ENTREVISTA
/ Ministro para la Transformación de la Gran Caracas
La polémica sobre
el presente y futuro de la capital venezolana tiene en Francisco de Asís Sesto
Novás a un actor principalísimo. Más conocido por su sobrenombre, “Farruco”
vive atado a la cultura contemporánea de Venezuela y los requerimientos
urbanísticos y sociales de su capital, desde su pequeña oficina del piso tres
del Palacio Blanco.
“Caracas es una de
estas capitales de ‘Nuestra América’,
que revelan en su seno la injusticia cultural de las sociedades en que se
desarrollaron. Cualquier capital de América Latina refleja la injusticia social
de manera muy palpable, que se aprecia en la morfología de la ciudad”.
-¿Es una huella viva?
-Todas las
ciudades lo son, huella viva. En América
Latina, que es un continente con muchas desigualdades, el más desigual del mundo, aunque eso
comienza a cambiar, las grandes y medianas ciudades reflejan lo que hemos sido
y vivido. Caracas es un retrato de lo
que pasó en Venezuela durante el siglo veinte; y tú ves donde viven los muy
ricos, los ricos, la clase media alta y la clase media, los trabajadores, los
pobres y los que no tienen nada. Lo diferencias claramente.
-¿Qué
son sus cinco municipios y la conurbación con Vargas, Altos Mirandinos,
Guarenas-Guatire, Valles del Tuy?
-Caracas no tiene
una estructuración política adecuada. Creo que estamos en deuda, todavía, con
una nueva posibilidad. Nadie está conforme con esa situación administrativa de
lo que es la Gran Caracas.
-¿Nuestra
ciudad sigue en discusión?
-Sigue en
discusión. La ciudad tiene una deuda consigo misma, cómo repensarla. Mi opinión
es siempre optimista, ¡siempre optimista! Ningún pueblo se suicida ni le gusta
sufrir, siempre en su seno aparecen las energías, la voluntad suficiente para
arreglar las cosas. Creo que es totalmente equivocado y muy negativo,
reaccionario, tener una visión pesimista sobre Caracas; es un lugar común
criticarla. Más bien hay que ver sus virtudes, y sobre ellas apostar a que esta
generación puede solucionar sus graves problemas.
-Pero
suena irritante que Caracas sólo tiene un mercado mayor, una sola compactadora
de basura en Las Mayas. ¿No es una ofensa a la inteligencia?
-Y hay otros temas,
los terminales…
-El
desorden vehicular que ocupa un tercio de la capacidad de circulación de la
ciudad… ¿Por qué Caracas sigue así, día a día?
-No es tan así. Se
planifica. No es lo mismo la Caracas que ya tiene los metrocables, nuevas
líneas del Metro, la recuperación de los bulevares, del centro histórico. Se
está, de alguna manera, repensando sobre todo el tema más dramático para las caraqueñas
y caraqueños que es el hábitat de la población más humilde; ahí se está
avanzando mucho. Hay una parte negativa que salta a la vista, que es una
herencia muy dura del pasado, y también hay una voluntad de cambio que se ha
comenzado a manifestar con el presidente Chávez: Eso de Las Mayas, él mismo lo
decía. Se están haciendo planes de desarrollo para Catia, el sector de Las
Mayas. Es decir, hay señales importantes de cambio, fuertes. Esta misma oficina
(su despacho) está haciendo una
propuesta, silenciosa, con tranquilidad, una propuesta de planes para
Caracas, objetivos, líneas estratégicas y una cadena de acciones.
-¿Cuáles
son esas líneas clave?
-El fundamento es
pensar una Caracas, a pocos años, con acciones precisas, no una entelequia como
esos planes un poco pasivos, muy normativos, son como ilusiones, unos planes de
desarrollo que después nadie cumple. Hay que concretar objetivos; de objetivos
precisos hay que ir a una serie de acciones de distintas escalas, que puedan
concretarse en pocos años y vayan cambiando la cara a la ciudad.
-¿Puede
adelantar algunas de ellas?
-El tema de la
vivienda, que es muy importante, el de la movilidad, el ambiente, las zonas de
riesgo.
-En
vivienda, por ejemplo, ¿cuántos refugios hubo y cuántos quedan?
-Hubo unos
ochocientos refugios y quedan unos doscientos, pero las cifras exactas no las
tengo. En términos de familias, en el área metropolitana de Caracas, eran
treintidos mil y quedan menos de seis mil, hablando del deslave del año 2010;
quedan menos de seis mil y todas ellas deben salir a sus viviendas nuevas antes
de fin de año. Yo creo que eso es un record: Darle viviendas a treinta dos mil
familias en Caracas; algunas de ellas se fueron a casas en el interior. Ha sido
un esfuerzo que es visible. Hay alrededor de unas cuatro mil familias más, pero
son de eventos de 2011 y 2012, un flujo continuo… van pasando cosas.
-¿Por
inestabilidad de los terrenos o mala calidad de la construcción?
-Tenemos una
geología muy frágil, tenemos zonas donde hay todas las erosiones del mundo.
Nuestra geología es muy joven, tiene mucho movimiento, y el cambio climático… Pero
en fin, yo creo que el problema de los refugiados ya tiene respuestas.
-¿Va
en camino de solución?
-Este año salimos
de ese problema.
-Ha
habido críticas sobre la construcción de viviendas en Caracas… que complicarían
los servicios, vialidad, falta de estacionamientos…
-Hay nuevas
ciudades que se están desarrollando con toda la planificación. Allí están
Ciudad Caribia, Ciudad Belén, Ciudad Tiuna, bien hechas, planificadas por
expertos. Hay desarrollos como Cacique Tiuna y La Limonera, donde había áreas
suficientes de terrenos para algunos desarrollos. Y después tenemos
experiencias como las que está haciendo esta oficina presidencial, localizar
terrenos que están en el parcelario caraqueño: hay espacios públicos y privados
aptos para la construcción.
-¿Con
zonificación especificada?
-Sí, en toda ciudad
tienes espacios públicos y espacios privados, aunque sean de propiedad pública,
por ejemplo Miraflores, el Palacio Blanco, etcétera, están en el parcelario.
Entonces, buscamos las parcelas que están zonificadas para vivienda y
construyes exactamente igual que lo ha hecho el privado.
-¿Estamos
hablando de la avenida Sucre, Libertador, Lecuna?
-Exacto. Por ejemplo,
el terreno que servía de estacionamiento a la funeraria Vallés, en cualquier
momento lo hubiese podido desarrollar el sector privado; lo que pasa es que el
Estado lo desarrolló para las familias más humildes, las que no tenían
viviendas, las que habían perdido todo por el desastre de las lluvias. Estas
son parcelas para viviendas multifamiliares, que nosotros, simplemente, nos
adelantamos al negocio inmobiliario, que es más lento, más interesado, engorda
los terrenos. Entonces dicen “están construyendo sin planificar”, no, no:
Estamos construyendo con la realidad de la ciudad, hay unas parcelas que son
para viviendas y nosotros construimos, punto. Curiosamente, cuando lo hace el
privado, no hay críticas. Lo que hay es una visión política en la crítica.
-¿Esa
crítica, se podría llamar “anti estatal” o “anti gubernamental”?
-Yo creo que eso es
una confrontación. Tiene como dos vertientes: Una, del sector inmobiliario, del
que maneja el tema de los terrenos convertidos en una mercancía
extraordinariamente lucrativa y para una altísima especulación; es decir, “el
Estado está ocupando para vivienda pública, lo que es un ámbito de nuestro
negocio”.
-¿Y
la política?
-Todo lo que haga
el gobierno es malo, lo criticamos; y como la academia, a veces, se presta a
eso, entonces aparecen algunos arquitectos de la academia diciendo esas cosas,
pero en realidad cualquiera de nuestros edificios, los que hace esta oficina,
los hace el sector privado y no hay críticas.
-¿Y
lo de los estacionamientos?
-El problema de
Caracas no son los estacionamientos, es la falta de un eficiente transporte
público.
-El
vehículo es una realidad contemporánea. ¿Por qué no hay desarrollos subterráneos
o verticales de estacionamientos?
-Hay otras
soluciones, también, de estacionamientos en las propias calles en horas
nocturnas. Son experiencias que todas las ciudades las viven. Tu no vas al
centro de Londres en carro, porque es muy costoso, no puedes hacerlo. En el
área de estacionamientos, llama la atención que el sector privado pudiera
hacerlo, que en vez de tener eso que llaman “estacionamientos”, un terreno
engordando, con unos veinte o treinta carros, que no es un verdadero
estacionamiento, ellos pudieran construir estacionamientos verticales.
-¿Por
qué no se estimula eso?
-Porque el estímulo
debe venir del propio empresario, en vez de engordar el terreno y apostar a la
vivienda como una mercancía. Pero no le interesa invertir en estacionamientos,
prefiere sacarse los reales, ir a la especulación financiera. ¡Están en otro
mundo!
-En
vivienda, ¿qué han observado en cuanto al cambio cultural, el impacto de la
delincuencia, falta de aporte al condominio, gente que quiere todavía que todo
se lo den?
-Vivimos nuestras
contradicciones. El siglo veinte ha sido una etapa de cambios profundos, creando
una cultura urbana en transición, y aparece una nueva posibilidad, que la gente
que migró del campo a la ciudad, y que estaba en lugares de alto riesgo, se
integre a la “ciudad formal”. Ahí, llega también con sus contradicciones.
-¿A
los refugios?
-En el caso de los
refugios, no se le preguntó a nadie. Es cuestión de humanidad: Quien perdió la
vivienda, entra a un refugio. Si antes robaba motos o estaba en el micro
tráfico (de drogas) o era un excelente
trabajador o no lo era o era un policía o un
profesional, que los hay también, a nadie se le preguntó. Como es la
sociedad, igual vas a un refugio. Nosotros apostamos al desarrollo de la
ciudadanía; más, en una sociedad que quiere transformarse profundamente.
-A
pesar de sus problemas, ¿Caracas no es una ciudad desbordada?
-No está creciendo
desde hace más de veinte años.
-¿Es
manejable, en términos de desarrollo?
-Por supuesto. Si
nosotros resolvemos el problema más dramático, que es el de la vivienda,
Caracas va a cambiar. Nosotros, con los planes de vivienda, estamos haciendo proyectos
–y demostramos que se puede hacer- para duplicar el número de hectáreas
destinadas a la recreación, plazas, parques, espacios públicos activos. Se ha
hablado de la Caracas de las bicicletas, las posibilidades alternativas, pero
fundamentalmente está el tema de la vivienda. Caracas es una ciudad destinada a
mejorar; no, a empeorar. Caracas va a ser cada vez mejor.
-¿Y
la red vial?
-Van a pasar cosas.
Todo lo que se está haciendo hacia el estado Vargas; los planes que hay para
que el tránsito de oriente a occidente y viceversa, no pase por Caracas.
-¿Cuándo
se termina el proyecto de empalme de la Cota Mil con la autopista Caracas-La
Guaira?
-Eso lo llevan
otros ministros que son voceros autorizados, pero va en este período presidencial.
Eso lo vamos a tener.
-¿Qué
le parece el proyecto de nueva autopista a Vargas, a través del Ávila,
horadándolo con un sistema de túneles?
-Hay países, como
Noruega, el país con mayor calidad de vida del mundo, un país relativamente
pequeño y con petróleo, pero con una cierta sabiduría, y casi todo lo resuelven
en base a túneles. ¿Por qué le vamos a tener miedo a los túneles?
-¿No
es ningún misterio, el túnel atravesando el Ávila?
-Es que eso lo ves
en las grandes ciudades, en todas partes. Te metes en Internet, y tú verás ese
tipo de construcción por todas partes. Claro, hay que tener el recurso.
-¿Tecnológicamente,
no es problema?
-No.
-¿Y
ambientalmente?
-Al contrario, está
dentro de la tierra. Es como decir que el Metro hace daño. Al contrario, si te
despeja las vías.
-¿Qué
es lo mejor de Caracas?
-A mí me gusta
mucho de Caracas, que es una ciudad muy dinámica, una ciudad que tiene una
fuerza espiritual, tú no vez a la gente como apagada. Es una ciudad de su
tiempo. Una vez que hemos recuperado su centro histórico, un trabajo
extraordinario de Jacqueline Farías, de Jorge Rodríguez, tú sientes el corazón,
de verdad, de una patria, por su historia: Miranda, Simón Rodríguez, Bolívar,
Andrés Bello, que han andado por aquí, cosa extraordinaria, aquella ciudad que
tenía treinta mil o cuarenta mil habitante y que ¡conmovió al mundo, en su
tiempo! Caracas es muy importante.
-¿Y
lo peor de Caracas?
-(Silencio…) Yo
diría que hay sectores en la población que no están conectados con la ciudad,
sino que ven a Caracas como lugar donde ellos viven y su territorio lo ven como
un club, y en términos sociales, políticos, tienen como poca conexión amorosa,
sobre todo sectores de clase media (hacia arriba, levanta la mano y la mirada).
Eso se ha convertido en una estructura de pensamiento, es decir, no ver a la
ciudad como algo tuyo, no sentir que formas parte de una totalidad, una
caraqueñidad. Para mí, eso es lo peor, que haya sectores desintegrados, además
con una actitud soberbia.
¿Falta
amor por Caracas?
-Sí, creo que hubo
un auto maltrato, posiblemente por todas estas cosas. Creo que está cambiando,
pero sí lo ha habido. Los problemas de Caracas se resuelven con una fórmula:
“40-30-20-10”
-¿Cómo
es eso?
-Cuarenta por
ciento del esfuerzo debe dedicarse al tema espiritual, de la condición del
ciudadano, lo subjetivo, asumir conciencia.
-¿El
treinta?
-La parte
normativa, leyes que la gente las comprenda, las entienda, las discuta, las
acepte. Tendría que haber un cambio en lo legal, las ordenanzas para la
convivencia.
-¿Veinte?
-El veinte por
ciento para los cambios físicos que tienen que ver con la pequeña escala:
aceras llenas de obstáculos, falta de conexión en un punto de la ciudad. Tiene
que ver con el cuidado amoroso de tipo urbanístico, ir recuperando la ciudad en
su escala más cotidiana.
-¿Y
el diez?
-Atacar los
aspectos estructurales como acueductos, gas, vialidad y recolección o disposición
de desechos sólidos.
Nacimiento Vigo,
España (1943)
Arquitecto por
la Universidad Central de Venezuela
Profesor
Titular
(jubilado) de la Cátedra de Diseño en la Escuela de Arquitectura de la UCV
Ministro
de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran
Caracas, y Presidente de la
Fundación Oficina Presidencial de Planes y Proyectos Especiales
Poeta,
narrador, ensayista, pintor, columnista de prensa
Ha publicado
diversos poemarios, entre ellos Miel y Dibujos de Mujer; y dos
novelas: Una Pasión y La Clase, cuya adaptación
cinematográfica (2007), dirigida por José Antonio Varela, ha ganado diversos
premios en festivales nacionales y extranjeros
Premio
Internacional de Filosofía Karl Otto Apel (Italia, 2010), junto con la
historiadora Carmen Bohórquez
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