- Los sistemas sanitarios y asistenciales de América Latina encaran a su manera la pandemia, mientras la cuarentena dispara padecimientos mentales y la violencia de género e intrafamiliar, al mismo tiempo que persisten enfermedades endémicas como el dengue y malaria.
El estado de emergencia provocado por la covid-19 puede alcanzar graves dimensiones de conjunto con el cóctel de problemas habituales y aquellos acrecentados por el aislamiento social, lo que llama a encontrar soluciones cuando al comenzar este lunes 13 se reportaban en América Latina y el Caribe 62 528 casos registrados y 2641 muertes.
“Si bien no ha habido un incremento tan exponencial de la violencia, sí se espera que será mayor mientras avance la pandemia y se agraven las carencias económicas”, dijo a IPS la investigadora social Nayeli Rodríguez desde Acapulco, en el estado de Guerrero, quien acababa de atender un caso de violencia sexual contra una niña.
“Nuestros países están enfrentando un desafío muy grande, inesperado, con la covid-19. Pondremos todos nuestros esfuerzos para una respuesta coherente … y no podemos bajar la guardia ante los otros problemas de salud como el dengue o malaria, enfermedades endémicas en muchos de nuestros países”: José Moya.
Rodríguez analizó a título de ejemplo la situación en ese estado del suroeste de México, donde desde la oenegé por los derechos de las mujeres Comunidad Raíz Zubia a la que pertenece, monitorea desde hace 10 años en comunidades los servicios de salud para cáncer, maternidad, planificación familiar y aborto legal, entre otros.
“Es preocupante la situación en el contexto de la pandemia porque no hay capacidad para poder atender todos los servicios, que ya son deficitarios”, dijo la feminista comunitaria sobre el riesgo al colapso de los sistemas sanitarios y asistenciales por la covid-19 que enfrentan los países de América Latina.
La Red Nacional de Refugios del país de 130 millones de habitantes registró en las tres primeras semanas de aislamiento social un incremento de cinco por ciento en ingresos de mujeres maltratadas y de 60 por ciento en orientaciones vía telefónica, redes sociales o correo electrónico, entre las que recomiendan asistencia legal y apoyo psicológico.
Rodríguez puso un ejemplo de los desajustes causados por la pandemia: “La mamá de la niña abusada sexualmente llamó por teléfono a la Agencia de Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar de su localidad y le dijeron que fuera, pero le añadieron que si no era tan grave probablemente no la atenderían por la contingencia”.
La oficina regional de ONU Mujeres subrayó en un comunicado que las mujeres están en la primera línea de respuesta a la covid-19 como trabajadoras, profesionales de la salud y cuidadoras, pero llamó a las autoridades a tener en cuenta la dimensión de género y mantener los servicios ante el posible aumento de la violencia machista.
El hogar, destacó la división latinoamericana de la agencia de Naciones Unidas, es el lugar más inseguro para las mujeres de la región, la segunda más letal luego de África en feminicidios.
Y justo ahí están confinadas las mujeres víctimas de violencia junto con sus agresores para evitar la expansión del coronavirus.
También crece el riesgo de agresiones sexuales y de otro tipo para las que siguen trabajando en lugares más vacíos y transitando por calles más desiertas.
Rodríguez hasta ahora no ve una estrategia clara a nivel nacional en México respecto a la violencia machista durante la pandemia, aunque las autoridades mencionaron el problema y proyectan una campaña, tal como han prometido otros gobiernos en la región.
“Las organizaciones (en América Latina) están haciendo muchas acciones, pero sobre todo en redes sociales, que tienen un alcance limitado”, evaluó.
“Los mensaje de prevención de la violencia de género deben salir con frecuencia por los medios”, dijo José Moya, representante en Cuba de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en recomendaciones a la región que según pronósticos enfrentará en mayo la peor fase de la pandemia.
“En algunos países de la región se ha prohibido la venta de alcohol, que son medidas a considerar para reducir y evitar cualquier manifestación de violencia en los hogares”, apuntó en diálogo con IPS el funcionario de la filial americana de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Debe evitarse cualquier manifestación de violencia contra ancianos, mujeres o niños, y si ocurriera debe ser denunciado”, instó.
“Nuestros países están enfrentando un desafío muy grande, inesperado, con la covid-19”, evaluó el médico de nacionalidad peruana. “Pondremos todos nuestros esfuerzos para una respuesta coherente … y no podemos bajar la guardia ante los otros problemas de salud como el dengue o malaria, enfermedades endémicas en muchos de nuestros países”, alertó.
Tras reportar en 2019 el mayor registro de su historia de contagios por dengue, la OPS lanzó un reporte, el 7 de febrero, donde reveló que en 2020 se había contabilizado en la región latinoamericana 155.343 casos de dengue, incluidas 28 defunciones. Lo anterior indica que la región continúa sufriendo este ciclo epidémico de dengue.
Según el Informe mundial sobre paludismo (malaria) 2019, la región registró un aumento de los casos entre 2010 y 2018, en gran parte debido a los aumentos en la transmisión de la malaria en Venezuela. Los únicos países del área libres de esta enfermedad son Chile, Cuba, Paraguay y Uruguay.
Para que no colapsen los sistemas sanitarios, Moya recomienda que “se debe tener presupuestos estatales para un sistema de salud universal, integral y gratuito para la inmensa mayoría de población, sin importar dónde vivan o su comunidad indígena”. “Nada puede seguir como antes”, aseveró el representante de OPS.
- Los sistemas sanitarios y asistenciales de América Latina encaran a su manera la pandemia, mientras la cuarentena dispara padecimientos mentales y la violencia de género e intrafamiliar, al mismo tiempo que persisten enfermedades endémicas como el dengue y malaria.
El estado de emergencia provocado por la covid-19 puede alcanzar graves dimensiones de conjunto con el cóctel de problemas habituales y aquellos acrecentados por el aislamiento social, lo que llama a encontrar soluciones cuando al comenzar este lunes 13 se reportaban en América Latina y el Caribe 62 528 casos registrados y 2641 muertes.
“Si bien no ha habido un incremento tan exponencial de la violencia, sí se espera que será mayor mientras avance la pandemia y se agraven las carencias económicas”, dijo a IPS la investigadora social Nayeli Rodríguez desde Acapulco, en el estado de Guerrero, quien acababa de atender un caso de violencia sexual contra una niña.
“Nuestros países están enfrentando un desafío muy grande, inesperado, con la covid-19. Pondremos todos nuestros esfuerzos para una respuesta coherente … y no podemos bajar la guardia ante los otros problemas de salud como el dengue o malaria, enfermedades endémicas en muchos de nuestros países”: José Moya.
Rodríguez analizó a título de ejemplo la situación en ese estado del suroeste de México, donde desde la oenegé por los derechos de las mujeres Comunidad Raíz Zubia a la que pertenece, monitorea desde hace 10 años en comunidades los servicios de salud para cáncer, maternidad, planificación familiar y aborto legal, entre otros.
“Es preocupante la situación en el contexto de la pandemia porque no hay capacidad para poder atender todos los servicios, que ya son deficitarios”, dijo la feminista comunitaria sobre el riesgo al colapso de los sistemas sanitarios y asistenciales por la covid-19 que enfrentan los países de América Latina.
La Red Nacional de Refugios del país de 130 millones de habitantes registró en las tres primeras semanas de aislamiento social un incremento de cinco por ciento en ingresos de mujeres maltratadas y de 60 por ciento en orientaciones vía telefónica, redes sociales o correo electrónico, entre las que recomiendan asistencia legal y apoyo psicológico.
Rodríguez puso un ejemplo de los desajustes causados por la pandemia: “La mamá de la niña abusada sexualmente llamó por teléfono a la Agencia de Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar de su localidad y le dijeron que fuera, pero le añadieron que si no era tan grave probablemente no la atenderían por la contingencia”.
La oficina regional de ONU Mujeres subrayó en un comunicado que las mujeres están en la primera línea de respuesta a la covid-19 como trabajadoras, profesionales de la salud y cuidadoras, pero llamó a las autoridades a tener en cuenta la dimensión de género y mantener los servicios ante el posible aumento de la violencia machista.
El hogar, destacó la división latinoamericana de la agencia de Naciones Unidas, es el lugar más inseguro para las mujeres de la región, la segunda más letal luego de África en feminicidios.
Y justo ahí están confinadas las mujeres víctimas de violencia junto con sus agresores para evitar la expansión del coronavirus.
También crece el riesgo de agresiones sexuales y de otro tipo para las que siguen trabajando en lugares más vacíos y transitando por calles más desiertas.
Rodríguez hasta ahora no ve una estrategia clara a nivel nacional en México respecto a la violencia machista durante la pandemia, aunque las autoridades mencionaron el problema y proyectan una campaña, tal como han prometido otros gobiernos en la región.
“Las organizaciones (en América Latina) están haciendo muchas acciones, pero sobre todo en redes sociales, que tienen un alcance limitado”, evaluó.
“Los mensaje de prevención de la violencia de género deben salir con frecuencia por los medios”, dijo José Moya, representante en Cuba de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en recomendaciones a la región que según pronósticos enfrentará en mayo la peor fase de la pandemia.
“En algunos países de la región se ha prohibido la venta de alcohol, que son medidas a considerar para reducir y evitar cualquier manifestación de violencia en los hogares”, apuntó en diálogo con IPS el funcionario de la filial americana de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Debe evitarse cualquier manifestación de violencia contra ancianos, mujeres o niños, y si ocurriera debe ser denunciado”, instó.
“Nuestros países están enfrentando un desafío muy grande, inesperado, con la covid-19”, evaluó el médico de nacionalidad peruana. “Pondremos todos nuestros esfuerzos para una respuesta coherente … y no podemos bajar la guardia ante los otros problemas de salud como el dengue o malaria, enfermedades endémicas en muchos de nuestros países”, alertó.
Tras reportar en 2019 el mayor registro de su historia de contagios por dengue, la OPS lanzó un reporte, el 7 de febrero, donde reveló que en 2020 se había contabilizado en la región latinoamericana 155.343 casos de dengue, incluidas 28 defunciones. Lo anterior indica que la región continúa sufriendo este ciclo epidémico de dengue.
Según el Informe mundial sobre paludismo (malaria) 2019, la región registró un aumento de los casos entre 2010 y 2018, en gran parte debido a los aumentos en la transmisión de la malaria en Venezuela. Los únicos países del área libres de esta enfermedad son Chile, Cuba, Paraguay y Uruguay.
Para que no colapsen los sistemas sanitarios, Moya recomienda que “se debe tener presupuestos estatales para un sistema de salud universal, integral y gratuito para la inmensa mayoría de población, sin importar dónde vivan o su comunidad indígena”. “Nada puede seguir como antes”, aseveró el representante de OPS.
Moya identifica entre las soluciones una respuesta ordenada de las instituciones, el uso de los medios de comunicación para mantener servicios de forma segura y la participación de la ciudadanía para preservar la salud individual y crear redes de apoyo comunitario a grupos vulnerables como ancianos que viven solos.
“Sin duda una cuarentena prolongada afecta nuestra salud mental, por eso se debe leer noticias sobre esta pandemia una vez al día, dedicar tiempo a otras actividades y mantener comunicación permanente con nuestros familiares”, aconsejó el especialista.
Los trastornos mentales, neurológicos específicos y causados por el consumo de sustancias junto al suicidio suponen una tercera parte de todos los años perdidos por discapacidad en América Latina y el Caribe, según el informe La carga de los Trastornos Mentales en la Región de las Américas 2018, de la OPS.
Los trastornos depresivos son la principal causa de discapacidad, seguidos de los trastornos de ansiedad, mientras que la autoagresión y los trastornos por dolor afectan 4,7 por ciento de los años perdidos por discapacidad. Y se calcula una brecha media regional de 34 veces entre el gasto total asignado a salud y el dirigido a la mental.
“En este momento, nuestra calidad de vida está siendo agredida: cambiamos la forma en que vivíamos hasta hace semanas y eso repercute en nuestras emociones, funcionamiento psíquico y salud en general”, dijo a IPS la psicóloga cubana Bárbara Zas, que coordina el proyecto de Psico Grupos Whatsapp, creado en marzo.
Consiste en seis grupos en esta red social, muy usada en países en desarrollo, cuyos moderadores son profesionales que brindan apoyo psicológico a más de 1 000 personas. Esta iniciativa de la no gubernamental Sociedad Cubana de Psicología junto a otras instituciones es novedosa en un país con escasa conectividad hasta diciembre de 2018.
“Identificamos una tendencia a los ataques de pánico entre nuestra población ante noticias o situaciones vinculadas a la emergencia epidemiológica, también diferentes manifestaciones de estados ansiosos, desconcentración, hipervigilancia y hasta trastornos del sueño”, reveló Zas.
“Las personas que ya tienen algún antecedente de padecimientos psiquiátricos, pueden presentar una reaparición o recrudecimiento de los síntomas”, continuó. “Esta situación de alto estrés repercute en la salud mental de la población: todo trabajo preventivo que se haga es poco para contener estos padecimientos”, recomendó.
Según CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, pese los avances en la cobertura de Internet en los últimos años, todavía 45 por ciento de los latinoamericanos y caribeños no accede a servicios como telemedicina, teleducación, gobierno en línea y banca electrónica, entre otros imprescindibles en tiempos de covid-19.
Moya identifica entre las soluciones una respuesta ordenada de las instituciones, el uso de los medios de comunicación para mantener servicios de forma segura y la participación de la ciudadanía para preservar la salud individual y crear redes de apoyo comunitario a grupos vulnerables como ancianos que viven solos.
“Sin duda una cuarentena prolongada afecta nuestra salud mental, por eso se debe leer noticias sobre esta pandemia una vez al día, dedicar tiempo a otras actividades y mantener comunicación permanente con nuestros familiares”, aconsejó el especialista.
Los trastornos mentales, neurológicos específicos y causados por el consumo de sustancias junto al suicidio suponen una tercera parte de todos los años perdidos por discapacidad en América Latina y el Caribe, según el informe La carga de los Trastornos Mentales en la Región de las Américas 2018, de la OPS.
Los trastornos depresivos son la principal causa de discapacidad, seguidos de los trastornos de ansiedad, mientras que la autoagresión y los trastornos por dolor afectan 4,7 por ciento de los años perdidos por discapacidad. Y se calcula una brecha media regional de 34 veces entre el gasto total asignado a salud y el dirigido a la mental.
“En este momento, nuestra calidad de vida está siendo agredida: cambiamos la forma en que vivíamos hasta hace semanas y eso repercute en nuestras emociones, funcionamiento psíquico y salud en general”, dijo a IPS la psicóloga cubana Bárbara Zas, que coordina el proyecto de Psico Grupos Whatsapp, creado en marzo.
Consiste en seis grupos en esta red social, muy usada en países en desarrollo, cuyos moderadores son profesionales que brindan apoyo psicológico a más de 1 000 personas. Esta iniciativa de la no gubernamental Sociedad Cubana de Psicología junto a otras instituciones es novedosa en un país con escasa conectividad hasta diciembre de 2018.
“Identificamos una tendencia a los ataques de pánico entre nuestra población ante noticias o situaciones vinculadas a la emergencia epidemiológica, también diferentes manifestaciones de estados ansiosos, desconcentración, hipervigilancia y hasta trastornos del sueño”, reveló Zas.
“Las personas que ya tienen algún antecedente de padecimientos psiquiátricos, pueden presentar una reaparición o recrudecimiento de los síntomas”, continuó. “Esta situación de alto estrés repercute en la salud mental de la población: todo trabajo preventivo que se haga es poco para contener estos padecimientos”, recomendó.
Según CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, pese los avances en la cobertura de Internet en los últimos años, todavía 45 por ciento de los latinoamericanos y caribeños no accede a servicios como telemedicina, teleducación, gobierno en línea y banca electrónica, entre otros imprescindibles en tiempos de covid-19.
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