Oscar Battaglini
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La burocracia chavista en el poder (civil y militar) tiene ya bastante tiempo tratando de construirle una reputación a Hugo Chávez de persona y gobernante impoluto, incapaz, como ha sido práctica corriente en nuestro país, de transgredir las normas, de quebrantar algún precepto o haber cometido algún delito en el manejo de los asuntos públicos. Se trata, sin embargo, de una pretensión imposible de materializar por cuanto no encuentra asidero en la realidad. Esta es la conclusión a la que inevitablemente se llega cuando se realiza una evaluación más o menos exhaustiva de lo que fue su conducta como gobernante; sobre todo en lo referente al manejo de las finanzas del Estado y el tratamiento que le adjudicó a los organismos encargados de la administración de esos recursos
El primer paso que Chávez da en esa dirección estuvo deliberadamente orientado a viciar o corromper tanto a esos organismos como a su funcionariado, a fin de convertirlos no sólo en cómplices efectivos, sino en instrumentos claves de su política depredadora. Estos particularmente, son los casos del BCV (1) y Pdvsa (2), por mencionar dos entidades a las que se les modificó las normativas con dicho propósito. Mediante la modificación de la ley, al BCV, no sólo se le arrebató la autonomía, sino que se le limitó considerablemente los montos en dólares que éste percibía por ley de Pdvsa; además esa modificación permitió y permite la transferencia directa de dólares de las reservas internacionales al ser reconducidos al Fonden, organismo creado supuestamente con el propósito de financiar la política social del gobierno, pero que en realidad fue convertido en un desaguadero de los recursos a él transferidos sin control alguno, toda vez que la norma que reglaba tales operaciones estipulaba que el gobierno o cualquier ente interesado debía comprar estos dólares al BCV, que a su vez los compra emitiendo dinero orgánico con respaldo en la producción; es decir, que esos dólares ingresan por vía de las exportaciones como reservas internacionales y pasan a convertirse en reservas del Estado y no en caja chica del gobierno. Lo cierto del caso es que al día de hoy todavía se desconoce con exactitud la cifra de lo colocado en las arcas del Fonden y el destino que realmente tuvieron esos recursos. Con el endeudamiento internacional, la escasa productividad y los bajos precios del petróleo, es posible decir que literalmente nos estamos comiendo las reservas internacionales. Esta no es ninguna exageración si vemos que de más de 30 mil millones, las reservas han descendido a un mínimo histórico de 12 mil millones.
“LOS ORGANISMOS DE CONTROL DEL ESTADO FUERON ALEVOSAMENTE COLOCADOS A SU ENTERA DISPOSICIÓN, LO QUE PODRÍA SER CALIFICADO COMO LA CORRUPCIÓN INSTITUCIONAL CHAVISTA”
Del “Plan Bolívar 2000” (3), hay mucha tela donde cortar, por lo pronto sólo diremos lo que ya todos saben, que fue objeto de una estafa de más de dos mil millones, por parte de los militares que Chávez colocó impunemente al frente de su discrecional dirección. De la venta de las reservas en oro (4) del país para evitar el incumplimiento de pagos. De las subrepticias negociaciones (5) adelantadas con las trasnacionales petroleras sobre las concesiones otorgadas en la Faja Petrolífera del Orinoco. En relación a esto cabe recordar la oportunidad cuando a Chávez se le observó lo dudoso que fueron esas negociaciones, él respondió tajantemente que: “una cosa era la política y otra los negocios”. Del saqueo realizado a través del “Fondo Chino” (6), en el cual la burocracia cubana desempeñó una activa participación. Los convenios (7) de la más diversa índole firmados con esta burocracia injerencista, aprovechadora y abusiva. De los negociados (8) llevados a cabo con la Rusia de Putin. Los negociados (9) ejecutados a la sombra de la Corporación Venezolana de Guayana y desde la presidencia de las empresas básicas de esta región. El descalabro en la asignación de divisas por parte de Cadivi (10), donde Chávez coloca personal de su más alta confianza (militares). Los sumideros del erario público (11) que representaron y aún representan la Corporación Casa, Mercal y Pdval, que entre otras cosas –como es vox populi- ha servido además para el enriquecimiento de unos cuantos militares y civiles. ¿Alguien recuerda pudreval y demás guisos?, etcétera.
El segundo paso estuvo igualmente dirigido a entorpecer el desempeño de los organismos jurisdiccionales encargados de velar por el buen funcionamiento y manejo con apego a la ley de los intereses de la República, vale decir: Fiscalía, Contraloría, TSJ y otros organismos de control del Estado que fueron alevosamente colocados a su entera disposición, lo que es decir, al servicio de sus intereses políticos. Esto es lo que podría ser calificado como la corrupción institucional chavista.
Veamos a continuación algunos de los casos más emblemáticos de corrupción en los que aparecen involucrados funcionarios gubernamentales vinculados directamente a su extinto jefe.
1.- Rafael Ramírez. “Alí Rodríguez había traído al ministerio a un personaje totalmente desconocido, de nombre Rafael Ramírez. Este muchacho más tarde se convertiría en el flamante ministro de Energía- Allí se queda durante 10 o 12 años, a la vez maneja Petróleos de Venezuela, cuyo presidente es su mentor Alí Rodríguez. De manera que en ellos dos, particularmente en Alí, se concentran las estafas políticas. Hugo Rafael tuvo en Rafael Ramírez a su cajero bancario personalísimo, de allí su permanencia e inamovilidad en vida de Hugo Rafael… Serios indicios de estafa por concepto de plantas eléctricas apuntan hacia él, y personajes que estuvieron en el ministerio, como Nervis Villalobos exviceministro de Desarrollo Eléctrico y Javier Alvarado, que son quienes aparecen en el caso Andorra junto con Sierra y Rincón. Quien autoriza que se pague tres veces una central termoeléctrica es nada menos que Rafael Ramírez. De todo eso hay pruebas. (Víctor Poleo, “La crisis eléctrica fue intencional”, Semanario “La Razón”, Caracas, 3/04/16,p.8)
2.- El teniente Alejandro Andrade. Egresado de la Academia Militar en 1987, participó en el intento de golpe de Estado de febrero de 1992. Fue guardaespaldas particular de Hugo Chávez durante su campaña presidencial en 1998 y tras el triunfo electoral se desempeñó como su secretario privado. Designado por el propio Chávez, ocupó varios cargos en la administración pública vinculados con el sector financiero: presidente de la Oficina del Tesoro entre 2007 y 2010, presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bandes), viceministro de Gestión Financiera (adscrito al entonces Ministerio de Planificación y Finanzas), entre otros. Hoy aparece radicado en los Estados Unidos ostentando una cuantiosa fortuna, lo que no le impide su condición de “testigo protegido” del gobierno y de los cuerpos de seguridad de ese país.
3.- El teniente Rafael Isea, favorito de Chávez, a quien designó ministro de Finanzas y posteriormente impulsó su candidatura para gobernador del estado Aragua. Señalado de corrupción y bajo serias acusaciones de haber traicionado a su mentor, al igual que Andrade, hoy exhibe en el país del norte y sin ningún rubor, su condición de “testigo protegido”.
4.- El teniente Jesse Chacón. Se desempeñó entre otros cargos como ministro de Relaciones Interiores y de Energía Eléctrica por gracia de su comandante. En la actualidad ostenta la representación diplomática del país en Austria. “Aquí, como sabemos, no resolvió nada, pero sí supo hacer negocios durante los tres años que estuvo frente al ministerio de Electricidad” (Víctor Poleo, Idem).
5.- Mayor General Hebert García Plaza. Exministro de Alimentación, de Transporte Acuático y Aéreo, exjefe de Estado Mayor contra la llamada “guerra económica” (Organismo Superior para la Defensa Popular de la Economía). Acusado de corrupción y estafa al Estado en la compra de tres ferrys, en razón de lo cual fue imputado por el Tribunal 10º de Control del Área Metropolitana de Caracas por el delito de peculado doloso. Aterrizó en el imperio en julio de 2015, acogiéndose a la ley de testigo protegido. Vale decir que es el oficial de más alto rango que colabora con las autoridades norteamericanas. Dicen los que saben que canta mejor que Pavarotti.
6.- Capitán Adrián J. Velásquez Figueroa (a) “Guarapiche” y Claudia Paola Díaz Guillen. El primero de estos dos personajes ocupó el cargo de Jefe de Seguridad del Palacio de Miraflores durante el gobierno del “comandante”. La segunda, esposa del primero, fue Subtesorera Nacional de la Oficina Nacional del Tesoro, bajo la presidencia de Alejandro Andrade. Hacia los días finales de Chávez ella hizo de su abnegada enfermera. Ambos aparecen señalados en el escándalo de los llamados “Papeles de Panamá”, como propietarios de una empresa con la cual se ha pretendido ocultar una riqueza cuyo origen no tienen cómo justificar. La investigación reveló que los documentos entregados al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) por el diario alemán “Süddeutsche Zeitung” demuestran que Velásquez Figueroa, cuatro días después de la pírrica victoria de Maduro en las elecciones presidenciales, abrió una compañía en la República de Seychelles de nombre Bleckner Associates Limited, por intermedio del bufete panameño Mossack Fonseca (MF), especialista en crear sociedades de maletín, con un capital de 50.000 dólares. Ese mismo año la pareja se residenció en República Dominicana. Concusión es el término con que el diccionario define la exacción arbitraria cometida por un funcionario público en provecho propio o de terceros. En tal sentido interpretamos las palabras de Rafael Simón Jiménez, quien le conoció bastante bien: “Chávez encontró en el manejo del dinero un mecanismo de dominación y de control político” (“Los mitos le hacen daño a los pueblos”, “La Razón”, 31/01/16).
Independientemente de que estos individuos hayan prevaricado en el cumplimiento de sus funciones, tal cosa por sí sola no explica, en algunos casos, el quantum de las fortunas que estos poseen en el exterior. Por ello lo que se nos ocurre pensar es que esos dineros fueron puestos en las manos de muchos de ellos en calidad de testaferros, dineros que luego pasarían a ser de su propiedad, una vez muerto el principal exponente de esa jugada con la base financiera del Estado. Todas las evidencias indican que esto fue así; lo que dejaría sin ningún sustento la pretensión de convertir a Chávez en un ícono de la decencia y la moral pública con todos esos rimbombantes epítetos de “eterno”, “gigante”, etcétera. Vale decir que bajo toda esa aparatosa mitología prefabricada se pretende sepultar las correrías falderas del macho criollo, las golpizas a María Isabel, los recule a la hora de la chiquita y los desmanes referidos con anterioridad. Son numerosos los casos que podríamos citar y que por razones de espacio no lo hacemos, pero ahí están los archivos de la memoria histórica que entre sus páginas resguardan los medios impresos.
http://www.larazon.net/2016/05/03/chavez-icono-de-la-moral-publica/
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