Documento aniversario:
EL MAS RINDE CUENTA
A LOS VENEZOLANOS,
EN SUS 50 AÑOS
El 19 de Enero de 2021 se cumplen 50 años de la fundación del Movimiento al socialismo MAS, cincuenta años de lucha por la justicia social, los derechos y el progreso de nuestro pueblo. Una lucha basada en principios de democracia, pluralismo y libertad.
Asistimos a este aniversario en uno de los peores momentos de nuestra historia. Venezuela confronta una terrible crisis que tiene su origen en anacrónicas y desacertadas políticas económicas, fiscales y monetarias aplicadas a lo largo de los 22 años de la llamada “revolución bolivariana “, así como en la ineficacia y corrupción del grupo que ha monopolizado el poder.
Tanto el Presidente Chávez como el Presidente Maduro, fueron advertidos de las terribles consecuencias que traerían las expropiaciones de tierras y empresas productivas , el acoso y persecución a la empresa privada y todo el entramado de normas que limitan la iniciativa privada, lamentablemente no escucharon nuestras voces y hoy el país sufre la destrucción de su aparato productivo, al igual que el desmantelamiento de PDVSA y demás empresas del estado, lo que, aunado al colapso de los servicios públicos, ha reducido hasta casi la extinción nuestra capacidad productiva.
Esta crisis se hace hoy más aguda por efecto de las sanciones extranjeras al estado venezolano y por causa de las inevitables medidas contra la pandemia que azota al mundo. La sociedad toda y en mayor medida los sectores más pobres y vulnerables, son víctimas de la crisis con saldo de pobreza, miseria, desempleo, hambre, desnutrición y enfermedades.
Las cifras hablan por sí solas, hace tiempo que estamos en default, en los próximos días se cumplirán 40 meses de Hiperinflación, hemos sido testigos por 28 trimestres consecutivos de la caída vertiginosa del Producto Interno Bruto (PIB), la pobreza total supera el 92 %, la pobreza extrema se ubica en 79,1 %, la tasa de desempleo ronda el 54 % y como guinda de la torta una dolarización en lo transaccional que ha pulverizado los ingresos en bolívares de los asalariados. Es el resultado del peor gobierno de nuestra historia. Por otra parte, la oposición es abrumadora, más del 80% de los venezolanos rechazan al gobierno. Pero, lamentablemente, quienes han tenido la oportunidad de dirigirla no han sabido hacerlo, no han sabido interpretar la realidad y han transitado de fracaso en fracaso, se han desgastado como dirección impulsando políticas extremistas, inmediatistas, excluyentes, fantasiosas, desechando las vías e instrumentos de la democracia, apelando al golpismo, a la intervención extranjera o a la insurrección y, en definitiva, dejando la dirección de la política en manos extrañas al país.
Hemos tenido la peor oposición de nuestra historia Venezuela no merece seguir en manos del “peor gobierno” y la “peor oposición”, no puede rendirse al interés de dos cúpulas de fanáticos delirantes que solo actúan para satisfacer ansias de poder. Venezuela requiere un cambio de rumbo democrático, orientado hacia la reconstrucción del país, la superación de la pobreza y la recuperación de su economía, mediante el uso racional de las riquezas naturales, el estímulo a la iniciativa y a la inversión privada, la renovación y legitimación de los poderes públicos, el redimensionamiento del estado, así como la formación, protección social y garantía de oportunidades para todos sus ciudadanos.
El MAS ha acompañado a los venezolanos en los esfuerzos por encontrar vías, eficaces y viables, de solución a la crisis, ha puesto en juego su capacidad y experiencia para proponer ideas, políticas e iniciativas. Hemos impulsado durante varios años una política de dialogo y reconciliación, luchas de carácter pacífico y una solución democrático y electoral. En esta oportunidad, convencidos de que hemos estado acertados en lo fundamental de nuestras propuestas, estamos evaluándolas de cara a todos los ciudadanos, junto con nuevas propuestas que esperamossean acogidas con espíritu crítico, pero con voluntad de contribuir a entendernos todos en una estrategia que nos permita salir triunfantes de este grave trance en que vivimos. UNA ESTRATEGIA PARA VENEZUELA Una salida pacífica, democrática y electoral a la crisis.
El MAS participó en el proceso de elecciones parlamentarias de Diciembre 2020 como parte de una política general destinada a construir una ruta electoral que conduzca a los cambios necesarios para la superación de la grave crisis que confronta nuestro país. Para nosotros la salida a esta crisis debe y puede ser pacífica, democrática y electoral, creemos firmemente que no hay otro camino viable, ajustado a la Constitución de la República y a las posibilidades reales de los venezolanos que nos oponemos al grupo que ostenta el poder (a su manera de ejercerlo y a sus políticas que han generado destrucción, pobreza, miseria y atraso).
Construir esa ruta electoral es responsabilidad de todos los ciudadanos que aspiramos el cambio, especialmente, de sus direcciones políticas y liderazgos de grupos y movimientos sociales. Para proponer y desarrollar esta política partimos de un hecho contundentemente comprobado, los descontentos, los que nos oponemos a este régimen y queremos un cambio somos mayoría (+80%), igualmente la experiencia nos dice que una sociedad activa y organizada con una estrategia compartida y una dirección coherente, si utiliza bien la fuerza de la mayoría de que dispone, es imbatible, por muy adversas que sean las condiciones del combate y por muy avezado que sea el adversario.
Valorando estas premisas hemos sostenido que es básico el dialogo y el entendimiento de los opositores para una estrategia común, es necesaria la unidad de acción por encima de los interés parciales y es imprescindible sustentar nuestra acción en el recurso más importante que tenemos a nuestro alcance y que nos permite a todos participar, que es el voto, el cual debe ser revalorizado tanto por los sectores políticos como por los ciudadanos INICIATIVAS PARA AVANZAR EN LA ESTRATEGIA En el periodo previo a las elecciones del 6 de Diciembre sostuvimos con fuerza y claridad tres cuestiones, a nuestro juicio, fundamentales:
Definir con sinceridad el compromiso de la oposición con la estrategia pacífica, democrática y electoral y delinear una ruta electoral. Construir la unidad de la oposición, para las elecciones parlamentarias, en una alianza perfecta, por encima de intereses parciales, como fórmula imprescindible para participar con opción de triunfo en estas elecciones o que, al menos, nos sirvieran para avanzar en la transformación de la mayoría opositora en una fuerza electoral alternativa.
Dialogar con el oficialismo para buscar acuerdos destinados a resolver asuntos inherentes a la crisis económica y a las difíciles condiciones de vida de los venezolanos y, discutir unas condiciones electorales que ayudaran a generar confianza en el voto y que permitieran competir en un cuadro de mayor equidad.
El dialogo es una política que viene proponiendo el MAS desde su Conferencia Nacional en 2012.
UN BALANCE NECESARIO, DE CARA AL PAIS
Participamos en el dialogo con el gobierno en lo que se conoció como Mesa Nacional de Dialogo, con presencia de otros grupos de oposición comprometidos con la vía electoral; resultados de este dialogo en materia económica y social no los hubo, porque se designó una Comisión Complementaria que estudiara la materia, la comisión levantó información y produjo un conjunto importante de propuestas, con apoyo de grupos opositores y oficialistas, que no llegaron a la mesa principal de dialogo, a pesar de la insistencia de la oposición, no hubo voluntad del gobierno para negociar el tema y la emergencia de la pandemia semiparalizó la Mesa, momento en el cual el MAS replanteó algunas propuestas, adaptadas a las nuevas circunstancias, en un documento titulado “Salvemos a Venezuela”, igualmente sin respuesta oficial.
En materia electoral los acuerdos fueron insuficientes para levantar confianza en el voto y, el comportamiento del gobierno en el desarrollo del proceso electoral y en relación a los acuerdos mismos terminó de arruinar la poca confianza que se pudo crear (se mantuvo el ya conocido ventajismo oficialista, el CNE siguió actuando de manera parcial y sin autonomía, no se cumplieron cuestiones fundamentales de los acuerdos como, por ejemplo, la garantía de presencia de la oposición en todos los niveles de la estructura del CNE y la aplicación del principio de proporcionalidad en la adjudicación de los parlamentarios), además, es necesario reconocerlo, los acuerdos no se defendieron con la fuerza suficiente para lograr su cumplimiento.
Toda esta situación, junto a la prédica abstencionista de algunos grupos opositores y la desesperanza de los ciudadanos, tuvo un impacto negativo en la participación de los electores (tanto afines al gobierno como a la oposición) el pasado 6 de Diciembre. El gobierno ganó, como es sabido, pero es justo reseñar que mostró su decrecimiento y debilidad, cada día puede convocar menos electores.
En relación a la propuesta del “compromiso de toda la oposición con una estrategia pacífica, democrática y electoral” y específicamente con la participación en la elección parlamentaria del 6 de Diciembre, no fue posible avanzar con el grupo conocido como G4 porque se ha negado a dialogar con el resto de la oposición. Debemos consignar que sí se avanzó en cuanto al compromiso en la estrategia con los movimientos Avanzada Progresista, Cambiemos, El Cambio y Soluciones y más adelante con COPEI y Acción Democrática, al igual que con el grupo Unión y Progreso y otros movimientos políticos y sociales. Sobre la propuesta de “unidad opositora en alianza perfecta“.
Es importante decir que contra su concreción incidieron negativamente variables políticas, intereses de grupo y, a nuestro juicio, la incomprensión de la realidad en que nos encontramos.
Entre las variables políticas debemos destacar: el caso del G4 que, como sabemos, mantiene y desarrolla una política contraria a la participación electoral alegando la inexistencia de condiciones electorales óptimas y desconoce al resto de la oposición; la política del oficialismo destinada a desestimular la participación y a dividir la oposición, operación que, en caso de lograr su objetivo, le permitiría ganar apoyándose en el control social de sectores vinculados de modo clientelar al gobierno y en el funcionariado del estado movilizado mediante el chantaje, en lo cual, hasta ahora ha tenido éxito y creemos que en esta oportunidad también operó.
Otros elementos que incidieron como obstáculo para lograr la unidad fueron la sobreestimación de fuerza propia por cada grupo, el privilegiar asuntos internos, las pretensiones hegemónicas y la incomprensión de que el momento exige la unidad para generar confianza, estimular y hacer eficaz el voto de los opositores.
Además de evaluar la ejecución de las propuestas políticas, hay que evaluar las circunstancias sociales y políticas y las condiciones materiales y logísticas en que se desarrolló el proceso y la campaña.
Todos sabemos que la sociedad venezolana atraviesa por uno de los momentos más difíciles de su historia, padecemos condiciones de existencia deplorables (pobreza y miseria, precariedad de los servicios públicos, hiperinflación incontrolada y múltiples carencias mas), vivimos en un clima de miedo, de atemorización preconcebida, de control y chantaje y, además, la mayoría está desesperanzada por el fracaso de las ofertas de cambio, por desconfianza al liderazgo político, por no serle visible una alternativa viable frente al régimen, por la falta de unidad de la oposición y por los efectos de la prédica de la anti política y el abstencionismo.
A toda esta penuria debemos agregar las duras condiciones creadas por la pandemia (temor al contagio, confinamiento, movilidad limitada, cierre de empresas, desaparición del trabajo y el ingreso, colapso de los servicios de salud).
Por otra parte, ninguna de las organizaciones opositoras tiene inserción real en el movimiento social (en la organización y las protestas de las comunidades, en las luchas de los gremios y sindicatos) y, seguramente, no disponemos del discurso más conveniente y de la política comunicacional apropiada para llegar y atraer a la mayoría de los ciudadanos, a pesar de su difícil situación y de sus anhelos de cambio.
En este dramático cuadro económico, social, político y emocional, con la oposición dividida, el gobierno operando para dividir más y generar desconfianza en el voto, un sector de la oposición llamando a la abstención y el sector que participaba, además de dividido, cargando con grandes debilidades organizativas, de comunicación y de recursos para campaña, no era posible estimular la participación y en consecuencia la derrota de la oposición era inevitable. Aunque es importante repetir que el régimen tampoco fue un gran ganador porque quedó demostrado que progresivamente ha ido perdiendo votantes y mostrando su debilidad electoral.
En relación de la representación, en la Asamblea Nacional, de las diversas fuerzas participantes en el proceso debemos denunciar que el Consejo Nacional Electoral CNE no cumplió la decisión del Tribunal Supremo de Justicia TSJ, en sentencia No.068, del 6-6--2020, donde ordena a ese ente aplicar el mandato constitucional (Artículo 63 de la CRBV) de la representación proporcional de los votantes en la adjudicación de los cargos a elegir para la Asamblea Nacional, desacato que permitió que al oficialismo con el 67 % de los votos se le adjudicara el 92 % de los cargos, una evidente sobre representación.
El MAS, ante este hecho, acudió a Sala Constitucional del TSJ en solicitud de un amparo constitucional (16 de Diciembre de 2020), solicitud que hasta el presente no ha tenido la respuesta a que esa sala está obligada, mientras que, un amparo, solicitado para invalidar la supuesta decisión de un grupo de los anteriores Diputados de prorrogar el mandato de la Asamblea Nacional cuyo período venció el 4 de Enero, obtuvo respuesta en tres horas, lo cual demuestra denegación de justicia en un caso y celeridad en el otro, es decir, la parcialización del Tribunal Supremo de Justicia TSJ con los intereses del grupo gobernante.
Nosotros seguiremos insistiendo en la representación proporcional en los cargos de elección popular, tal como lo estable la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Es necesario, también, denunciar que, en la instalación de la Asamblea Nacional, el oficialismo, al elegir un directiva exclusivamente oficialista incurrió en una práctica excluyente y sectaria, que nada aporta a la necesidad de crear un clima de diálogo y entendimiento, como lo proclama el presidente de la República, lo aconsejan las circunstancias presentes y lo reclama la sociedad, que demanda soluciones a sus graves problemas económicos y sociales. Así mismo, debemos reconocer como positivo, aunque contradictorio con el acto antes señalado, la decisión de crear, en la Asamblea Nacional, una Comisión para el dialogo y los acuerdos, es decir que la AN se convierta en promotora del dialogo. Esperamos que este dialogo prospere y sea incluyente, amplio, que en el puedan participar todos los sectores políticos y sociales del país. En el esfuerzo por el dialogo seguiremos trabajando. Las elecciones parlamentarias del 6 de Diciembre fueron una etapa en la ruta electoral que nos hemos propuesto construir para desplazar este gobierno y salir de la crisis, una etapa de la cual aspirábamos salir fortalecidos para seguir avanzando. La perdimos por todos los factores que hemos señalado, principalmente por la falta de unidad cuya responsabilidad es de nosotros la oposición, pero la ruta electoral continua, la variable que no podemos considerar es abandonar o rendirnos, Venezuela nos exige triunfar, debemos persistir en nuestras propuestas de cambio porque son justas y en el camino para alcanzarlas porque es el camino viable, nada nos detendrá, es posible y necesario vencer, cualesquiera sean las condiciones. Nosotros tenemos la voluntad, el coraje y la decisión de rectificar lo que haya que rectificar, de entendernos con quien haya que entenderse y de seguir participando en la contienda para ganar y cambiar la situación de nuestro país y de los venezolanos.
QUÉ PROPONEMOS EN ESTE MOMENTO
1.- Ratificar e impulsar la estrategia pacífica, democrática y electoral para enfrentar y derrotar al grupo gobernante, Con este propósito debemos cohesionar a quienes ya la comparten y convencer a quienes dudan. Esta tarea esencial sólo se puede cumplir en un amplio dialogo para construcción de acuerdos entre los sectores opositores y en un gran esfuerzo de comunicación con el resto de la sociedad y a ello debemos dedicarnos en lo inmediato. El gobierno es derrotable, somos mayoría.
2,- Generar una dinámica progresiva de acumulación de fuerzas y de creación de instrumentos para avanzar. Es necesario acordarse en una hoja de ruta que señale etapas, metas y objetivos, y producir los acuerdos que le den sentido y justificación a esa ruta ante los ciudadanos.
3,- Unidad de los opositores en torno a la estrategia y participar aliados en los procesos electorales por venir. Los retos más inmediatos son la elección de gobernadores y Alcaldes. Sería totalmente inexplicable que, conociendo la realidad del país, no hiciéramos todo por participar unidos. Presentar un solo candidato a Gobernador en cada Estado y un solo Candidato a Alcalde en cada Municipio tendría una gran significación y motivaría la participación, podríamos ganar espacios al oficialismo y fortalecer el valor del voto y la ruta electoral.
4.- Mantener la lucha por mejores condiciones electorales y por el rescate del mandato constitucional de la representación proporcional en la adjudicación de los cargos de elección popular, para romper la inconstitucional y antidemocrática práctica de la sobrerrepresentación de la mayoría, que excluye de la representación a parte de la sociedad.
5.- Dotarse de una agenda social y de un programa. La oposición, además de denunciar las penurias y los problemas que vive la gente y la indolencia del gobierno ante los mismos, debe dotarse de una agenda social con propuestas concretas para solucionar la crisis, que a la vez le permita acercarse a las comunidades, incorporarse a sus luchas y movilizarlas en defensa de sus derechos, así mismo es necesario un programa que prefigure la visión del país que queremos.
6.- Dotarse de un discurso claro, persuasivo y sincero. La oposición para triunfar tiene la obligación, no solo de acercarse a la gente, debe dotarse de un discurso que atienda la percepción y el sentir de la mayoría, de un discurso claro y persuasivo, un discurso muy sincero que genere confianza y solidaridad.
7.- Organizarse en todos los espacios y sectores del país. Es necesario construir el músculo para contribuir a la organización y luchas de los ciudadanos y actuar con eficiencia en la política y en la defensa del voto.
8.- Dialogo con el gobierno para discutir en torno a la crisis económica y social y procurar acuerdos para mejorar la situación de los venezolanos y del país. Igualmente, en la agenda del dialogo deben incluirse los derechos humanos, la libertad de los presos políticos, y la garantía de condiciones electorales justas y equitativas. Este dialogo debe ser incluyente, que garantice la participación de todos los sectores políticos y sociales (organizaciones políticas, sociales, los gremios y sindicatos, los sectores empresariales, académicos y religiosos).
El dialogo, para que sea útil, debe fijar metas y plazos para dar respuestas oportunas y su metodología debe ser la que permita poner en ejecución de inmediato los acuerdos.
Caracas, enero de 2021.
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