miércoles, 20 de mayo de 2020

CONFESIONARIO / Por qué está arrecho el pueblo venezolano?






MANUEL  ISIDRO MOLINA
La enorme inconformidad nacional crece sin liderazgo colectivo probo y capaz que lo interprete, lo oriente y a la vez lo exprese con dignidad y responsabilidad histórica. Es nuestro drama, en medio de esta tragedia histórica que sufrimos, desnudada por la pandemia Covid-19, afortunadamente contenida en Venezuela, hasta ahora.

Nuestro estadio actual es desastroso, insoportable, inmerecido. Venezolanas y venezolanas no lo merecemos, definitivamente.

Al gobierno, el país se le fue de las manos por sus propias falencias: corrupción, abuso de poder, monopartidismo y sectarismo trasnochados, y una ineficiencia evidentísima, todo ello con una capacidad de destrucción pasmosa: todo está destruido o semidestruido; y lo que aparentemente funciona esta podrido, como el Sistema Judicial, ilegal, inhumano, mafioso, privatizado extorsivamente. Venezuela les quedó grande.

La llamada "oposición" se autodestruyó: cometió garrafales errores desde el golpe del 11 de abril de 2002 hasta la "guarimba 2014".
Levantó cabeza en 2015 con el triunfo parlamentario electoral de diciembre; se emborrachó con los 2/3 de curules obtenido, reinició sus aventuras golpista y cerró el ciclo quinquenal con el desastre de hoy, comandada de hecho por Guaidó & Co. bajo la dominante conducción del uribisno colombiano y el gobierno estadounidense de Donald Trump.

Y encima -tapa del frasco-, nos ha sido impuesto el criminal bloqueo Trump/Guaidó, cuyo más reciente capítulo es el autocierre de DirecTV en Venezuela.

Las víctimas de esta locura somos los venezolanos y venezolanas. Y estamos arrechos porque todo ha sido obturado por los tres factores indicados arriba, hasta un punto insoportable para la vida humana en condiciones de dignidad: han desaparecido los derechos sociales, carecemos de medios de vida y la caotización de los servicios básicos ha sido exponenciada por la subida irracional de tarifas nacionales y municipales.

Se ha sumado la escasez de gasolina. Inmoralidad lacerante contra el pueblo y la economía es el sucio y aborrecible accionar delictivo de miembros de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) con el cobro extorsivo en dólares en las bombas de gasolina para cargar combustible.

Mientras el pueblo sufre por la devaluación de los salarios y los ingresos familiares, la hiperinflación y la especulación delictiva existentes, gobierno y oposición continúan enfrascados en su lucha politiquera por el poder.

Todo esto ha generado incredulidad general, tristeza profunda y pérdida de la esperanza por un futuro mejor.

Esa mayoría inconforme -ahora en grado de arrechera colectiva- desconoce los liderazgos de ambos bandos. Son los dirigentes de la bancarrota, corresponsables de la tragedia histórica que vengo denunciando desde marzo de 2018.

Por eso el malestar general sin fronteras partidistas, ideológicas, religiosas o sociales. Gobierno y oposición están en crisis terminal, y no les veo remedio; difícilmente podrán reinventarse.

El caos moral, político, económico y social existente, es culpa de ambos bandos y, sinceramente, no es superable en el corto plazo. Lo urgente es definir, construir y desplegar una nueva política nacional que impulse el camino de superación de la destrucción acumulada por los tres factores señalados.

El ingenio popular irá aportando opciones de lucha: colectivamente, encontraremos la ruta democrática de cambio para la reconstrucción moral e institucional de nuestra patria.

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