-Apartado Primero-
Por: Octavio J. Flores O.
@octavioflores83
El pueblo venezolano es una clase trabajadora guerrera, insurgente, contestataria e insubordinada, con una historia de rebeliones y alzamientos en contra de los sistemas opresores e inhumanos; lamentablemente, la han convertido en ficha de cambio de un falso proceso revolucionario que nunca evolucionó y que a través de manipulaciones, chantajes y discursos retóricos de poder popular, movía a las masas a su antojo, pero realmente nunca se trastocó las estructuras burguesas del Estado y del poder capitalista.
Muy al contrario, se escondió, la debacle financiera más atroz de la historia del país detrás de medidas populistas, respaldadas por la mayor bonanza petrolera venezolana, pues, el supuesto movimiento transformador, se convirtió en un movimiento electoral. Y, cuando al gobierno le faltaban votos, a la clase trabajadora le daban leyes, así, al movimiento obrero le intercambiaron en el 2012 la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (LOTTT), por una reelección presidencial.
Este 1ero de Mayo, encuentra a todos los trabajadores totalmente dispersos y fragmentados; nuestra capacidad de movilización -que ya venía disminuyendo- por la crisis económica que nos mantiene en la constante búsqueda de recursos para comprar los alimentos y un salario que sólo nos sirve para trasladarnos a nuestros puestos de trabajo (en algunos casos ni para eso) se terminó de anular por la pandemia y la cuarentena social que nos obligó a aislarnos, tal como quiere la burguesía que estemos: separados, incomunicados, arrinconados.
El movimiento obrero está completamente diezmado, anulado y aniquilado; como clase trabajadora nos encontramos sumergidos en la más terrible crisis del sistema capitalista, vivimos situaciones, sin precedentes, que están afectando a burgueses y proletarios, aunque la cuenta más cara la pagamos los pobres, los de abajo, los que generamos las riquezas y el valor.
Crisis Mundial del Capitalismo
La compleja crisis mundial en la que se destaca la pandemia del Covid_19, la guerra petrolera iniciada entre Rusia y Arabia Saudita, que generó la caída del precio del petróleo y ésta a su vez, la caída de la bolsa de valores y la recesión económica mundial, junto a la constante crisis climática causada por el modo de producción depredador, son indicadores de que estamos atravesando una salvaje crisis estructural capitalista.
Dicho escenario, nos coloca como clase trabajadora en una delicada situación de extrema vulnerabilidad, con un alto riesgo de dejar de existir, es decir: Nuestra vida está en peligro!! Si no morimos por el virus, morimos de hambre o morimos por la represión estatal, o podemos morir incluso por una catástrofe natural causada por el calentamiento global, sin duda, nuestra situación es precaria.
En Venezuela los efectos de esta crisis son más bestiales, aunque pudiera parecer que no, gracias a la alta capacidad de resistencia del Venezolano, nos hemos convertido en especialistas en “resolver”, desde el paro petrolero del 2002, las guarimbas del 2014, desabastecimiento y acaparamiento de productos de primera necesidad en el 2015-2016, más guarimbas en el 2017, la desaparición del efectivo en el 2018 y los apagones del 2019, han desarrollado en el venezolano de a pie una gran habilidad para sortear las dificultades.
Sin embargo, esta resiliencia no niega el hecho de que la crisis general nos está golpeando de manera brutal, la caída de los precios del petróleo que comenzó en el 2008, la reducción del volumen de exportaciones (petroleras y no petroleras) y de las inversiones extranjeras, sumado a la peor gestión de gobierno de la historia republicana de Venezuela, nos llevó a la más despiadada tragedia económica, política y social.
Para nadie es un secreto que este gobierno -como todo gobierno burgués capitalista-, en lugar de tomar medidas revolucionarias de protección a la clase trabajadora lo que ha hecho es tomar las medidas más antiobreras, reaccionarias y neoliberales posibles, vertiendo sobre los hombros de la clase trabajadora todo el peso de esta crisis, mientras ellos se enriquecen a través de la corrupción y la sobreexplotación.
Medidas antiobreras de Maduro
Es irónico y por demás burlista que un mandatario que se hace llamar “Presidente Obrero”- que según él conduce un gobierno socialista- beneficie desmesuradamente a la clase burguesa y encima, tome las medidas más atroces contra la clase trabajadora y aún más, contra el movimiento obrero y sindical; durante toda su gestión.
En lo que respecta a las medidas antiobreras y maniobreras del gobierno, pueden citarse: favorecer la fuga de capitales para llenar –y rebosar- los bolsillos de cada uno de los personeros del gobierno, mantener un control de cambio en el que sólo los grandes empresarios y las empresas de maletín podían obtener dólares preferenciales, mientras el pueblo pagaba los costos a precio real del dólar en el mercado.
De la misma forma, las estatizaciones fueron un buen negocio para los burgueses, en muchos casos se pagaron altas cantidades de dinero por empresas casi obsoletas (hoy en día más del 90% de esas empresas estatizadas se encuentran inoperativas); y la exoneración de Impuestos Sobre la Renta a trasnacionales petroleras y el pago de aranceles sobre las importaciones, generaron las condiciones perfectas para que los empresarios trasladaran su capital a las importaciones.
Frente a este escenario, los empresarios abandonaron el sector productivo, esto causó la migración de empresas del país y comenzó el cierre de entidades de trabajo (fugándose de nuevo gran parte del capital venezolano), ocasionando una gran cantidad de pérdida de puestos de trabajo e incontables despidos en todo el país que para ese entonces -año 2013- tenía una tasa de desempleo de 5,6% según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
“Es en este momento, cuando comienzan a andar de la mano gobierno y empresarios, como dos caras de la misma burguesía”.
Si a esta receta de fuga, migración y traslado a otros sectores de la economía de los capitales privados, le sumamos la desinversión en las empresas básicas estatizadas -incluyendo PDVSA- y la gran corrupción y fuga de capitales estatales a través de las empresas de maletín, tenemos como resultado la destrucción del aparato productivo nacional.
Este año 2013, la inflación cerró en 43.5%, mientras que el Producto Interno Bruto (PIB) fue de $ 234.401 millones y el ingreso petrolero fue de $ 66.9 millardos, con unas reservas internacionales de $ 21.481 millones.
En el 2016, Maduro con la excusa de reactivar e incentivar la producción nacional y bajo el discurso retórico de superar el rentismo petrolero, anuncia la Agenda Económica Bolivariana, con la cual arrecia su brutal arremetida contra los trabajadores y sus sindicatos, beneficiando, mucho más a la burguesía venezolana que a la clase trabajadora.
So pretexto de estimular la producción, el Presidente Maduro hizo cualquier cantidad de acuerdos con el empresariado nacional y bajo un decreto de emergencia económica publicó una serie de medidas que pretendió “hacer pasar” como beneficios para la clase trabajadora y que fueron avalados por los esbirros de la Central Socialista Bolivariana de Trabajadores (CSBT), dentro de estas medidas está la creación de los Consejos Productivos de Trabajadores (CPT).
Éstos CPT, son presentados como una herramienta de los trabajadores para hacer contraloría sobre los procesos productivos, pero que rápidamente es desechada y olvidada, exponiendo a la perversidad inclemente de los patronos, a los trabajadores que tuvieron la osadía de organizar los CPT con un despido seguro, sin que éstos tuvieran alguna respuesta satisfactoria cuando denunciaban las arbitrariedades en las Inspectorías del Trabajo que los dejaba desamparados.
Con los CPT como cortina de humo y el discurso de que lo más importante es “Producir”, el gobierno beneficiaba al modelo de producción capitalista y favorecía a los empresarios que estaban dispuestos a acumular ganancias a costa de la destrucción de la naturaleza, del ecosistema y de nuestra propia vida, con medidas entreguistas, complacientes y antiobreras.
¡¡No importa si destruyes el ambiente o si el trabajador se muere en el proceso, lo importante es producir!!
Beneficios a los Empresarios:
Le entregaron descaradamente la faja del Orinoco a las trasnacionales Petroleras y además, hicieron una infame entrega del Arco Minero del Orinoco a 150 empresas de 35 países, con exoneraciones de impuestos y de cumplir las leyes laborales. Representando esto un cruel asesinato a la naturaleza.
Se aplicó el sistema de divisas complementarias (DICOM) a través del Centro Nacional de Comercio Exterior (CENCOEX), con esto no sólo se beneficiaron a los empresarios, asignándoles dólares baratos, sino que los trabajadores producíamos con dólar que obtenían los empresarios a 200 bs y pagábamos los bienes y servicios que producíamos con dólar a 600 bs.
Se liberaron los precios de productos regulados, dejando a discreción del empresario la fijación de los costos para que éstos pudieran obtener las mayores ganancias.
Arremetida contra los trabajadores:
Se limitó el derecho a huelga, con la excusa de proteger la soberanía alimentaria y garantizar la producción.
Se flexibilizó la Ley del Trabajo (LOTTT) y los derechos laborales, incrementándose la burocracia y la corrupción en las Inspectorías del Trabajo.
Se inició la bonificación del salario a través de la asignación de bonos por el sistema patria.
Se le otorgó potestad al tribunal agrario para intervenir en asuntos laborales y dictar medidas de suspensión y órdenes de alejamiento de sus puestos de trabajo a los directivos sindicales.
Todas estas medidas surgieron de las mesas realizadas en el Consejo Presidencial de Economía Productiva, conformado por un grupo de empresarios, representantes del gobierno, militares de altos rango y Wills Rangel, Presidente de la Central Socialista Bolivariana de Trabajadores, quien supuestamente era el “representante” de los trabajadores.
Esta Agenda Económica Bolivariana, fue una muestra evidente del carácter antiobrero de Nicolás Maduro que para garantizar su estabilidad política, arremete ferozmente contra la clase trabajadora, que sufre y padece cada vez más los embates de las malas políticas económicas del gobierno, la corrupción, la fuga de capitales, la desinversión y destrucción del aparato productivo nacional.
Lo antes expuesto, trae como consecuencia la caída del Producto Interno Bruto (PIB) que para este año ya presentaba una disminución de 17% y con esto nuestra capacidad de adquirir bienes y servicios. Así, va transcurriendo el tiempo y la clase trabajadora entre ajustes económicos del gobierno, reajusta su mermado presupuesto y trata de estirar su escaso salario, que ya para el 2016 rondaba los 50$.
En el 2016, el ingreso petrolero también presento bajas quedando en $21.8 millardos, según OPEC Revenues Sheet Energy Data. También cayeron las reservas federales a $ 10.995.000 millones y la inflación subió a 254% al igual que la tasa de desempleo que cerró en 20,64% según datos del BCV
De esta manera, entre reclamos y discusiones en las empresas y en las instituciones recurren los sindicatos y con esto el movimiento obrero está cada vez más desgastado y es menos autónomo, sigue debilitándose, además, se encuentra cooptados casi en su totalidad por una Central Socialista Bolivariana de Trabajadores que no es más que la cadena de transmisión de las políticas del partido de gobierno (PSUV).
Esta Central, está completamente carente de criterio alguno y chantajea a los sindicatos de base con la consigna “Dentro de la Central todo, fuera de la Central nada” quitándole toda libertad y autonomía al movimiento obrero, mientras sirven de muro de contención a las iniciativas de las luchas legítimas que quieran emprender los trabajadores.
Este mismo chantaje se observa en los barrios y comunidades, con las cajas CLAP y los bonos del sistema patria, si no apoyas al PSUV no obtienes ningún beneficio, la clase trabajadora se ve obligada a seguir al gobierno más por coacción que por convicción.
¡¡Ya no hay nada en que creer!!
La destrucción del aparato productivo, el descenso de la producción de petróleo y la caída del precio del barril, la disminución de PIB, entre otros factores, nos arrastra hacia una espiral inflacionaria que el gobierno en su desesperación trata de frenar, emitiendo más dinero inorgánico para respaldar las “misiones socialistas”, el sistema de bonos patria y los aumentos bimensuales de salario.
Pero tristemente, es como querer apagar un incendio con gasolina, los aumentos de salario y los patria-bonos de dinero inorgánico no resuelven nada, son “pan para hoy y hambre para mañana”, la creación de ese dinero se tradujo en más dinero detrás de pocos productos, una combinación que generó la pérdida de la confianza en el bolívar, dando paso a una hiperinflación que en el 2018 alcanzó la tasa de Un millón por ciento anual, volviendo sal y agua los aumentos salariales.
Tratando de “resolver” lo que hicieron fue causar más devaluación a la moneda -de la que ya se había generado por la caída del PIB-, la desconfianza en el bolívar lo coloca en minusvalía frente al dólar y la inflación se dispara, los precios se elevan hasta las nubes y cada vez necesitas más cantidad de billetes para comprar los mismos productos y así desaparece el efectivo.
Ante esto, el gobierno pone pañitos de agua fría, haciendo cambios del cono monetario -una y otra vez- sin ningún efecto positivo. Con la cantidad de moneda circulante disminuida, la clase trabajadora debe hacer largas colas en los bancos para sacar dinero que sólo alcanza para pagar el pasaje.
Con la inflación galopando y la tasa de desempleo en aumento, los venezolanos ven disminuidas sus oportunidades en el país y son obligados a buscar nuevos horizontes para su desarrollo personal, cruzando fronteras hacia otros países, abandonando sus hogares, familias, sueños, ilusiones y a su patria.
Éste éxodo forzado de la clase trabajadora, afecta directamente al movimiento obrero, ya que, sus sindicatos comienzan a quedarse acéfalos, pues los dirigentes simplemente se van, dejando juntas directivas vacías, situación ésta que es aprovechada por los patronos para arremeter brutalmente contra los trabajadores, así tenemos, incumplimiento de compromisos contractuales, despidos, desmejoras salariales y de condiciones de trabajo que están a la orden del día.
¡¡Se manifiesta una vez más la unidad de clases entre el gobierno y los empresarios, son de la misma calaña!!
En el 2018, Maduro anuncia el Programa de Recuperación Crecimiento y Prosperidad Económica, como ya es costumbre, estos anuncios están cargados de engaños y mentiras hacia la clase trabajadora y al movimiento obrero, con las que trata de esconder el verdadero trasfondo de estas medidas antiobreras.
Este programa es más reaccionario y antiobrero que el anunciado en el 2016, además de ser un programa carente de objetivos concretos y plazos de cumplimiento, nuevamente favorece de sobre manera al empresariado nacional y a las trasnacionales, con medidas como:
Reforma Fiscal y Tributaria con la que se aumenta el pago de IVA hasta un 16%, exceptuando alimentos y medicinas y liberó a los poseedores de grandes capitales de impuestos por transacciones bancarias con tasas entre 0% a 2%.
Deroga la Ley de Ilícitos Cambiarios, acelerando el proceso de devaluación de la moneda
La implementación del Petro como unidad de cuenta anclando a éste el Salario Mínimo Nacional.
La reconversión monetaria con la que le quitó 5 ceros a la moneda, acabando con el acumulado que tenían los trabajadores por concepto de prestaciones sociales, al mejor estilo de Teodoro Petkoff. De esta manera, trabajadores que tenían 90.000.000 bs pasaron a tener 900 bs. Que al igual que el Bono de Reconversión de 600 bs que entregó el gobierno a través del sistema patria fueron disueltos por la inflación en menos de una semana.
Pago del 40% de la nómina a los empresarios con el dinero de los venezolanos, es decir, nosotros mismos nos pagamos nuestro salario, medida ésta que además se prestó para que los patronos desconocieran durante ese lapso de tiempo, las incidencias salariales como vacaciones y utilidades que fueron calculados sin incluir ese 40%.
Y así, otras medidas que pasaron por debajo de la mesa -sin pena ni gloria- como: el censo a los transportistas, el aumento de la gasolina, el plan de ahorro en oro (los lingoticos) y la lista de los 50 productos regulados que nunca publicaron, lo que si fueron publicando a cuenta gotas fue una serie de medidas y decretos nefastos que terminaron de aniquilar al movimiento obrero como:
El factor 90/30, con esta factorización de los beneficios laborales, establecida ilícitamente pasaron por encima de las convenciones colectivas de los trabajadores y ahora los sindicatos no defienden los contratos colectivos de los patronos sino del Estado. Este factor, consistía en dividir todo beneficio contractual de carácter pecuniario, entre el nuevo salario mínimo fijado por el ejecutivo de Bs 1.800, el resultado es multiplicado por 90 y luego multiplicado por lo establecido en la cláusula. Ejemplo: si el bono de prima por antigüedad está establecido en 10% del salario y el salario devengado es de Bs 5.000; la factorización se hacía de la siguiente manera: 5.000 / 1.800 x 90 x 10% = Bs 25. Cuando lo correcto es 5.000 x 10% = 500 Bs, la diferencia es de: 475 Bs.
El Memorándum 2792, con este memorándum ANTISINDICATOS, el gobierno, a través del Ministerio del Trabajo, elimina por la vía de los hechos la figura del Sindicato, con una serie de lineamientos que anulan su accionar y autoriza al patrono a desconocer los derechos contractuales y salariales, aplanando los ingresos de los trabajadores a salario mínimo.
Asimismo, se desconocen los factores de cálculo de los contratos colectivos, se desconocen las garantías laborales establecidas en la LOTTT y en la LOPCYMAT, además que, si el patrono considera que está en riesgo la fuente de trabajo, se elimina la posibilidad de que el sindicato pueda introducir pliegos de peticiones por incumplimientos de cláusulas contractuales, para esto se establecen mesas “plenipotenciarias” de trabajo (no establecidas en la LOTTT) donde se le da la potestad al patrono de eliminar lo que sea “ONEROSO”.
Con este Memorándum 2792, se derogó gran parte de la LOTTT, eliminando por completo su esencia de intangibilidad, progresividad e irrenunciabilidad de los derechos laborales, además que, se burla y se ignora la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos y la CRBV, es decir, los trabajadores estamos en total indefensión, en materia laboral.
¡¡En Venezuela no hay estado de derecho!!
En el 2019 comenzaron a reanimarse las luchas de los trabajadores. Esta vez, son los gremios del sector salud (enfermeras) y los educadores, cuyo germen fue regándose poco a poco, hacia otros gremios y sectores, incluyendo a los trabajadores petroleros que rápidamente comenzaron a articular sus luchas y a dar pasos hacia la construcción de espacios orgánicos con autonomía e independencia de clases.
La respuesta, por parte del gobierno, a estos intentos de emancipación y organización de la clase no se hizo esperar, rápidamente comenzó una persecución a los principales dirigentes sindicales que agitaban a las masas, así terminaron presos: Rubén González de Ferrominera del Orinoco, condenado por un Tribunal Militar; Néstor Sabariego de la Refinería El Palito, Alfredo Chirinos y Aryenis Torrealba también de PDVSA, entre otros muchos dirigentes detenidos, sin justa causa, solamente por defender sus derechos y los de sus compañeros. No se puede dejar de mencionar el caso de Rodney Álvarez, también de Ferrominera del Orinoco, quien esta esperando juicio desde el 2011. La criminalización y judialización de las luchas sindicales han sido una política constante del “Presidente Obrero”.
Hay que aclarar algo; entre este gobierno y cualquier otro gobierno de corte neoliberal y capitalista de la región -como el de Macri y Bolsonaro-, no hay diferencia, pues, aplican las mismas medidas de reducción de gasto público, al rebajar el salario a “Nada”, eliminan pensiones y dejan de pagar a los trabajadores del estado cuya cantidad es mayor, ya que son más los que dependen de una nómina pública que los que trabajan para la empresa privada.
Tampoco hay diferencia entre el gobierno y los empresarios, son la misma burguesía (o porquería) y desde el principio de sus mandatos se han dedicado a gobernar en favor de su clase; les han proporcionado la mano de obra más barata del mundo, los han liberado del pago de impuestos, tributos y aranceles para que amasen sus fortunas, a la vez que saquean todos los recursos minerales y expolian a las personas.
Entonces, entre el éxodo, apagones, escasez, inflación galopante y salarios que se diluyen antes de cobrarlos, la clase trabajadora se las ingenia para subsistir a la indolencia de un gobierno neoliberal y corrupto que destruyó el aparato productivo nacional, incluyendo la principal empresa del país PDVSA, así como la industria eléctrica, el sistema de salud, los servicios básicos, las telecomunicaciones, el sistema educativo, devaluando la moneda, al punto de casi desaparecerla, acabó también con la institucionalidad, promovió las mafias y un sin fin de perversidades y calamidades de las que hemos sido víctimas todos los venezolanos.
Así llegamos al 2020 extremadamente alienados, exhaustos, sin identidad, incapaces de reconocernos como clase, ni como persona, queriendo ya “no ser venezolanos”, sin luz, sin agua, sin comida, sin medicinas, sin transporte, sin gasolina, sin internet, sin salario, sin moneda, sin ningún tipo de organización popular y mucho menos sindicatos.
Lo que si tenemos es una pandemia mundial, por ende, una cuarentena social que nos obliga a quedarnos en casa, que nos demuestra que no todo esta perdido, que bastante hemos aprendido de todas las situaciones que hemos pasado y que no estamos dispuestos a entregarnos tan fácilmente.
¡¡El Venezolano es del tamaño del compromiso que se le presente!!
Mientras en otros países el Covid_19 causó grandes estragos como: caos, desesperación, compras nerviosas y altos niveles de contagio producto de que no se acató la cuarentena. El venezolano consciente de que no cuenta con un sistema sanitario, capaz de sostener aunque sea un brote de alergias, ha tomado todas las previsiones posibles, respetando la cuarentena al máximo.
¡¡A ese pueblo todo nuestro reconocimiento!!
Hay quienes quieren vanagloriar a Maduro por la aplicación de la medida de cuarentena, como si hacer cadenas y alocuciones televisadas fuese una proeza. Desde el principio reconocimos lo acertado de la medida, pero también anunciábamos la insuficiencia de la misma y advertíamos que el miedo a morir de hambre es más grande que el miedo al Covid_19 y que es muy difícil quedarse en casa sin luz, sin agua y sin comida.
Ya se comenzaron a dar muestras de que no estamos equivocados, los sucesos del Oriente del país, específicamente en Sucre, Monagas y Bolívar que comenzaron el 22 de abril y que se han ido propagando poco a poco a otras regiones como Barquisimeto y los Valles de Tuy, lo demuestran. El hambre, la falta de gasolina y el cautiverio en paupérrimas condiciones, son la espoleta de una bomba de tiempo que esperamos no explote.
Ante esto, el gobierno demostró otra vez su conciencia de clase arremetiendo nuevamente en contra de la clase trabajadora que cansada del hambre, la hiperinflación y la agonía de una cuarentena en condiciones deplorables, decidió manifestarse en contra del sistema opresor y salió a la calle a buscar su comida, con saldo de varios muertos y heridos.
Además de la represión, Maduro toma medidas desesperadas junto a sus hermanos de clase -Los Empresarios- acordando la regulación de precios de 27 productos de primera necesidad, cuyos precios fueron fijados en dólares y en su mayoría todos están por encima de los 1,2 dólares del salario mínimo. Todos sabemos los efectos que ha traído la regulación de precios en oportunidades anteriores.
Por último, Maduro reacciona a esta situación como si el problema fuese de especulación para desviar la atención hacia los comerciantes -la pequeña burguesía- pactando la regulación de ganancias -no de precios- con los empresarios y no ataca la verdadera causa que es la hiperinflación, pues no tiene los elementos para resolver este problema, dado que se resuelve con producción y hace rato que destruyó el aparato productivo.
¡¡Se acuerdan ganancias en dólares con los empresarios y no se acuerda el precio del salario con los trabajadores!!
Mientras hacemos estas reflexiones, nos llega la noticia de que acaban de aumentar el salario, nuevamente fue anunciado de manera extra oficial como ha sido la costumbre las últimas veces, anuncian los aumentos salariales por las redes sociales por que no tienen el valor de transmitir la burla e irrespeto directamente. Luego, ese mismo día, el nuevo Ministro de Petróleo (quien para el momento todavía era el Vicepresidente Sectorial para el Área Económica) Tareck El Aissami, anunciaba los resultados del pacto inter burguesías y nos damos cuenta que en esa negociación con los empresarios, además de acordar el precio de los 27 productos en dólares, también pactó el precio del salario.
¡¡No fueron 27 .Fueron 28 los precios que acordaron!!
Cabe destacar que, este aumento es de 100% pasando de bs. 250 a bs 400 y si caemos en la trampa del ingreso integral y sumamos el bono de alimentación que subió de bs 200 a bs 400 tenemos un total de bs 800. Si lo llevamos al cambio, son poco más de $4 y la lista de los 27 productos da más de $32. Este aumento, entra en vigencia el 1ero de mayo, es decir, que lo empezamos a percibir el 15 de mayo, con el ritmo inflacionario que llevamos, seguramente para el día 15 de mayo ya el salario vuelva a estar en $ 2.
¡¡MUCHAS GRACIAS, SEÑOR PRESIDENTE OBRERO!!
¡¡MUCHAS GRACIAS, SEÑOR PRESIDENTE OBRERO!!
Es por ello, que el Movimiento Obrero, en este momento tiene 4 tareas fundamentales.
1.- Es preciso trascender la lucha por el salario, en una economía enferma con una espiral inflacionaria, cualquier consigna por la recuperación del salario en este momento, no es más que una demagogia monetarista sin posibilidades de concreción real y que de llevarse a cabo cualquier aumento, sólo aceleraría esa espiral inflacionaria. Ya explicamos como paulatinamente se fue destruyendo el aparato productivo del país, lo que redunda en la caída del PIB, también hablamos de las devaluaciones de la moneda. Así que, mientras no se resuelva el problema del valor de la moneda -dejando de producir dinero inorgánico y respaldándola con producción- no se detendrá la inflación y mientras ésta persista, cualquier aumento de salario será disuelto antes de cobrarlo, como ya ha venido sucediendo desde hace más de 2 años. Por eso, nuestra lucha debe ir más allá de lo reivindicativo y pasar a lo político. Definitivamente es necesario un cambio de gobierno, éste ya demostró que no va a resolver nada. Es necesario un gobierno de los trabajadores.
2.- Para dar esa lucha política es necesario construir un espacio orgánico de los trabajadores, es decir, una central de trabajadores con independencia y autonomía de clases. Es necesario refundar el movimiento obrero.
3.- Luchar por la liberación inmediata de los trabajadores presos, Rodney Álvarez, Rubén González, Néstor Sabariego, Alfredo Chirinos, Aryenis Torrealba y todos los que estén presos por defender sus derechos y exigir el cese de persecución sindical.
4.- Exigir la eliminación inmediata del memorándum 2792.
Para finalizar, con la intención de acercar/acercarnos a una conclusión; es importante aclarar que con las consideraciones aquí presentadas, no quisimos señalar como único responsable al Presidente Nicolás Maduro o su gestión de gobierno, realmente la intención es dejar bien claro a qué clase social pertenece, por lo tanto podemos decir, que no es más que un burgués y que pretende engañarnos con un falso discurso socialista, cuando realmente se dedica a gobernar para su clase.
Ni las medidas que toma Maduro (que no son por torpeza o brutalidad, sino que corresponden a los intereses de su clase social), ni su gobierno son los responsables de la crisis, nuestro principal problema es lo que él representa: El Capitalismo, que es quien realmente está en crisis.
Esta crisis es estructural, la falla es orgánica y se nos presenta como una oportunidad para derrocarlo, por ello, debemos asumir el mismo nivel de conciencia que tienen los burgueses, reconocernos como clase y actuar en función de eso, encontrarnos con nuestros hermanos de clase, superar esta tragedia juntos, prepararnos para el futuro.
Ni las medidas que toma Maduro (que no son por torpeza o brutalidad, sino que corresponden a los intereses de su clase social), ni su gobierno son los responsables de la crisis, nuestro principal problema es lo que él representa: El Capitalismo, que es quien realmente está en crisis.
Esta crisis es estructural, la falla es orgánica y se nos presenta como una oportunidad para derrocarlo, por ello, debemos asumir el mismo nivel de conciencia que tienen los burgueses, reconocernos como clase y actuar en función de eso, encontrarnos con nuestros hermanos de clase, superar esta tragedia juntos, prepararnos para el futuro.
La sociedad va a cambiar, la forma en que nos relacionamos está cambiando, la forma en que trabajamos está cambiando, el desarrollo de las fuerzas productivas está entrando en contradicción con la forma en que producimos. Esta en nosotros y en la forma en que nos presentemos con respecto a esos cambios, el futuro de la existencia del ser humano y la vida del planeta.
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