El IV Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que convoca a delegados de todo el país, es un evento partidista más del gobierno del presidente Nicolás Maduro, como en su tiempo lo fueron las reuniones aclamacionistas bajo la presidencia de Hugo Chávez, "el eterno", "el gigante", primero del Movimiento Quinta República (MVR) y luego del PSUV. Más de lo mismo.
Se trata del partido-gobierno financiado ilegalmente con recursos del Estado y utilizando todos los bienes muebles e inmuebles de la nación, las gobernaciones y los municipios, como les da su real gana a los dirigentes oficialistas, con todo descaro, gigantesco peculado de uso.
Parte del botín también son las empresas del Estado, desde PDVSA hasta las no menos destartaladas básicas de Guayana: pasajes, viáticos, hoteles, alimentación y movilización de los delegados y delegadas van delictivamente por cuenta de los recursos públicos o proveídos por las redes de testaferros que han guisado con las contrataciones públicas ventajistas y no pocas veces fraudulentas. En esto, la continuidad Chávez-Maduro es perfecta, invariable, robolucionaria, desde 1999 hasta hoy. ¡Uh, ah...!
El impacto político del IV Congreso del PSUV será escaso, en medio de la tragedia histórica que sufrimos los venezolanos y venezolanas de a pie. La "crítica" será un saludo a la bandera, no habrá ni asomo de balance del desastre comandado por Nicolás Maduro desde Miraflores y Diosdado Cabello desde el PSUV. No habrá renovación ni tímida actualización de las tesis programáticas, más allá de lo que convenga a la censura oficial, ese ocultamiento endémico de lo podrido, lo robado, lo destruido, lo defraudado.
Será un evento clara y tristemente aclamacionista: "Maduro victorioso" o algo asi, de la boca pa' fuera, algo que ni ellos mismos se creen, en medio del enorme rechazo popular nacional e internacional a un estado de cosas ruinoso, producto de la acumulación de errores, arbitrariedades, abuso de poder y pillerías de todo tipo y magnitudes, desde los mega guisos de los capos hasta el bachaqueo desbordado de lo público y lo privado, alimento básico de la economía delictiva que nos asfixia.
Cantarán sin alegría y sonreirán para no llorar ante las cámaras controladas de la televisión del secuestrado sistema público de medios de comunicación social. "Uh, ah... Maduro no se va", puede ser la consigna central, con Diosdado Cabello y Darío Vivas desgañitados para alagar a Nicolás y Cilita, agarraditos de manos, besucones y gozones, salsosos, para proyectar una humildad bastarda, pudrimillonaria, ladrona, buchona, con hijos y sobrinos pudrimillonarios y redes tejidas a punta de dólares, euros y bolívares, mientras hablan pendejadas del Petro y otras ofertas engañosas.
Así transcurrirá este "IV Congreso", sin sorpresas ni virtudes. No engañarán ni a propios ni a extraños: será un ágape surrealista, suspendido en una nube fétida que emana de todo lo que se han robado, las traiciones y los atropellos cometidos.
La realidad seguirá siendo la misma: fuera de los privilegiados del PSUV, los narcotraficantes, mafiosos, ricos de siempre y especuladores, los venezolanos y venezolanas estaremos aplastados por la hiperinflación -saliendo del "Bolívar Fuerte" a encontrarnos con el "Bolívar Soberano", ambos pulverizados-, hambreados, enfermos, desesperanzados, confundidos, gravemente empobrecidos, sin transporte público, con insoportables cortes de electricidad y precariedad en el servicio de agua potable, acechados por la basura en los 335 municipios del país; y, claro, bajo ataque de una delincuencia cada día más agresiva y despiadada, confiada en la impunidad que le ha garantizado el sistema judicial más corrompido de América Latina y el Caribe, en lo que destaca la vil corrupción de funcionarios militares y policiales de todo nivel, verdaderos aliados del delito, tasadores de coimas, sobornos y repartición de botines, junto con jueces y fiscales degradados hasta el asco por su codicia e inmoralidad.
¡¡¡Bienvenidos, delegados y delgadas...
Adiós, delegados y delgadas!!!
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