MANUEL ISIDRO MOLINA
manuelisidro21@gmail.com
El triunfo del Movimiento al Socialismo (MAS) y sus históricos aliados indígenas y laborales en Bolivia, es un hecho histórico de primerísima importancia para América Latina y el Caribe. No es un hecho fortuito ni escapa a la política profunda de los pueblos latinocaribeños en lucha por su dignidad, la justicia social y el desarrollo con equidad.
"No robar, no mentir y no ser flojo".
Las ópticas manoseadas de la dicotómica manipulación politiquera venezolana no calzan en la magnitud histórica del triunfo de Luis Arce Catacora y David Choquehuanca Céspedes, electos en primera vuelta, presidente y vicepresidente de la República Plurinacional de Bolivia, conducida exitosamente por el presidente Evo Morales Aima, quien desde Argentina no solo participó de la conducción colectiva de la lucha política y electoral sino que demostró inteligencia, paciencia y sagacidad como político y estratega amante de la paz, responsable como ninguno, aferrado a la cultura ancestral aimara, cuya catadura ética luce implacable: "No robar, no mentir y no ser flojo".
El fracasado gobierno del presidente Nicolás Maduro Moros pretenderá cogerse el triunfo del MAS en Bolivia, sin moral ni obra digna qué mostrar. Y en el otro bando -también incapaces de comprender lo ocurrido en el altiplano boliviano-, apenas balbucearán que "el comunismo" se salió con la suya, atrapados como están sus dirigenteen las pamplinas y babiecadas del macartismo trasnochado que los anima y aliena.
Ladrones, mentirosos y flojos
La obra histórica del MAS boliviano es totalmente distinta y contraria al desastre de corrupción asquerosa, piratería, abuso de poder y otras conductas impropias en el ejercicio de la función pública, que han caracterizado el obrar destructivo del gobierno Chávez/Madurio. De mentirosos y ladrones ha estado lleno, y la flojera puede ser emparentada con la indisciplina y el desorden de muchos de sus funcionarios degenerados y traidores a la moral pública.
Vigor ético para una derrota a la infamia racista y explotadora
En el triunfo popular boliviano in comento, resalta un vigor ético y moral de primer rango, capital, si se quiere. Lección para toda América Latina y el Caribe, con sabiduría política y ancestral aimara. ¿Quién puede negarlo? Solo con esta perspectiva de fondo, podrá comprenderse la magnitud y trascendencia del triunfo del MAS en las elecciones del domingo 18 de octubre en Bolivia, duramente enfrentado a la agresividad, inmoralidad e inescrupulosidad de las fuerzas derrotadas que arrastran al azorado Donald Trump, quien enfrenta la real posibilidad de una humillante derrota no solo popular sino en los colegios electoral, el próximo 3 de noviembre.
Comprender que Bolivia no es Cuba o Venezuela
Aferrada al trasnocho macartista, la derecha continental creyó definitivo el zarpazo de noviembre de 2019 contra el triunfo popular electoral de Evo Morales, el MAS y los extendidos movimientos sociales aliados. Creyeron además, que la cacería desatada desde el gobierno impuesto por Estados Unidos, grupos evangélicos agresivos y mendaces, el racismo anti indígena y los esclavistas de la derecha empresarial boliviana, iba a pulverizar al liderazgo socialista democrático, indígena y laboral que supo alcanzar el poder, desarrollar una encomiable política de justicia social y desarrollo con equidad.
Comprender que Bolivia no es Cuba o Venezuela, es fundamental; como clave es entender que la conducción y la obra del Movimiento Al Socialismo (MAS) boliviano, nop es ni la sombra del monopartidista Partido Comunista Cubano (PCC) ni de la pestilencia moral del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el más corrupto del continente, inmoral e inescrupuloso.
Ahora, los fanáticos evangélicos de la derecha racista tendrán que pensarlo mejor, igual que la embajada de Estados Unidos, la CIA y el Pentágono, que juntos conspiran, bloquean y agreden de mil maneras a los países latinocaribeños, para imponer gobiernos títeres, tan serviles como asesinos y sanguinarios: el largo y pestilente expediente de torturadores y asesinos infames cobijados por la política continental "panamericanista" de Estados Unidos, acaba de ser contrariado inteligente y estratégicamente por la mayoría del pueblo boliviano.
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