Así la reseñó el diario El Nacional:
El ministro de Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, informó hoy de nuevos planes para tratar de asesinar al presidente Nicolás Maduro, esta vez durante la primera quincena de agosto. El alto funcionario hizo estas revelaciones a través del programa "Cruce de Palabras", transmitido por el canal Telesur.
Rodríguez Torres aseguró que se trata de un plan "que viene desde el mes de abril, antes de las elecciones". Dijo que los organismos venezolanos de inteligencia recibieron la primera información sobre el plan el 4 de abril, día en que presuntamente se habría celebrado una reunión en Bogotá, para acordar un plan de acciones violentas antes de las elecciones presidenciales del 14 de abril. Agregó —sin asegurarlo por completo— que grupos radicales ultraderechistas estarían tras este plan y mencionó al gobernador de Miranda, Henrique Capriles, como uno de los posibles involucrados.
Rodríguez Torres aseguró que en esta reunión participaron Eduardo Macaya, integrante de un frente patriótico anticomunista de Miami y enlace de Luis Posada Carriles, un hombre apodado "Julio", integrante del comando F4 con sede en Miami, EE UU, y un empresario cubano al que se le conoce como "Many", de 80 años de edad. En esa primera reunión se acordó trabar contactos con la llamada derecha venezolana "para empezar a hacer acciones desestabilizadoras para mejorar las condiciones en que llegara la derecha a las elecciones", sostuvo el ministro. De acuerdo con él, esta operación costaría alrededor de 2,5 millones de dólares.
La noticia corrió mundialmente, pero en Venezuela comenzaron a sonar los teléfonos y a vibrar las redes sociales, con las preocupaciones lógicas en quienes entendemos que esas eventualidades siempre existen y revolotean las zonas de conflictos ideológicos, políticos o religiosos; y quienes no las toman en serio o simplemente por ubicaciones políticas extremas, las menosprecian y descalifican como propaganda gubernamental, lo que comúnmente se conoce como "potes de humo", en la jerga política.
Lo cierto es que, por todos los antecedentes de los supuestos involucrados, según el ministro Rodríguez Torres, no extraña que los complotados estén actuando en ese sentido. Es correcto denunciarlos, y más todavía, aumentar la eficacia de los organismos de inteligencia civiles y militares, para frustrar las recurrentes intenciones magnicidas, que en algún momento podrían variar objetivos hacia miembros del Gabinete Ejecutivo, el Parlamento u otros altos cargos públicos. No son juegos.
Ello no quiere decir que exista 100 % de fatalidad en tan indeseable contingencia, cuyas consecuencias serían desastrosas, como lo fueron para Colombia a raíz del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en 1948: ¡Todavía corre sangre y revienta la pólvora!
Es inaceptable, para Venezuela, algo parecido. No lo permitiremos -lo digo desde la óptica independiente y ciudadana que engloba a la mayoría, por encima de parcialidades políticas, económicas o sociales- por nuestra idea civilizada de convivencia, amor al entendimiento pacífico y respeto a la persona humana.
En fin, tomo muy en serio, sin paranoia, las revelaciones del ministro Rodríguez Torres, lo que debe quedar al margen de la muchas veces absurda confrontación politiquera entre facciones corresponsables de la crisis que sufrimos.
MANUEL ISIDRO MOLINA
@manuelisidro21
manuelisidro21@gmail.com
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