jueves, 23 de enero de 2025

El mercado petrolero en 2024 y sus perspectivas para 2025


Rafael Quiroz Serrano

Durante el año que acaba de concluir (2024) el mercado petrolero mostró un comportamiento regularmente estable, gracias, principalmente a factores como: la administración de su oferta por parte de la OPEP Plus (OPEP+), la desaceleración del crecimiento de la demanda de crudos de China y el avance de los suministros por parte de aquellos productores fuera del ámbito de la OPEP+. No sorprendería que en 2025 los resultados en materia de precios no difieran mucho con respecto al 2024, ya que los elementos observados el año pasado amenazan con seguir presentes en este nuevo año. Destaca, en particular, un exceso de oferta y la postergación del regreso, hasta finales de 2025, de la mayor parte de los barriles de crudo retirados del mercado por parte de la OPEP+ desde 2022. 

En efecto, durante el 2024 los futuros del crudo BRENT con vencimiento a un mes promediaron 80 dólares por barril (80 U$B), pasando de 85 U$B en el primer semestre a 77 U$B en el segundo; siendo 90 U$B su máximo mensual en abril, y 73 U$B su mínimo el pasado mes de diciembre. Los principales impulsores de los precios más bajos fueron un crecimiento moderado del consumo mundial de petróleo, marcado por una perdida de vigor de las importaciones petroleras de China, en desacuerdo, por cierto, con las expectativas anunciadas para este país a comienzos del año. Por otro lado, la producción fuera de la OPEP+ siguió en ascenso, provocando un descenso en la proporción interna de la OPEP+ en la oferta global. Esta última, fiel a sus compromisos, mantuvo sus recortes de 2022 a fin de defender un nivel de precios en el entorno de 80 U$B. Nuevamente la OPEP+ hace el sacrificio de mantener recortes a cambio de defender precios, en un año caracterizado, en parte, por su volatilidad en precios. 

También fue notorio el exceso de capacidad cerrada (u ociosa) por parte de la OPEP+, cercano a 5 MMB/d, lo que evitó una incidencia importante de la prima por riesgo de suministro, en la estructura de la formación de precios a pesar de los conflictos entre Ucrania y Rusia, y los observados en Siria, Gaza, Israel, Irán y aguas del Golfo Pérsico; todos estos factores originados en variables coyunturales de orden geopolítico. En el último caso, fue relevante la desviación de los embarques petroleros hacia el Cabo de Buena Esperanza debido a los ataques de los Hutíes en las cercanías de Yemen, lo cual encareció el costo de transporte para los buques petroleros que por allí transitan.

Oferta y demanda de petróleo

En cuanto a los fundamentos de oferta y demanda durante 2024, las previsiones de crecimiento de la demanda estuvieron por debajo de lo esperado por la OPEP+, por lo que las mismas tuvieron que ajustarse a lo largo del segundo semestre del año. En cambio, las señaladas por la Agencia Internacional de Energía (AIE) fueron un tanto más acertadas. El principal factor de desviación para el caso de la OPEP+, en su optimismo sobre el crecimiento, no observado, fue el referido a la demanda de China. Se esperaba que la demanda pudiera subir en 1.4 MMB/d en 2024, un valor entre los 2.2 MMB/d esperado por la OPEP y 1.2 MMB/d por parte de la AIE, ambas cifras proyectadas a inicios de 2024. 

Hay que mencionar que el ritmo de crecimiento de la demanda global petrolera está siendo afectado, muy levemente, por factores como la transición hacia energías renovables, la eficiencia energética y la adopción de vehículos eléctricos, que ya empiezan a tener sus asomos de cuestionamiento. Sin embargo, en particular China ha estado alcanzando una penetración de 50% entre véhiculos hibridos y eléctricos, lo que ha llevado a las empresas estatales chinas a prever un pico de demanda en 2025. En China también se ha venido moderando la demanda de derivados del petróleo, por ejemplo, es menor el uso de diesel por el aumento de camiones propulsados por gas natural licuado (GNL) y la creciente eficiencia en la industria manufacturera.

La producción global de petróleo vio aumentos notables en 2024, particularmente en países no miembros de la OPEP+ como Estados Unidos (EE.UU.), Brasil, Canadá y Guyana, lo que llevó a un superávit en la oferta, restando participación a la OPEP+ en la oferta total. La producción global ha subido en 0,6 MMB/d en 2024. Fuera de la OPEP+ la oferta ha crecido 1,9 MMB/d, liderada por los países antes mencionados. Este ascenso ha sido parcialmente compensado por una merma de 1,3 MMB/d en la OPEP+.

En 2024, EE.UU. alcanzó un récord de producción con 13,4 MMB/d en agosto. La Administración de Información de Energía (EIA) proyectó para 2025 un aumento en la producción de alrededor de 460 MB/d, por lo que subiría a 13,65 MMB/d. No se descarta que la política favorable al sector petrolero del nuevo gobierno de Donald Trump fortalezca su desempeño en 2025, máxime cuando ha ofrecido dar toda clase de concesiones, para la explotación petrolera, en tierras y aguas federales. Asimismo, en Canadá con el aliciente de la entrada del oleoducto Transmountain en 2024 y en Guyana con la presencia de nuevas unidades de FPSO (Floating Production Storage and Offloading) en la zona Offshore, siguió en alza la producción y se espera continúe así en 2025. 

Tal como se mencionó al principio, la OPEP+ tuvo exito con su estrategia de recortes para estabilizar los precios del petróleo, sin embargo, subsiste una fuerte presión interna por parte de países como los Emiratos Árabes Unidos (EAU) para subir su producción, al haber entrado en vigencia un aumento de su cuota. En su más reciente reunión, la OPEP+ postergó hasta finales de 2025 la permanencia del grueso de sus recortes, y será en abril, dependiendo de las condiciones de mercado, cuando procure un regreso muy modesto de barriles al mercado, siempre y cuando las circunstancias lo permitan.

Qué se espera para 2025

Para 2025 se espera que los precios del petróleo se mantengan en torno a 80 U$B gracias al papel estelar que deben seguir jugando las acciones restrictivas de la OPEP+, a fin de compensar la influencia bajista del exceso de inventarios que se espera. Sin embargo, persisten factores de naturaleza política que pueden traer una gran interrupción del flujo de barriles al mercado, como podría resultar del regreso de la política de máxima presión del gobierno de Trump hacia Irán, tal como sucedió en su primer gobierno cuando se afectaron severamente las exportaciones iraníes. Esta estrategia podría limitar las ventas de crudo iraní a China, uno de sus principales compradores y llevar los precios a 90 U$B o más.

Arrinconar a Irán podría poner bajo alto riesgo la seguridad del suministro petrolero en Medio Oriente, como se vió en 2019 cuando uno de los proxis de Irán, los houties, atacaron el corazón petrolero saudita, sacando una cantidad importante de crudo del mercado. Su impacto alcista sobre el precio del petróleo exigiría un uso de la capacidad cerrada de la OPEP+ para atenuar sus efectos. Actualmente este exceso está cerca de 5 MMB/d. Otro elemento a tener en cuenta es el endurecimiento de las sanciones estadounidenses a Rusia, lo cual podría interrumpir las ventas a India y China al aumentarse el número de buques sancionados que comercializan, a la sombra, el petróleo ruso.

Venezuela

El comportamiento de la industria petrolera venezolana en 2024 dejó un leve aumento de la producción gracias al concurso principal de Chevron, y en menor medida de Eni, Repsol y Maurel & Prom, bajo el amparo de la flexibilización de sanciones por parte de la OFAC. Según fuentes directas reportadas a la OPEP, la producción en noviembre se ubicó en 960 MB/d, un retroceso de 29 MB/d frente octubre y, de acuerdo a fuentes secundarias fue de 877 MB/d, por debajo de 902 MB/d referido un mes antes. Este traspiés de la actividad petrolera se asoció a los efectos del accidente de la mayor planta gasífera de Muscar ubicada en el oriente del país (Edo. Monagas) y fallas en un mejorador. Sin embargo, el promedio de producción anual, para el cierre del 31 diciembre del 2024, fue de 856 MB/d, y no de un millón como lo había anunciado -y lo sigue haciendo- el Gobierno.   

En materia de exportaciones, alcanzaron algunas cifras crecientes, subiendo 10.5% en 2024 y promediando 772 MB/d, su mayor nivel desde 2019, impulsadas por las ventas de Chevrón hacia refinerías estadounidenses, colocaciones en China, España y la reanudación de embarques a India. En noviembre casi se llegó a un nivel de ventas externas de crudo y productos cercanos a 774 MB/d, pero descendió a 746 MB/d en diciembre. Las exportaciones de crudo venezolano hacia EE.UU. estuvieron en un promedio anual de 195 MB/d, correspondiente a toda la producción de Chevron en Venezuela, lo cual equivale meramente al 1% del consumo total estadounidense de 20 MMB/d. Esto evidencia, y aquí lo decimos una vez más, que ya no somos importantes -como sí lo fuimos antes- en materia petrolera para el país del Tío Sam como tampoco para la OPEP, a no ser por tener el mérito de haber sido sus fundadores. No muy buenos tiempos se presagian para el petróleo venezolano.

El panorama venezolano para 2025 -en materia petrolera- enfrenta retos importantes, por lo que podría significar el regreso de la política de máxima presión del nuevo gobierno de Trump, siendo el peor escenario la suspensión de la licencia otorgada a Chevron (Licencia 41), y que podría llevar la producción petrolera a niveles por debajo de 700 MB/d. Esto, sin estimar lo que podría sobrevenirle al país, por parte del nuevo gobierno de Trump y del resto de la comunidad internacional, por tratarse ahora de un país gobernado por un gobierno de facto, debido a la consideración de ilegalidad, inconstitucionalidad e ilegitimidad en que ha incurrido desde el 10-E.     

En un escenario menos pesimista, pero muy poco probable, se podría esperar un aumento moderado de la producción petrolera al no existir razones de peso para esperar un regreso sustancial de la inversión externa que estimule la actividad de exploración y explotación. Las fallas en infraestructura y servicio electrico, sumado a accidentes como el sucedido en noviembre, del año pasado, en la planta de Muscar (Monagas), desalientan la posibilidad de que se alcancen niveles de producción cercanos a 1.5 MMB/d. La inestabilidad política que arrancó desde el 28-J (del año pasado), y que se acrecentó a partir del 10-E, no ofrece garantía alguna ni dibuja un ambiente propicio para atraer la atención de las grandes transnacionales del petróleo, no acostumbradas a poner sus capitales en riesgo, en un país carente de legitimidad de origen por parte de quienes lo gobiernan.   

Caracas, 23 de enero 2025

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