viernes, 15 de mayo de 2020

La "política teflón" de Guaidó & Co.



MANUEL ISIDRO MOLINA 

La muerte de Guaidó & Co. cómo opción política, aclara el panorama nacional venezolano. Desde la autojuramentación del 23 de enero de 2019, su irrelevancia fue edulcorada por la altisonante y agresiva política estadounidense, que los ha financiado y conducido hasta el sepulcro.

Por encima del criminal bloqueo Trump/Guaidó contra Venezuela y las amenazas extorsivas del Comando Sur, los disparates que terminaron envueltos en arena y sangre en Macuto, el domingo 3 de mayo de 2020, definen la derrota de los títeres y de sus principales titiriteros: Donald Trump e Iván Duque, más allá de lo específico de la "Operación Gedeón" y su naturaleza criminal, inmoral y vendepatria.

Esa fue su revancha, y la perdieron estruendosamente ante el mundo. Antes, habían perdido la irresponsable "batalla de la frontera" el 23 de febrero de 2019; y la ridícula parodia de llamado a "rebelión militar y popular" del 30 de abril, encabezada por Juan Guaidó y su jefe político Leopoldo López, todavía sito en la residencia del embajador de España en Caracas, donde -por cierto- ya no lo soportan.

El sanguinario Elliott Abrams fue una de las víctimas, pero no la única ni la última: en EEUU están por rodar otras cabezas, incluso la de Trump, electoralmente, el próximo 3 de noviembre.

Iván Duque, en Colombia, no correrá mejor suerte, inmerso como está en su "ñeñepolítica" -bribona extensión de la "parapolítica" de su mentor Álvaro Uribe, aliado con los narcoparamilitares- y atado al concierto de mafias de la cocaína, la extorsión, el sicariato y el contrabando.

De Jair Bolsonaro no vale la pena hablar, porque los desastres ecológicos, políticos y sanitarios le son suficientes en Brasil, por lo que su política exterior tiende a cero.

Aquí en Venezuela, todo terminó de cambiar: Julio Borges y J. J. Rendón, cayeron se súbito en el ostrasismo y el silencio, desesperados: desde Bogotá y Miami se erigen comandantes de la derrota de Macuto y Chuao, con sus manos teñidas de sangre sobre los ocho cadáveres que quedaron baleados en la arena macuteña.

Las evidencias del desastre crecen y salpican de grasa requemada a los factores opositores del G4 (AD, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular más sus aliados menores como Causa R y Bandera Roja). Menos a Juan Guaidó, quien se distingue por su innovadora "política teflón", cargada de cinismo, según la cual todo se derrumba y chamusca a su alrededor, pero a él le es suficiente el salvavidas de Trump y Uribe con su moribundo Grupo de Lima y otros aliados conminados por Washington.

Esa "política teflón" le permite al diputado Guaidó, emitir "decretos" de su inexistente "gobierno", aceptar "renuncias" de pillos redomados y continuar con la
sainete que dirige Trump.

Todo y todos a su alrededor se pudren, caen, desarticulan y ensombresen, pero la "política teflón" le permite al títere principal sobrevivir y exclamar: "Yo no firmé" el contrato con los mercenarios gringos... "Vamos bien!"

A quienes contrariamos esa política irresponsable y criminal, y seguimos enfrentando el fracaso trágico del gobierno Chávez/Maduro, nos corresponde enjuiciar a los confabulados del cepo chavismo-antichavismo y avanzar en procura de un nuevo proyecto político que despegue desde y con la enorme inconformidad nacional. Los delincuentes de la corrupción no son invitados a este esfuerzo patrio; como no caben tampoco, los principales responsables de la orgía de saqueo, abuso de poder e ineptitud político-administraiva.

Del fracaso gubernamental, la politiquería codiciosa tradicional y la entrega criminal que resume la "política teflón", debemos avanzar a un nuevo estadio de construcción progresista, solidaria, eficiente, contemporánea y futurista, en un marco de ejercicio responsable de la democracia para el desarrollo con justicia social.

Esa nueva política está por discutirse, construirse y desplegarse colectivamente.

manuelisidro21@gmail.com
manuelisidroxxi.blogspot.com

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