Manuel Isidro Molina
La estrategia de Nicolás Maduro y su combo es clara: permanecer lo más posible en Miraflores, después de la usurpación del 10 de enero de 2025 y del fraude electoral del 28 de julio de 2024. En consecuencia, la política democrática progresista debe ser no menos clara y eficaz: evitar el éxito de la política usurpadora y represiva del gobierno dictatorial, convocando con amplitud ética a la mayoría de nuestros compatriotas y sectores sociales, laborales, culturales, académicos, políticos, económicos, civiles y militares a una cruzada histórica de regeneración moral y funcional del Estado venezolano, en el marco de los derechos y deberes constitucionales.
Los principales objetivos inmediatos del PSUV, sus cómplices, satelites y testaferros, son:
1. Mantenerse en control del Poder Ejecutivo, a cualquier costo para el país y el pueblo empobrecido y traicionado. Rómulo Betancourt dejó dicho que «la primera obligación de un gobierno es no dejarse tumbar», y Maduro lo sigue al pie de la letra, con una diferencia importante: el golpista guatireño de 1945, ganó limpiamente la elección presidencial de 1958, y enfrentó varias sublevaciones militares y cívico-militares; Maduro, en cambio, se robó la elección presidencial de 2024, y juró el cargo presidencial sobre una oprobiosa losa burocrático/judicial, que a muy pocos entusiasma. Es decir, el represivo Betancourt de 1959/1964 defendió su gobierno con legitimidad de origen y probidad administrativa; y Maduro, todo lo contrario, está con la mira puesta hacia 2031 y más allá, a ver si alcanza al asesino, torturador y ladrón Juan Vicente Gómez, quien gobernó 27 años, entre 1908 y 1935, más la ñapa de la Vicepresidencia con su traicionado predecesor en la Presidencia, Cipriano Castro (1899/1908).
2. Mantener el control vicioso y pestilente de los poderes Legislativo, Judicial, Ciudadano y Electoral, a su servicio abyecto y «pleno como la luna llena»: sin fisuras ni algún rasgo de dignidad.
3. Imponer la proclamada «normalidad» al calco de la «pax romana», persiguiendo, encarcelando y matando cuanto les sea 'necesario'.
4. Controlar con todo tipo de artimañaz y lances depredadores, la economía nacional: el dominio mafioso de la riqueza les provee suficientes herramientas para el control social y el mantenimiento por _*sécula seculorum*_ del gigante circuito de testaferros codiciosos y asquerosos, con los que han saqueado la nación durante 25 años -un cuarto de siglo- (1999/2024).
5. Someter a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) al mando perverso de los corruptos del degredo, comenzando por la comandita pudrimillonaria de Miraflores. Para ellos, es esencial el control militar mediante manipulación, coacción y castigo.
6. Mantener hambrienta y empobrecida a la mayoría de nuestra población con la vil política -convenida con sus cómplices y testaferros- de empleos precarios, pulverización y bonificación del salario, desconocimiento de los derechos laborales constitucionales conquistados históricamente por el pueblo venezolano, y marginación del factor trabajo al campo de la informalidad o «matatigrismo».
El riesgo de permitírselo es alto, en ausencia de una nueva y consistente política superadora de actual desgraciado estadio sociopolítico venezolano. A la venezolana, diremos que «la cosa es sería», sumamente seria, sin duda.
Esto no es para politiqueros corruptos de "gobierno" u "oposicion". Bastante daño le han causado a nuestro pueblo y a Venezuela, como para hacerles caso. No son parte de la solución; son el problema, sin retorno. Por eso, el pueblo los desprecia mayoritariamente.
Al inmoral y usurpador gobierno dictatorial le conviene lidiar con más de lo mismo: una amalgama de politiqueros comprados a gusto, por un lado; y fracasados e iracundos neoliberales, macartistas y proimperialistas, por el otro. Ese es su mejor juego, la mejor mesa de póker o truco.
¿Qué queda? Un amplio campo de dignidad y encuentro popular, nacionalista, solidario y futurista, de quienes podamos apostar a un país distinto, superior en valores y eficaces realizaciones al servicio de ña sociedad y el desarrollo armónico de Venezuela, para lo cual nos sobran gente buena y recursos magníficos, que deben ser manejados con absoluta probidad y responsabilidad patriótica.
Pensar, repensar e imaginar sobre lo aquí planteado, es tan urgente como posible. Insistiremos.
manuelisidro21@gmail.com
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