TRABAJADORES UNIDOS CONTRA
LA DICTADURA
EMPRESARIAL – MILITAR
La clase trabajadora arequipeña hace un llamado a todo el pueblo peruano, en especial a los trabajadores y trabajadoras peruanas, para pedir su especial atención ante las graves circunstancias que atraviesa el país, en el que con una sucesión constitucional claramente deslegitimada se viene maquillando una dictadura que ya ha transgredido los límites propios de una democracia liberal, como la declarada constitucionalmente por el Estado peruano. Estos límites institucionales a saber son, entre otros: el respeto irrestricto a los derechos humanos, las garantías constitucionales, el principio de legalidad, el estado de derecho e incluso la vida misma y la dignidad humana.
Hemos constatado que en 45 días de gobierno se ha perpetrado:
1. Más de 50 asesinatos a manos de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, entre ellos menores de edad, por ejercer el derecho humano a la protesta.
2. Criminalización de la protesta social a manos de la Fiscalía de la Nación, persiguiendo a líderes sociales sin sustento alguno e incluso por poseer obras literarias o políticas de crítica social, no prohibidas en ninguna parte del mundo.
3. Amedrantamiento público: pisoteando las libertades de reunión y opinión de diversas organizaciones sociales, ensañamiento contra estudiantes y violaciones de campus universitarios (signo distintivo de las dictaduras).
Esta situación de ferocidad delictiva gubernamental, violencia política y social premeditada, violación de derechos humanos y ejercicio de terrorismo estatal son los actos preparativos de un recrudecimiento de las políticas neoliberales aplicadas en la década de los 90, justamente por otro violador de derechos humanos, corrupto y entreguista como Alberto Fujimori. Claramente el gran empresariado antinacional y el capital transnacional foráneo cuidan a todo costo el sostenimiento del statu quo en el Perú, el que se traduce en contratos ley dorados que empobrecen a nuestro país ante la casi nula recaudación tributaria que nos permiten y la mórbida ganancia multimillonaria que le otorga al inversionista extranjero y a sus aliados empresarios antinacionales, dignos sucesores bastardos de la invasión española. A su vez cuidan que no se debata siquiera el rol subsidiario del Estado peruano, que nos prohíbe como nación participar en actividades empresariales, lo que además de ser una renuncia expresa al ejercicio de nuestra soberanía, único caso en el mundo, favorece e incentiva las orgiásticas reparticiones de nuestra nación a manos privadas bajo sucias coimas, como se tiene acreditado nítidamente en el caso Lava Jato.
A 30 años de la suscripción de contratos ley lesivos a los intereses nacionales, muchos de los cuales vencen este año, razón por la que podrían ser renovados en mejores términos a las necesidades nacionales y así tener, por ejemplo, un mínimo colchón fiscal que nos permita invertir en infraestructura pública de salud (recordando que ostentamos el infame título de país con mayor número de muertes por millón de habitantes a nivel mundial en pandemia); el gran empresariado antinacional y sus socios trasnacionales quieren asegurar seguir en el reino del saqueo tributario y de recursos naturales, de la coima lubricante y de la ganancia fácil y mal habida. En tales circunstancias, erigir la propuesta de una Asamblea Constituyente y comenzar a ganar la discusión sobre su necesidad social es una pesadilla que la oligarquía nacional y el inversor transnacional extranjero no pueden perdonar al pueblo peruano, castigando su derrota política (70% desea una convocatoria constituyente según IEP), con la imposición violenta y sanguinaria que le da su poder fáctico.
Por lo expuesto, convocamos al pueblo peruano y en especial a la clase trabajadora a seguir resistiendo, a tomar la ofensiva y a expectorar del gobierno a la genocida Dina Boluarte (perra guardiana de los intereses plutocráticos de gran empresariado nacional y del capital transnacional), así como expulsar a los ladrones agazapados en el antro denominado Congreso de la República. Convocamos a todas las fuerzas democráticas a multiplicar esfuerzos para combatir al fascista Alberto Otárola y a todos los generaloides militares y policiales, herederos de unas fuerzas armadas y policiales corruptas y fracasadas, que solo pueden envalentonarse contra la población desarmada, cuales delincuentes sicarios.
Convocamos al pueblo peruano y en especial a la clase trabajadora a seguir resistiendo y a tomar la ofensiva contra un clero enriquecido e ilegítimo, justificador de matanzas, contrario al verbo de Cristo. Convocamos a todos aquellos y aquellas que militamos en la vida, la esperanza, la fe, la justicia y la felicidad a combatir el terrorismo mediático de los medios de prensa peseteros y serviles. Podemos derrotar una vez más el crimen, la infamia y al cruel. Podemos derrotarlo para siempre, estando unidos y organizados. El momento es ahora.
¡Viva el pueblo peruano, su consecuente lucha y su sacrificio heroico!
¡No tenemos nada que perder, salvo nuestras cadenas! ¡Tenemos un mundo por ganar!
Leer, organizar y difundir.
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