A casi cuatro meses del 28-J, el pueblo no conoce con la debida certeza los resultados de la elección presidencial, pues no han sido publicados oficialmente por el CNE.
Mariano Crespo Colina
El problema no es que el partido-estado PSUV/Gobierno diga que ellos ganaron las elecciones presidenciales, porque así lo dicen el CNE y la Sala Electoral del TSJ. El problema no es que los opositores alineados con María Corina Machado y con Edmundo González Urrutia, y las direcciones partidistas de la PUD y de Vente Venezuela digan que EDU fue quien ganó las elecciones fundamentando en actas que no reconoce el CNE. Es decir, el problema no es que ambos candidatos se atribuyan la victoria, el problema es otro, es que la VERDAD que está contenida a lo interior de las más de 30 mil mesas electorales prevalezca: todavía, a casi cuatro meses del 28-J, no los conoce el pueblo con la debida certeza, pues no han sido publicados oficialmente por el CNE, que es el organismo a quien corresponde informar de acuerdo con lo que establece la CRBV.
Ese es el verdadero problema, lo demás son especulaciones, hipótesis y suposiciones, propias de la construcción mental de los seres humanos, que siempre intentamos "cerrar el círculo" de aquello que desconocemos y nos inquieta.
Por primera vez desde la caída de la dictadura del general Marcos Evangelista Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958, es decir a 67 años de iniciada la etapa de la democracia liberal, no habíamos llegado a la circunstancia de que al propia día, en que un Presidente venezolano sea juramentado como tal, como pudiera ocurrir el 10 de enero de 2025, no sea conocida la votación que lo valide como tal. Me refiero a los números reales de los votos emitidos por el pueblo venezolano, quien es quien decide, según el artículo 5 de la Constitución Nacional, pues lo dice a la letra, cuando señala que la soberanía reside en el pueblo: en ninguna parte del texto constitucional dice que la soberanía reside en el TSJ. De tal manera que, en caso de que el presidente Nicolás Maduro sea juramentado para el ejercicio 2025/2031, en ausencia de dicho dato numérico real, como lo hemos señalado, no tendría legitimidad de origen; y ese sí es el verdadero problema.
Las implicaciones nacionales e internacionales serían de pronóstico reservado, pues en el marco de un sistema democrático como el nuestro, perfectamente descrito en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la legitimidad de origen más que necesaria es imprescindible. Corresponde al soberano decidir en esa materia en el acto del sufragio, y en consecuencia, al pueblo venezolano le corresponde exigir el irrestricto apego a nuestra Carta Magna, como lo señala el artículo 7 de la misma. De tal manera, queda así develado el verdadero problema de fondo.
(*) Miembro de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución (PCDC)
@marianocrespo07
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