sábado, 2 de octubre de 2021

William Izarra fue víctima del autocratismo de Hugo Chávez y las marramuncias de Luis Miquilena



Con William Izarra tuve largas conversaciones, en las que coincidimos ampliamente, pero nunca articulamos políticamente porque él seguía apegado a sus lazos de camaradería militar y ultraizquierdismo, a pesar del grotesco giro de abuso de poder y corrupción que tomaron Chávez y sus "comacates", hoy todos pudrimillonarios (excepto quienes se apartaron y enfrentaron su furia autocrática militarista).

Se mantuvo cerca del poder corrupto y fracasado de estas dos décadas, con la idea fallida de reorientar la gestión política y administrativa, pero fue un hombre digno y valioso que frustró su vida, como tantos otros en esta etapa 1999/2021 de "tragedia histórica", como yo la definí en marzo de 2018.

Fue víctima del autocratismo de Hugo Chávez y las marramuncias de Luis Miquilena y sus adláteres.


Se están yendo los buenos y los malos, los valiosos y los podridos. Se va una generación, la de los años 40-50 del siglo XX. 


Como lo he relatado varias veces, mi pesar se alivia recordando una frase lapidaria de papá: 

"Las generaciones se van por oleadas", me dijo cuando tenía él, 80 años (1996), al comentar la muerte de uno de sus tantos amigos contemporáneos de su natal Valera, en Trujillo.

Conversando sobre estas "muertes generacionales" (la Covid-19 es solo un catalizador) con un grupo de amigos abogados, el ex magistrado del TSJ, Luis Martínez, soltó ésta: "¡Las generaciones se acaban!". Qepd💐


Manuel Isidro Molina 



No hay comentarios: