavista, Catia”. Ese fue el verdadero inicio de Rodrigo como vocalista.
En sus días iniciales en Los Frailes, Rodrigo y sus hermanos, con Juventud Gaitera –financiado por su propia madre, de quien dicen que cantaba muy bien– participaron en varios concursos de manera exitosa, pero sus pretensiones de profesionalizarse casi se materializan con el rock. Irreparable pérdida hubiese sufrido la salsa.
Como buen zuliano le encanta acompañar cada menú con plátano verde y su plato predilecto siempre es el pescado… y aunque es poco dulcero le encanta el quesillo. Al igual que sus hermanos, fue criado bajo el estricto código guajiro de sus viejos, quienes inculcaron la colaboración en el hogar, desde limpiar hasta cocinar, lo que es un valor de vida. Y, por supuesto, su apego al mar: Las playas de La Salina son escenario de innumerables e inolvidables vacaciones con todos sus hijos…
La intuición materna de doña María Graciela –quien se opuso inicialmente a la devoción de Rodrigo por la música– más los dotes innatos mostrados por su hijo tanto en la albañilería como en el arte del retrato, la impulsaron a inscribirlo en un curso como asistente de arquitectura. “Un día, que no llegó temprano a casa, salieron a buscarlo y lo consiguieron tocando y cantando unas melodías al grupo de profesores. Así se convencieron de que lo suyo era la música”, relata Zury, de forma jocosa y agrega que, en las alforjas de su padre, además de haber un montón de canciones en papel, inéditas, esperando que le den vida musical, también reposa un buen número de retratos de alta calidad, porque ese, y ver todos los deportes por televisión son los pasatiempos preferidos de este fiebrúo seguidor de sus “Gloriosos Tiburones de La Guaira”, por eso le dicen Tiburón Mayor.
Por sus conocimientos en la albañilería y gracias a un primer cheque de una presentación pública, montó cerca de la quebrada en Macayapa un local para que sus hermanos desarrollaran su oficio de zapateros.
Zury insiste en el estricto carácter de su abuela, y asegura: “Cuando La Típica 73 pretendió contratar a mi papá, fue ella la que se negó, no lo dejó. Esa es la historia verdadera”, asegura con cierto tono de risa.
Los hermanos de Rodrigo, en algún momento hicieron gaita con Los Caracuchos y él con Los Magníficos, donde compartió con otro de sus amigos soneros, Fernando “El Chino” Suárez (+).
Surgen los nombres de dos productores también influyentes en la carrera de Rodrigo, “El Gordo” Saverio y Jorge Aguilar, además de los de sus hermanos de La Dimensión Latina, proyecto que hoy lo tiene ocupado y en pleno entusiasmo.
Ha dicho que su momento de consagración fue cuando arrancó aplausos en el Madison Square Garden, cuando se vio rodeado de aquella constelación de estrellas, casi todas figuras destacadas de la Fania. No duda en afirmar que, aunque le gustan los estilos de Tito Rodríguez, Celio González y Justo Betancourt, siente que su mentor es Ismael Rivera, con quien alternó en La Guaira y allí el Sonero Mayor lo elogió y sembró su inspiración.
Esa inspiración, Zury la identifica en la capacidad de sonear de su padre. “Aunque canta de todo, me gusta más cuando hace boleros. Y más cuando me dedica, entre familia, Plazos Traicioneros. Hace un juego indescriptible con su voz, transmite muchos sentimientos”, evoca indudablemente emocionada y afortunada porque “es un privilegio y enseñanza de vida cuando no te arrullan con canciones de cuna sino con boleros y salsa”.
El hecho de haber pegado casi todo lo interpretado dificulta la escogencia de sus mejores logros; porque son muchos temas. De su autoría, Te hice mujer, es casi un himno, Rumberito, Tributo a Ismael Rivera. Además de varias suyas en voz de otros intérpretes: Se acabó el silencio, que canta Oswaldo Román, Amigos, cantada por Gonzalo Díaz, y Sobreviví, interpretada por Wilmer Lozano; estas tres últimas, con Los Rumberos del Callejón.
Presente y futuro: “encore”
Rodrigo Mendoza, del pasado hizo su escuela. Con ella guio de manera exitosa, en sus más de 50 años de carrera artística –incluyendo pasantía como productor radial–, a su familia y a todo quien buscó su apoyo.
Hoy, aferrado a la fe en su “Carpintero” –como identifica a El Nazareno de San Pablo–, y la Virgen del Valle, y con apoyo de sus hijos y la música, recobra fuerzas: Su pacto de amor eterno, sellado a primera vista, con su amada “gocha” Iraima hace 42 años en una fiesta en el Círculo Militar, se vio interrumpido por decisión del Altísimo. Ella cambió de plano. Él se reinventa…
En el retrovisor, diminuto como es, quedó la diatriba entre Huele a Quemao y Fanfarrón, porque afortunadamente el futuro, el parabrisas, luce inmenso, despejado, promisorio y anuncia que La Rumba no se acabó, por eso, aun y por siempre Suena el Cuero.
Y hoy, en vísperas de su cumpleaños 71 (15 de agosto 2023), le dedicamos estas líneas. Pa’ lante sonero… Siga escribiendo, cantando, dibujando, respetando al público y defendiendo el talento nacional y su bandera… Usted, maestro sonero, como parte de la Dimensión Latina, ya es Patrimonio Cultural de Caracas y más… ¡Uy, uy, uy!
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