El siglo XIX marca el fin del aislamiento casi absoluto en el cual se encontraban dos pueblos originarios del Estado Amazonas, los Ye ́kuana y los Yanomami que ocupaban el área de muy difícil acceso de este estado, conocida como Alto Orinoco. Este aislamiento fue en gran medida el fruto de un actitud claramente defensiva de los Ye ́kuana con sus aliados Yabarana, Mako y otros que manifestaron su rechazo no sólo a las autoridades militares opresivas instaladas en 19 fortines en el Ventuari y en el Erebato, quemando en una noche de 1776 todas sus casas, sino también a la cacería de esclavos que hasta el inicio del siglo XX los obligó a retirarse en las cabeceras más apartadas de los ríos. De hecho los propios Ye ́kuana se otorgaron el título de pueblo “no conquistado”.
En este mismo período los Yanomamï gozaban de un crecimiento demográfico en la Sierra Parima y trataban de agrandar su territorio, explorando las riberas de los ríos Mavaca, Orinoco, Río Negro, pero también Ventuari y Padamo. Pero allí chocaron con los Ye ́kuana, que lograron, al inicio del siglo XX, detener, de modo decisivo, su avance después de varios enfrentamientos armados. Este comportamiento belicoso de los Yanomamï con sus vecinos y en particular con los Ye ́kuana fue lo que muy probablemente generó esta fama de feroces guerreros, de “Waika” salvajes como fueron llamados los Yanomamï hasta los años ́60.
La Expedición Franco-Venezolana de 1951 que culminó en el descubrimiento de las fuentes del majestuoso río Orinoco se inscribe en este contexto histórico y en un período de renovado interés para esta región de Venezuela. A partir de 1950, empiezan a instalarse en las riberas del Orinoco las misiones religiosas —la evangélica primero con la Nuevas Tribus, luego la católica con los misioneros, Salesianos—.
Nuevos viajes exploratorios con finalidad científica se realizan como el del francés Alain Gheerbrant que en 1952 recorrió en sentido inverso la ruta del famoso etnólogo alemán del siglo XX, Theodor Koch Grünberg quien fue el primero en recoger, entre 1911 y 1913, importantes datos de varias culturas indígenas orinoquenses, la ye ́kuana en particular. Además, de esta Expedición Franco-Venezolana surgió una entrañable y muy fecunda amistad entre dos de sus participantes, el francés Marc de Civrieux y el Ye ́kuana Manuel Velasquez quien fue una guía de la expedición. Esta relación desembocó en una extraordinario colaboración investigativa: el texto de Watunna, el primer libro de mitología ye ́kuana, publicado en 1960, es la prueba palmaria.
Sesenta años después, el Alto Orinoco guarda todavía muchos de sus secretos y las investigaciones científicas están lejos de haber descubierto todos los tesoros que esconde esta selva. Hoy en día Ye ́kuana y Yanomamï siguen conviviendo en el Alto Orinoco, cada uno tratando, a su manera, de defender su identidad cultural, a pesar de todos los remolinos que perturban sus caminos con los imparables procesos de aculturación.
Los Ye ́kuana lograron hasta ahora mantener un alto nivel de organización socio-política, supieron promover su arte cestera de excelencia, desarrollar nuevas actividades económicas y así también ganarse un papel de líder entre los pueblos indígenas de los Estados Amazonas y Bolívar.
Los Yanomamï han salido más recientemente de su aislamiento pero las amenazas a su cultura se hacen cada día más fuertes. Los cambios acelerados de los últimos veinte años han creado nuevas relaciones de poder, de intercambios económicos y han trastornado en muchos aspectos sus concepciones del mundo, y sus modos de vida. Sin embargo, están en este momento en plena efervescencia política, tratando de constituir una gran organización yanomami, llamada Horonami, la cual debería abarcar todas las comunidades yanomami del Alto Orinoco y Río Negro. Es de esperar que esta nueva figura del pueblo Yanomamï pueda ayudar no solo a proteger y reivindicar sus derechos sobre su territorio sino también salvaguardar algo de su inmensa riqueza cultural.
Marie-Claude Mattéi Muller
Fuente: https://ve.ambafrance.org/Orinoco-hacia-las-fuentes
Consultado: 5 de Junio de 2020 / Luna Llena.
Cruxentiana. Comunidad y Patrimonio. Depósito Legal: FA2018000060. ISSN: en trámite. Año 5. Vol. 5. No 12. Enero - Diciembre 2021.
Fundación de Ciencias y Artes Cudán de Cuté — Centro de Investigaciones del Paleo-Indio y el Cuaternario de Suramérica (CIPICS).
Las fotografías que ilustran este dossier provienen de la exposición Orinoco.
Hacia las Fuentes y de la colección CIPICS-CICSPMA / Fundación de Ciencias y Artes Cudán de Cuté.
Transcripción Camilo Morón. Centro de Investigaciones del Paleo-Indio y el Cuaternario de Suramérica (CIPICS). Centro de Investigaciones de Ciencias Sociales
Pedro Manuel Arcaya (CICSPMA). Asociación Venezolana de Arqueología J. M. Cruxent
(AVA-JMCX). Comunidad de Aprendizaje J. M. Cruxent (CA-JMCX). Observatorio de Ciencias del Cuaternario de Venezuela (OCCV). Fundación de Ciencias y Artes Cudán de Cuté. Santa Ana de Coro - Curiana Ancestral de los Caquetíos, 21 de Junio de 2020, Solsticio de Verano.
Autor: Marie-Claude Mattéi Muller. Título: Descubrimiento
TOMADO DE: https://drive.google.com/file/d/1wGhS8dp5TBg7Axg1jOHcUE1rhaKzbK_a/view
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