miércoles, 11 de julio de 2018

BICENTENARIO DEL "CORREO DEL ORINOCO": "Su propósito era el de propagar las ideas independentistas para que sirvieran de artillería del pensamiento"



Por Carlos Alarico Gómez


El Correo del Orinoco surgió el 27 de junio de 1818 por iniciativa de El Libertador. Su propósito era el de propagar las ideas independentistas para que sirvieran de artillería del pensamiento. Fue por tanto el medio primigenio del periodismo venezolano, razón por la cual la fecha fue escogida por los profesionales de la prensa para celebrar el DÍA DEL PERIODISTA, siempre fieles al lema “Somos libres, escribimos en un país libre y no nos proponemos engañar al pueblo”.

La Trinidad Española
Los antecedentes del periodismo en nuestro continente ubican su nacimiento en Boston con la aparición del Boston Newsletter (1704), seguido de la Gazeta de México y Noticias de la Nueva España (1722), la Gazeta de Guatemala (1729), la Gazeta de Lima (1743), la Gazeta de La Habana (1764), El Courier de la Trinidad Española en Puerto España (1789), El Periódico en Santa Fe de Bogotá (1791) y la Gazeta de Caracas (1808).

La Gazeta de Caracas
La aparición de la Gazeta de Caracas se debió a la iniciativa de Mateo Gallagher y Jaime Lamb quienes inician un clima de modernización en la Capitanía General de Venezuela el 24 de octubre de 1808, generando un impulso extraordinario en la formación de la opinión pública, lo que propició la pasión por el conocimiento y la formación de grupos orientados hacia la liberación del hombre, creando una matriz de opinión sustentada en la igualdad democrática.

Andrés Bello y la Gazeta
Su redactor principal fue Andrés Bello, quien vive el proceso de transición del periodismo realista hacia el republicano, al cual representa en la Misión a Londres que preside Bolívar y en la que también participa Luis López Méndez. En el Reino Unido tomaron contacto con Francisco de Miranda, quien dirigía en la capital inglesa un periódico de abiertas ideas independentistas llamado “El Colombiano”, el cual había fundado el 13 de marzo de 1810. Los miembros de la misión viajaron a bordo de la corbeta Wellington y el 10 de julio desembarcaron en Portsmouth, tomando de inmediato una carreta que los condujo a Londres donde fueron muy bien recibidos por Miranda en su casa de Grafton Street, en la que vivía con su esposa Sarah Andrews y con sus hijos Francisco y Leandro. Mientras estuvo residenciado allí, Bello recibió varias cartas de Juan Germán Roscio, pero quizá la más significativa fue la del 24 de septiembre, en la que le dice que “Tenga usted muy en cuenta lo que contestó la Junta Central… los españoles, abandonados de sus autoridades a favor del Gobierno francés, se rescataron y reconquistaron por sí mismos; por consiguiente, quedaron libres e independientes de todos los lazos políticos que los ataban a su anterior sistema…”. Llama la atención que Roscio se dirige a Bello y no a Bolívar.

Francisco de Miranda
Sin embargo, la actitud de Inglaterra no era del todo cónsona con las aspiraciones de Miranda y de los miembros de la misión. Ello se debía a que la situación en Europa se había complicado como consecuencia de las continuas victorias de Napoleón Bonaparte, que había causado la ocupación francesa de casi todo el territorio del viejo continente, lo que hacía obvio que su próximo objetivo sería atacar el territorio inglés. Por lo tanto, el Foreign Office, para entonces dirigido por el diplomático Richard Wellesley, estaba trabajando intensamente para establecer un frente común con España y, como consecuencia, no podían darle sustento político a una Junta que no tenía apoyo del Consejo de Regencia establecido en Cádiz.

Jorge III
No obstante, los oportunos consejos de Miranda permitieron abrir las puertas del Gobierno británico y gracias a ello fue posible lograr un apoyo parcial que se concretó en la calificación de beligerantes que le dio Jorge III a la Junta Suprema de Caracas, a través del primer ministro William Pitt, además de la seguridad de que suscribirían acuerdos comerciales.

Wellesley, ministro del Exterior, era hermano del duque de Wellington, en cuya casa se reunían para evitar suspicacias del embajador de Fernando VII. El canciller inglés fue claro desde el principio y a través de Bello les expresó que el apoyo político era imposible, pero que el Gobierno de Su Majestad Británica estaba dispuesto a firmar acuerdos comerciales. Por otra parte, los ingleses querían evitar que los venezolanos pudieran tratar de acercarse al Gobierno de Francia en su intento de separarse de España, deseo que habían dejado entrever con bastante sutileza durante el ciclo de reuniones efectuadas. Al lograr el acuerdo Bolívar decidió regresar, pero Bello y López Méndez permanecieron en Londres con el propósito de ampliar los logros alcanzado. Mientras estuvieron en suelo inglés, Bolívar obtuvo la promesa de Miranda de que volvería a Venezuela para incorporarse a la lucha por la libertad que ya había comenzado, pues la Junta Suprema convocó a elecciones para constituir un Congreso, a lo que se oponían las provincias de Guayana, Coro y Maracaibo.

Andrés Bello en Londres
Como es de suponer, Bello y López Méndez empezaron a trabajar. Inicialmente los respaldó Miranda, lo que resultó ser sumamente importante en el inicio de su larga estadía en Londres. Miranda pudo conocer hasta tal punto la profundidad del pensamiento del joven Bello, que decidió iniciarlo en el movimiento masón, inscribiéndolo en la Logia Nº 7 de Caballeros Racionales, fundada años antes por José de San Martín. López Méndez también se incorporó con el cargo de venerable, en tanto que Bello lo hizo como secretario. Miranda partió para Venezuela en octubre y llegó a La Guaira en diciembre de 1810, incorporándose de inmediato al respaldo solidario a la Junta Defensora de los Derechos de Fernando VII, pero no de manera incondicional.

El Patriota de Venezuela
A su regreso a Venezuela Miranda encontró varios periódicos. La Gazeta estaba dirigida por radicales como Francisco Isnardi, Vicente Salias, Juan Germán Roscio y Ramón García de Sena. Su lema era ahora Salus populi suprema lex est. En el editorial se precisaba que “Cuando las sociedades adquieren la libertad civil que las constituye tales, es cuando la opinión pública recobra su imperio y los periódicos que son el órgano de ella adquieren la influencia que deben tener…”. Y en tal sentido prometen sinceridad para que el gobierno y el pueblo puedan lograr beneficios. Otro medio que circulaba era el Semanario de Caracas, fundado el 4 de noviembre de 1810 por el médico José Domingo Díaz y por el abogado Miguel José Sanz. En total aparecieron treinta números que fueron editados en la imprenta del francés Juan Baillío, la cual quedaba en la esquina de las Gradillas.

Pero el periódico que promovió Miranda fue El Patriota de Venezuela, el cual se convirtió en el órgano informativo de la Sociedad Patriótica, fundado por Vicente Salias y Antonio Muñoz Tébar en 1811. Se editaron sólo siete números. Nada se sabe del número 1º. Un ejemplar del Nº 3 se encuentra en la “Colección de Folletos Venezolanos” de la Universidad de Harvard. Y un original del número 7, que llegó a manos del coleccionista Ruduf Dolge, está fechado el 18 de enero de 1812. En esa época también apareció El Mercurio Venezolano (1811), dirigido por Francisco Isnardi, secretario del Congreso Constituyente. Salieron sólo tres números entre enero y marzo de 1811. El Archivo General de Indias posee varios ejemplares.

El Publicista de Venezuela
Después de la instalación del Congreso Constituyente, Isnardi fue nombrado secretario del mismo, aun cuando no era diputado y pocos días más tarde se encargó de la dirección de El Publicista, que fue un periódico destinado a difundir las noticias que se producían en el Congreso, que estaba instalado en la casa del Conde de San Javier, hoy esquina de El Conde. Fue el primer diario de debates, ya que lo creó con tal fin el Congreso Constituyente del año 1811. Circularon veintidós números entre julio y noviembre. En el número 2 se encuentra impresa el Acta de Independencia y está fechado el 11 de julio del citado año. Este órgano fue editado en una imprenta que donó Bolívar.

La necesidad de divulgar lo tratado en las sesiones del cuerpo legislativo condujo a la publicación de ese semanario. El 5 de julio de 1811 se designó a Isnardi para colaborar con el diputado Juan Germán Roscio en la redacción del Acta de la Independencia. En diciembre de 1811 firmó la Constitución Federal en su carácter de secretario. Como se observa, los hechos acaecidos en abril de 1810 cambiaron por completo la vida de los habitantes de la Capitanía General de Venezuela y culminaron con la Declaración de Independencia el 5 de julio de 1811.


Domingo de Monteverde
Como consecuencia, la Declaración de Independencia provocó el envío de tropas españolas desde Puerto Rico, bajo el mando del capitán de fragata Domingo de Monteverde, quien recibió órdenes de reconquistar la antigua Capitanía General. Por su parte, los rebeldes venezolanos designaron a Francisco de Miranda jefe del ejército, con poderes dictatoriales.

Guerra de Independencia
Lamentablemente el coronel Simón Bolívar perdió el castillo de Puerto Cabello, que estaba bajo su responsabilidad, lo que causó un grave problema a Miranda que se vio obligado a capitular en San Mateo, concretándose la pérdida de la Primera República. Como consecuencia, Monteverde entró victorioso en Caracas y Miranda es apresado y remitido preso a la isla de San Fernando en Cádiz, donde falleció el 14 de julio de 1816.

La Gaceta de Caracas en 1815
A partir de ese momento Monteverde designa director de la Gaceta al doctor en medicina y periodista José Domingo Díaz, quien permanece al frente de la misma hasta la llegada de Bolívar a Caracas en agosto de 1813 cuando completa exitoso La Campaña Admirable. Lamentablemente, el Libertador no logra dominar la escena bélica y en 1814 se ve obligado a abandonar el país presionado por las fuerzas del general José Tomás Boves, mientras que el Dr. Díaz se reintegra a la dirección de la Gaceta a la cual le enmienda el nombre y a partir de 1815 aparece escrita con ce.

Una guerra sin cuartel
No fue sino hasta que regresó de su segundo exilio en diciembre de 1816 cuando Bolívar reinicia una guerra sin cuartel y se plantea de nuevo la idea de editar un periódico, meta que se acercó a la realidad con la victoria de Manuel Piar en la batalla de San Félix el 11 de abril de 1817. Ese triunfo le permitió a Bolívar entrar en Guayana el 25 de abril y completar la libertad de ese territorio.  De inmediato procedió a llevar adelante su plan para editar un periódico y le solicitó a José Miguel Istúriz que adquiriera una imprenta.

Primer periódico republicano
Lo que buscaba Bolívar era librar una campaña entre la población alfabetizada, que le sirviera de efecto multiplicador para generar una opinión pública favorable a la causa de la independencia. El nombre del nuevo medio lo va a idear del entorno guayanés. El periódico se llamará El Correo del Orinoco y para su implementación cuenta con el respaldo de Fernando Peñalver, quien al regresar de su exilio en Trinidad lo ayudó a conformar un equipo de redactores de primera línea.

Francisco Antonio Zea
El editor de los doce primeros números fue Francisco Antonio Zea. El semanario aparecía los sábados, traía artículos en francés e inglés, con un formato de 31 centímetros de alto por 32 de ancho, pero a partir del número 12 salió con 36 por 24 cm, a tres columnas. En total circularon 128 ediciones ordinarias y cinco números extraordinarios. Su propósito era fundamentalmente político, con el objetivo de informar sobre los avances de los patriotas, aunque sirvió asimismo para dar a conocer la vida y obra de los héroes de la Independencia, al igual que los decretos del ejecutivo y las proclamas de Bolívar, incluyendo también avisos, artículos, poemas y cuentos.

Entre los redactores estaban José Rafael Revenga, Francisco de Paula Santander y Juan Germán Roscio, quienes se unieron al impresor Andrés Roderick para afianzar la fundación de El Correo del Orinoco, hecho ocurrido el 27 de junio de 1818 en Angostura.  
   
En realidad, la idea de usar la imprenta como “artillería del pensamiento” había sido persistente en Bolívar. Pensaba que era el único modo de lograr “la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política”, conceptos que desarrollará ampliamente durante su discurso de instalación del Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819. Al principio, Roderick manejó la imprenta para editar un Boletín en el cual se publicaron proclamas y decretos del gobierno, pero también se publicaron los grandes logros políticos y militares de la época, tales como la aprobación de la segunda Constitución de la República de Venezuela (N° 37 del 21 de agosto de 1819); Batalla de Boyacá en la que Bolívar obtuvo la victoria sobre el general José María Barreiro dándole la libertad a la Nueva Granada (N° Ext. Del 19-09-1819) y en el año 1820 se publicó la noticia sobre el “Armisticio” (Correo del Orinoco N° 38) y el “Tratado sobre la Regularización de la Guerra” (N° 39), lo que generó una expectativa de paz. Parecía que estaba cerca el final de las penurias que le había costado al país la vida de casi un 40% de su población. Como consecuencia del Armisticio acordado entre Bolívar y el mariscal de campo Pablo Morillo, el Libertador y su estado mayor tomaron la decisión de mudar la sede del gobierno a Cúcuta, por cuyo motivo se le ordenó a Roderick que se trasladara a esa ciudad, lo que hizo por vía fluvial, descendiendo en Maracaibo para seguir por tierra. Al frente del Correo del Orinoco quedó el impresor Thomas Bradshaw, sustituido al poco tiempo por William Burrell Stewart, pero la situación en el Zulia era muy tensa y tuvo que permanecer allí, lo que aprovechó para fundar el periódico El Correo Nacional, primer medio surgido en esa región. La adhesión de Maracaibo a la causa republicana y la orden del general Rafael Urdaneta para activar la imprenta que llevó Roderick a Angostura -que había sido traída desde Filadelfia-, hicieron que permaneciese en Maracaibo. El primer número de El Correo Nacional salió el 9 de junio de 1821, redactado por José Demetrio Lossada y más tarde por el presbítero Mariano de Talavera y Garcés.

Entretanto, El correo seguía reportando grandes sucesos, como la aprobación de la Ley Fundamental de la Unión de los Pueblos de Colombia (N° 114 del 29-09-1821); la Ley sobre manumisión de esclavos (N° 116 del 15-08-1821); la “Entrada del Libertador Presidente de Colombia en Caracas” (N° Ext. Jueves 12-07-1821). En lo referente a noticias sobre el periodismo apareció la Ley sobre la Libertad de Imprenta en la que se establecía que “El derecho de expresar sus pensamientos y opiniones de palabra, por escrito o de cualquier otro modo, es el primero y más estimable bien del hombre en sociedad” (N° 121 del 08-12-1821).

El Correo del Orinoco dejó de existir el 23 de marzo de 1822, poco después de la desaparición de la Gazeta de Caracas el 3 de enero de ese mismo año. El Correo tuvo una vida de casi cuatro años, tiempo en el cual publicó ciento treinta y tres ediciones, sentando las bases de un periodismo digno y de vocación libertaria, lo cual se ha mantenido a pesar de los constantes vaivenes políticos que han tratado de influir en su conducción. Desde su primer número, que abrió con un “Boletín del Estado Mayor General del Ejército Libertador” en el que se anunciaba el triunfo del general José Antonio Páez en la Campaña de Los Llanos, hasta su última edición en la que publica la Ley sobre  los derechos de exportación de varios artículos, El Correo trabajó siempre apegado a los principios de dignidad y respeto.

La nueva sociedad que se venía formando acumulaba experiencia en las arremetidas contra la libertad de expresión, ya que el Correo del Orinoco sufrió persecución en las localidades controladas por los españoles, por cuyo motivo los vecinos lo escondían en las cestas de los vendedores de dulces que recorrían las calles, quienes se tornaron en aliados de la gesta patriota. Esa situación provocó que esos expendedores callejeros se convirtieran en pregoneros silenciosos del periódico que creó, dirigió y distribuyó Bolívar. Es decir, fue la voz de la emancipación.


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