Por Carlos Alarico Gómez
El
Correo del Orinoco
surgió el 27 de junio de 1818 por iniciativa de El Libertador. Su propósito era
el de propagar las ideas independentistas para que sirvieran de artillería del
pensamiento. Fue por tanto el medio primigenio del periodismo venezolano, razón
por la cual la fecha fue escogida por los profesionales de la prensa para
celebrar el DÍA DEL PERIODISTA, siempre fieles al lema “Somos libres,
escribimos en un país libre y no nos proponemos engañar al pueblo”.
La Trinidad Española
Los antecedentes del periodismo en nuestro
continente ubican su nacimiento en Boston con la aparición del Boston Newsletter (1704), seguido de la Gazeta de México y Noticias de la Nueva España (1722), la Gazeta de Guatemala (1729), la Gazeta
de Lima (1743), la Gazeta de La
Habana (1764), El Courier
de la Trinidad Española en Puerto España (1789), El Periódico en Santa Fe de Bogotá (1791) y
la Gazeta de Caracas (1808).
La Gazeta de Caracas
La aparición de la Gazeta de Caracas se debió a la
iniciativa de Mateo Gallagher y Jaime Lamb quienes inician un clima de
modernización en la Capitanía General de Venezuela el 24 de octubre de 1808, generando
un impulso extraordinario en la formación de la opinión pública, lo que
propició la pasión por el conocimiento y la formación de grupos orientados
hacia la liberación del hombre, creando una matriz de opinión sustentada en la igualdad
democrática.
Andrés Bello y la
Gazeta
Su redactor principal fue Andrés Bello, quien vive
el proceso de transición del periodismo realista hacia el republicano, al cual
representa en la Misión a Londres que preside Bolívar y en la que también
participa Luis López Méndez. En el Reino Unido tomaron contacto con Francisco
de Miranda, quien dirigía en la capital inglesa un periódico de abiertas ideas
independentistas llamado “El Colombiano”, el cual había fundado el 13 de marzo
de 1810. Los miembros de la misión viajaron a bordo de la
corbeta Wellington y el 10 de julio
desembarcaron en Portsmouth, tomando de inmediato una carreta que los condujo a
Londres donde fueron muy bien recibidos por Miranda en su casa de Grafton
Street, en la que vivía con su esposa Sarah Andrews y con sus hijos Francisco y
Leandro. Mientras estuvo residenciado allí, Bello recibió varias cartas de Juan
Germán Roscio, pero quizá la más significativa fue la del 24 de septiembre, en
la que le dice que “Tenga usted muy en cuenta lo que contestó la Junta Central…
los españoles, abandonados de sus autoridades a favor del Gobierno francés, se
rescataron y reconquistaron por sí mismos; por consiguiente, quedaron libres e
independientes de todos los lazos políticos que los ataban a su anterior sistema…”.
Llama la atención que Roscio se dirige a Bello y no a Bolívar.
Francisco de Miranda
Sin embargo, la actitud de Inglaterra no era del todo cónsona con las
aspiraciones de Miranda y de los miembros de la misión. Ello se debía a que la
situación en Europa se había complicado como consecuencia de las continuas
victorias de Napoleón Bonaparte, que había causado la ocupación francesa de
casi todo el territorio del viejo continente, lo que hacía obvio que su próximo
objetivo sería atacar el territorio inglés. Por lo tanto, el Foreign Office, para entonces dirigido
por el diplomático Richard Wellesley, estaba trabajando intensamente para
establecer un frente común con España y, como consecuencia, no podían darle
sustento político a una Junta que no tenía apoyo del Consejo de Regencia
establecido en Cádiz.
Jorge III
No obstante, los oportunos
consejos de Miranda permitieron abrir las puertas del Gobierno británico y
gracias a ello fue posible lograr un apoyo parcial que se concretó en la
calificación de beligerantes que le dio Jorge III a la Junta Suprema de Caracas,
a través del primer ministro William Pitt, además de la seguridad de que
suscribirían acuerdos comerciales.
Wellesley, ministro del Exterior, era
hermano del duque de Wellington, en cuya casa se reunían para evitar
suspicacias del embajador de Fernando VII. El canciller inglés fue claro desde
el principio y a través de Bello les expresó que el apoyo político era
imposible, pero que el Gobierno de Su Majestad Británica estaba dispuesto a firmar
acuerdos comerciales. Por otra parte, los ingleses querían evitar que los
venezolanos pudieran tratar de acercarse al Gobierno de Francia en su intento
de separarse de España, deseo que habían dejado entrever con bastante sutileza
durante el ciclo de reuniones efectuadas. Al lograr el acuerdo Bolívar decidió
regresar, pero Bello y López Méndez permanecieron en Londres con el propósito
de ampliar los logros alcanzado. Mientras estuvieron en suelo inglés, Bolívar
obtuvo la promesa de Miranda de que volvería a Venezuela para incorporarse a la
lucha por la libertad que ya había comenzado, pues la Junta Suprema convocó a
elecciones para constituir un Congreso, a lo que se oponían las provincias de
Guayana, Coro y Maracaibo.
Andrés Bello en Londres
Como es de suponer, Bello y López
Méndez empezaron a trabajar. Inicialmente los respaldó Miranda, lo que resultó
ser sumamente importante en el inicio de su larga estadía en Londres. Miranda
pudo conocer hasta tal punto la profundidad del pensamiento del joven Bello,
que decidió iniciarlo en el movimiento masón, inscribiéndolo en la Logia Nº 7
de Caballeros Racionales, fundada años antes por José de San Martín. López
Méndez también se incorporó con el cargo de venerable, en tanto que Bello lo
hizo como secretario. Miranda partió para Venezuela en octubre y llegó a La
Guaira en diciembre de 1810, incorporándose de inmediato al respaldo solidario
a la Junta Defensora de los Derechos de
Fernando VII, pero no de manera incondicional.
El Patriota de
Venezuela
A su regreso
a Venezuela Miranda encontró varios periódicos. La Gazeta estaba dirigida por radicales como Francisco Isnardi, Vicente Salias, Juan Germán Roscio y
Ramón García de Sena. Su lema era ahora Salus
populi suprema lex est. En el editorial se precisaba que “Cuando las sociedades
adquieren la libertad civil que las constituye tales, es cuando la opinión
pública recobra su imperio y los periódicos que son el órgano de ella adquieren
la influencia que deben tener…”. Y en tal sentido prometen sinceridad para que
el gobierno y el pueblo puedan lograr beneficios. Otro medio que circulaba era
el Semanario
de Caracas, fundado el 4 de noviembre de 1810 por el médico José Domingo
Díaz y por el abogado Miguel José Sanz. En total aparecieron treinta números
que fueron editados en la imprenta del francés Juan Baillío, la cual quedaba en
la esquina de las Gradillas.
Pero el periódico
que promovió Miranda fue El Patriota de
Venezuela, el cual se convirtió en el órgano informativo de la Sociedad
Patriótica, fundado por Vicente Salias y Antonio Muñoz Tébar en 1811. Se
editaron sólo siete números. Nada se sabe del número 1º. Un ejemplar del Nº 3
se encuentra en la “Colección de Folletos Venezolanos” de la Universidad de
Harvard. Y un original del número 7, que llegó a manos del coleccionista Ruduf
Dolge, está fechado el 18 de enero de 1812. En esa época también apareció El Mercurio Venezolano (1811), dirigido
por Francisco Isnardi, secretario del Congreso Constituyente. Salieron sólo
tres números entre enero y marzo de 1811. El Archivo General de Indias posee
varios ejemplares.
El Publicista de Venezuela
Después de
la instalación del Congreso Constituyente, Isnardi
fue nombrado secretario del mismo, aun cuando no era diputado y pocos
días más tarde se encargó de la dirección de El Publicista, que fue un periódico destinado a difundir las
noticias que se producían en el Congreso, que estaba instalado en la casa del
Conde de San Javier, hoy esquina de El Conde. Fue el primer diario de debates,
ya que lo creó con tal fin el Congreso Constituyente del año 1811. Circularon
veintidós números entre julio y noviembre. En el número 2 se encuentra impresa
el Acta de Independencia y está fechado el 11 de julio del citado año. Este
órgano fue editado en una imprenta que donó Bolívar.
La necesidad
de divulgar lo tratado en las sesiones del cuerpo legislativo condujo a la
publicación de ese semanario. El 5 de julio de 1811 se designó a Isnardi para
colaborar con el diputado Juan Germán Roscio en la redacción del Acta de la
Independencia. En diciembre de 1811 firmó la Constitución Federal en su
carácter de secretario. Como se observa, los hechos acaecidos en abril de 1810
cambiaron por completo la vida de los habitantes de la Capitanía General de
Venezuela y culminaron con la Declaración de Independencia el 5 de julio de
1811.
Domingo de Monteverde
Como
consecuencia, la Declaración de Independencia provocó el envío de tropas
españolas desde Puerto Rico, bajo el mando del capitán de fragata Domingo de
Monteverde, quien recibió órdenes de reconquistar la antigua Capitanía General.
Por su parte, los rebeldes venezolanos designaron a Francisco de Miranda jefe
del ejército, con poderes dictatoriales.
Guerra de
Independencia
Lamentablemente
el coronel Simón Bolívar perdió el castillo de Puerto Cabello, que estaba bajo
su responsabilidad, lo que causó un grave problema a Miranda que se vio
obligado a capitular en San Mateo, concretándose la pérdida de la Primera
República. Como consecuencia, Monteverde entró victorioso en Caracas y Miranda
es apresado y remitido preso a la isla de San Fernando en Cádiz, donde falleció el 14 de julio de 1816.
La Gaceta de Caracas en 1815
A partir de ese momento Monteverde
designa director de la Gaceta al
doctor en medicina y periodista José Domingo Díaz, quien permanece al frente de
la misma hasta la llegada de Bolívar a Caracas en agosto de 1813 cuando
completa exitoso La Campaña Admirable. Lamentablemente, el Libertador no logra
dominar la escena bélica y en 1814 se ve obligado a abandonar el país
presionado por las fuerzas del general José Tomás Boves, mientras que el Dr.
Díaz se reintegra a la dirección de la Gaceta a la cual le enmienda el nombre y
a partir de 1815 aparece escrita con ce.
Una guerra sin cuartel
No fue sino hasta que regresó de su segundo exilio en diciembre de 1816 cuando
Bolívar reinicia una guerra sin cuartel y se plantea de nuevo la idea de editar
un periódico, meta que se acercó a la realidad con la victoria de Manuel Piar
en la batalla de San Félix el 11 de abril de 1817. Ese triunfo le permitió a
Bolívar entrar en Guayana el 25 de abril y completar la libertad de ese
territorio. De inmediato procedió a
llevar adelante su plan para editar un periódico y le solicitó a José Miguel
Istúriz que adquiriera una imprenta.
Primer
periódico republicano
Lo
que buscaba Bolívar era librar una campaña entre la población alfabetizada, que
le sirviera de efecto multiplicador para generar una opinión pública favorable
a la causa de la independencia. El nombre del nuevo medio lo va a idear del
entorno guayanés. El periódico se llamará El
Correo del Orinoco y para su implementación cuenta con el respaldo de Fernando
Peñalver, quien al regresar de su exilio en Trinidad lo ayudó a conformar un
equipo de redactores de primera línea.
Francisco Antonio Zea
El editor
de los doce primeros números fue Francisco Antonio Zea. El semanario aparecía
los sábados, traía artículos en francés e inglés, con un formato de 31
centímetros de alto por 32 de ancho, pero a partir del número 12 salió con 36
por 24 cm, a tres columnas. En total circularon 128 ediciones ordinarias y
cinco números extraordinarios. Su propósito era fundamentalmente político, con
el objetivo de informar sobre los avances de los patriotas, aunque sirvió
asimismo para dar a conocer la vida y obra de los héroes de la Independencia,
al igual que los decretos del ejecutivo y las proclamas de Bolívar, incluyendo
también avisos, artículos, poemas y cuentos.
Entre
los redactores estaban José Rafael Revenga, Francisco de Paula Santander y Juan
Germán Roscio, quienes se unieron al impresor Andrés Roderick para afianzar la
fundación de El Correo del Orinoco,
hecho ocurrido el 27 de junio de 1818 en Angostura.
En realidad, la idea de
usar la imprenta como “artillería del pensamiento” había sido persistente en
Bolívar. Pensaba que era el único modo de lograr “la mayor suma de felicidad
posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad
política”, conceptos que desarrollará ampliamente durante su discurso de
instalación del Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819. Al principio,
Roderick manejó la imprenta para editar un Boletín
en el cual se publicaron proclamas y decretos del gobierno, pero también se
publicaron los grandes logros políticos y militares de la época, tales como la
aprobación de la segunda Constitución de la República de Venezuela (N° 37 del
21 de agosto de 1819); Batalla de Boyacá en la que Bolívar obtuvo la victoria
sobre el general José María Barreiro dándole la libertad a la Nueva Granada (N°
Ext. Del 19-09-1819) y en el año 1820 se publicó la noticia sobre el “Armisticio” (Correo del Orinoco N° 38) y el “Tratado sobre la Regularización de
la Guerra” (N° 39), lo que generó una expectativa de paz. Parecía que estaba
cerca el final de las penurias que le había costado al país la vida de casi un
40% de su población. Como consecuencia del Armisticio acordado entre Bolívar y
el mariscal de campo Pablo Morillo, el Libertador y su estado mayor tomaron la
decisión de mudar la sede del
gobierno a Cúcuta, por cuyo motivo se le ordenó a Roderick que se trasladara a
esa ciudad, lo que hizo por vía fluvial, descendiendo en Maracaibo para seguir
por tierra. Al frente del Correo del
Orinoco quedó el impresor Thomas Bradshaw, sustituido al poco tiempo por
William Burrell Stewart, pero la situación en el Zulia era muy tensa y tuvo que
permanecer allí, lo que aprovechó para fundar el periódico El Correo Nacional, primer medio surgido en esa región. La adhesión de
Maracaibo a la causa republicana y la orden del general Rafael Urdaneta para
activar la imprenta que llevó Roderick a Angostura -que había sido traída desde
Filadelfia-, hicieron que permaneciese en Maracaibo. El primer número de El Correo Nacional salió el 9 de junio
de 1821, redactado por José Demetrio Lossada y más tarde por el presbítero
Mariano de Talavera y Garcés.
Entretanto, El correo
seguía reportando grandes sucesos, como la aprobación de la Ley Fundamental de la Unión de los Pueblos
de Colombia (N° 114 del 29-09-1821); la Ley
sobre manumisión de esclavos (N° 116 del 15-08-1821); la “Entrada del
Libertador Presidente de Colombia en Caracas” (N° Ext. Jueves 12-07-1821). En
lo referente a noticias sobre el periodismo apareció la Ley sobre la Libertad de Imprenta en la que se establecía que “El
derecho de expresar sus pensamientos y opiniones de palabra, por escrito o de
cualquier otro modo, es el primero y más estimable bien del hombre en sociedad”
(N° 121 del 08-12-1821).
El Correo
del Orinoco dejó de existir el 23 de marzo de 1822, poco después de la
desaparición de la Gazeta de Caracas
el 3 de enero de ese mismo año. El Correo
tuvo una vida de casi cuatro años, tiempo en el cual publicó ciento treinta y
tres ediciones, sentando las bases de un periodismo digno y de vocación
libertaria, lo cual se ha mantenido a pesar de los constantes vaivenes
políticos que han tratado de influir en su conducción. Desde su primer número,
que abrió con un “Boletín del Estado Mayor General del Ejército Libertador” en
el que se anunciaba el triunfo del general José Antonio Páez en la Campaña de
Los Llanos, hasta su última edición en la que publica la Ley sobre los derechos de exportación de varios
artículos, El Correo trabajó siempre
apegado a los principios de dignidad y respeto.
La nueva sociedad que se venía
formando acumulaba experiencia en las arremetidas contra la libertad de
expresión, ya que el Correo del Orinoco
sufrió persecución en las localidades controladas por los españoles, por cuyo
motivo los vecinos lo escondían en las cestas de los vendedores de dulces que
recorrían las calles, quienes se tornaron en aliados de la gesta patriota. Esa
situación provocó que esos expendedores callejeros se convirtieran en
pregoneros silenciosos del periódico que creó, dirigió y distribuyó Bolívar. Es
decir, fue la voz de la emancipación.
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