Manuel Isidro Molina
Donald Trump y sus alfiles Marco Rubio y Pete Hegseth están en un disparadero. Su alternativa es retirar sus cañoneras del Caribe o atacar territorio venezolano contra la voluntad mayoritaria internacional y un respaldo interno de apenas 21%, según estudio reciente de opinión pública en Estados Unidos. No la tienen fácil, además, porque la estratagema del «narcoterrorismo» se les ha complicado con el asesinato de más de 80 lancheros en unos 20 hundimientos bajo fuego del Comando Sur del Pentágono en el Caribe y el Pacífico: Colombia y México han reaccionado con firmeza y el rechazo de otros países de América Latina y el Caribe, Europa, Africa y Asía se ha manifestado con apego al derecho internacional, la defensa de los derechos humanos y los tratados de la ONU en materia de lucha contra las estructuras mafiosas del narcotráfico.
El presidente estadounidense acaba de notificar haber tomado una decisión sobre Venezuela: «Más o menos me decidí. No puedo decirle cuál será», dijo después de reunirse con su agresivo secretario de Guerra y el comandante del Estado Mayor del Ejército.
Así, continúa la incertidumbre que podría debilitar más la posición de Washington y favorecer la permanencia de Nicolás Maduro, cuyo gobierno ha logrado firme respaldo político internacional de China y Rusia, ambos con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU; pronunciamientos de la CELAC, CARICOM y ALBA a favor de ALC como 'zona de paz'; y la oposición manifiesta de Brasil a cualquier agresión militar de EEUU.
Significativas han sido el fracaso de la «Cumbre de las Americas», el silencio de la desprestigiada OEA, la suspensión de la cooperación de inteligencia del Reino Unido con EEUU en materia antinarcóticos, y la condena de Francia de los asesinatos ('ejecuciones extrajudiciales') de lancheros en el Caribe.
Desde hace semanas, son conocidas las condenas de la ONU/DDHH y Human Raight Watch (HRW), aunque Marco Rubio haya dicho alevosamente que le importan un pepino, igual que las críticas de la Unión Europea. Es decir, los gringos solos contra el mundo, las leyes y acuerdos internacionales, y la propia legalidad nacional de EEUU.
Muchos macartistas venezolanos andan ciegos y desatados, pendientes de que los marines gringos ataquen y «se lleven a Maduro» -dicen- y de paso acaben con los gobiernos de Cuba, Nicaragua y ¡Colombia! Están borrachos de odio e impotencia, como si el haber depositado sus esperanzas en manos de los asesinos Trump, Hegseth y Rubio es 'la solución'. Se equivocan de plano, y le han servido precisamente a Maduro, el PSUV y sus testaferros para aferrarse más al poder ilegítimo que ejercen desde la Presidencia de la República usurpada, mediante fraude electoral en 2024 y juramentación írrita el 10 de enero de 2025. ¿No lo quieren entender? Que sigan
por su barranco: como siempre, no hay argumento, verdad o planteamiento responsable y lógico que los saque del encuadre absurdo que los lleva a la nada.
Así ocurrió en 2019, cuando se pegaron de la costosa payasada de Juan Guaidó y Leopoldo López, precisamente apoyada por "Trump l", quien con sus asesores y embajadores de turno se casó con aquel aventurerismo suicida, camino a la nada.
Les fastidia que repitamos la trágica historia: fueron derrotados políticamente, las sanciones de EEUU y el bloqueo activo del extinto 'Grupo de Lima' a la economía pública venezolana, más el expolio del oro en Londres, Citgo y Monómeros, golpearon durísimo a la población, aceleraron el éxodo hacia el exterior y fue un 'magnífico' caldo de cultivo para el saqueo y el enriquecimiento ilícito de unos cuantos corruptos 'de oposición'. Guaidó anda dando lástima y Leopoldo López está 'como caimán en boca de caño' para regresar de su exilio dorado en España.
Hoy, la historia es distinta pero igual: el régimen se afirma con su política represiva a lo interno, y la altisonancia 'antiimperialista' hacia el exterior. Le conviene el amago de guerra de Trump, Hegseth y Rubio con su brutal y avasallante avanzada bélica en el Caribe.
Todo el mundo sabe -salvo los muy pendejos- que lo del 'narcoterrorismo' es un ardid muy pobre y atrevido. Que el asesinato de lancheros es una brutal política criminal del gobierno de EEUU, carente de base legal y sentido humano. ¡Una mierda, pues! ¿Quién puede justificarla, hoy? Solo Rubio y Hegseth; y muy a la calladita María Corina Machado y sus más cercanos operadores. Y sin embargo, no se atreven a decirlo abiertamente, como ya lo hicieron con el atropello a centenares de venezolanos apresados y enviados ilegalmente por Trump a la cárcel de Bukele en El Salvador; y felicitando al sanguinario Netanyahu por el genocidio sionista en Gaza.
¿Todo esto habla bien del régimen fraudulento de Maduro, el PSUV y sus testaferros? No. Si no quieren entenderlo, es su problema.
Maduro usurpó la Presidencia de la República después de robarse las elecciones del 28 de julio de 2024. Nos compete a los venezolanos y venezolanas sacarlo de Miraflores; no, a Trump y sus matones, que carecen de competencia en los asuntos internos de Venezuela, patria bolivariana, latinoamericana, caribeña, anticolonialista y antiimperialista de nacimiento, espíritu histórico y compromiso libertario.
El cipayismo no comprende esto, es sabido; pero es definitivo afirmar que nunca antes en Venezuela, gobierno alguno ni corriente política alguna han mancillado el espíritu nacional con el cipayismo expuesto hoy por los partidarios de una intervención militar gringa en tierra venezolana.
Desde el Movimiento Popular Alternativo (MPA) hemos planteado la renuncia de Maduro, el nombramiento de un Vicepresidente Ejecutivo ad hoc, la designacion de un CNE confiable y decente, y la elección presidencial inmediata, como lo establece la Constitucion en caso de «falta absoluta». Los extremos no lo aceptan, pero ya se discute con sobriedad en medios con sentido patrio: una guerra civil provocada por una agresión militar de Estados Unidos será un desastre completo, doloroso y difícilmente revertible. Trump, que se lleve sus cañoneras; y Maduro, que abandone el cargo que usurpa.
manuelisidro21@gmail.com
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