domingo, 10 de agosto de 2025

AQUÍ, AHORA / El bochorno mundial que no imaginaron


Manuel Isidro Molina

La emboscada fue montada con premeditación y alevosía, desde las alturas del poder. No fue una agresión temperamental de un grupo minúsculo de delincuentes drogados o exaltados fanáticos. Tampoco, un atrevimiento de grupos armados altaneros, matones acostumbrados a someter a vecinos de algunos barrios y parroquias caraqueñas. El martes 5 de agosto de 2025, fue distinto.

Unas cincuenta aguerridas mujeres defensoras de sus hijos, hijas, esposos, novios, hermanos, hermanas y demás familiares encarcelados injustamente por el régimen represivo de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, se apostaron frente al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), a solicitar por escrito la revisión urgente de cada caso de privación ilegítima de libertad, para lograr la pronta liberación plena de los encarcelados. Se fueron juntando desde las 2 de la tarde, por convocatoria del movimiento «Madres por la Verdad», que también se ha manifestado exigiendo justicia frente a la Fiscalía General de la República y la Defensoría del Pueblo. Nada irregular en la protesta, aunque las peticionarias no fueron atendidas por  las altas autoridades judiciales ni les fue recibido oficialmente el escrito que querían asentar en el TSJ.

En consulta, las «Madres por la Verdad» acordaron acampar y realizar una vigilia por la libertad de sus seres queridos, frente al portón principal del TSJ. Había, ya entrada la noche, suficiente custodia preventiva de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), el CONAS (Comando Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional Bolivariana, GNB) y la vigilancia interna y perimetral del Poder Judicial.

Cerca de las 10 de la noche, ya instaladas en vigilia las 50 mujeres, hijos menores y acompañantes de movimientos políticos y sociales defensores de DDHH, no por casualidad, comenzó la operación represiva gubernamental:

1. Se retiraron los efectivos del CONAS que permanecían apostados con tres camionetas de acciones especiales.

2. Se retiraron los efectivos de la PNB y los pocos que quedaron se metieron a la estación móvil que permanece ordinariamente en el punto del «Cuadrante de Paz».

3. Apagan el alumbrado público de la zona.

Inmediatamente, se comenzó a escuchar el rugido de decenas de motocicletas subiendo por la avenida Baralt. Del estruendo y a oscuras, emergieron las bandas parapoliciales enviadas a agredir a los presentes en la vigilia, en su mayoría mujeres, algunas de ellas con sus hijos menores.

Según testigos presenciales, víctimas del ataque fascista, los hechos ocurrieron así:

* «Llegaron encapuchados y vestidos de negro, en unas 70 motos», dos en cada vehículo.

* Todos estaban armados con pistolas y garrotes.

* Comenzaron a agredir verbalmente a las mujeres de la vigilia.

* Las empujaron, les pegaron y a algunas «las agarraron por el pelo y las tiraron al piso, a otras las patearon».

* Comenzaron, «pistolas en mano y amenazándolas de muerte», a «quitarles los teléfonos celulares y las cédulas de identidad» y se los robaron, a todos.

* A uno de los presentes, un pistolero lo encañonó en la sien y le dijo «dame el celular o te vuelo la cabeza». Después, le ordenó que se retirara del sitio: «si volteas, te mato», amenazó el envalentonado 'robolucionario' bandolero parapolicial.

* Rompieron las carpas, las pancartas y se robaron pertenencias diversas de las indefensas personas agredidas.

Fue un gravísimo ataque fascista, que no debe quedar impune. Esa acción represiva coordinada, totalmente ilegal e inconstitucional, no debe quedar impune. Su naturaleza cobarde y violatoria de los derechos humanos, brutal y miserable, ha sido condenada nacional e internacionalmente. 

La rechazamos con firmeza y determinación, en defensa de los derechos constitucionales vulnerados. La saña contra las mujeres, desplegada por los cobardes agresores enviados por el régimen, tipifica esa insólita agresión como un delito misógino. Esos bandoleros y sus titiriteros merecen todo el peso de las leyes en el marco de la Constitución de la República.

El fiscal general Tarek William Saab no se ha pronunciado. Al menos el Defensor del Pueblo, Alfredo Ruiz, salió de su profundo letargo y pidió una 'investigación', que ojalá no quede en nada, como es costumbre en esta tragedia histórica que sufrimos. Queremos ver a Saab y Ruiz actuando contra estos bandoleros fascistas agresores y sus jefes, con apego estricto -ni más ni menos- a la Ley y la Constitución.

Deberían salir de su hibernación los diputados a la Asamblea Nacional, especialmente los integrantes de las comisiones de Politica Interior y Derechos Humanos. Conmino a Jorge Rodríguez -por obvias y exigentes razones históricas y humanas- a ordenar una investigación parlamentaria para llegar no solo a los delincuentes agresores sino a sus jefes y a quienes ordenaron y coordinaron esa nauseabunda celada contra mujeres víctimas de la represión, indefensas e inocentes. 

¿Quién movilizó esa fuerza parapolicial armada, el pasado 5 de agosto? ¿Lo articularon con la Presidencia del TSJ? ¿Los jefes de la PNB y el CONAS estuvieron involucrados? ¿Y el ministro o ministros? ¿El jefe de gobierno del Distrito Capital? ¿Quién o quiénes ordenaron el retiro de los efectivos de la PNB y el CONAS, y el apagado de luces para facilitar la acción fascista de los 'robolucionarios' misóginos que agredieron y robaron a los presentes en la vigilia frente al TSJ? Son 'valientes' y 'machos' atacando mujeres indefensas, niños y hombres solidarios desarmados y en actitud totalmente pacífica.

Saab, Ruiz y Rodríguez -por la Constitución y el respeto a los Derechos Humanos, que deben garantizar-, están obligados a castigar a estos malhechores, cobardes y fascistas, que además tienen que ser desarmados y desvinculados de los organismos de seguridad del Estado. Me refiero a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y las policías adscritas al ministerio de Interior, Justicia y Paz. 

En ello, tienen -por obvias razones- responsabilidad principalísima Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López, así como los comandantes de los componentes de la FANB y los directores de las instituciones policiales. ¿Van a seguir actuando de consuno con esas bandas parapoliciales, que vienen activando no solo contra la Ley y la Constitución sino bajo protección de entes del Estado venezolano, por acción y por omisión?

Este es un problema demasiado serio, como para que los aquí aludidos ‹miren pa'l techo› y ‹se hagan los bolsas›, para decirlo en criollo.

Los venezolanos y venezolanas rechazamos este accionar represivo fascista, incluidos la casi totalidad de la FANB y las policías nacionales, asi como los defensores de la democracia y los derechos sociales, dentro y fuera de las instituciones del Estado venezolano. Si algo nos une es el sentido antifascista en las luchas históricas del pueblo venezolano y latinoamericano. Esa es hoy, la motivación principal de rechazo unánime a ese brutal ataque a mujeres indefensas y valiosas de nuestra patria, que luchan por sus hijos, hijas, esposos, novios y compañeros de luchas y sueños por una vida mejor, la ética en la función pública, la justicia social y la paz indispensable para el desarrollo armonico de la nación.

Solo un grupito muy minúsculo y perturbado se opone a este unánime sentimiento nacional democrático y progresista de respeto a la dignidad humana.

manuelisidro21@gmail.com

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