BLAS CUARTÍN SÁNCHEZ
Nuestra Universidad Central de Venezuela, que representa la institución más longeva de nuestro país ya que fue fundada el 22 de diciembre de 1721, como Real y Pontificia Universidad de Caracas por el Rey Felipe V de España, o sea que en algo más de dos años estará cumpliendo tres siglos de existencia, está verdaderamente en un estado de ruina y abandono que da lastima.
Es importante destacar que la UCV alberga en sus 200 hectáreas, 86 edificios, con 108 obras de arte de los más connotados artistas de la apoca, quienes acompañaron al arquitecto Carlos Raúl Villanueva en tan importante proyecto de mediados del siglo pasado, que deslumbró al mundo universitario.
La situación de la primera casa de estudios universitarios del país es verdaderamente dramática y se corre el riesgo de que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO) descertifique su condición de Patrimonio de la Humanidad otorgado el 2 de diciembre de 2001.
El que nuestra UCV pierda su condición de Patrimonio de la Humanidad, habiendo sido el primer "campus universitario" que en el mundo obtiene tan importante distinción, representaría un certero y dañino golpe a la dignidad y honor de nuestra condición de país soberano.
Sé qué buena parte de la culpa de que pase lo que pudiera pasar internamente para las y los venezolanos recaería sobre las actuales autoridades universitarias encabezadas por la profesora Cecilia García Márquez, quienes desde el 16 de mayo de 2008 rigen los destinos de esta casa de estudios superiores y que debieron haber convocado elecciones en el año 2012, pero solo se han dedicado a utilizar la UCV como barricada contra el gobierno nacional, pero ante la opinión mundial la responsabilidad de ese rotundo fracaso sería imputada hacia el gobierno constitucional de la República Bolivariana de Venezuela.
La UCV está agonizando, no esperemos que fallezca para luego lamentamos y buscar los culpables de su muerte, la Universidad Central de Venezuela, antes de ser Patrimonio de la Humanidad, fue y sigue siendo patrimonio de la totalidad de las y los venezolanos.
Hoy estamos a tiempo de salvar nuestra UCV, tal vez mañana sea demasiado tarde.
¿Y DONDE ESTÁ LA JUVENTUD REVOLUCIONARIA VENEZOLANA?
El pasado mes de junio, se realizaron elecciones en la UCV para la Federación de Centros Universitarios (FCU) y demás estructuras estudiantiles en las once facultades. Lo insólito de este proceso es que no participó ningún grupo estudiantil indentificado con el gobierno bolivariano.
Para la FCU se presentaron dos planchas, la identificada como "Estudiantes Libres" con el apoyo de Voluntad Popular, Vente Venezuela y Primero Justicia, postulando al Br. David Sosa; y la denominada Vamos Universidad con el respaldo de AD, Un Nuevo Tiempo, Bandera Roja y Cambiemos, encabezada por el Br. Lustay Franco. El ganador fue el joven Sosa al capitalizar 5.726 votos, mientras que Franco obtuvo 3.515 sufragios.
Como indiqué previamente, el movimiento juvenil bolivariano del que tanto se sentía orgulloso el Cdte. Hugo Chávez y que tanta beligerancia y poder le ha otorgado el presidente Nicolás Maduro, no participó, ni siquiera a nivel de las 45 Escuelas de la UCV, ni siquiera donde tradicionalmente se controlaban los Centros de Estudiantes como Historia, Sociología, Educación y Trabajo Social, con lo que por primera vez en los últimos viente años los partidos de oposición participaron en solitario en tan importante evento.
Lo pasado en la UCV no es más que lo que está pasando en el resto del país, donde las fuerzas progresistas y revolucionarias están acéfalas de dirección. Como pasa en el ámbito estudiantil, también pasa en el profesional y sindical, donde los supuestos dirigentes que por cierto no han sido electos por las respectivas bases, solo se dedican al usufructo del poder y se pelean por aparecer al lado del presidente Maduro o de un ministro o Diosdado Cabello.
La Revolución no la hacen los patiquines, la hacen las y los revolucionarios que junto a nuestro pueblo luchan permanentes por un mundo mejor.
En la sede de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) de la ciudad de Caracas, existía en el piso 10 desde donde despacha las autoridades rectorales, una cómoda sala de conferencias que llevaba el nombre del maestro Carlos Cruz Diez.
Digo existía porque si bien el área física se mantiene, ahora lleva el nombre de "Salón Rojo", ya que supuestamente por unas declaraciones que diera el maestro en vida, críticas al gobierno bolivariano, su nombre fue retirado de ese recinto.
Valdría la pena preguntarnos si ser crítico amerita lo indicado, como si ese hecho le resta importancia a lo hecho en vida por parte de uno de los artistas plásticos más importantes del mundo, donde dejó una huella indeleble de la venezolanidad en decenas de países.
Lo pasado en la UBV, pareciera querer imitar a las actuales autoridades de la Universidad Central de Venezuela, cuando permitieron el retiro de placas de reconocimientos de luchadores asesinados por los gobiernos de AD y COPEI durante la llamada IV República, como Jorge Rodríguez y Enrique Maza, este último estudiante de ingeniería y fusilado por órdenes de los fascistas cuando fue derrocado el Dr. Salvador Allende, en Chile.
Hago un nuevo llamado para el rescate de las obras del Gran Maestro Carlos Cruz Diez en todo el territorio nacional, las cuales se encuentran en franco deterioro, como es la que se localiza en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía llamada "Cromointerferencia de Color Aditivo" y que vándalos que se van del país se han dedicado ante la mirada permisiva de las autoridades a llevársela por pedazos.
El radicalismo nunca será revolucionario.
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