El reciclaje de los ladrones de la politiquería venezolana, es una de las discusiones serías que la hipocresía y la complicidad impiden. Siempre están "en la jugada", se les admite como protagonistas válidos, cuando todo el mundo sabe que no son más que pillos de siete suelas.
Unos son del gobierno Chavez-Maduro, otros salieron de allá con una millonada en los bolsillos junto con sus testaferros, y quieren cantar como gallos. La gente los conoce muy bien y no los tolera, le son repugnantes. Y en verdad, repugnan.
Otros se autocalifican de "opositores" o "independientes", pero han sido y son tan ladrones como los anteriores. De esta fauna politiquera, unos siguen en Venezuela, y otros emigraron a Norteamérica, Europa y Colombia, ese reino de las mafias. La mayoría de ellos, lavadores de dólares y euros para sus conspiraciones golpistas y el usufructo personal. Los hay viejos y menos viejos, pero igual de ladrones, todos conocidos.
De esa pudrición politiquera hay que discutir, hacia las elecciones parlamentarias 2020. No importa que se "ofendan" esos cínicos pudrimillonarios, delincuentes de la corrupción.
Ex gobernadores y ex alcaldes ladrones aspiran encabezar listas y circuitos electorales: quieren asaltar la próxima Asamblea Nacional, para gozar de inmunidad y garantizarse impunidad.
No hay que verles sus lenguas y caras de tabla, sino sus rabos de paja. Este es un debate pendiente.
Manuel Isidro Molina
manuelisidro21@gmail.com
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