Las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, alardeando del despliegue de la “mayor Armada jamás reunida” frente a las costas venezolanas, no constituyen una simple provocación retórica. Son la expresión concreta del Corolario Trump a la Doctrina Monroe: una actualización abiertamente neocolonial y militarista que pretende retrotraer a América Latina y el Caribe a la condición de protectorados extractivistas, sometidos a la voluntad del capital monopolista estadounidense. El ultimátum formulado por la Casa Blanca es claro y brutal: la entrega total del petróleo, las tierras y otros activos estratégicos de la nación bajo la amenaza de una “conmoción” militar sin precedentes. Para el Partido Comunista de Venezuela, el análisis debe partir de una premisa fundamental: esta agresión —auspiciada por el bloque reaccionario de la oposición que encabeza María Corina Machado— no está dirigida contra una gestión gubernamental específica, sino contra la soberanía nacional, la integridad territorial de Venezuela y el derecho de los pueblos de Nuestra América a decidir libremente su destino.
El imperialismo estadounidense ha abandonado incluso el discurso hipócrita de la “restauración democrática” y ha optado por la franqueza del saqueo y la confiscación directa. Al pretender calificar al Estado venezolano como una “organización terrorista extranjera”, Washington busca despojar al país de su condición de sujeto de derecho internacional, con el objetivo de justificar la piratería, el robo de activos y la agresión militar abierta. En ese marco, la orden de imponer un “bloqueo total y completo” a los tanqueros que transportan crudo venezolano constituye, en términos políticos y jurídicos, un verdadero acto de guerra. No se trata de sanciones económicas, sino de un cerco militar destinado a la asfixia total de la economía nacional, con el fin de forzar una capitulación que permita al imperialismo apropiarse de los recursos que Trump reclama cínicamente como “robados”.
La afirmación de que el petróleo, la tierra y otros bienes venezolanos pertenecen a Estados Unidos y deben ser “devueltos” expresa la esencia más cruda de la Doctrina Monroe: la convicción de que las riquezas naturales de América Latina y el Caribe son una reserva estratégica privada del capital estadounidense. Lo que el imperialismo denomina “robo” no es otra cosa que el ejercicio —aunque limitado y hoy gravemente desvirtuado— de la soberanía nacional. Este discurso revela sin ambigüedades que la militarización del Caribe y la acumulación de fuerzas en la región no responden a ninguna lucha contra el narcotráfico ni a preocupaciones humanitarias, sino a un proyecto de recolonización violenta.
Esta amenaza imperialista se cierne, además, sobre un país cuya capacidad de respuesta ha sido seriamente debilitada por factores internos que no pueden ni deben ser silenciados. La deriva entreguista y autoritaria de la cúpula del PSUV ha avanzado en la cesión de soberanía y en la subordinación del país a los intereses del capital transnacional y a tradicionales y nuevosg grupos económicos locales. Paralelamente, se ha profundizado una política represiva que, especialmente a partir del 28 de julio de 2024, ha anulado en la práctica los derechos políticos, sociales y laborales consagrados en la Constitución, cerrando las vías democráticas para una salida política a la crisis. La clase trabajadora llega a este escenario de amenaza de guerra con salarios y pensiones pulverizados y derechos suspendidos, lo que debilita la cohesión social indispensable para una defensa nacional auténtica. Sin embargo, para el imperialismo, incluso esta política de entrega que ejecuta la élite gobernante resulta insuficiente y exige la capitulación incondicional y el control operativo total del territorio y sus riquezas.
Cuando los comunistas decimos no a la injerencia militar extranjera y no al autoritarismo interno, no estamos siendo neutrales ni tibios. Tenemos una posicón definida: estamos del lado de las mayorías empobrecidas, que hoy son las principales víctimas tanto de la política antiobrera y antipopular del gobierno ilegal e ilegítimo de Nicolás Maduro como de una eventual agresión militar imperialista. La defensa de la Patria no puede confundirse con el apoyo al bloque autoritario en el poder, pero tampoco con la indiferencia ante la bota extranjera.
Ante la amenaza de bloqueo naval y de escalada militar, el PCV llama a la solidaridad internacional de clase, apelando a los partidos comunistas y obreros del mundo, incluido el proletariado estadounidense, para denunciar la piratería imperialista y la ofensiva neocolonial contra Venezuela y contra toda América Latina y el Caribe. Venezuela es presentada hoy como un “caso ejemplarizante”: si el Corolario Trump se impone aquí, ningún país de la región estará a salvo de la confiscación de sus recursos y de la imposición militar.
Reiteramos la necesidad urgente de un amplio debate nacional que permita construir una salida política a la crisis de carácter popular, soberano, constitucional y democrático. Esta debe pasar por la separación del cargo por parte de Nicolás Maduro y la convocatoria inmediata —en un plazo no mayor a 30 días— a nuevas elecciones presidenciales con un Consejo Nacional Electoral independiente y creíble; la restitución plena de los derechos políticos de las organizaciones ilegalmente intervenidas —entre ellas el Partido Comunista de Venezuela— y garantías democráticas para todas las corrientes políticas y, en general, para el electorado dentro y fuera de Venezuela; la libertad inmediata de quienes hoy están presos por luchar y defender derechos; y el restablecimiento del salario y las pensiones conforme al artículo 91 de la Constitución, para que sea el pueblo venezolano quien decida soberanamente su destino.
El Partido Comunista de Venezuela ratifica su compromiso histórico con la clase trabajadora; con la defensa de la soberanía nacional; por la restitución de la Constitución y el Estado de derecho.
¡Ni capitulación interna ni ocupación imperialista!
¡Fuera la bota imperialista de América Latina y el Caribe!
¡Por una salida soberana, democrática, popular y constitucional a la crisis!
XVIII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela
Caracas, 21 de diciembre de 2025.
BURÓ POLÍTICO DEL COMITÉ CENTRAL
PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA (PCV)
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