Tobías Carrero Nácar y Pedro Torres Ciliberto, dos añejos ladrones adecos impunes, se cansaron de robar durante los primeros años del gobierno de Hugo Chávez, encompinchados respectivamente con Luis Miquilena y José Vicente Rangel.
José Vicente Rangel lidera un clan perverso de tres generaciones adosadas a negocios turbios con el estado venezolano. |
Ellos dos, "prósperos empresarios" vulgarmente enriquecidos bajo la presidencia de Hugo Chávez, asociados frenéticamente con esos dos poderosos súper ministros -pillos cinicos-, hacen parte del saqueo a la nación y la descapitalización de nuestra economia en la "era Chávez". Quién puede o sé atreve a negarlo?
El clan Rangel es una pudrición de al menos tres generaciones, desde los abuelos Rangel-Ávalos hasta su nieto "Tato", vago y ladrón como sus progenitores, ella en España disfrutando la riqueza exportada desde el SENIAT -donde se hartó de robar-, y él cocainómano y lánguido alcalde sucrense, consorte en nuevas nupcias con otra ladrona de pasarela, recientemente tratada como lo que es al pretender viajar a su Miami de la abundancia mal habida.
Torres Ciliberto, aventajado socio-testaferro de Rangel, se radicó en Nueva York, dónde tiene negocios como en Miami, con una fortuna estimada en unos 6.000 (SEIS MIL) MILLONES DE DÓLARES. Es prófugo de la justicia venezolana junto con su hijo Pedro Torres Picón, compinche de Gustavo Guaidó, agente financiero de su hermano Juan Guaidó.
Vueltas que da la vida, el clan Torres Ciliberto-Picón se alinea con el partido Voluntad Popular y lo financia generosamente con parte -muy mínima, por cierto- de lo que se robaron sus capos con el tráfico de influencias y la asociación para delinquir que les garantizó Rangel.
A Tobías Carrero, el gobierno de Maduro le está cobrando su infidelidad política y lo malagradecido que fue con el "comandante eterno", su paisano y beneficiado-benefactor. Su "jamón" fue el negocio asegurador, con Multinacional de Seguros como cabeza de holding: en su puta vida, ese adeco ladronzuelo se imaginó los gigantescos negocios sucios que le iban a prodigar Hugo Chávez y Luis Miquilena, sus compinches principales en el saqueo a la nación que protagonizó desde febrero de 1999 a marzo de 2002, hasta días antes de dar el salto de garrocha hacia el golpe del 11 de abril de ese año, que se volvió morisqueta el 13-A.
Pedro Torres Ciliberto y Tobías Carrero Nácar emblematizan la corrupción, el robó y la traición sin rubor: antes, aventajados corruptos adecos -desde los años sesenta, el más añoso; y desde los ochenta el barines asegurador-, después saqueadores desaforados con Chávez, Miquilena y Rangel, y ahora "financistas" de quienes se han propuesto defenestrar a Nicolás Maduro, asociados con el sanguinario uribismo colombiano y el prepotente Trump y sus devastadores halcones.
Esto que les escribo es apenas una fétida gota del Mare Magnum de pudrición acumulada en Venezuela durante al menos los últimos cincuenta años, sin solución de continuidad, mal evidentemente hipertrofiado durante los veinte años bajo las presidencias de Chávez y Maduro.
Solo un proceso sociopolítico de gran envergadura por la reconstrucción moral de Venezuela, será capaz de revertir la tendencia autodestructiva que realmente amenaza a nuestra patria.
Manuel Isidro Molina
@manuelisidroXXI
@manuelisidroXXI
No hay comentarios:
Publicar un comentario