miércoles, 16 de noviembre de 2022

América Latina: La Izquierda en el gobierno y la Derecha en el poder

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Por: Leonardo Parrini


"La noticia no debe causar sorpresa: *entre el 18 y el 19 de noviembre tendrá lugar en la Ciudad de México, en un hotel de lujo de la exclusiva zona de Santa Fe, una reunión convocada por la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), que desde 1974 opera como articuladora de sectores de extrema derecha.* A la cita asistirán representantes de las ultraconservadoras derechas y políticos reaccionarios de nivel mundial, bajo el slogan de _“Estaremos aquí, defendiendo la libertad de América”_: el activista mexicano, Eduardo Verástegui, dirigente del Movimiento Viva México, está a cargo de la organización, como dirigente de la CPAC, y se espera la llegada de Steve Bannon, el estratega del ex presidente Donald Trump y señalado como instigador del violento asalto al Capitolio en enero de 2021; el legislador brasileño Eduardo Bolsonaro, hijo del ultraderechista presidente de ese país, Jair Bolsonaro; el ultraconservador ex presidente de Polonia, Lech Walesa; Jay Aeba, presidente de la Unión Conservadora Japonesa; Mark Green, congresista estadounidense; Cristian Badillo, director general de Conciencia Nacional por la Libertad Religiosa; Larry Rubin, presidente de The American Society y representante del Partido Republicano en México; Gergely Gulyás, Ministro de Gobierno de Hungría; Valerie Huber, presidenta del Institute for Women’s Health; Juan Ángel Soto, director del Área internacional de la Fundación Disenso; Mario Duarte, fundador y presidente de la Unión Conservadora de Guatemala; Eva Sara Landau, presidenta de Global Human Rights League; entre varias y varios representantes de la extrema derecha mundial.


*Este es el signo de nuestro tiempo: la ultraderecha no se detiene en realizar encuentros de coordinación entre sus organizaciones y de intercambio de su ideario a nivel internacional.* Según trascendió los asistentes a la cita de México van a tratar temas como _“Pensemos conservador”, “La lucha de la sociedad civil por los valores conservadores”, “Ser un gobierno conservador”, “¿Hay derecha en la política mexicana?” y “El futuro de la derecha en América”_. Además, *se refrendarán posiciones contra el aborto, anticomunistas, contrarias a gobiernos progresistas y de izquierda en la región, contra _“la cultura de género”_, y antinmigrantes.*


Este encuentro se da en *un contexto latinoamericano caracterizado por la presencia de la izquierda en el gobierno y la derecha en el poder*. Hoy el mapa de América Latina se tiñe de rojo, salvo pequeñas excepciones en países como Ecuador, Paraguay y Uruguay. Con el reciente triunfo de Lula da Silva en Brasil, el resto de gobiernos están administrados por líderes izquierdistas o reformistas. Pero *en el trasfondo de las estructuras sociales permanece intacto el poder de la derecha económica y política regional. Incluso, esas derechas derrotadas en elecciones y desplazadas del gobierno muestran hoy, no solo un avance electoral, sino un conjunto de variantes que permiten entender una gran fortaleza que podría manifestarse en los próximos años.*


▶️ *Un fenómeno cultural:*


*La controversia y la lucha social tiene lugar hoy esencialmente en la cultura, puesto que la política es la forma cultural de hacer propuestas para organizar la sociedad.* En esa lucha cobra vital relevancia la comunicación y la instauración de relatos en la sociedad de la información. *Este principio lo han comprendido muy bien las derechas latinoamericanas, mientras que las izquierdas no logran interiorizarse de este particular que forma parte de la lucha ideológica y política en la actualidad. En esta dinámica las izquierdas han cedido el discurso original a las derechas que lo expresan como propio, provocando la confusión popular.* Hasta hace poco las derechas concentraban su acción y su discurso en las clases medias y altas, étnicamente blancos, profesionales en ascenso social con discursos _“políticamente correctos”_, demócratas por antonomasia y moralmente superiores, dirigidos a la _“gente bien”_ con claro sentido excluyente y vejatorio de los sectores pobres, campesinos y obreros. Pero ya no es así. *Hoy las derechas en el mundo hablan un sólido lenguaje populista que antes manejaba solo la izquierda irrespetando la democracia liberal formal y arremetiendo contra el statu quo. La derecha aprendió a hablarle al pueblo desde sus problemas y preocupaciones, algo que la izquierda va perdiendo poco a poco y la derecha va aprendiendo a utilizar.*


▶️ *El modelo latinoamericano:*


*El paradigma hoy impuesto en la posmodernidad es que la izquierda asume el gobierno, pero la derecha mantiene el poder*. El panorama es innegable: en México, frente a las próximas elecciones presidenciales del 2024 no hay claridad sobre la estrategia de la izquierda, a pesar de la división de las fuerzas derechistas. En Argentina, la oposición derechista lidera las encuestas en medio de una crisis económica profunda. En Chile, la derrota del Plebiscito por la nueva Constitución con un rechazo del 61% genera un clima de desasosiego y de indeterminación para el presidente Gabriel Boric, con el agravante de un anticomunismo macartista puesto de moda. En Brasil, Jair Bolsonaro logró dividir al electorado popular, con un enorme poder obtenido en el Congreso y las regiones. Lula da Silva, esta vez quedó lejos de sus resultados anteriores (en 2006 consiguió 60% y en 2022 el 50 %) y atado a las alianzas con la derecha moderada que va a condicionar su capacidad de maniobra. En Ecuador, las fuerzas progresistas persisten en seguir divididas y con ello les resultará muy difícil lograr victorias en las elecciones seccionales de febrero del 2023 y las presidenciales de 2025. En Venezuela, la oposición atomizada logra acordar unas primarias para unificarse mientras las fuerzas chavistas han visto mermar de manera importante su electorado. En Perú, el presidente Pedro Castillo está impedido de gobernar y, si ha sobrevivido a los intentos de “impeachment”, se encuentra debilitado ante una derecha radical que ha logrado avanzar de manera importante en las elecciones regionales del mes pasado.


El panorama progresista latinoamericano entra en una difícil coyuntura, cuyos factores son *la debilidad de la izquierda que tiene que refugiarse en el centro y en el liberalismo, perdiendo su iniciativa transformadora y la fortaleza de la derecha, usando ahora un lenguaje popular, interpelativo y avanzando en el electorado pobre, esto es, robando sus espacios al progresismo.* Además, una crisis económica global que se profundiza y que puede desestabilizar a cualquiera de los nuevos gobiernos reformistas, que cuentan con una férrea oposición.


En este contexto tiene lugar el surgimiento de acciones y discursos protofascistas, de extrema derecha, que pueden fortalecerse en medio de un desequilibrio severo y una consecuente incapacidad del ejercicio de gobierno progresista. Adicionalmente, *las derechas están tomando las calles que eran espacios propios de los movimientos sociales de izquierda*. En Brasil, luego de conocerse el resultado electoral, las movilizaciones de la derecha desconocen el resultado y piden la intervención de las Fuerzas Armadas, pero *también ocurre en Colombia a escasas semanas de la asunción del presidente Gustavo Petro*. En Bolivia, la agitación de la derecha se ha vuelto crónica y reaparece en cada coyuntura, amparada en la impunidad. En Ecuador, las movilizaciones indígenas no son suficientes para cambiar la correlación de fuerzas políticas. En Argentina, el “negacionismo” se ha movilizado y en Perú el conservadurismo también ha ido a las calles a pedir el derrocamiento de Castillo.


Estas acciones prácticas en América Latina tienen origen en Europa. En Francia un cinturón industrial decididamente comunista ha terminado envilecido por la derecha. En EE. UU esta experiencia de populismo de derecha es reeditaba por Trump quien, utilizando un relato demagógico ha catapultado el discurso populista de derecha que lo llevó a aumentar en casi diez millones de votos su votación del 2016 al 2020. Se trata de un discurso polarizador que logra su acometido, en la medida que *la izquierda gobierna y se debilita por la lentitud de los cambios que pregona y su enlodamiento en los mecanismos de la institucionalidad liberal*.


El riesgo de un reverso político latinoamericano existe. *La derecha populista, en auge, es mucho más peligrosa por su desapego a las reglas democráticas y su pretensión de lograr una regresión histórica que recupera los métodos represivos y la persecución hacia los sectores progresistas.* Ese discurso marcado por una mezcla de nacionalismo, anticomunismo, evangelismo y manipulación de las mayorías populares en contra del establecimiento brasileño y el liberalismo político, permitió a Bolsonaro mantener un poder frente a las masas que permanece intacto.


*La izquierda hará mal en no retomar su espíritu insurreccional, revolucionario, transformador de las estructuras sociales. El recambio generacional pasa por ver surgir a nuevos líderes movilizadores populares, no políticos acomodaticios que huyen a disfrutar del caviar del exilio ante el primer apretón de tuercas. La revolución no se la puede hacer por Twitter. Es imperativo hoy retomar los espacios de movilización, protesta y propuesta social, las calles, los sindicatos, las universidades, los frentes barriales, todo espacio donde se libra la lucha política y cultural contra el neoliberalismo, si la izquierda aspira a pasar del gobierno a la toma del poder. Si sus líderes no analizan y comprenden las nuevas variantes, estarán incapacitados de controlar este auge derechista y estaremos en presencia de un ciclo progresista mucho más corto que el anterior.

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