El ser humano tiene que ver la vida de manera hermosa, aunque parezca un infierno. Es la estética que se hace presente ante sus ojos para elevar los más nobles sentimientos del alma. La belleza enseña el camino, motiva a seguir adelante y alcanzar los sueños.
Precisamente, en una vieja canción titulada "Sigue adelante", el recién fallecido Trino Mora nos dice: "El tiempo casi borra la bella juventud, no vivas de apariencia, vive con plenitud". Esa debe ser la actitud de toda persona; encarar la vida con optimismo, aunque sea dura y cruel.
Tener una mente positiva ayuda a sortear los inevitables obstáculos de nuestro andar. Saber hacia dónde vamos permitirá que todos los vientos serán favorables, parafraseando a Séneca, el célebre pensador. Tenemos que asumir la estética como filosofía de vida para ser exitoso en todas las tareas que nos propongamos.
Tomemos como ejemplo el pequeño colibrí que mueve incesantemente sus diminutas alas y chupa el polen de las flores para nutrirse, pero le hace un favor a la naturaleza. Logra que la flor se engalane para brindar su fruto. Lo que parece frágil se convierte en un poderoso motor que trastoca la realidad para transformarla en todo su esplendor.
Así observamos en la vida cotidiana como personas con limitaciones físicas no se echan a morir y despliegan todo su potencial en grandes obras. Viven con plenitud y echan hacia adelante. Un ejemplo viviente es el amigo Gilberto Núñez, ciudadano de Marigüitar, que con muletas a cuesta sigue andando con la mirada alegre y luchando por una Venezuela de grandes oportunidades.
Así que seamos portavoces de la estética de la vida. Demos colorido a las cosas cada vez que se presenten marchitas. Como dice el refrán " al mal tiempo, buena cara". Esa es la belleza que endulza el alma. Hoy, cuando algunos piensan que todo se derrumba, cobra más fuerza esa forma hermosa de ver el mundo. No lo olvidemos.
(*) Politólogo y profesor universitario.
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