Estados Unidos ejerce un bloqueo extorsivo sobre la sociedad venezolana, que ni los vendepatrias que lo han procurado ni quienes por fanatismo u odio inoculado lo aplauden, pueden explicar y menos justificar, como injustificable y terrible sería el holocausto de una invasión militar colombo-estadounidense contra la patria de Simón Bolívar, El Libertador.
Sumado a los desastrosos efectos del evidente fracaso gubernamental, esta criminal política estadounidense ha generado durante los dos últimos años bajo la presidencia de Donald Trump y sus halcones injerencistas, daños gravísimos a la sociedad venezolana y no solo a los burócratas civiles y militares del alto gobierno presuntamente vinculados a delitos de corrupción y violación de Derechos Humanos.
Especialmente, Marco Rubio y Elliot Abrams son unos dementes incapaces de comprender que Venezuela es un país independiente y soberano, y que es al pueblo venezolano a quien corresponde encontrar en paz, la vía de superación de la tragedia histórica que los peores factores de gobierno, oposición política, economía privada y medios de comunicación han fraguado durante décadas fracturando, obturando y empobreciendo a nuestro pueblo.
Enfrentar con el más firme rechazo patriótico este bloqueo extorsivo en los ámbitos económico, financiero, petrolero y comercial es máximo deber de venezolanos y venezolanas desde Venezuela y cualquier parte del mundo donde nos encontremos, independientemente de nuestras muy diversas visiones ideológicas, políticas o religiosas.
Se equivocan otra vez, tanto el gobierno como la oposición extremista, al manipular esta actitud patriótica en defensa de nuestro derecho a vivir en paz y armónicamente, como un respaldo al gobierno del presidente Nicolás Maduro, ya muerto históricamente. Al contrario, su fracaso nos reta cada día más, a procurar rutas alternativas por la paz, contra la guerra y el hambre.
Por eso hacemos parte de los planteamientos de la Alianza por el Referendo Consultivo (ARC), que poco a poco se ha venido abriendo paso en medio de la falsa dicotomía polarizante impuesta por los corresponsables de esta tragedia histórica.
Así, la ARC ha planteado:
1.- Diálogo sobre la base del interés nacional, superando el esquema bipartidista y excluyente que han transitado el gobierno de Nicolás Maduro y la extinta Mesa de Unidad Democrática (MUD), hoy suplantada por facciones extremistas opositoras atadas a esquemas de violencia y las políticas agresivas de Estados Unidos y el uribismo colombiano.
2.- Que el pueblo se exprese sobre la renovación de los Poderes Públicos, mediante Referendo Consultivo Nacional con un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE):
"¿Está usted de acuerdo con la urgente renovación democrática de los Poderes Públicos Nacionales? Sí__ No__"
3.- Plazo perentorio para la renovación democrática de los Poderes Públicos Nacionales, mediante la realización de elecciones simultáneas de Presidente de la República y Asamblea Nacional.
Así lo hemos planteado públicamente y lo hemos llevado a sendas reuniones con las representaciones diplomáticas de México, Uruguay y la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Caracas, y pronto lo haremos con la Nunciatura Apostólica, el Parlamento Latinoamericano, Caricom y Unión Europea, por sus relevantes manifestaciones a favor del diálogo y los necesarios compromisos entre venezolanos, en defensa de la paz, la transparencia en el ejercicio de la función pública y el civismo, frente a las amenazas ciertas de invasión militar por parte del gobierno de Trump.
El sentir mayoritario nacional, que simultáneamente rechaza a los extremistas de ambos bandos por sus recurrentes fracasos y traiciones, alienta este camino de paz para detener y superar el proceso de destrucción nacional que cada día se profundiza más, al ritmo de los cantos de "victorias pírricas" por parte de los más altisonante voceros de las facciones en conflicto.
Venezuela es mucho más que "chavismo" y "antichavismo", dos corrientes fanatizadas que no representan hoy a la mayoría de nuestro pueblo trabajador, solidario y amante de la paz. Nos sentimos acompañados por ese sentimiento nacional venezolano, afortundamante estimulado por el inmenso -casi total- respaldo de la comunidad internacional, tanto de gobiernos como de organismos multilaterales y organizaciones no gubernamentales, frente a uno o dos gobiernos partidarios de la guerra-invasión que volcaría sobre Venezuela un holocausto sinsentido, sanguinario y altamente destructivo, como ya ha ocurrido en otras latitudes.
Manuel Isidro Molina
@manuelisidro21
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