domingo, 14 de septiembre de 2008
PASANDO LA HOJA / Chávez no está "loco"
El presidente Hugo Chávez no está loco; está jugando su juego nacional e internacionalmente. Y grupúsculos de “oposición” también están en lo suyo, irresponsablemente, dándole herramientas políticas al gobierno, como el sobre dimensionado “golpe” frustrado esta semana, que más que un golpe de Estado podría tratarse de baladronadas de ex jefes militares y oficiales activos sin tropas ni capacidad para la ejecución eficaz de un plan tumba-gobierno.
Las tres evasiones
Luego de las derrotas sucesivas entre abril de 2002 y febrero de 2003, los factores de oposición complotados para derribar al presidente Chávez, se han debatido entre la larga ruta civilista y democrática (electoral) y el espejismo de lo que entre amigos he llamado “las tres evasiones”: 1) El “golpe de Estado”; 2) El magnicidio; y 3) “La invasión de los marines” (yanquis, por supuesto); lo que en conjunto no es más que habladera de pendejadas en botiquines y grupos de amigos, en casas u oficinas, sin mayores posibilidades de éxito.
El golpe
Y no es que no haya unos cuantos civiles y militares conspirando, como ha ocurrido en Venezuela desde la accidentada presidencia de José María Vargas, puesto, depuesto, repuesto y renunciado, en menos de tres años, luego de la primera presidencia de José Antonio Páez. La diferencia es que en aquellos tiempos y hasta “la guerra de los sesenta”, extendida hasta los años setenta del siglo XX, los alzados y conspiradores se la jugaban completo, con su pellejo, bienes y tranquilidad familiar sobre el tapete: o tomaban el poder o se batían a muerte, salían al exilio reivindicando su posición política o bajaban a la clandestinidad, la mayoría de las veces vadeando las arremetidas de aparatos represivos sanguinarios, torturadores y asesinos.
La Fiscalía Militar tiene la facultad y la responsabilidad de demostrar por qué acusa al grupo de supuestos complotados, los cuales tienen pleno derecho a su integridad física y mental y a la asistencia jurídica a lo largo del proceso judicial, incluso desde los interrogatorios iniciales del sumario. Sus resultados serán vistos en días próximos, y sería poco serio prejuzgar.
Lo que sí parece cierto es que el gobierno tomó ese presunto y endeble intento de “golpe” o “magnicidio” como pieza para la diatriba política interna, para fracturar a los de por sí desunidos y contradictorios factores opositores, colocarlos entre el “golpismo” (siempre recurriendo a la fresca memoria en torno al golpe del 11 de abril de 2002 y el paro petrolero-empresarial, Dic. 2002 / Feb. 2003) y la “democracia” (en este caso, la estabilidad institucional del gobierno), y así disminuir su empuje hacia las elecciones regionales y municipales del venidero domingo 23 de noviembre. Es decir, la imprudencia y la inmadurez política de los supuestos complotados le sirvieron en bandeja de plata una oportunidad al gobierno, para escandalizar y victimizarse.
El magnicidio
El magnicidio es una constante como posibilidad en todos los jefes de Estado y de gobierno, y más en el caso de uno pendenciero e irresponsable como el que tenemos en Miraflores. No lo justifico, pero todos sabemos que está en unas pocas mentes calenturientas, personas que van desde los habladores de pendejadas hasta quienes realmente estarían dispuestos –unos pocos- a entrar en el riesgoso dispositivo que implica planificar y ejecutar el asesinato de un gobernante, con respaldo financiero y logístico nacional e internacional. Tampoco es para que el propio Chávez se la pase vociferando que vienen por él, cada vez que los servicios de inteligencia de Venezuela y de gobiernos “amigos” (como los de Cuba –con su inteligencia en La Florida y el resto de Estados Unidos- Brasil, Irán, China o Rusia) detecten alguna posibilidad de intento de asesinato en su contra.
La invasión gringa
Esta posibilidad remota está en los planes estratégicos de Estados Unidos, no porque Chávez y su gobierno representen alguna amenaza para la seguridad de esa super potencia mundial, sino por los recursos energéticos que poseemos: petróleo y gas, principalmente, aunque no hay que desdeñar las reservas carboníferas, el hierro, el aluminio y tantas otras materias primas. Todos los reservorios energéticos del mundo –conocidos y escasos- están en los mapas militares de Estados Uinidos y la Gran Bretaña , desde el Medio Oriente hasta Venezuela, Ecuador y Bolivia; y son objetivos militares para el sistema mundial de seguridad de USA y el Reino Unido, pilares del capitalismo mundial. Pero la “invasión” a la que me refiero es la que está en mente de los más afectos al “american way of life”, a quienes Chávez viene estigmatizando llamándolos “pitiyanquis”, entre quienes –se sabe desde hace muchos años- los hay partidarios de la más absoluta dependencia de Venezuela de los intereses imperialistas de EE. UU., y quienes incluso no le ven inconveniente a que pasemos a la condición de “Estado Libre Asociado”, como el colonizado Puerto Rico.
El maletín de Antonini Wilson
Este escándalo nacional armado por el gobierno, que no debió pasar de un manejo estrictamente judicial, le ha servido a Chávez para intentar aminorar el impacto político y moral de ese torneo de sapeo mafioso, desde Miami, de los corruptos involucrados en el caso de los 800 mil dólares incautados en Argentina, en agosto de 2007. Aunque no sea demostrable –las operaciones encubiertas tienen esa característica-, medio gobierno chavista aparece involucrado en ese affaire internacional, que además salpica a la actual presidenta Argentina, Cristina Fernández de Kichner, supuesta destinataria del dinero trasvasado ilegalmente desde Caracas. ¿Y si ese dinero no era más que uno de tantos botines que los corruptos chavistas han traficado hacia el exterior, en su propósito de lavar las gigantescas fortunas que le han robado al pueblo venezolano? Cabe entre las posibilidades, lo cual tampoco excluye la responsabilidad de Chávez y su corrupto gobierno.
“Yanquis de mierda”
El escenario más candente de América Latina, hoy, es Bolivia.
Cinco regiones minoritarias poblacionalmente, se han alzado contra el legítimo gobierno del presidente Evo Morales, estrecho aliado de Hugo Chávez y Fidel Castro, el convalesciente ex presidente cubano. Algo más del 67 por ciento de los electores ratificaron en referéndum al presidente boliviano, pero la racista derecha boliviana no lo acepta y trabaja violentamente por un “autonomismo” dirigido a la partición del querido país bolivariano, para preservar sus privilegios con claro apoyo de Estados Unidos y la derecha continental macartista, para la cual las virulentas agresiones incendiarias, el apaleo y asesinato de campesinos e indígenas pobres que respaldan a Morales, no son más que “protestas democráticas”.
Esos acontecimientos han provocado la ira de Chávez, quien en su forma irresponsable de gobernar desde la plaza pública en campaña electoral, largó su ofensivo léxico contra el gobierno estadounidense: “¡Yanquis de mierda!”, les gritó una y otra vez, para mandarlos “¡al carajo!” Su postura nacionalista latinoamericana apunta contra la carga histórica del expansionismo e intervencionismo de USA en América Latina y el Caribe, por lo que le sirve de recurso para conectarse con millones de pobladores de la empobrecida región. Y el hecho concreto de la expulsión del embajador de USA en Caracas, “en solidaridad con Bolivia”, no es más que un recurso político para llamar la atención del mundo sobre la crisis boliviana. Retórica petulante y pendenciera, que provocará una escalada de reacciones gringas como la reciente decisión de Washington de castigar por su “cooperación con las FARC y el narcotráfico” a los venezolanos jefes de la Dirección de Inteligencia Policial (DISIP), Henry de Jesús Rangel Silva, y la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), Hugo Armando Carvajal Barrios, y el ex ministro del Interior y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín. Además, la condimentó con la reiteración de una amenaza
recurrente: “¡ni un barril de petróleo para Estados Unidos, en caso de una agresión militar contra Venezuela!”, cuyo primer efecto fue una repentina subida de los precios internacionales del “oro negro”, que venían en picada, levemente por debajo de los 100 dólares por barril.
Maniobras navales con Rusia
Esa diatriba política con Estados Unidos tiene otra vertiente, la de la compra de sistemas de armas a Rusia, desde fusiles hasta aeronaves y submarinos, y la pronta realización de maniobras militares conjuntas en el mar Caribe.
Una política claramente hostil a la dominante presencia continental estadounidense, cuyo poderío militar de última generación no teme material ni estratégicamente a las modestas prácticas de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana con sus pares de Brasil, Holanda o Francia, pero recela políticamente lo que percibe como una resurrección militar rusa, después de los acontecimientos en Georgia y los nuevos mini-Estados separatistas de Osetia del Sur y Abjasia.
La fuerza del petróleo
Nada de esto habría sido posible sin la fuerza del petróleo venezolano, en un mundo con casi incontrolado consumo de energía fósil, pero a la vez nos muestra el sobre dimensionamiento de un gobernante propenso al gigantismo anímico y político, muchas veces –a riesgo calculado- inventando “molinos de viento”, excelentes en literatura pero contraproducentes y hasta pobres en política, esa rara dinámica que resume y gobierna la vida.
manuelisidro21@gmail.com
(Tomado del semanario LA RAZÓN, Caracas 14-09-2008)
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