Pedro Mosqueda
Cuando muere Julio Verne -el autor de ciencia ficción más leído después de Agatha Christie- en otro lugar de Europa nace el maestro español Carlos Castellanos Gómez, autor de Ese toro enamorado de la Luna. En tiempos y formas diferentes, ambos fueron impactados por nuestro principal satélite. Y no son los únicos.
La Luna es nuestro satélite natural y algo más: el único cuerpo del Sistema Solar que podemos ver en detalle y a simple vista. De la Tierra a la Luna es una novela satírico-científica que descubre con rigurosidad los problemas que hay que resolver para llegar a la Luna. Todo lo imaginado por Julio Verne a mitad de siglo XIX resultó verosímil. Así que nuestro mago ilusionista escribió De la Tierra a la Luna (De la Terre à la Lune), publicada en 1865, y Alrededor de la Luna (Autour de la Lune), publicada en 1870.
La intención o los rodeos de su cronista dominical (quijotesco aspirante a genio y figura) es para hablarles de Wernher von Braun, el científico nazi que también puso el foco en la Luna. Wernher von Braun nació el 23 de marzo de 1912 en Wirsitz, que en ese entonces formaba parte del Imperio Alemán y hoy es Wyrzysk, en Polonia. Desde niño jugó con telescopio y fue un ávido lector de las obras de Julio Verne y H. G.Wells.
Estudió física y se sentía retado, como todos los alemanes, por la derrota en la Primera Guerra Mundial. Al llegar Hitler al poder se enroló en el ejército (1932), y su tarea como especialista fue diseñar cohetes misilísticos de largo alcance. Contó para ello con suficiente mano de obra esclava provenientes de los campos de concentración. Leí por ahí que debemos agradecerle que no le vendió toda la información al Führer; según, ya tenía en su cabeza la fórmula para construir la bomba nuclear, pero convenció a Hitler de que mejor era invertir todos los recursos en las bombas volantes V5, para bombardear Londres. ¡Susto! ¿Se imaginan si hubiera enfocado su talento y los recursos del lll Reich para lograr una cabeza nuclear? Hoy estaríamos hablando alemán...
Derrotado el fascismo por las fuerzas aliadas, éstos decidieron no sólo repartirse el mundo. Acerca de los "trofeos" de guerra, hubo una fuerte disputa entre la URSS y EEUU por los brillantes cerebros científicos alemanes, sin importar sus crímenes. Si eran genios, eran bienvenidos. Esa operación los gringos la bautizaron con el nombre Paperclips.
Así fue como llegó el señor Von Braun directo a Texas a fabricar cohetes de largo alcance y uno de los cuales le dedicó lo mejor de su inteligencia, el misil balístico Júpiter, la inspiración de sus viejos sueños: llegar a la luna. El programa fue conocido con el nombre de Mercury.
Von Braun fue el arquitecto del Saturno V, el cohete que permitió el alunizaje de Neil Armstrong y Buzz Aldrin. Michael Collins, desde la nave matriz "cantaba la zona". El 16/7/1969 el Saturno V se eleva en Cabo Cañaveral (Florida): 110 metros de altura, 3.000 toneladas y 3 hombres, más un equipo inmenso de técnicos que vigilan con precisión de relojero la histórica misión. Todos los vimos en vivo y directo. En mi casa no había televisión, así que invadimos a un vecino y, a casa llena, disfrutamos los brinquitos de los astronautas alrededor del Apolo 11; vimos colocar la bandera de EEUU, escuchamos el saludo del presidente Nixon y el mensaje de Armstrong: «Un pequeño paso para un hombre, y un gran salto para la humanidad».
El pasado nazi del científico quedó atrás, en el olvido. Quedó blanqueado totalmente... o casi. La página de la NASA dice: «Wernher Von Braun fue miembro del partido Nazi y oficial de la SS».
Al comienzo, el presidente Dwight Eisenhower, jefe de las fuerzas aliadas, lo nombró jefe del Centro de Vuelo Espacial Marshall de la NASA. Una nueva vida. Para él, el espacio es el futuro; todo lo que el hombre pueda imaginar, es factible.
También fue amigo de Walt Disney, y así, con una escenografía temática y un perfil agradable y simpático, cual Renny Ottolina, hizo olvidar que fue un asesino. Millones de estadounidenses sintonizaban su programa Man in Space (Hombre en el Espacio). De allí la inspiración de Disney que muchos repiten: "Cuando le pidas un deseo a las estrellas, tus sueños se hacen realidad". Luna, lunita, dame más platica.
Lo cierto es que los países ricos no tienen amigos ni enemigos permanentes, sólo intereses. Algunas personas también son así.
Mientras tanto, la Luna sigue allí; bella y enigmática. Adorna nuestras noches y despeja los caminos. Además inspira a escritores, poetas y científicos. El maestro Carlos Castellano Gómez nos recuerda que también inspira a los toros; sabía que el toro desde siempre y en todas las latitudes es visto con respeto, sentido de temeridad y perseverancia. El poeta nos ganó a todos y pisando tierra abrazó a toda la naturaleza con su Ese toro enamorado de la Luna.
La Luna se está peinando
en los espejos del río
Y un toro la esta mirando
Entre la jara escondío
Cuando llega la alegre mañana
Y la Luna se escapa del río
El toro se mete en el agua
Insistiendo al ver que se ha ido
Y ese toro enamorado de la luna
Que abandona por las noches la maná
Es pintao de amapolas y aceitunas
Y le puso campanero el mayoral
... Abanicos de colores...
Nos vemos por ahí.
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