MANUEL ISIDRO MOLINA
Comienzo transcribiendo lo que escribí a centenares de amigas y amigos en mis listas de difusión por WhatsApp, ayer sábado 04.01.2020, un micro análisis sobre lo que podría ocurrir este domingo 05.01.2020. Y lo hago con la satisfacción de haber acertado -otra vez- sobre las tendencias conocidas (aunque ignoradas tercamente por algunos interesados que manipulan, omiten y censuran descaradamente):
"El 5 de enero, se instala la Asamblea Nacional para iniciar su ejercicio anual, según manda la Constitución.
"El propósito fundamental de esa primera sesión plenaria es designar la junta directiva de la AN, por un año. De hecho, la anterior directiva deja de existir, por lo que la plenaria designa de su seno 1 Director de Debates accidental, y 1 Secretario accidental, como ocurrirá este domingo 05.01.2020.
"Lo que puede ocurrir
"Por la actual correlación parlamentaria, solo hay dos opciones posibles:
"a) Que el diputado Juan Guaidó vuelva a ser designado presidente de la AN, con nuevos 1er. Vicepresidente, 2do. Vicepresidente, Secretario y Subsecretario (algunos de los actuales también podrían ser reelectos). Esta opción es posible por la alianza opositora predominante, atada a las exigencias de EEUU y el uribismo colombiano, más 52 países que han reconocido a JG como 'Encargado de la Presidencia de la República' (en Venezuela no existe la figura de 'Presidente Interino' o 'Presidente Encargado' de la República)
"b) Que otro diputado sea designado presidente de la AN, etc. Esta acción sería posible con una alianza circunstancial de los diputados del Gran Polo Patriótico y 'opositores' opuestos a la reelección de JG, porque reclamen la aplicación del acuerdo de la MUD (Dic. 2015) que prevé la presidencia de la AN para un parlamentario de las fracciones minoritarias; o por disidencia política o acuerdos pecuniarios ocultos.
"La opción 'a' sería un precario triunfo para el partido Voluntad Popular, que desde el 05.01.2019 logró imponer su política, ciertamente traumática y derrotada por el gobierno en 2019, a pesar del apoyo internacional encabezado por EEUU y el uribismo colombiano, con el brutal bloqueo impuesto a Venezuela por Trump.
"La opción 'b' sería un triunfo estratégico para el gobierno y una derrota terminal para Voluntad Popular, etc. (No la veo posible, hoy, aunque sus promotores la buscan afanosamente)
"Consecuencias
"Cualquiera sea el resultado en la sesión parlamentaria de este 05.01, las consecuencias serán básicamente las mismas para el país y el pueblo:
"1. El resultado será desconocido por la parte opuesta:
"a) El gobierno desconocerá la reelección de JG y se mantendrá el 'desacato' de la AN impuesto en 2016 por el TSJ.
"b) Voluntad Popular (más el 'G4') y sus aliados internacionales desconocerán una directiva de la AN sin JG en la presidencia, entre otras cosas, porque se caería la condición de supuesto gobernante, autojuramentado, que tampoco existe en Venezuela.
"2. El país continuará obturado por la irracional confrontación bipolar, y agravaría la tragedia histórica que sufrimos.
"3. Se dispararía la política gubernamental de convocatoria a elecciones parlamentarias por el TSJ sobre la 'omisión parlamentaria' por 'desacato'. Ello con apoyo de factores políticos representados en la 'Mesa de Diálogo Nacional'.
"4. Es previsible algunas acciones del aventurerismo que ha caracterizado a VP con financiamiento externo, principalmente de EEUU, como ocurrió en 2019 sin éxito alguno.
"Conclusión:
"Seguiremos en crisis, empobreciendo al pueblo y su calidad de vida, trabajo y estudio. Un camino lúgubre, a cargo de los corresponsables de la tragedia, incapaces de colocar los intereses nacionales por encima de sus torceduras éticas, la codicia que los anima y sus miopes aspiraciones políticas.
"Después del 05.01.2020, pocos, muy pocos, se atreverán a exclamar 'Feliz Año'".
Hoy se confirmó la desastrosa politiquería
que agobia a Venezuela
Lo que podríamos llamar "el mundo político", en su expresión parlamentaria de hoy, ha quedado híper "rayado" ante la sociedad venezolana, especialmente entre los jóvenes, quienes sienten -me lo han comentado- estupor y descreimiento frente a las sandeces, truculencias y cochinadas que casi a diario comete la mayoría de sus "representantes" al parlamento nacional, sin distinción de tendencias ideológicas o políticas.
En realidad, estos acontecimientos han mostrado la talla gallinácea de la mayoría de los parlamentarios nacionales, su capacidad de irrespeto a un pueblo y el indigno pragmatismo que los motiva.
Era previsible, que ambos bandos -ahora tres- se trenzaran en un episodio que hará parte de la historia de la indignidad política, mientras un pueblo es masacrado -literalmente hablando- por una tragedia económica, política, social y moral sin precedentes.
¿Ganó el gobierno? Ciertamente, logró una "victoria pírrica" sobre el desastre nacional que ha fraguado a punta de saqueo y abuso de poder durante el período Chávez-Maduro (1999-2019). Como candidato de Estados Unidos y el uribismo colombiano, Juan Guaidó y su entorno embaucado por la política aventurera de Voluntad Popular, fueron derrotados, y especialmente él, defenestrado de la directiva de la Asamblea Nacional.
Que más tarde hayan montado una "sesión parlamentaria" en la sede del diario El Nacional, algo realmente insólito y fuera de toda norma y hasta sentido de Estado, pues será apenas un capítulo menor de una loca danza de improvisaciones y dislates politiqueros, sin precedentes.
Lo del parlamento fracturado, es la reafirmación de la tragedia histórica que sufrimos en Venezuela, sin solución de continuidad, mientras el pueblo sufre los rigores de las prácticas delictivas a todo nivel, espueladas por la decadencia moral y ética reinante, cuya vitrina principal hoy es la Asamblea Nacional.
Nada indica que la vertiente declinante de la economía, con todas las empresas públicas degradadas después del saqueo y el abuso de poder al que han sido sometidas, vaya a ser revertida en el mediano plazo, lo que augura mayores sufrimientos, empobrecimiento y desestructuración en la sociedad venezolana; tampoco, la actividad privada, después de la abrupta caída del producto interno bruto (PIB), la fuga hacia el exterior de más de cuatro millones de compatriotas de todos los estratos sociales y niveles de formación, más la entronización de una salvaje corrupción en los ámbitos civiles y militares del Estado, con protuberantes expresiones en espacios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el Sistema de Justicia, que involucra a los Poderes Ejecutivo, Judicial y Ciudadano.
¿Qué cambiará, en lo inmediato? ¡Nada! Todo apunta a un agravamiento sistémico de una sociedad ya en grado de anomia, anarquía y descontrol económico y social, en la cual nada funciona bien, todo está en mengua y deterioro, desde el saqueado Metro de Caracas hasta las industrias básicas de Guayana, PDVSA y los servicios públicos de agua, telefonía, electricidad, vialidad, educación y salud.
Los trabajadores activos, jubilados y pensionados continuaremos cargando con el hambre y el empobrecimiento impuestos por la pulverización del bolívar, la híperinflación y la híper-especulación desatada en un mercado salvaje e inmoral enervado por abundantes corrientes de divisas sucias provenientes del narcotráfico colombiano, la corrupción de funcionarios públicos y sus testaferros privados, y la extorsión masiva contra los ciudadanos en los entes públicos nacionales, regionales y municipales, donde el cobro de "comisiones" ilegales y compulsivas se ha hecho norma, descaradamente.
Sin embargo, el país reaccionará. Nadie está en capacidad de avizorar cómo ni cuándo, pero de que parte determinante del pueblo venezolano comenzará a torcer el rumbo, no existe duda. Y no será a favor del "gobierno" o de la "oposición", igual de rayados ante la opinión pública. Nuevas y viejas tendencias unirán esfuerzos transformadores y edificantes, con moral y sentido ético en la gestión pública al servicio de la sociedad, y no de las mafias codiciosas y hedonistas conocidas.
La Asamblea Nacional dejó de existir el 5-E, es un parapeto inservible por la corresponsabilidad de sus integrantes actuales, que no son más que expresión de la politiquería que los ha arropado. La irracional confrontación por el poder la hizo trizas; y no podía ser de otra manera, vista la acumulación de errores y horrores cometidos por ambos bandos en este declinante lapso 1999-2019.
2020 será el escenario para la continuación irremediable de la tragedia histórica venezolana fraguada por pillos e irresponsables. Simultáneamente, se manifestarán dialécticamente corrientes transformadoras con vocación de justicia social, equilibrios políticos y económicos, honor y ética en la función pública y en la actividad económica y social, y responsabilidad histórica. Los politiqueros de hoy, irán quedando a orillas de los caminos de la patria del futuro.
En realidad, estos acontecimientos han mostrado la talla gallinácea de la mayoría de los parlamentarios nacionales, su capacidad de irrespeto a un pueblo y el indigno pragmatismo que los motiva.
Era previsible, que ambos bandos -ahora tres- se trenzaran en un episodio que hará parte de la historia de la indignidad política, mientras un pueblo es masacrado -literalmente hablando- por una tragedia económica, política, social y moral sin precedentes.
¿Ganó el gobierno? Ciertamente, logró una "victoria pírrica" sobre el desastre nacional que ha fraguado a punta de saqueo y abuso de poder durante el período Chávez-Maduro (1999-2019). Como candidato de Estados Unidos y el uribismo colombiano, Juan Guaidó y su entorno embaucado por la política aventurera de Voluntad Popular, fueron derrotados, y especialmente él, defenestrado de la directiva de la Asamblea Nacional.
Que más tarde hayan montado una "sesión parlamentaria" en la sede del diario El Nacional, algo realmente insólito y fuera de toda norma y hasta sentido de Estado, pues será apenas un capítulo menor de una loca danza de improvisaciones y dislates politiqueros, sin precedentes.
Lo del parlamento fracturado, es la reafirmación de la tragedia histórica que sufrimos en Venezuela, sin solución de continuidad, mientras el pueblo sufre los rigores de las prácticas delictivas a todo nivel, espueladas por la decadencia moral y ética reinante, cuya vitrina principal hoy es la Asamblea Nacional.
Nada indica que la vertiente declinante de la economía, con todas las empresas públicas degradadas después del saqueo y el abuso de poder al que han sido sometidas, vaya a ser revertida en el mediano plazo, lo que augura mayores sufrimientos, empobrecimiento y desestructuración en la sociedad venezolana; tampoco, la actividad privada, después de la abrupta caída del producto interno bruto (PIB), la fuga hacia el exterior de más de cuatro millones de compatriotas de todos los estratos sociales y niveles de formación, más la entronización de una salvaje corrupción en los ámbitos civiles y militares del Estado, con protuberantes expresiones en espacios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el Sistema de Justicia, que involucra a los Poderes Ejecutivo, Judicial y Ciudadano.
¿Qué cambiará, en lo inmediato? ¡Nada! Todo apunta a un agravamiento sistémico de una sociedad ya en grado de anomia, anarquía y descontrol económico y social, en la cual nada funciona bien, todo está en mengua y deterioro, desde el saqueado Metro de Caracas hasta las industrias básicas de Guayana, PDVSA y los servicios públicos de agua, telefonía, electricidad, vialidad, educación y salud.
Los trabajadores activos, jubilados y pensionados continuaremos cargando con el hambre y el empobrecimiento impuestos por la pulverización del bolívar, la híperinflación y la híper-especulación desatada en un mercado salvaje e inmoral enervado por abundantes corrientes de divisas sucias provenientes del narcotráfico colombiano, la corrupción de funcionarios públicos y sus testaferros privados, y la extorsión masiva contra los ciudadanos en los entes públicos nacionales, regionales y municipales, donde el cobro de "comisiones" ilegales y compulsivas se ha hecho norma, descaradamente.
Sin embargo, el país reaccionará. Nadie está en capacidad de avizorar cómo ni cuándo, pero de que parte determinante del pueblo venezolano comenzará a torcer el rumbo, no existe duda. Y no será a favor del "gobierno" o de la "oposición", igual de rayados ante la opinión pública. Nuevas y viejas tendencias unirán esfuerzos transformadores y edificantes, con moral y sentido ético en la gestión pública al servicio de la sociedad, y no de las mafias codiciosas y hedonistas conocidas.
La Asamblea Nacional dejó de existir el 5-E, es un parapeto inservible por la corresponsabilidad de sus integrantes actuales, que no son más que expresión de la politiquería que los ha arropado. La irracional confrontación por el poder la hizo trizas; y no podía ser de otra manera, vista la acumulación de errores y horrores cometidos por ambos bandos en este declinante lapso 1999-2019.
2020 será el escenario para la continuación irremediable de la tragedia histórica venezolana fraguada por pillos e irresponsables. Simultáneamente, se manifestarán dialécticamente corrientes transformadoras con vocación de justicia social, equilibrios políticos y económicos, honor y ética en la función pública y en la actividad económica y social, y responsabilidad histórica. Los politiqueros de hoy, irán quedando a orillas de los caminos de la patria del futuro.
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