lunes, 18 de agosto de 2025

DOMINGO KULTURAL / Peligrosa mujer


¿De qué vas a escribir el domingo? me preguntó ayer un vecino, y de seguidas agregó: tus escritos  ayudan a crecer.

El vecino mide 1:50 de estatura... Es realmente un hombre de fe...

Le solté una sonrisa curiosa, y él como que entendió y soltó una carcajada.

-Todavía no tengo tema -le digo.

La verdad, tenía varios temas revoloteando en la cabeza, como las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia. Pero he aquí que una hojeada al libro «Los hijos de los días», de Eduardo Galeano, hace que cambie de plan, un pequeño giro dramático, como dirían los guionistas.

El libro es más bien un poemario, aunque también puede decirse que es como un almanaque. Cada día lleva un mensaje especial, corto, preciso, precioso.

Cojo el libro y abro la página en el día 17 de agosto, es decir hoy domingo, a ver si me sorprende.

En 1893 nació Mae West, carne de pecado, voraz vampiresa.

En 1927 marchó a la cárcel, con todo su elenco, por haber puesto en escena una invitación al placer, sutilmente llamada «Sex», en un teatro de Broadway.

Cuando terminó de purgar su delito de obscenidad pública, decidió mudarse de Broadway a Hollywood, del teatro al cine, creyendo que llegaba al reino de la libertad.

Pero el gobierno de los Estados Unidos impuso a Hollywood un certificado de corrección moral, que durante 38 años fue imprescindible para autorizar el estreno de cualquier película. Eso que en otros lados llaman censura, pues.

El código Hays prohibió que el cine mostrara desnudos, danzas sugestivas, besos lascivos, adulterios, homosexualidades y otras 'perversiones' que atentaran contra la santidad del matrimonio y el hogar. Como la secta aquella Tradición, Familia y Propiedad, ¿Rcuerdan?

Ni las películas de Tarzán pudieron salvarse, todo el mundo bien emparejado y vestido correctamente. La única que tenía derecho a salir desnuda era la mona Chita. ¡Hasta Betty Boop fue obligada a vestir falda larga! Y Mae West siguió metiéndose en líos, por supuesto. ¿Qué esperabas?

Hasta aquí el Agosto 17 de Eduardo Galeano y su Hijos de los días, con un par de añadidos míos, para ponerle sazón y algo de picor al relato.

Quien también está en líos es su cronista preferido, ese lanzamiento anterior quedó alto y afuera, casi wild, y es deber corregir con un lanzamiento más preciso, poner en contexto, le llaman.

...y a eso voy:

El 17 de agosto de 1893 es el nacimiento de Mary Jane West (Mae West), actriz, escritora, productora, dramaturga. La figura sexual más comprometida de su época. A los 33 años escribió, produjo, dirigió y protagonizó su primera obra en Broadway titulada  «Sexo». Terminó en la cárcel, los de la censura vieron en la obra una obscenidad que corrompía a la juventud peor que Sócrates a los muchachos atenienses. Corría el año 1926.

Mae West (nombre artístico) fue una tipa libre antes que muchas mujeres pudieran serlo. Era un símbolo del atrevimiento que llenaba las salas de teatro. «El sexo con amor es lo mejor de la vida, pero sin amor tampoco está mal».

La liga de la decencia la catalogó de desvergonzada, una pécora que debía ser callada, así que le fabrican un traje a la medida: el Código Hays. Los cinco grandes estudios de Hollywood acatan inmediatamente. Mae regresa al teatro con su mayor carga de desparpajo: para detenerla había que matarla.

El New York Times dijo de Mae West que era una institución americana, como el pato Donald o el barrio de Chinatown de Manhattan.

Dejó un libro autobiográfico «God Had Nothing To With It» ("Dios no tuvo nada que ver con esto"). En el documental de la PBS, Doroty Blonde y Ringo Star le recuerda bonito. Siempre fue el centro de atención, una agitadora sin complejos.

A todas estas ¿y quién es Betty Boop? Como bien saben los entendidos de este chat,  se trata de un personaje que debuta en 1930, creado por los animadores Grim Netwick y Max Fleischer, todo coordinado por Fleischer Estudios. Un ícono cultural que nos recuerda la influencia del arte afroamericano en la cultura popular. El dibujo original era una mujer tipo femme fatale, demasiado perra erótica para el Código Hays, así que le hicieron una lobotomía visual y la transformaron en una caricatura boba y Betty tuvo que alargar sus faldas. La última vez que se le vio estaba triste, batiendo sus largas pestañas con nostalgia. Eso fue en la película «¿Quién engañó a Roger Rabit?», donde interpretaba a Jessica Rabit. Allí escuché uno de los mejores diálogos de cine pronunciado por una mujer (Kathleen Turner).

Alguien le pregunta a Jessica por qué está tan buenota, y si no se daba cuenta del efecto que eso causa en los hombres.

-Yo no tengo la culpa, es que ¡A mí me dibujaron así!

En uno de sus últimos episodios Betty Boop dió origen al famoso Popeye El Marino. Esa fue la primera aparición en pantalla del fornido marinero comedor de espinacas. Pudo haberse comido una docena de huevos revueltos, tomarse un coctel de vitaminas, minerales y proteínas, pero es que el programa era patrocinado por una enlatadora de espinacas. 

¡Popeye El Marino soy...! (esto se debe cantar con la musiquita original)

Damas y caballeros, sacado el caso y muchas gracias a Wikipedia y a Eduardo Galeano. Pi pi pi pi

Por cierto, espero que el buen hombre, es decir: nuestro vecino, la estatura le suba hoy unos centímetros.

Nos vemos por ahí...

Pedro Mosqueda

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